Los cad¨¢veres no identificados se pierden en el laberinto de la burocracia argentina
Bases de datos dispersas y reglas que no se cumplen explican errores graves al identificar cuerpos. En Buenos Aires se ha creado un protocolo para resolverlos
La desaparici¨®n de Johana Ramallo, de 23 a?os,?en manos de una red de trata se denunci¨® en las calles de La Plata entre agosto de 2017 y abril de 2019. Pero en 2018 un hombre hab¨ªa encontrado en Berisso, en la costa del R¨ªo de la Plata, partes de un cad¨¢ver?que, seg¨²n los peritos, llevaban unos nueve meses all¨ª. La justicia tard¨® ocho meses m¨¢s en comprobar mediante pruebas de ADN que eran de?Johana. No es todo. En otro expediente aislado constaban m¨¢s restos NN [cad¨¢veres sin identificar] de mujer hallados por un pescador en la misma zona, semanas antes. Esos restos ten¨ªan huellas dactilares, pero estas no fueron cotejadas con el Registro Nacional de las Personas (Renaper) sino con las de un registro provincial, que dio negativo. La justicia demor¨® demasiado en unir todos los datos en una misma investigaci¨®n y la muerte de la joven sigue impune.
El caso refleja un problema delicado. Argentina no tiene un sistema uniforme de b¨²squeda de personas, ni un registro de aquellos cuerpos que no resultan identificados, ni un banco de huellas dactilares infalible. Las bases de datos que hay se superponen, igual que los m¨¦todos de trabajo que aplican las polic¨ªas y la justicia, los hospitales, registros civiles, morgues y cementerios. El resultado es tr¨¢gico: cad¨¢veres que permanecen como NN, familias que atraviesan el calvario de la incertidumbre y errores que se repiten.
Mariela Tasat estuvo 15 a?os desaparecida, pero hab¨ªa muerto arrollada por un tren. Luciano Arruga estuvo casi seis a?os desaparecido?y, sin embargo,?lo hab¨ªa embestido un coche. Por distintos motivos, las huellas de estos adolescentes no figuraban en el Renaper y fueron enterrados como NN. Su dolorosa identificaci¨®n fue a trav¨¦s de una labor artesanal: la de unir rastros sueltos en la burocracia.
"El tema es grave y necesita ser trabajado. No tenemos hoy algo centralizado, elemental, que permita trabajar con certezas. Es eso lo que har¨ªa falta a largo plazo", dice Santiago Cant¨®n, titular de la Secretar¨ªa de Derechos Humanos (SDH) de la provincia de Buenos Aires desde 2016. "Nosotros empezamos a abordarlo a partir de una charla que tuve con Rub¨¦n L¨®pez sobre la b¨²squeda de su padre [Jorge Julio L¨®pez, testigo en un juicio por delitos de lesa humanidad que desapareci¨® en 2006]. Eso dispar¨® la idea".
Al sumergirse en la problem¨¢tica, detectaron que la superposici¨®n de registros se combina con la resistencia a aplicar normas, ignorancia, prejuicios o indiferencia. Por ejemplo, la plataforma para que los fiscales bonaerenses crucen datos sobre los desaparecidos que se buscan y los cad¨¢veres que aparecen (como en el caso Johana) se carga a discreci¨®n. Lo mismo pasa con el protocolo para que los m¨¦dicos informen el ingreso o la muerte de pacientes sin identificar y tomen sus huellas dactilares. Y estas tampoco se comparan sistem¨¢ticamente con las del Registro de las Personas. Sin plazos claros, los NN pueden ir a cementerios ¨Cincluso a osarios¨C o a universidades, o bien perdurar en morgues: en 2014 se conoci¨® que decenas de cuerpos llevaban hasta 19 a?os olvidados en un hospital de La Matanza, a las afueras de Buenos Aires.
Para la SDH, es "un desquicio alarmante que afecta tr¨¢gicamente a los habitantes" y debe ser ordenado. Su oficina de Pol¨ªticas Reparatorias, que dirige Ernesto Tetaz, trabaj¨® con ese fin junto a otras ¨¢reas vinculadas y dise?aron el Protocolo de actuaci¨®n para la identificaci¨®n de personas y cad¨¢veres NN en la provincia de Buenos Aires, que est¨¢ listo y espera aprobaci¨®n oficial para entrar en vigencia. Contempla capacitaci¨®n para el personal y sanciones por incumplimiento, y promueve la eliminaci¨®n de barreras entre las agencias que gestionan datos de identidad, para que se agilice el cotejo de los NN.
Verdad, duelo, memoria, justicia
Varios derechos est¨¢n vulnerados en la situaci¨®n actual. El de un paciente sin identificar (por ejemplo, quien ingresa a un hospital inconsciente, o sin poder expresarse, sin documentos) a la atenci¨®n m¨¦dica y a que se procure el contacto con su familia, si la tuviera. Tambi¨¦n el derecho a la verdad, al duelo ¨Cpaso previo a la memoria¨C, a la integridad ps¨ªquica y moral de la familia de la persona buscada, y a la justicia. El protocolo propuesto tambi¨¦n explicita la "afectaci¨®n institucional" que se produce cuando "con posterioridad se descubre que hubo tanta negligencia" y dispendio de recursos estatales.
Entre las normas preexistentes que recoge el texto de la SDH est¨¢ una gu¨ªa para el tratamiento de cad¨¢veres en las cat¨¢strofes. Fue elaborada en la ciudad de La Plata despu¨¦s de la inundaci¨®n de 2013, la peor de la historia argentina, que dej¨® un saldo oficial de 89 fallecidos y evidenci¨® que la tramitaci¨®n de la muerte en la provincia m¨¢s poblada del pa¨ªs era un inquietante circuito de normas flexibles y pr¨¢cticas irregulares, terreno f¨¦rtil para el ocultamiento de delitos o de identidades.
En el curso de esta investigaci¨®n, la SDH centraliz¨® documentaci¨®n de 371 cad¨¢veres sin identificar desde 2002 en varios municipios bonaerenses, y tres de estos casos ya fueron identificados. Pero es solo un fragmento de una trama delicada, que permea a todo el Estado e inquieta en distintos ¨¢mbitos. En septiembre, el diario La Naci¨®n public¨® la historia de un equipo de antrop¨®logas que, por iniciativa propia, logr¨® identificar a 301 NN; en ese caso, la entrada al laberinto fueron documentos abandonados en el Registro de las Personas, en la Ciudad de Buenos Aires.
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