T¨²nez celebra sus elecciones legislativas sacudida por una ola populista
La desafecci¨®n hacia la clase pol¨ªtica ha aupado a diversas fuerzas populistas y pondr¨¢ a prueba la transici¨®n
El sintagma ¡°partido pol¨ªtico¡± se ha convertido en una especie de espantajo en T¨²nez. Aish Tunsi, una de las listas en liza para las elecciones legislativas de este domingo, tiene por eslogan: ¡°No tengas miedo, no somos un partido¡±. El l¨ªder de otra candidatura al alza en los sondeos, la revolucionaria Coalici¨®n de la Dignidad, salt¨® como movido por un resorte al ser preguntado por EL PA?S sobre la ideolog¨ªa de su ¡°partido¡±: ¡°?No, no, no somos un partido! Somos un movimiento¡±. Y es que, solo ocho a?os despu¨¦s de haber inaugurado las llamadas?primaveras ¨¢rabes, T¨²nez, ¨²nico pa¨ªs de la regi¨®n con una transici¨®n en fase avanzada, ya padece algunos de los vicios de las democracias m¨¢s maduras: el hast¨ªo hacia la clase pol¨ªtica tradicional.
¡°Somos un grupo de j¨®venes del barrio decepcionados con los partidos y que hemos creado una lista para cambiar las cosas¡±, es el discurso de presentaci¨®n de Amen Al¨¢ Jawhary ante los clientes del caf¨¦ Raoua, en el barrio capitalino de Manuba. Su lista, Biladna (¡°nuestro pa¨ªs¡±), es una de las cerca de 700 listas independientes que se presentan en alguno de los 33 distritos electorales del pa¨ªs. A unos metros del bar, se erige un tenderete del partido Afaq, de tendencia liberal. ¡°?El programa? No lo s¨¦. A nosotros nos dan 50 dinares al d¨ªa (15 euros). Y ma?ana ya volveremos a estar en paro¡±, espeta indolente An¨ªs, un joven ataviado con la camiseta y gorra del partido.
Seg¨²n la prensa local, Afaq no es el ¨²nico que ha tenido que contratar a falsos militantes ante el desapego de la ciudadan¨ªa hacia los partidos. ¡°En nuestra lista, el mayor tiene 37 a?os. Pero ni as¨ª logramos una reacci¨®n positiva de muchos j¨®venes, que no quieren saber nada de la pol¨ªtica. En los caf¨¦s, buscamos m¨¢s bien las canas¡±, lamenta Jawhary, a sus 32 a?os cabeza de lista de Biladna. Las listas independientes fueron las principales depositarias del voto de castigo de la ciudadan¨ªa en las elecciones municipales del a?o pasado. Sumando todos sus votos, superaron el 30%, por encima de los islamistas moderados de Ennahda, el partido m¨¢s votado. De hecho, el suburbio de Manuba lo gobierna un alcalde independiente.
La desafecci¨®n hacia la pol¨ªtica ha contagiado tambi¨¦n a las incipientes instituciones democr¨¢ticas del pa¨ªs. De acuerdo con un sondeo de la fundaci¨®n Bawsala, un 76% de los tunecinos afirma haber perdido la confianza en los diputados. "La imagen del Parlamento es catastr¨®fica y su causa es sobre todo el gran absentismo de los diputados y el transfugismo¡±, explica Lamine Benghazi, analista de Bawsala. Los datos son sonrojantes: en los ¨²ltimos cinco a?os, ninguna sesi¨®n ha empezado puntualmente, y a menudo se han cancelado por falta de qu¨®rum. M¨¢s hiriente es el fen¨®meno llamado aqu¨ª ¡°turismo parlamentario¡±: hasta 87 diputados de 217 han cambiado de partido al menos una vez durante la legislatura. Pero muchos lo han hecho varias veces. El r¨¦cord lo tienen dos diputados con siete cambios.
"Me temo que la participaci¨®n en las legislativas ser¨¢ bastante baja. Todo el mundo habla solo de las presidenciales", comenta Benghazi. Debido a la muerte del presidente B¨¦ji Ca?d Essebsi a finales de julio, el adelanto electoral ha provocado que las legislativas tengan lugar entre la primera y la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Los resultados de la primera vuelta, celebrada a mediados de septiembre, dieron la victoria a dos candidatos de perfil populista, el catedr¨¢tico Ka?s Sa?d y magnate Nabil Karoui. La situaci¨®n legal de este ¨²ltimo, en prisi¨®n preventiva acusado de evasi¨®n fiscal, ha enrarecido la campa?a, que se ha cerrado con un esc¨¢ndalo al desvelarse que el propio Karoui, Ennahda y Aish Tunsi habr¨ªan contratado los servicios de lobbies estadounidenses, una probable violaci¨®n de la ley electoral.
"El escenario m¨¢s probable es que tambi¨¦n en las legislativas se registre un avance importante de los partidos populistas, que acusan la clase pol¨ªtica de pertenecer a una ¨¦lite y ellos se presentan como los defensores del pueblo", apunta el polit¨®logo Tarek Kahlaoui. Ahora bien, el populismo adopta en T¨²nez un rostro propio, diferente del europeo, apegado a una realidad diferente. Aqu¨ª no hay migrantes a los que convertir en chivos expiatorios. Tanto el favorito en estos comicios, Qalb Tunis, el partido de Karoui, como Aish Tunsi, deben su popularidad a las obras ben¨¦ficas hechas durante los ¨²ltimos a?os entre los sectores desfavorecidos. Otra pujante formaci¨®n populista, la Coalici¨®n de la Dignidad, recurre a teor¨ªas conspirativas para denunciar el imperialismo occidental, y sobre todo, franc¨¦s.
Los ¨²ltimos cinco a?os, el pa¨ªs magreb¨ª ha sido dirigido por una coalici¨®n entre Ennahda y Nida T¨²nez, el partido del difunto presidente Essebsi, de ideolog¨ªa laica y conservadora, vinculado a empresarios del Antiguo R¨¦gimen. Su balance ha sido muy pobre: el crecimiento econ¨®mico es an¨¦mico (1,2% este a?o), el paro (15,5%) y la inflaci¨®n (cerca del 7%) han crecido, mientras la corrupci¨®n gangrenaba el Estado. Por ello, Nida T¨²nez, que ha sufrido varias escisiones, podr¨ªa llegar a desaparecer del Parlamento, y Ennahda a perder la mitad de sus apoyos.
A pesar del desinter¨¦s popular por las legislativas, la nueva Constituci¨®n democr¨¢tica otorga m¨¢s poderes al primer ministro, elegido por el Parlamento, que al presidente. Por ello, estas elecciones son cruciales para completar la transici¨®n. "El gran riesgo es que el nuevo Parlamento sea muy fragmentado y no se pueda formar gobierno, o que este sea muy inestable", sugiere Kahlaoui. Mientras en los pa¨ªses occidentales el ascenso del populismo amenaza los cimientos de la democracia, en un pa¨ªs todav¨ªa en una fr¨¢gil transici¨®n podr¨ªa poner en peligro la consolidaci¨®n del nuevo sistema.
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