El ¡®efecto Greta¡¯ se abre paso en Polonia
El cambio clim¨¢tico entra en el discurso pol¨ªtico en un pa¨ªs que enfrenta el desaf¨ªo de reducir su dependencia del carb¨®n
El aire contaminado de Imielin golpea nada m¨¢s bajar del coche en esta localidad polaca de unos 9.000 habitantes situada en la regi¨®n sur de Silesia. A unos 20 kil¨®metros de distancia de la industrializada Katowice (donde en 2018 se celebr¨® la Cumbre del Clima), las huellas de la actividad minera se perciben en la inclinaci¨®n de algunas viviendas, en las grietas de los edificios y hasta en una parcela de bosque muerto, hundido por los movimientos de tierra provocados por la extracci¨®n de carb¨®n. La amenaza se ha vuelto mayor desde que hace dos a?os el grupo propietario de la mina local, una de las compa?¨ªas m¨¢s importantes del sector en el pa¨ªs, PGG, anunciara un proyecto de ampliaci¨®n para explotar un nuevo yacimiento ubicado bajo las casas del pueblo. La actividad podr¨ªa provocar derrumbes y un mayor hundimiento del terreno, aunque la empresa afirma que el 80% de las viviendas est¨¢n preparadas para soportar la ampliaci¨®n, seg¨²n una inspecci¨®n que ellos mismos realizaron. Cuatro organizaciones locales, apoyadas por el Ayuntamiento, luchan contra el proyecto.
Alicja Zdziechiewicz, profesora de lengua en ense?anza secundaria y activista de la Asociaci¨®n Verde de Imielin, explica en un restaurante del pueblo que, adem¨¢s de inundaciones, los nuevos planes mineros podr¨ªan afectar a la reserva de agua potable, que abastece a un tercio de la regi¨®n. ¡°La mina quiere entrar por debajo de este dep¨®sito y hay riesgo de que se destruya¡±.
En Silesia, donde se concentra el mayor n¨²mero de minas del pa¨ªs, el Gobierno se enfrenta de lleno a uno de sus principales retos: la transici¨®n hacia un mix energ¨¦tico m¨¢s sostenible y el tema ha entrado en la campa?a de las legislativas que se celebran este domingo. En la actualidad el 80% de la energ¨ªa del pa¨ªs depende de este mineral, lo que repercute en la calidad de vida de la poblaci¨®n. Seg¨²n datos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, 33 de las 50 ciudades m¨¢s contaminadas de Europa se encuentran en Polonia. El pasado junio, los pa¨ªses del Este, con el Gobierno de Varsovia a la cabeza, bloquearon en Bruselas la firma de un compromiso que fijaba por vez primera para 2050 el objetivo de una econom¨ªa europea liberada de emisiones de CO2.
El mes pasado, la organizaci¨®n ClientEarth present¨® una demanda contra la planta el¨¦ctrica de Belchat¨®w, la m¨¢s grande de Europa, ubicada en el centro del pa¨ªs, con la intenci¨®n de que suspendiese ¡°las actividades que amenazan al medio ambiente¡±. El Partido Verde, integrado ahora en la opositora Coalici¨®n C¨ªvica, de centroderecha, obtendr¨¢ esca?os en el Parlamento y propone la eliminaci¨®n del carb¨®n para 2035. Por su parte, el primer ministro, Mateusz Morawiecki, del partido Ley y Justicia (PiS), favorito en las encuestas, concurre a las elecciones por la circunscripci¨®n de Katowice, hist¨®ricamente ligada a la actividad minera, un sector que a¨²n hoy cuenta con un potente sindicato. La misma semana que ClientEarth demandaba a la el¨¦ctrica, Morawiecki asist¨ªa en Silesia a la ceremonia de inauguraci¨®n de la primera nueva mina de carb¨®n en Polonia desde 1994.
Si bien hasta hace poco los planes del Ejecutivo polaco pasaban por reducir progresivamente su dependencia del carb¨®n hasta el 50% en 2050, durante la campa?a, el ministro de Medio Ambiente, Henryk Kowalczyk, se sali¨® del discurso oficial al declarar que es posible eliminar por completo las emisiones de carbono para esa fecha. ¡°Ley y Justicia lee las encuestas de opini¨®n y sabe lo importante que es la perspectiva del electorado¡±, afirma Piotr Maciej Kaczynski, experto en pol¨ªtica europea. Un sondeo publicado en septiembre revelaba que el cambio clim¨¢tico es la principal preocupaci¨®n de los polacos, que este a?o se han sumado a las marchas globales contra este problema. "El n¨²mero de personas concienciadas est¨¢ creciendo r¨¢pidamente, puedes llamarlo el efecto Greta [por Greta Thunberg, la joven sueca que ha abanderado el movimiento en el ¨²ltimo a?o], y el PiS no es inmune a este proceso¡±, se?ala.
Pero el Gobierno sigue enviando mensajes contradictorios. El ministro de Energ¨ªa, Krzystof Tchorzewski, ha tachado de ¡°fantas¨ªa¡± la idea de lograr cero emisiones en 2050 y a?ade que Polonia necesita entre "700.000 y 900.000 millones de euros" para transformar su sector energ¨¦tico. El departamento planea aumentar progresivamente el peso de las renovables en su mix energ¨¦tico hasta que estas supongan el 21% en 2030. El ministro tambi¨¦n anunci¨® que el Parlamento prepara una ley especial que permitir¨¢ la aprobaci¨®n de proyectos mineros sin contar con el visto bueno de las autoridades locales, en la pr¨¢ctica un salvoconducto para agilizar las licencias.
