Justin Trudeau: el pr¨ªncipe azul de Canad¨¢ lucha por la reelecci¨®n
El primer ministro, convertido en fen¨®meno global hace cuatro a?os, llega a los comicios desgastado y empatado con su rival conservador
La trudeauman¨ªa parec¨ªa fuerte como un roble el viernes por la noche en un centro de reuniones en Vaughan, un suburbio al norte de Toronto. Justin Trudeau, 47 a?os, metro ochenta y ocho de altura y camisa remangada hasta el codo, se subi¨® a la tarima y lo primero que hizo fue remitir a esa ola de entusiasmo (pero a la primera, la de hace cuatro d¨¦cadas): ¡°Hoy es un d¨ªa muy especial para m¨ª, hoy mi padre hubiese cumplido 100 a?os. Me acuerdo de ¨¦l todos los d¨ªas, pero ahora es el momento de parar y reflexionar sobre los valores que comparti¨®, los de una sociedad generosa que miraba al futuro con pasi¨®n y optimismo¡±. El recuerdo del hist¨®rico primer ministro Pierre Trudeau, refundador del Canad¨¢ moderno, provoc¨® la ovaci¨®n del p¨²blico. Habl¨® despu¨¦s de la reducci¨®n de la pobreza, del cambio clim¨¢tico, de los recortes sociales que quiere imponer la derecha. Hubo v¨ªtores, c¨¢nticos pidiendo ¡°cuatro a?os m¨¢s¡± de Gobierno liberal, un interminable ba?o de selfis. ¡°Trudeau, Trudeau¡¡±, coreaban. Fuera del recinto, sin embargo, la trudeauman¨ªa pasa horas bajas (las del presente).
Faltan dos d¨ªas para las elecciones de Canad¨¢ y los liberales de Justin Trudeau van pr¨¢cticamente empatados en las encuestas con el Partido Conservador. El l¨ªder carism¨¢tico y arrollador que hace cuatro a?os gan¨® con mayor¨ªa absoluta se encuentra en una lucha a brazo partido por la reelecci¨®n, lastrado por conflictos de diversa ¨ªndole y, sobre todo, por s¨ª mismo: una figura elevada casi a la deidad supera mal los tropiezos.
El mandato de Trudeau, nacido bajo la expectativa de una ¡°revoluci¨®n progresista¡±, se convirti¨® en un basti¨®n liberal en pleno auge de movimientos populistas de derechas. En la era de los Trump, los Bolsonaros o los Salvini, el primer ministro canadiense defend¨ªa sin ambages la inmigraci¨®n, el feminismo y la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Culto, bien parecido y siempre sonriente, embelesaba en las citas internacionales. En las redes sociales, bailaba claqu¨¦. Tras la victoria de Trump, la revista Rolling Stone le dedic¨® la portada con el t¨ªtulo: ¡°?Por qu¨¦ no puede ser ¨¦l nuestro presidente?¡±. En resumen: una nueva trudeauman¨ªa.
La econom¨ªa canadiense crece sin alharacas, pero la tasa de paro ha bajado al m¨ªnimo en 40 a?os (5,7% en agosto) y los sueldos crecen el doble que los precios. Pese a ello, Trudeau, que comenz¨® 2016 con una tasa de aprobaci¨®n del 72%, ahora se encuentra en el 46%, seg¨²n los datos de Gallup. ?Qu¨¦ ha pasado entonces con el pr¨ªncipe azul de la pol¨ªtica?
Para John Wells, analista de McLean, no hay un solo conflicto que explique el descalabro de popularidad: ¡°En general, dir¨ªa que las promesas eran tan elevadas, que resulta muy evidente todo lo que no ha cumplido¡±. Hay tambi¨¦n, a su juicio, un decalaje importante entre la reputaci¨®n que proyecta y su influencia real. ¡°Gusta mucho internacionalmente, s¨ª, ?pero se puede decir que Canad¨¢ haya sido decisiva en la resoluci¨®n de alg¨²n asunto importante?¡±, se plantea.
