¡°No supimos entender el clamor por una sociedad m¨¢s justa¡±
El presidente de Chile propone una pol¨ªtica m¨¢s social y cambios en la Constituci¨®n para frenar la gigantesca revuelta
Sebasti¨¢n Pi?era (Santiago, 69 a?os), uno de los hombres m¨¢s ricos de Chile y presidente del pa¨ªs en dos ocasiones, entre 2010 y 2014 y ahora, desde 2018, afronta una situaci¨®n cr¨ªtica. Una revuelta masiva y con alt¨ªsimos niveles de violencia ha colocado al borde del abismo a una sociedad que, hasta hace solo un mes, era considerada una de las m¨¢s estables y pr¨®speras de Latinoam¨¦rica. En esta entrevista, realizada el pasado jueves durante m¨¢s de una hora en su despacho de La Moneda, Pi?era admite la necesidad de construir un sistema m¨¢s justo e igualitario, con una reforma constitucional o incluso una nueva Constituci¨®n, pero afirma que no caer¨¢ ¡°en la tentaci¨®n de la demagogia y el populismo¡±.
Pregunta. ?Cu¨¢nto tiempo puede resistir Chile esta protesta?
Respuesta. Cada persona hace su propia proyecci¨®n y yo soy optimista. Creo que la democracia chilena, el Estado de derecho y el sentido com¨²n van a predominar. En Chile tenemos una paradoja: fue la colonia m¨¢s pobre de Espa?a en Am¨¦rica Latina y en los ¨²ltimos 30 a?os vivi¨® probablemente uno de los mejores periodos de su historia. En 30 a?os logramos recuperar la democracia en forma ejemplar, logramos un proceso de crecimiento y desarrollo que nunca antes hab¨ªamos conocido, multiplicamos por cinco nuestro ingreso per c¨¢pita. Pasamos de la median¨ªa de la tabla a encabezar todos los rankings de Am¨¦rica Latina. La pobreza se redujo como en ning¨²n otro pa¨ªs en Am¨¦rica Latina, desde m¨¢s del 60% a menos del 10%. Logramos tambi¨¦n reducir las desigualdades, menos de lo que quisi¨¦ramos, menos de lo que necesitamos, pero tend¨ªamos hacia una sociedad m¨¢s igualitaria. Y ahora hemos sufrido las tres semanas m¨¢s violentas y disruptivas que yo recuerdo. ?A qu¨¦ obedece esta paradoja? He le¨ªdo a los principales analistas elaborar todo tipo de teor¨ªas muy contradictorias unas con otras.
P. ?C¨®mo se lo explica usted?
R. Yo estoy de acuerdo con todas las teor¨ªas a pesar que son contradictorias. Es una manera de expresar la confusi¨®n. Tengo mi propia hip¨®tesis: el malestar del ¨¦xito. De las tres d¨¦cadas de avance emergi¨® una clase media amplia, pujante. Lo que pasa en Chile no se debe al alza de 30 pesos [cinco centavos de d¨®lar; unos cuatro c¨¦ntimos de euro] en el billete de Metro, sino que obedece a una realidad que ven¨ªa empujando quiz¨¢s hace 30 a?os y que no vamos a resolver en 30 d¨ªas. No supimos entender que hab¨ªa un clamor subterr¨¢neo de la ciudadan¨ªa por lograr una sociedad m¨¢s justa, m¨¢s igualitaria, con m¨¢s movilidad social, m¨¢s igualdad de oportunidades, menos abusos. En estas semanas hemos visto estallar ese clamor, y tambi¨¦n hemos visto una ola de violencia, de destrucci¨®n, provocada por grupos criminales organizados.
P. ?De d¨®nde proceden esos grupos?
R. Son de distintos or¨ªgenes. Yo creo que hoy d¨ªa hay algo nuevo, distinto a lo que ten¨ªamos hace un mes atr¨¢s, pero necesito pruebas para poder afirmarlo.
