Hong Kong conmemora con altercados el quinto aniversario del Movimiento de los Paraguas
Las protestas actuales son herederas directas de aquellas sentadas, que paralizaron el centro de la excolonia durante 79 d¨ªas
Eran aproximadamente las 17.30 de la tarde aquel 28 de septiembre de 2014. Varios centenares de j¨®venes rodeaban el Parlamento aut¨®nomo de Hong Kong para pedir reformas democr¨¢ticas y condenar el portazo que hab¨ªa dado el Gobierno central, un mes antes, a sus exigencias. El enfrentamiento se hab¨ªa vuelto cada vez m¨¢s tenso. Cuando la Polic¨ªa lanz¨® tres rondas de gases lacrim¨®genos, encontr¨® a los j¨®venes completamente desprevenidos. Era la primera vez que la Polic¨ªa hongkonesa lanzaba gas pimienta contra su poblaci¨®n. Torpemente, los j¨®venes intentaron protegerse con sus paraguas. Acababa de nacer un movimiento que paralizar¨ªa con sentadas las calles del centro de la excolonia durante 79 d¨ªas. Y que, cinco a?os m¨¢s tarde, m¨¢s airado, menos ingenuo y mejor organizado, se ha transformado en las actuales protestas que desde hace tres meses sacuden este territorio aut¨®nomo.
¡°Volveremos¡±, se le¨ªa en una pancarta cuando la Polic¨ªa, finalmente, desmantel¨® en diciembre de 2014 los ¨²ltimos reductos del Movimiento de los Paraguas. ¡°Hemos vuelto¡±, contestaba este s¨¢bado otra banderola multicolor en el parque de Tamar, en torno a los edificios de gobierno. Miles de personas, la mayor¨ªa vestidas de negro, participan en una manifestaci¨®n aqu¨ª para conmemorar el aniversario de aquel movimiento precursor, que aunque no logr¨® lo que reclamaba, s¨ª despert¨® la concienciaci¨®n pol¨ªtica y democr¨¢tica de una generaci¨®n ¡ªo dos¡ª de hongkoneses. El aniversario abr¨ªa un fin de semana de la ira en el territorio aut¨®nomo, en el que los manifestantes pretenden ensombrecer los festejos con los que China celebrar¨¢ el 70 aniversario de la fundaci¨®n de su Rep¨²blica Popular.
¡°Hace cinco a?os, a¨²n era un ni?o¡±, dice desde el estrado instalado en el parque Hin un estudiante de secundaria que se presenta enmascarado. ¡°Pero este a?o hemos vuelto, y m¨¢s numerosos que nunca. Un mill¨®n, dos millones¡±, que piden un verdadero sufragio universal, como hace cinco a?os. Y que denuncian una injerencia cada vez mayor de China en los asuntos locales de Hong Kong, una queja mucho menos marcada en 2014.
Un par de globos negros, en se?al de luto, surcan el aire. En los alrededores, un grupo de j¨®venes con la cara completamente cubierta con pasamonta?as se afana en pegar con cola en el suelo retratos del presidente chino, Xi Jinping; la jefa del Gobierno aut¨®nomo, Carrie Lam, o el propio Mao Zedong, con una invitaci¨®n a pisarlos. En las paredes, decenas y decenas de carteles con los lemas de las protestas: ¡°Recuperar Hong Kong, revoluci¨®n de nuestra era¡±, ¡°Cinco demandas, ni una menos¡±. El aire huele a pegamento y pintura en aerosol. El himno de los manifestantes, ¡°Gloria a Hong Kong¡±, se entona una y otra vez.
Billy Li, del grupo de Abogados Progresistas, recuerda nost¨¢lgico aquel movimiento que se hizo famoso por su civismo. ¡°?Os acord¨¢is de cuando proteg¨ªamos con los paraguas a los polic¨ªas de la lluvia?¡±, evoca. ¡°Ahora los usamos para defendernos¡±.
Li tiene raz¨®n al destacar los cambios. La estrategia de los j¨®venes que participan en las protestas, y que esta noche llenan por completo el parque de Tamar y llegan a cortar la cercana avenida Harcourt, es ahora muy distinta a la de aquellos que hace a?os se vieron sorprendidos por aquellas rondas de gas pimienta. Las protestas empezaron hace tres meses de modo similar, pac¨ªficamente al principio, para reclamar la retirada de un pol¨¦mico proyecto de ley de extradici¨®n finalmente cancelado. Pero se han ido radicalizando, entre la frustraci¨®n por lo que los movilizados perciben como falta de respuesta del Gobierno local y las t¨¢cticas cada vez m¨¢s contundentes de la Polic¨ªa local.
¡°Es una pena lo que est¨¢ ocurriendo¡±, se lamenta Steve, de 32 a?os, empleado en una compa?¨ªa de construcci¨®n. ¡°Hace cinco a?os, cuando empez¨® el Movimiento de los Paraguas, todos ten¨ªamos una ilusi¨®n enorme. Ahora¡ los j¨®venes se ven obligados a echarse a la calle cada fin de semana, y no se ve una salida. Est¨¢n cansados. Todos estamos cansados. Pero no podemos dejar que se pierda el impulso. Si se pierde, nosotros estaremos perdidos. Hong Kong estar¨¢ perdida¡±.
