Una vida contada cad¨¢ver a cad¨¢ver
El FBI ha probado hasta ahora 50 asesinatos de mujeres del mayor asesino en serie de la historia de Estados Unidos. ?l empez¨® a relatar sus cr¨ªmenes hace a?o y medio y recuerda 93
Al final de la vida, uno deber¨ªa de recordar los mejores momentos con la familia y los amigos, las personas que le enamoraron y los mejores viajes. Samuel Little recuerda haber matado a 93 mujeres.
Little tiene 79 a?os. Empez¨® a contar sus cr¨ªmenes por primera vez hace a?o y medio. Recuerda con tanto detalle como frialdad asesinatos que cometi¨® hace m¨¢s de cuatro d¨¦cadas. Tiene adem¨¢s una memoria fotogr¨¢fica que le permite hacer retratos de sus v¨ªctimas. En su mayor¨ªa eran mujeres j¨®venes afroamericanas, solas, que viv¨ªan en la marginalidad.
Con las confesiones de Little, el FBI est¨¢ pidiendo ayuda a todos los cuerpos policiales del pa¨ªs y a los ciudadanos para ayudar a poner nombres a esas historias. Esta semana, el FBI anunci¨® que ya ha conseguido probar 50 de esos cr¨ªmenes. La cifra es relevante porque convierte a Little oficialmente en el mayor asesino en serie de la historia de Estados Unidos. El anterior, Gary Ridgway, fue condenado por 49. La polic¨ªa federal ha publicado los retratos y algunas de las confesiones de Little en una serie de v¨ªdeos que empeque?ecen cualquier ficci¨®n televisiva.
En uno de los v¨ªdeos, Little cuenta la historia de Ruth, mujer negra de tono claro. Afueras de Little Rock, Arkansas, en 1992 o 1993. ¡°Ah, amigo, me encantaba. He olvidado su nombre¡ espera, creo que era Ruth. Era bien grande. Ten¨ªa los dientes torcidos. Ten¨ªa un hueco entre los dientes. S¨ª, eso es. Y era de un color de piel claro¡ miel. Y su pelo no era muy largo¡±. La recogi¨® de una casa donde estaba con otras mujeres fumando crack. Pasaron dos d¨ªas juntos conduciendo por la ciudad y cometiendo peque?os robos en tiendas. Fueron a los almacenes Sears y Kroger¡¯s, recuerda con exactitud. En el Kroger¡¯s de Little Rock, le detuvieron.
La mujer no sab¨ªa qu¨¦ hacer ella sola, as¨ª que se qued¨® en el coche, aparcado en la tienda. Se qued¨® hasta que el due?o llam¨® a la comisar¨ªa y retir¨® los cargos solo para que Little fuera a llev¨¢rsela de all¨ª. ¡°?Me dejaron ir!¡±. Little se r¨ªe mientras lo cuenta. Es un se?or de 79 a?os contando una an¨¦cdota m¨¢s de su vida. El v¨ªdeo de la entrevista omite la parte en que mat¨® a aquella mujer. El fragmento termina contando que la llev¨® a un campo de ma¨ªz donde hab¨ªa un mont¨®n de basura. ¡°Aparqu¨¦ el coche mirando hacia fuera para poder ver si ven¨ªa alguien. La saqu¨¦ del coche. Pesaba mucho para cargarla. As¨ª que simplemente la saqu¨¦ del coche y la dej¨¦ ah¨ª sobre la basura¡±.
Little nunca huy¨® especialmente de la justicia. Simplemente, el sistema no lo detect¨®. Naci¨® en 1940 en Georgia. Su primer arresto consta en 1956. A lo largo de los a?os fue detenido decenas de veces. Era un borracho y un vagabundo. Muchas veces las autoridades locales se conformaban con echarlo del pueblo. Mataba y se iba a otro lugar. Lleg¨® a ser detenido por violaci¨®n y por un asesinato, pero se libr¨® de ambos cargos. Finalmente, en 2012, fue detenido en un albergue de indigentes de Kentucky por un asunto de drogas pendiente en Los ?ngeles.
El ADN de Little resolvi¨® de golpe tres cr¨ªmenes de los archivos de la polic¨ªa de Los ?ngeles. Carol Alford, de 41 a?os, cuyo cuerpo fue hallado en un callej¨®n en 1987. Audrey Nelson, de 35, hallada en un contenedor en 1989. Guadalupe Apodaca, de 46, cuyo cad¨¢ver fue abandonado en un garaje ese mismo a?o. Little neg¨® las acusaciones hasta el final. Dos pruebas f¨ªsicas ten¨ªan restos de su ADN. Las probabilidades de que no fuera ¨¦l eran de 1 entre 450 quintillones, seg¨²n dijo al tribunal el fiscal Beth Silverman. El 25 de septiembre fue condenado a tres cadenas perpetuas. ¡°?Yo no lo hice!¡±, grit¨® durante la vista.