P. Usted en alg¨²n momento utiliz¨® la palabra ¡°guerra¡±.
R. Guerra contra la violencia, contra la delincuencia, contra el saqueo, contra la injusticia, contra la pobreza, por supuesto. Uno en la vida tiene causas por las cuales est¨¢ dispuesto a luchar, como lograr que Chile sea un pa¨ªs desarrollado, sin pobreza, con mayor igualdad de oportunidades, pero tambi¨¦n tiene causas contra las cuales quiere luchar. Dec¨ªa que en esta ola de violencia participan grupos muy organizados que antes no conoc¨ªamos en Chile, a la cual se suman la delincuencia tradicional, el narcotr¨¢fico, los anarquistas y muchos m¨¢s. Demostraron voluntad de destruirlo todo, sin respetar a nada ni a nadie. Quemaron y destruyeron la mitad de las estaciones de nuestro sistema de transporte subterr¨¢neo, vandalizaron m¨¢s de 2.800 buses, quemaron cientos de supermercados, establecimientos comerciales, peque?os negocios. Sin piedad, sin ninguna contemplaci¨®n por nada. A esos grupos los vamos a identificar, los vamos a llevar a la justicia y van a responder por sus cr¨ªmenes. Simult¨¢neamente hubo otra situaci¨®n, que fue la manifestaci¨®n pac¨ªfica muy fuerte de los ciudadanos de Chile para exigir un pa¨ªs m¨¢s justo, m¨¢s igualitario, con menos privilegios. ?Y el Gobierno que ha hecho? Atender las dos realidades. Combatimos la violencia con toda la fuerza de la Constituci¨®n. Una responsabilidad fundamental de todo Gobierno es proteger el orden p¨²blico y proteger la seguridad ciudadana y eso es lo que hemos intentado hacer, con muchas dificultades, durante estas tres semanas. Pero al mismo tiempo pusimos en marcha una agenda social que recoge muchas de las peticiones de los chilenos: aumentar las pensiones y el ingreso m¨ªnimo garantizado, reducir los precios de servicios b¨¢sicos como la electricidad, el transporte p¨²blico y los peajes en las carreteras. Tambi¨¦n establecer m¨¢s impuestos sobre los sectores de mayores ingresos para financiar esta agenda social.
P. ?Estamos hablando de un cambio de modelo en Chile o simplemente de retoques?
R. El modelo en el cual yo creo, y voy a luchar para perfeccionarlo, es la democracia con libertad de expresi¨®n, con separaci¨®n de poderes, con Estado de derecho, con respeto por las minor¨ªas. Creo en una econom¨ªa libre, abierta, de mercado, competitiva. Creo tambi¨¦n en un fuerte compromiso del Estado por luchar contra la pobreza y ofrecer mayor igualdad de oportunidades. El otro modelo es el bolivariano, que ha tra¨ªdo en todos los pa¨ªses donde se ha aplicado sufrimiento, frustraci¨®n, p¨¦rdida de libertad, estancamiento.
P. ?No hay modelo intermedio? Usted habla de Estado social, pero ha hecho falta una explosi¨®n para que se acometieran ciertas reformas de las que no se hablaba dos meses atr¨¢s.
R. Nuestro programa de Gobierno, con el cual ganamos las elecciones, inclu¨ªa una reforma de pensiones que estaba atascada en el Congreso desde hace m¨¢s de un a?o y ahora saldr¨¢ adelante. Inclu¨ªa tambi¨¦n una profunda reforma del sistema de salud, tanto p¨²blico como privado, para hacerlo m¨¢s equitativo y de mejor calidad. Y una reforma a la educaci¨®n. Ahora nos damos cuenta de que la demanda social era m¨¢s urgente y m¨¢s profunda y hay que acelerar el ritmo, pero le quiero decir algo: uno de los riesgos cuando se dan estas situaciones es que los Gobiernos se transformen en demagogos, populistas e irresponsables y tiren la casa por la ventana. Con eso lo ¨²nico que hacen es comprometer el futuro del pa¨ªs. Por eso tenemos que ser muy responsables y no destruir las bases de la econom¨ªa. En estos tiempos de emergencia, el Gobierno tiene que tener muy claro el norte para no caer en la tentaci¨®n de la demagogia y el populismo.