Su Gobierno ha aprobado una tasa al carbono, subido los impuestos los m¨¢s ricos, mejorado la protecci¨®n social y reducido la pobreza; ha legalizado la marihuana, acogido a miles de refugiados e impulsado una agenda de reconciliaci¨®n hist¨®rica. Todo esto, dentro de las expectativas de la revoluci¨®n que prometi¨®. Tambi¨¦n logr¨® renegociar con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el tratado comercial norteamericano (el antiguo Nafta).
Sin embargo, a principios de 2017 caus¨® la primera decepci¨®n. Incumpli¨® su palabra al descartar una reforma electoral, ya que el actual sistema favorece a su partido. En junio de ese a?o, cometi¨® otra suerte de traici¨®n a sus seguidores ecologistas -muchos de sus votantes j¨®venes- al anunciar la nacionalizaci¨®n del gran oleoducto Trans Mountain con el fin de de asegurar su expansi¨®n, justific¨¢ndose en la necesidad de equilibrar el cuidado medioambiental con la extracci¨®n de petr¨®leo, unos de los grandes pulmones econ¨®micos del pa¨ªs.
El gran punto de inflexi¨®n, sin embargo, se dio en febrero de 2019, con el caso SNC-Lavalin, una empresa de ingenier¨ªa de Montreal. Trudeau y varios de sus colaboradores fueron acusados de interferir en las investigaciones sobre presuntos sobornos a cargo de su entonces ministra de Justicia y fiscal general, Jody Wilson-Raybould, que acab¨® dimitiendo, junto con la jefa del Tesoro, Jane Philpott. El l¨ªder las ech¨® del partido.
¡°Eso de la SNC no es nada comparado con los esc¨¢ndalos que hay por el mundo, no digo que est¨¦ bien, pero ha aprendido. Yo soy madre de cuatro chicos, a veces la fastidias en algo y mereces una segunda oportunidad¡±, se?ala Pen¨¦lope Rojas, una jubilada de 74 a?os, liberal hasta la m¨¦dula, que emigr¨® de Trinidad en los 70 y vivi¨® la primera trudeauman¨ªa. Lo hecho por el Gobierno hasta ahora, recalca mientras aguarda a escuchar al primer ministro en el mitin de Vaughan, compensa los errores de estos cuatro a?os.
El joven Trudeau creci¨® bajo la influencia de un padre pionero en la estrategia de la imagen, una suerte de Kennedy a la canadiense. Trudeau padre gobern¨® -salvo una breve interrupci¨®n- entre 1968 y 1984, periodo en el que Canad¨¢ asumi¨® el federalismo y convirti¨® el multiculturalismo en su se?a de identidad. Hab¨ªa m¨¢rquetin, pero tambi¨¦n pol¨ªtica, mucha pol¨ªtica, y eso trata de reivindicar tambi¨¦n ahora el hijo respecto a sus cuatro a?os de mandato.
Estos d¨ªas cunden los an¨¢lisis sobre el efecto boomerang que puede suponer el abuso de la imagen. Un reciente libro, Trudeau. The education of a prime minister, lo aborda y cita el pol¨¦mico viaje oficial a la India con su familia, de escaso calado pol¨ªtico y un alto coste p¨²blico -1,5 millones de d¨®lares canadienses-, en el que se tomaron aquellos famosos retratos vestidos con ostentosos trajes t¨ªpicos, como estrellas de Bollywood. ¡°Un rechazo as¨ª se explica en un pol¨ªtico que ha llevado la estrategia de la imagen demasiado lejos¡±, apunta el autor, John Ivison. Tambi¨¦n chocan con su figura las vacaciones que hizo en 2016 a la isla privada del l¨ªder religioso Aga Khan en Bahamas. La ¨²ltima controversia, sus fotograf¨ªas con la cara pintada de negro, una pr¨¢ctica considerada racista en Am¨¦rica, fue especialmente dolorosa porque atacaba justo sus credenciales m¨¢s preciadas, las de firme defensor de la multiculturalidad.
Esa diversidad era palpable en el mitin del viernes. ¡°Los canadienses hicieron hace cuatro a?os una elecci¨®n en positivo¡±, dijo, ¡°ahora deben escoger seguir adelante¡±. Trudeau ya no puede presentarse ante el electorado como savia nueva, tampoco como el novio de Am¨¦rica; ahora pide el voto como un pol¨ªtico de carne, huesos y contradicciones.
Dos rivales de 40 a?os
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