Para Pawel Szypulski, de Greenpeace, la dependencia energ¨¦tica del carb¨®n no es solo ¡°un reto ecol¨®gico, sino tambi¨¦n econ¨®mico¡±, ya que a la larga esta fuente de energ¨ªa no ser¨¢ rentable. Se?ala que si hace 30 a?os el sector del carb¨®n empleaba a unas 450.000 personas, ahora la cifra ha bajado a 80.000. Queda por ver cu¨¢l ser¨¢ la fuerza de los partidos ecologistas en la pr¨®xima legislatura. ¡°Hasta ahora tanto Los Verdes como Razem [integrado en la coalici¨®n izquierdista Lewica] ten¨ªan un peso marginal en la pol¨ªtica polaca y el gran interrogante es c¨®mo hacer que su agenda se ponga en pr¨¢ctica, qu¨¦ influencia tendr¨¢n en sus coaliciones, y, por otra parte, hasta qu¨¦ punto la oposici¨®n va a poder tener alg¨²n impacto en el desarrollo de las pol¨ªticas¡±, afirma.
Asegura, sin embargo, que en el sector energ¨¦tico nacional los pr¨®ximos a?os ser¨¢n de grandes cambios. ¡°Pero escapar de esta trampa que nos hemos tendido con el carb¨®n no puede ser una salida hacia la dependencia del gas [cuyo principal proveedor sigue siendo Rusia, aunque en los ¨²ltimos a?os su peso se ha reducido], porque eso supondr¨ªa ir de un problema a otro¡±, advierte el activista.
Mientras, en Imielin, la poblaci¨®n aguarda a tener mayores certezas sobre el proyecto. En un caf¨¦ de la plaza que se ubica al lado del Consistorio, Aneta, una aut¨®noma de 34 a?os, rechaza la ampliaci¨®n de la mina porque teme las consecuencias: ¡°He le¨ªdo que la extracci¨®n acarrea riesgos¡±, comenta escuetamente. Para Patricia, ama de casa de la misma edad, el tema carece de importancia. ¡°Habr¨¢ alg¨²n tipo de impacto, pero no s¨¦ cu¨¢l¡±. En un bazar situado al otro lado de la carretera que divide el pueblo, Halina, una dependienta de mediana edad, se muestra reacia a opinar, ¡°como vecinos pintamos poco¡±, afirma. ¡°?Pero qui¨¦n en su sano juicio dir¨ªa s¨ª a una mina por debajo de su casa?¡±, le responde Beata, otra trabajadora m¨¢s joven.
La pr¨®xima semana la Direcci¨®n General de Protecci¨®n Ambiental debe decidir sobre la viabilidad del proyecto, explica Alicja Zdziechiewicz. La activista afirma que si el informe respalda las obras, recurrir¨¢n ante los tribunales. El pueblo seguir¨¢ luchando.
Una pol¨ªtica de largo recorrido, aunque poco conocida, lidera la oposici¨®n
Malgorzata Kidawa-Blonska (Varsovia, 62 a?os), la candidata a primera ministra de la principal fuerza opositora polaca, la centroderechista Coalici¨®n C¨ªvica ¨Cen la que se integran Los Verdes¨C, lleva un tercio de su vida en pol¨ªtica y, sin embargo, es para muchos una gran desconocida. Los expertos consultados la describen como una mujer que sabe lo que quiere, con buena reputaci¨®n y una imagen afable. El anuncio de su candidatura en septiembre pretend¨ªa ser una corriente de aire fresco en una formaci¨®n cuyo electorado miraba con apat¨ªa al l¨ªder de Plataforma C¨ªvica, Grzegorz Schetyna. Sin embargo, su salto a la primera l¨ªnea de la pol¨ªtica no ha supuesto un cambio en las encuestas de opini¨®n, que siguen otorgando la victoria al PiS, se?ala Aleksander Smolar, analista pol¨ªtico de la Fundaci¨®n Stefan Batory.
Estudi¨® Sociolog¨ªa y trabaj¨® como productora cinematogr¨¢fica junto a su marido, Jan Kidawa-B?o¨½ski, en el rodaje de una cinta sobre Rysiek Riedl, el vocalista de la banda silesia D?em. La hoy candidata a primera ministra empez¨® en pol¨ªtica como concejala de la capital. Fue elegida como diputada en 2005 y ejerci¨® de portavoz en los Gobiernos de Donald Tusk y Ewa Kopacz entre 2007 y 2015. M¨¢s tarde se convirti¨® en presidenta del Congreso y desde finales de 2015 ocupa una de sus vicepresidencias. Se puede decir que Kidawa-Blonska lleva la pol¨ªtica en la sangre: es bisnieta del primer ministro W?adys?aw Grabski y del presidente Stanis?aw Wojciechowski, ambos dirigentes durante el per¨ªodo de entreguerras.
Pese a su buena imagen, no goza de un perfil pol¨ªtico propio. ¡°No es conocida como una l¨ªder fuerte y cabe esperar que sus ideas sean las de la Plataforma, m¨¢s liberal, abierta hacia Europa y respetuosa en materia de derechos humanos", se?ala Smolar.
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