P. Volvamos a la violencia. ?Qui¨¦n destruy¨® el Metro, con p¨¦rdidas valoradas en 376 millones de d¨®lares (unos 341 millones de euros)?
R. En 15 minutos, de forma coordinada y simult¨¢nea, incendiaron siete estaciones de metro. De 136 estaciones, 80 fueron quemadas, vandalizadas o destruidas. Eso no es algo espont¨¢neo ni casual. Es la obra de grupos criminales organizados, pero naturalmente el investigar esta situaci¨®n y el llevarlos a la Justicia y sancionarlos corresponde a las polic¨ªas, a la Fiscal¨ªa y al Poder Judicial.
P. ?Sospecha de agentes de reg¨ªmenes adversos a su Gobierno?
R. No descarto nada. He recibido mucha informaci¨®n, alguna de ella de origen externo, que afirma que aqu¨ª hubo intervenci¨®n de Gobiernos extranjeros. Pero quiero ser prudente, hemos entregado esa informaci¨®n a la Fiscal¨ªa, que es la que por mandato de la ley debe investigar los delitos en Chile.
P. Usted se puso a la cabeza de la arremetida regional contra el presidente Maduro. ?Sus sospechas apuntan a Venezuela?
R. He escuchado lo que dijo un alto oficial del Departamento de Estado de Estados Unidos, he escuchado lo que dijo la OEA y muchas organizaciones muy respetadas. No descarto nada, pero como presidente de Chile tengo que ser prudente.
P. ?Cree usted que Chile est¨¢ en camino de normalizaci¨®n? Las protestas contin¨²an.
R. El Estado tiene muchas responsabilidades en una democracia: resguardar el orden p¨²blico, proteger la seguridad de los ciudadanos, proteger la libertad y los derechos de todos los chilenos. Tambi¨¦n tiene la obligaci¨®n de respetar los derechos humanos. Puedo decir lo siguiente: estas emergencias pueden desembocar de dos maneras. Una, como un gran incentivo. Las exigencias de los ciudadanos pueden servir para que el Gobierno y la sociedad entera trabajen con m¨¢s urgencia por conseguir mayor justicia, mayor equidad. Eso ser¨ªa bueno para el pa¨ªs. Pero tambi¨¦n puede ocurrir que esas demandas se canalicen fuera de la institucionalidad democr¨¢tica y se transformen en un caldo de cultivo para la violencia, para la demagogia, para la delincuencia, para el populismo. Ese ser¨ªa un muy mal camino.
P. Nadie duda de la calidad de la democracia chilena, pero se percibe una importante desafecci¨®n. ?C¨®mo se puede recuperar el inter¨¦s de la ciudadan¨ªa por la pol¨ªtica?
R. Es otra paradoja: tanto aprecio por la democracia y tanto desprecio por la pol¨ªtica y por las instituciones de la Rep¨²blica. No solamente en Chile. Lo vemos en Espa?a, en Europa, en muchos pa¨ªses del mundo. En el caso de Chile sin duda que se ha ido produciendo una especie de divorcio entre la ciudadan¨ªa, la pol¨ªtica y los pol¨ªticos y yo creo que eso tiene que hacer reflexionar a ambos lados. Los pol¨ªticos tienen que entender que no pueden defender privilegios, que tienen que trabajar m¨¢s y mejor. Los ciudadanos tambi¨¦n tienen que comprender que si caemos en la profec¨ªa autocumplida de que la pol¨ªtica es una porquer¨ªa, que no sirve para nada, que son todos corruptos o incompetentes, ?qui¨¦n va a querer estar en el mundo de la pol¨ªtica? Los mejores se van a ir. ?Qui¨¦nes van a quedar?
P. Hay numerosas denuncias de violaciones de los derechos humanos por parte de agentes del Estado, con 14 carabineros encausados por torturas, y hay grupos violentos que siguen destrozando las ciudades.
