Bruselas afirma que ¡°las bases¡± para un acuerdo sobre el Brexit est¨¢n listas
La reticencia de los norirlandeses del DUP frena el cierre de la negociaci¨®n
La maratoniana sesi¨®n de negociaciones del Brexit que arranc¨® el pasado viernes y que se mantendr¨¢ de forma casi ininterrumpida hasta la medianoche de este mi¨¦rcoles no ha logrado a¨²n cerrar un acuerdo, pero ha conseguido reducir dr¨¢sticamente el riesgo de una ruptura brutal el pr¨®ximo 31 de octubre.
"Las bases para un acuerdo est¨¢n listas y, en teor¨ªa, ma?ana [jueves] podr¨ªamos aprobar el acuerdo con Gran Breta?a", ha asegurado el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ante un grupo de periodistas polacos en Bruselas. "En teor¨ªa, de aqu¨ª a siete u ocho horas todo deber¨ªa estar claro", ha pronosticado el dirigente europeo, un c¨¢lculo que apunta a la medianoche del mi¨¦rcoles como el plazo final para pactar la salida del Reino Unido de la UE.
El optimismo del polaco refleja el avance en las negociaciones registrado en las ¨²ltimas horas. Bruselas y Londres han acercado posiciones y ambas partes mantienen la esperanza de cerrar finalmente un acuerdo. Pero incluso si Tusk pecara de optimista, como le ha ocurrido a menudo con el Brexit, y no se lograra un pacto en las pr¨®ximas horas, Bruselas podr¨ªa respirar con relativa tranquilidad porque el riesgo de una ruptura sin acuerdo parece haberse alejado por el momento.
"Ahora mismo, sobre la mesa hay tres opciones: un acuerdo en las pr¨®ximas horas, un compromiso para llegar a un acuerdo en otra cumbre europea antes del 31 de octubre o una nueva pr¨®rroga, la tercera, para zanjar la salida m¨¢s adelante", enumera un diplom¨¢tico europeo tras las reuniones mantenidas con el negociador jefe, Michel Barnier.
Barnier ha informado en las ¨²ltimas horas tanto al consejo de ministros de la UE (el martes), como a la Comisi¨®n Europea (el mi¨¦rcoles). Y el mensaje transmitido apunta claramente a la posibilidad de alcanzar un pacto con el Ejecutivo brit¨¢nico. La alternativa de una salida sin acuerdo parece haber desaparecido del mapa de Bruselas para las pr¨®ximas semanas.
Las negociaciones han revelado los puntos d¨¦biles del Gobierno de Boris Johnson y las tremendas dificultades que tendr¨ªa para cumplir su amenaza de forzar una ruptura brutal a final de mes. De los tres escenarios posibles al principio de la negociaci¨®n ¡ªacuerdo, pr¨®rroga del Brexit o salida sin acuerdo¡ª los dos primeros no han dejado de ganar enteros, y el tercero, el m¨¢s temido por su impacto en empresas y ciudadanos, parece casi desactivado.
Los negociadores de Johnson, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas europeas, han renunciado a muchas de sus l¨ªneas rojas y han recuperado propuestas que durante meses hab¨ªan sido calificadas por Londres como inaceptables. Una de las m¨¢s sensibles, que podr¨ªa incorporarse al acuerdo final, ser¨ªa la de permitir que la provincia brit¨¢nica de Irlanda del Norte siga formando parte de la uni¨®n aduanera despu¨¦s del Brexit hasta que la UE y el Reino Unido firmen un acuerdo comercial.
La uni¨®n aduanera resolver¨ªa el gran problema del Brexit que es la necesidad de dar con una f¨®rmula que mantenga la libre circulaci¨®n entre las dos partes de Irlanda (la europea y la brit¨¢nica) sin poner en peligro la seguridad y la integridad del mercado europeo. La f¨®rmula definitiva para lograr ese objetivo sigue siendo el principal escollo de la negociaci¨®n, tanto en Bruselas, entre brit¨¢nicos y europeos, como en Londres, entre el Gobierno de Johnson y sus aliados norirlandeses en el Parlamento brit¨¢nico.
El primer ministro se ha reunido ya hasta en tres ocasiones en las ¨²ltimas horas con la l¨ªder del DUP, Arlene Foster, y con el portavoz parlamentario de la formaci¨®n, Nigel Dodds. Si en las ¨²ltimas semanas todo apuntaba a que la permanencia de Irlanda del Norte en el espacio aduanero de la UE era el mayor reparo de los unionistas, la recta final de la negociaci¨®n ha revelado que lo que m¨¢s temen, y por lo que m¨¢s reticencias muestran, es la posibilidad de perder su capacidad de veto.