La polic¨ªa de Los ?ngeles entreg¨® el ADN de Little al FBI, que lo meti¨® en la base de datos de cr¨ªmenes violentos. Empezaron a aparecer decenas de coincidencias por todo el pa¨ªs. Una de ellas, muy clara, en Odessa, Texas. Denise Brothers era una prostituta afroamericana cuyo cad¨¢ver fue hallado en un arbusto detr¨¢s de un aparcamiento. El caso estuvo 24 a?os sin resolver. En 2018, un agente de los Rangers de Texas llamado James Holland, especialista en obtener confesiones de asesinos, viaj¨® a ver a Little a la prisi¨®n estatal de California. All¨ª logr¨® la confesi¨®n. Little recordaba detalles min¨²sculos, como el hecho de que Brothers llevaba una dentadura postiza.
Little quer¨ªa cambiar de prisi¨®n. A cambio, hablar¨ªa. Fue extraditado a Texas con la promesa de que no ser¨ªa condenado a muerte. All¨ª, Holland convers¨® con ¨¦l durante 48 d¨ªas seguidos en sesiones de varias horas. Confes¨® 65 asesinatos. A?o y medio despu¨¦s de la primera confesi¨®n, Little est¨¢ de vuelta en la prisi¨®n estatal de California y sigue hablando. Va por 93.
¡°H¨¢bleme de Marianne¡±, pregunta el agente Holland en otro de los v¨ªdeos. ¡°Era lo que hoy llamar¨ªan una transg¨¦nero¡±, se r¨ªe Little. ¡°?Un hombre negro vestido de mujer?¡±. Little asiente. El crimen fue en 1972, pero Little lo recuerda con un nivel de detalle estremecedor. Dice que ten¨ªa 19 a?os y era de Liberty City, Miami. Ten¨ªa un novio que se llamaba Wes. La conoci¨® en un bar de la calle 17. Llevaba una minifalda color crema y rojo. La subi¨® en su coche Pontiac Le Mans y condujo por la autopista I-27 en direcci¨®n a Fort Lauderdale. Entr¨® por un camino lateral que se adentraba en los pantanos. Dej¨® el cad¨¢ver boca abajo, sobre el barro. No sabe el sitio exacto. Cree que el cuerpo nunca fue hallado.
Las confesiones de Little abarcan 45 a?os y 37 ciudades en 14 Estados. Tres mujeres en Phoenix, 10 en Miami, 18 en Los ?ngeles, una sola en muchos sitios. El crimen m¨¢s antiguo que recuerda fue en 1970 y el ¨²ltimo, en 2005. En un reportaje de 60 Minutes de CBS emitido el pasado 6 de octubre, las c¨¢maras muestran un encuentro entre Holland y Little en el que el preso dice: ¡°Me he salido con la m¨ªa en numerosos asesinatos de mujeres durante 50 a?os¡±. ¡°?D¨®nde has matado m¨¢s?¡±, le pregunta Holland. ¡°Ah, f¨¢cil, en Miami y en Los ?ngeles¡±.
Las v¨ªctimas de Little sol¨ªan ser mujeres marginales. Los investigadores temen que algunas muertes nunca fueran denunciadas, que nadie las ech¨® de menos. Little fue boxeador durante una ¨¦poca de su vida. Seg¨²n el FBI, noqueaba a sus v¨ªctimas a golpes y despu¨¦s las estrangulaba. No hay apu?alamientos o disparos. Al ser prostitutas y drogadictas, los investigadores temen que algunos de estos cr¨ªmenes no fueran clasificados como homicidios en su d¨ªa, sino que fueran confundidos con muertes por sobredosis.
En ese reportaje, Holland dice que lo primero que le llam¨® la atenci¨®n es lo ¡°listo¡± que es Little. ¡°Para empezar, la memoria fotogr¨¢fica, sus recuerdos de los detalles¡±, explica. ¡°Por ejemplo, Little recordaba unos arcos extra?os cerca del lugar donde mat¨® a una mujer en las afueras de Miami. Por supuesto, cuando los detectives de Miami fueron a investigar, encontraron los arcos¡±. Detalles como ese pusieron nombre a la v¨ªctima: Miriam Chapman. Era 1976.
Todas las confesiones de Little son cre¨ªbles, seg¨²n los investigadores. Eso significa que en carpetas polvorientas de los archivos policiales locales de Estados Unidos hay al menos 43 casos m¨¢s sin resolver cuya clave podr¨ªa estar en estos relatos. ¡°Nada de lo que ha dicho ha resultado ser falso. Hemos podido comprobar casi todo lo que ha dicho¡±, aseguraba Holland en CBS. Esas mujeres existieron. Tuvieron un nombre que no era solo Ruth o Marianne. Est¨¢n en alg¨²n sitio. Su asesino las recuerda.
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