R. Los actos de violencia comenzaron el jueves 17 de octubre. Antes eran manifestaciones, incivilidades, evasi¨®n de pago. La violencia de verdad empez¨® el jueves 17 de octubre y el viernes 18 esto se desbord¨®. En pocos minutos quemaron siete estaciones de un Metro que nos cost¨® sangre, sudor y l¨¢grimas construir y que est¨¢bamos expandiendo para que llegara a casi todos los habitantes de Santiago. La situaci¨®n era tan compleja, hab¨ªa tantos atentados en tantos lugares distintos, con tanta potencia, con tanta planificaci¨®n, con tanta maldad, que no se pudo controlar el orden p¨²blico. En ese instante, como presidente de Chile, sent¨ª el deber de recurrir a los instrumentos que la Constituci¨®n le otorga al presidente y decret¨¦ el estado de emergencia.
P. Sacar los militares a la calle tiene una gran carga simb¨®lica en un pa¨ªs como Chile.
R. Lo que menos quiere un presidente es decretar estado de emergencia. Pero uno no hace lo que quiere, sino lo que debe. ?Qu¨¦ significa el estado de emergencia? Que el presidente designa a miembros de las Fuerzas Armadas como responsables m¨¢ximos de las distintas zonas de emergencia, con el mandato de proteger el orden p¨²blico. La Constituci¨®n permite limitar el derecho a la movilidad y el derecho de reuni¨®n por un plazo m¨¢ximo de 15 d¨ªas. Pero cuando decretamos el estado de emergencia, aqu¨ª, en este mismo escritorio, nos reunimos con los principales ministros, con el jefe de la zona de emergencia de Santiago, el general Iturriaga, y tomamos todas las precauciones posibles para asegurar el respeto a los derechos humanos. Una emergencia es un periodo extraordinario con mucha violencia. Hay mil carabineros heridos.
P. Y muchos civiles heridos y personas con lesiones oculares [1.778 y 177, respectivamente, seg¨²n el Instituto Nacional de Derechos Humanos].
R. Y muchos civiles heridos, s¨ª. Yo podr¨ªa haber decretado el estado de emergencia y simplemente esperar que todo el mundo actuara de acuerdo a la ley. Pero de inmediato llamamos al Instituto Nacional de Derechos Humanos, que es un ¨®rgano aut¨®nomo cuya misi¨®n por ley es proteger los derechos humanos, y dijimos: ¡°Van a tener todas las facilidades, van a poder ingresar a todos los lugares, a las c¨¢rceles, a las comisar¨ªas, a los hospitales, a cualquier lugar¡±. Luego llamamos a las Fuerzas Armadas y a los jefes de las zonas de emergencia para que se respetara ¨ªntegramente el protocolo de uso de la fuerza, que cumple con todos los est¨¢ndares de derechos humanos a nivel mundial. Ese protocolo establece que la primera l¨ªnea es la presencia de los Carabineros o de las Fuerzas Armadas para resguardar el orden. Segundo, dialogar y convencer. Tercero, si eso no es posible, el uso de algunos elementos disuasivos como los carros lanzadores de agua o las bombas lacrim¨®genas. Y solo en ¨²ltima instancia y si es estrictamente necesario, en lo que se llama la defensa propia privilegiada, el uso de escopetas de balines de goma que usan todas las polic¨ªas del mundo. Tomamos contacto con la Defensor¨ªa P¨²blica para que cada detenido tuviera inmediatamente un abogado que protegiera sus derechos. Cuarto: hablamos con la Fiscal¨ªa y con el Poder Judicial, porque el Estado de derecho permaneci¨® intacto, para que tuvieran especial diligencia y preocupaci¨®n en este periodo de emergencia. Quinto: invit¨¦ personalmente a la alta comisionada de los Derechos Humanos de la ONU y a Human Rights Watch para que enviaran misiones de observaci¨®n a Chile. Sexto: adoptamos una pol¨ªtica de transparencia total, toda la informaci¨®n se publica. Hay 60.000 carabineros en Chile y yo los he visto esforzarse con abnegaci¨®n, con sacrificio, en proteger los derechos de las personas. Ahora bien, si alguno de ellos cometi¨® excesos, no respet¨® los protocolos o cometi¨® delitos, la Fiscal¨ªa investigar¨¢.
