Un colegio diverso y representativo
Es muy dif¨ªcil, aunque se puede echar a volar la fantas¨ªa, hacer previsiones a partir de las creaciones cardenalicias
La entrada de nuevos cardenales en lo que hasta los tiempos de Juan Pablo II se llamaba ¡°sacro colegio¡± siempre ha atra¨ªdo la atenci¨®n del gran p¨²blico. La explicaci¨®n es muy sencilla: desde hace unos 1.000 a?os, los cardenales eligen al Papa, casi siempre entre ellos. Sin embargo, no todos los cardenales son electores, porque en 1970, con una decisi¨®n revolucionaria, Pablo VI excluy¨® de este cuerpo electoral a quienes hubieran cumplido 80 a?os; hoy son algo menos de la mitad del colegio. Con Francisco, debemos fijarnos en que, gracias a los consistorios, uno cada a?o, del primer Pont¨ªfice no europeo desde hace casi 13 siglos, y el primero americano, el colegio cardenalicio nunca ha sido tan diverso y tan representativo del catolicismo, que hoy crece sobre todo en la zona sur del mundo.
En realidad, en las creaciones cardenalicias esta tendencia empez¨® inmediatamente despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial. De hecho, el cambio tuvo lugar a principios de 1946, cuando el papa P¨ªo XII emprendi¨®, con un consistorio muy numeroso y clamoroso, la internacionalizaci¨®n del colegio, hasta el punto de que, al anunciarlo, quiso tranquilizar a los italianos, por primera vez muy escasos entre los nuevos cardenales. Pablo VI, y ahora Francisco, continuaron su camino, favoreciendo sobre todo a los no europeos. Y fue precisamente Montini, el arzobispo de Mil¨¢n, bestia negra de la Espa?a franquista, quien dijo que hab¨ªa una posibilidad muy concreta de tener un Papa no italiano el 10 de junio de 1963, una semana despu¨¦s de la muerte de Juan XXIII y 10 d¨ªas antes de ser elegido como su sucesor.
La consecuencia geopol¨ªtica de esta internacionalizaci¨®n fue, desde el oto?o de 1978, despu¨¦s de la muerte en agosto de Pablo VI y el brev¨ªsimo pontificado de Juan Pablo I, la sucesi¨®n de tres Papas no italianos: el polaco Wojtyla, el alem¨¢n Ratzinger y el argentino Bergoglio. Una circunstancia que no se daba desde el siglo XIV, cuando, durante m¨¢s de 70 a?os, se sucedieron siete pont¨ªfices franceses. Es muy dif¨ªcil, aunque se puede echar a volar la fantas¨ªa, hacer previsiones a partir de las creaciones cardenalicias. En la jerga curial, el t¨¦rmino ¡°creaci¨®n¡± pretende subrayar la decisi¨®n soberana del Papa, que elige a qui¨¦n quiere nombrar cardenal, y cada pont¨ªfice, obviamente, tiene su criterio. Tambi¨¦n al decidir los nombres de sus cardenales, Francisco ha introducido sobre todo una novedad que no era dif¨ªcil de prever en el momento de su elecci¨®n; es decir, la voluntad de suprimir la separaci¨®n entre el norte y el sur del mundo, de la misma manera que Juan Pablo II contribuy¨® a la ca¨ªda del muro entre el este y el oeste.
Ahora, hay muchos pa¨ªses no europeos que tienen por primera vez un cardenal, aunque son pa¨ªses donde los cat¨®licos constituyen una minor¨ªa muy reducida. De este modo, Bergoglio quiere dar a estas peque?as iglesias locales una visibilidad concreta y autorizada en su propio pa¨ªs, y en el ¨¢mbito universal, una representaci¨®n en lo que a menudo se define como el senado del Papa. Aunque esto suponga inevitablemente una fragmentaci¨®n del cuerpo electoral. La historia, con las innovaciones surgidas de los c¨®nclaves, ha demostrado que es imposible hacer pron¨®sticos fiables sobre la sucesi¨®n papal bas¨¢ndose en las creaciones cardenalicias. Este singular cuerpo electoral responde, en efecto, a su propia l¨®gica. M¨¢s all¨¢ de los evidentes l¨ªmites humanos y de las inevitables maniobras.
Giovanni Maria Vian es experto en historia de la Iglesia y exdirector de L¡¯Osservatore Romano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.