En la primera propuesta que Johnson present¨® a Bruselas, se contemplaba el llamado "principio de consentimiento". B¨¢sicamente, exig¨ªa el respaldo de la Asamblea de Irlanda del Norte (hoy suspendida) a cualquier acuerdo del Brexit. El modo en que se gobierna y se toman decisiones en ese territorio brit¨¢nico es particularmente endiablado. Los Acuerdos de Viernes Santo de 1998, que trajeron la paz a la regi¨®n, exigen que cualquier medida aprobada en el Parlamento regional o en su Ejecutivo tenga "doble cerrojo". Esto es, deben estar de acuerdo y respaldarla tanto unionistas como republicanos. Al condicionar Johnson el nuevo acuerdo con la UE a que obtuviera la aprobaci¨®n del Legislativo norirland¨¦s, entregaba de modo oculto un poder de veto a los unionistas, que hubieran tenido capacidad de anular el pacto antes de que entrara en vigor.
En las nuevas negociaciones, se contemplan varias posibilidades para sortear ese veto, que provoc¨® el rechazo de Bruselas y de Dubl¨ªn. Bien bastar¨ªa con una mayor¨ªa simple en la Asamblea de Belfast (relativamente f¨¢cil de conseguir en estos momentos), o bien se postergar¨ªa la votaci¨®n a un plazo de a?os despu¨¦s de que el nuevo acuerdo hubiera entrado en vigor. La capacidad de veto, en ese caso, estar¨ªa m¨¢s bien en manos de los republicanos, que defienden la idea de que Irlanda del Norte se mantenga en la UE.
Por todo eso, los unionistas del DUP, que en los ¨²ltimos dos a?os han sido, con sus 10 diputados en Westminster, el aliado imprescindible del Gobierno conservador, se resisten a dar su brazo a torcer. Y de su decisi¨®n depender¨¢ tambi¨¦n la de al menos la mitad de los llamados diputados "espartanos", ese grupo de unos 20 euroesc¨¦pticos conservadores que hicieron la vida imposible a la ex primera ministra, Theresa May.
Johnson muestra un optimismo a prueba de bomba, pero sus dificultades para componer una mayor¨ªa de apoyo en el Parlamento son similares a las que padeci¨® su antecesora. Downing Street ha registrado ya en Westminster una moci¨®n para que se celebre una sesi¨®n extraordinaria de la C¨¢mara de los Comunes el pr¨®ximo s¨¢bado. Pero se reserva la posibilidad de retirar ma?ana mismo la propuesta si no cierra en las pr¨®ximas horas un acuerdo con Bruselas. Tendr¨ªa mucho que perder, al abrir la caja de Pandora y permitir que la oposici¨®n usara la convocatoria para impulsar nuevas propuestas, incluida la de un segundo refer¨¦ndum.
La confianza del lado europeo en llegar a una salida pactada o a una nueva pr¨®rroga se ve reforzada por la aparente desesperaci¨®n de Johnson por zanjar las negociaciones, aunque sea a costa de aceptar condiciones que critic¨® duramente cuando fueron planteadas por el Gobierno de Theresa May.
El propio Ejecutivo brit¨¢nico ya ha admitido que tendr¨¢ que solicitar la pr¨®rroga el pr¨®ximo 19 de octubre si esta semana no logra un pacto de salida con Bruselas que pueda ser aprobado por el Parlamento brit¨¢nico. Johnson hab¨ªa asegurado que prefer¨ªa "acabar en un zanja" antes que solicitar un nuevo aplazamiento del Brexit. Pero parece abocado a elegir entre un acuerdo lleno de claudicaciones o una humillante solicitud de m¨¢s tiempo.
La primera opci¨®n podr¨ªa reportarle mucho m¨¢s r¨¦dito electoral que la segunda, porque una vez zanjado el Brexit podr¨ªa aspirar a captar todo el voto euroesc¨¦ptico. La segunda le colocar¨ªa en un brete, porque llegar¨ªa a los comicios enzarzado en una tercera pr¨®rroga de dif¨ªcil salida.
La imperiosa necesidad de Johnson de consumar el Brexit para salir airoso de la probable batalla electoral juega a favor de la UE, que por ahora solo tiene que elegir entre un acuerdo a su medida o una pr¨®rroga para esperar al siguiente negociador, sea quien sea.
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