P. Usted vot¨® por el no en el plebiscito a Pinochet de 1988 y, siendo presidente, se ech¨® a buena parte de la derecha encima cuando habl¨® de ¡°los c¨®mplices pasivos¡± de la dictadura, en referencia a los civiles. ?Qu¨¦ siente cuando se le acusa de violar los derechos humanos?
P. Es una acusaci¨®n totalmente infundada. Hice lo posible por proteger a mis compatriotas de la violencia. Si no lo hubiera hecho y hubieran seguido quemando, no solamente estaciones de Metro, sino hospitales o aeropuertos, habr¨ªa incumplido mi deber. Puedo asegurar que tomamos todas las providencias y precauciones para asegurar el respeto de los derechos humanos. Ahora, que en estas semanas de violencia pueden haberse cometido abusos, por supuesto que s¨ª. Y tendr¨¢n que ser investigados y juzgados.
P. Usted admite la necesidad de reformar la Constituci¨®n. ?Descarta por completo un periodo constituyente y una nueva Constituci¨®n?
R. Creo que es necesario modernizar y perfeccionar nuestra Constituci¨®n. En nuestro programa de Gobierno hay una propuesta de reforma y estamos dispuestos a debatir este asunto dentro de los canales de la democracia. ?Cu¨¢l es el poder constituyente que existe en nuestro pa¨ªs? Nuestro pa¨ªs es una democracia, no una dictadura.
P. Habla del Congreso.
R. Lo que yo digo es que discutamos todas las reformas, y si esto termina en una modernizaci¨®n de la actual Constituci¨®n o en una nueva Constituci¨®n, formar¨¢ parte del juego democr¨¢tico. ?D¨®nde debe darse? Dentro del marco que la propia democracia fij¨® para ese debate, que es el Congreso Nacional, el poder constituyente de nuestro pa¨ªs. Pero primero discutamos cu¨¢les son los cambios que queremos y busquemos caminos de entendimiento. Los que quieren saltarse la institucionalidad democr¨¢tica y fijar sus propias reglas del juego est¨¢n atentando contra la democracia.
P. ?Es saltarse las reglas del juego pedir un plebiscito para que la ciudadan¨ªa decida si quiere o no cambiar la Constituci¨®n y elija el mecanismo, como demandan algunos sectores en Chile?
R. Nuestro programa propone que cuando el Congreso logre un acuerdo de una nueva Constituci¨®n o de una Constituci¨®n modernizada, ese acuerdo sea ratificado por la ciudadan¨ªa a trav¨¦s de un plebiscito.
P. ?Cu¨¢l es la principal objeci¨®n a la actual Constituci¨®n? ?Qu¨¦ querr¨ªa cambiar usted?
R. Yo creo que se requiere un mejor equilibrio entre los distintos poderes del Estado, especialmente entre el Legislativo y el Ejecutivo.
P. ?Menos presidencialismo?
R. Un mejor equilibrio. Ahora los poderes del Ejecutivo son excesivos en relaci¨®n a los poderes que tiene el Legislativo. En segundo lugar, tiene que ser una Constituci¨®n que permita mayor participaci¨®n de los ciudadanos, iniciativa popular de ley, plebiscitos comunales para que la ciudadan¨ªa pueda discutir y resolver temas que afectan a su calidad de vida. Yo tengo un proyecto de reforma constitucional, se lo puedo entregar ahora mismo, pero ?d¨®nde hay que discutirlo? Si somos democr¨¢ticos tenemos que discutirlo dentro de las reglas de la democracia y en el Congreso.