Algo que distingue a los manifestantes de ahora de los de entonces es la ira, mucho mayor ahora. El recurso a medidas m¨¢s radicales, se defienden, no ha sido una decisi¨®n f¨¢cil. No todos, en sus conversaciones en las redes, est¨¢n de acuerdo con el paso a actos contundentes. Pero, de acuerdo o no, lo apoyan. ¡°Ustedes nos han ense?ado que las movilizaciones pac¨ªficas no sirven para nada¡±, insist¨ªa un joven a Carrie Lam durante la reuni¨®n que la jefa del Gobierno local mantuvo este jueves con 150 ciudadanos elegidos al azar, como gesto de buena voluntad.
Una ira que se dirige tambi¨¦n, especialmente, contra la Polic¨ªa, cuyos agravios se acumulan desde su supuesta inacci¨®n el 21 de julio, cuando grupos aparentemente relacionados con las tr¨ªadas, las mafias locales, atacaron a grupos de manifestantes en una estaci¨®n de metro sin que los agentes aparecieran hasta mucho m¨¢s tarde. Despu¨¦s fue la propia polic¨ªa, el 31 de agosto, la que atac¨® indiscriminadamente a manifestantes y ciudadanos de a pie en el metro. Esta semana, un v¨ªdeo parec¨ªa mostrar c¨®mo varios agentes apaleaban a un manifestante vestido de gualda, unas im¨¢genes que un alto mando policial describi¨® como ¡°golpes a un objeto amarillo¡±. ¡°Objeto negro, objeto negro¡±, se burlaban este s¨¢bado algunos manifestantes de los polic¨ªas antidisturbios, en alusi¨®n a aquel incidente.
La exigencia de que se abra una investigaci¨®n independiente sobre el comportamiento policial se ha convertido, junto con la de un verdadero sufragio universal, en una de las principales demandas de los manifestantes. A ellas se suma, adem¨¢s de la retirada ya cumplida del proyecto de ley de extradici¨®n, la liberaci¨®n de los m¨¢s de 1.500 detenidos en las protestas, y la retirada de la descripci¨®n de ¡°disturbios¡± para las manifestaciones.
¡°Cinco demandas, ni una menos¡±, gritan, en pie, los j¨®venes concentrados en Tamar. Los muchachos que participaban enmascarados han ido desapareciendo. Poco a poco, se han concentrado frente a la sede del Ej¨¦rcito chino, donde intentan levantar barricadas y arrojar ladrillos. La Polic¨ªa, en estado de m¨¢xima alerta ante el aniversario chino, responde con ca?ones de agua y gas pimienta. M¨¢s tarde buscar¨¢ a los manifestantes en los autobuses, el metro, los ferris que cruzan la bah¨ªa. Otra noche, otro fin de semana ¡ªel d¨¦cimos¨¦ptimo¡ª de enfrentamientos.
M¨¢s equipados, mejor organizados
Los j¨®venes en primera l¨ªnea de los enfrentamientos ¡ªlos ¡°bravos¡±, en el habla de las protestas¡ª en las primeras semanas se proteg¨ªan de las cargas policiales y el gas lacrim¨®geno con mascarillas quir¨²rgicas, gafas de buceo o paraguas. Ahora, en el uniforme de uno de estos j¨®venes no falta el casco, una m¨¢scara antig¨¢s, un respirador, gafas protectoras, pasamonta?as para no revelar el rostro, medias y manguitos para que el gas no entre en contacto con piernas o brazos. Con la pr¨¢ctica, la velocidad a la que alguno de ellos puede transformarse de joven corriente en guerrillero urbano, o viceversa, en alguna esquina oscura dar¨ªa envidia a Clark Kent a la hora de convertirse en Superm¨¢n. El cambio en el aspecto no es menos espectacular.
No solo han aprendido a protegerse mejor. Tambi¨¦n, a organizarse, a trav¨¦s de redes sociales encriptadas o el foro LIHKG. Tienen buen cuidado en mantenerse como un movimiento sin l¨ªderes: una medida de autoprotecci¨®n, dado que quienes encabezaron la Revoluci¨®n de los Paraguas acabaron en la c¨¢rcel antes o despu¨¦s. Tambi¨¦n, de evitar dividirse en facciones como ocurri¨® con los dirigentes de hace cinco a?os, uno de los factores que los movilizados de hoy reconocen como uno de los factores que condujo al fracaso de los Paraguas.
"Nuestra nueva generaci¨®n de manifestantes es m¨¢s sabia, astuta, con m¨¢s energ¨ªa y estrategias para resistir la persecuci¨®n de los Gobiernos de Hong Kong y Pek¨ªn. Hemos aprendido del Movimiento de los Paraguas (...) y evolucionado a una forma nueva de protesta que est¨¢ m¨¢s unida, es m¨¢s flexible y que ha logrado que Carrie Lam [la jefa del Gobierno de Hong Kong] retirara el proyecto de ley de extradici¨®n", recalca el Frente de Derechos Humanos y C¨ªvicos de Hong Kong, organizador de la manifestaci¨®n de este s¨¢bado.
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