P. ?Aunque el Congreso est¨¦ desprestigiado?
R. Hoy d¨ªa no hay ninguna instituci¨®n en ninguna parte del mundo que tenga la confianza de la ciudadan¨ªa. Mire lo que ha pasado con la Iglesia, con las organizaciones deportivas, los Parlamentos, los tribunales, las Fuerzas Armadas, la polic¨ªa. En todas partes del mundo se ha producido un distanciamiento entre la ciudadan¨ªa y sus instituciones. Debemos usar los instrumentos que la propia democracia nos da para mejorar la calidad de la democracia y eso pasa por mejorar la calidad de las instituciones, por mejorar la calidad de los pol¨ªticos. Por ejemplo, una de las reformas que nosotros estamos proponiendo, que es de rango constitucional, es reducir las dietas excesivas que reciben los parlamentarios en Chile. Los parlamentarios en Chile reciben una dieta por encima de todos los pa¨ªses de la OCDE y Chile no es el pa¨ªs m¨¢s rico de la OCDE. Tambi¨¦n reducir el n¨²mero de parlamentarios y eso ya est¨¢ en marcha.
P. ?Qu¨¦ le parece el juicio de la derecha dura? Jos¨¦ Antonio Kast dijo: ¡°Qu¨¦ iron¨ªa, el Gobierno de derecha que prometi¨® los tiempos mejores, termin¨® con las calles llenas de violencia y delincuencia, subiendo los impuestos y de rodillas aprobando todas las reformas que quer¨ªa la izquierda¡±.
R. Un comentario ajeno a la verdad y que aporta poco a lo que los chilenos necesitamos hoy d¨ªa.
P. ?Piensa que ese tipo de derecha crecer¨¢ o terminar¨¢ triunfando la moderaci¨®n?
R. Chile es y siempre ha sido un pa¨ªs moderado, por eso yo tengo mucha confianza que despu¨¦s de estas semanas de fiebre, recuperaremos nuestra naturaleza. Chile es un pa¨ªs que cada vez que ha tenido que enfrentar la adversidad, y nos ha tocado muchas veces (terremotos, maremotos, inundaciones) ha mostrado lo mejor de s¨ª mismo.
P. ?Habr¨¢ un antes y un despu¨¦s? ?Ser¨¢ Chile distinto tras estos acontecimientos?
R. Chile cambi¨®, todos hemos cambiado en estas semanas, y el presidente tambi¨¦n.
P. ?En qu¨¦ sentido?
R. En que hemos entendido mejor el mensaje de la gente. Chile tuvo tres d¨¦cadas notables, el llamado ¡°milagro chileno¡±, y conquistamos la democracia en forma ejemplar. Normalmente el paso de Gobierno militar a Gobierno democr¨¢tico genera caos econ¨®mico y violencia social, pero no fue el caso de Chile. Adem¨¢s experimentamos un progreso econ¨®mico monumental. Disminuimos la desigualdad, emergi¨® una clase media fuerte, todo eso fue un gran logro, pero no fue suficiente. Debimos haber entendido que ten¨ªamos que distribuir mejor los frutos de de esa prosperidad. Esa es la lecci¨®n que hemos aprendido ahora.
P. Un hombre como usted, acostumbrado al ¨¦xito en la pol¨ªtica y en los negocios, ?qu¨¦ siente cuando tantos chilenos exigen su dimisi¨®n?
R. Chile es un pa¨ªs libre. Todos tienen derecho a pensar lo que quieran del Gobierno, del presidente, de los clubes deportivos. Yo respeto esa libertad. A quienes no respeto es a aquellos que pretenden ser los int¨¦rpretes de la ciudadan¨ªa. Esa gente no se da cuenta de que el malestar tambi¨¦n va contra ellos.
P. Para algunos analistas, su Gobierno est¨¢ simb¨®licamente acabado. Prometi¨® crecimiento econ¨®mico, y est¨¢ reduci¨¦ndose. Busc¨® el apoyo de la clase media, y la clase media ha salido a la calle para protestar. Garantiz¨® seguridad, y no la hay.
R. Se lo he escuchado a la oposici¨®n. Hay una enfermedad cr¨®nica de la democracia y que se est¨¢ haciendo contagiosa en el mundo entero, la de pensar que la labor del Gobierno y la oposici¨®n es destruirse mutuamente, con lo que destruyen tambi¨¦n la democracia y la convivencia. Yo creo en una democracia en la que hay Gobierno y oposici¨®n, pero en la que ambos tratan de colaborar desde sus distintos puntos de vista para que el pa¨ªs avance hacia la direcci¨®n correcta. D¨¦jeme hablar del crecimiento. Durante el Gobierno anterior, porque de ah¨ª vienen los cr¨ªticos, el pa¨ªs creci¨® en promedio un 1,7% al a?o. La inversi¨®n y la productividad cayeron. El a?o pasado, primero de nuestro Gobierno, la econom¨ªa creci¨® un 4%, liderando el crecimiento de Am¨¦rica Latina y superando el crecimiento mundial. La inversi¨®n se recuper¨® fuertemente. Por lo tanto, fue un a?o de muchos logros en Chile. Creamos 70.000 nuevos empleos, se redujeron las desigualdades. Este a?o, 2019, ha sido muy dif¨ªcil porque la econom¨ªa mundial se ha debilitado. Las dos grandes potencias, Estados Unidos y China, se han enfrascado en una guerra comercial y eso ha tenido un impacto brutal en Chile, un pa¨ªs muy abierto, y ha afectado el precio de nuestros principales productos de exportaci¨®n, el cobre, la celulosa, la fruta. Nuestra expectativa de crecimiento era entre el 2,5% y el 3%. Esa previsi¨®n ya no es v¨¢lida porque estas tres semanas han provocado un da?o gigantesco a la econom¨ªa y no me refiero solamente al da?o material, tambi¨¦n ha reducido la confianza de los consumidores y los inversores. Tuvimos que cancelar la cumbre de APEC y la cumbre del clima, con dolor del alma. Creo que en el mes de octubre la tasa de crecimiento habr¨¢ sido negativa. Pero quiero decirles a los cr¨ªticos, a los partidos de oposici¨®n, que formaron parte de Gobiernos anteriores y que ellos, como nosotros, tampoco fueron capaces de ver lo que hemos descubierto ahora con las manifestaciones.
P. ?Cree usted que ha conseguido abrir canales de comunicaci¨®n eficientes con la oposici¨®n?
R. Al principio fue muy dif¨ªcil, porque vieron una oportunidad para sacar ventaja y toda propuesta del Gobierno era rechazada: ¡°No es suficiente, nada es suficiente¡±. Hicimos un cambio de gabinete, cambiamos gran parte del equipo pol¨ªtico: ¡°No es suficiente¡±. Presentamos una agenda social que significa un aumento del gasto en nuestro pa¨ªs como nunca antes hab¨ªa habido: ¡°No es suficiente¡±. Ahora nos estamos dando cuenta de que lleg¨® el momento de la responsabilidad democr¨¢tica, del compromiso republicano, de la unidad, de la grandeza, no de la divisi¨®n ni de la peque?ez. En los ¨²ltimos d¨ªas hemos hecho grandes avances con parte de la oposici¨®n. Porque hay una parte de la oposici¨®n que no tiene ninguna voluntad de colaborar, y hay otra parte de la oposici¨®n que a mi juicio est¨¢ tomando actitudes m¨¢s constructivas y nos ha permitido avanzar mucho en un acuerdo para sacar adelante la reforma de las pensiones, la reforma tributaria y, esperamos, muchas m¨¢s. Para aprobar la agenda social y la agenda de orden p¨²blico hacen falta leyes del Congreso, en el que somos minor¨ªa.
P. ?Le preocupa el da?o a la imagen internacional de Chile?
R. Por supuesto. Tengo en este momento un mill¨®n de preocupaciones, pero eso no significa que no tenga al mismo tiempo la capacidad de estar atento, de escuchar, de reaccionar, de tratar de encauzar estos dif¨ªciles tiempos que vive la sociedad chilena por el camino de la democracia, del di¨¢logo, de los acuerdos, de las soluciones y no por el camino de incendiarlo todo, como algunos quieren.
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