El giro de una c¨²pula militar cortejada por el presidente Evo Morales
Las fricciones con la polic¨ªa marcan la salida del mandatario boliviano
Uno de los factores clave de la ca¨ªda del presidente de Bolivia, Evo Morales, ha sido el papel pasivo que adoptaron las Fuerzas Armadas, que decidieron ¡°no enfrentarse al pueblo¡±, primero, y que, despu¨¦s, pidieron la renuncia del mandatario. Este hecho es parad¨®jico, porque los militares han sido sistem¨¢ticamente cortejados por Morales y su Gobierno, que les ayud¨® financieramente, les cedi¨® espacios de la Administraci¨®n del Estado, como la aeron¨¢utica, aument¨® su presupuesto y mantuvo excelentes relaciones con sus comandantes, el ¨²ltimo, Williams Kaliman, incluido, quien fue criticado por sus halagos a Morales, que los oficiales consideraban ¡°su presidente favorito¡±.
Morales se reun¨ªa cada lunes con el alto mando militar y participaba con gran entusiasmo en los desfiles y las actividades militares. Tambi¨¦n incorpor¨® a los soldados a diferentes tareas sociales del Estado, como la distribuci¨®n de bonos y programas de riego. El Gobierno de Morales apoy¨® fuertemente a las empresas militares, bajo la concepci¨®n nacionalista del Ej¨¦rcito como columna vertebral del desarrollo nacional.
Incluso en el momento de renunciar, Morales y su vicepresidente, ?lvaro Garc¨ªa Linera, evitaron recriminar a los militares por su inacci¨®n, mientras que s¨ª criticaron a ¡°sectores de la Polic¨ªa¡± que dejaron de actuar ante las protestas populares.
Pese a la proximidad del Gobierno ca¨ªdo y los uniformados, tambi¨¦n es cierto que estos se sintieron molestos, aunque sin expresarlo p¨²blicamente, por la intenci¨®n de Evo Morales de adoctrinarlos en una ideolog¨ªa izquierdista, por ejemplo, mediante la creaci¨®n de una Escuela Antiimperialista, de curso obligado para los oficiales.?
Pero la explicaci¨®n m¨¢s importante del comportamiento de los militares en esta crisis se halla en el encarcelamiento de los comandantes de las tres Fuerzas que dirigieron la represi¨®n de otra sublevaci¨®n popular, la que se produjo en octubre de 2003 en contra del presidente Gonzalo S¨¢nchez de Lozada. Estos militares fueron los ¨²nicos condenados con penas severas, de entre 10 y 15 a?os, en el juicio de responsabilidades instruido en contra de S¨¢nchez de Lozada durante el Gobierno de Evo. En su momento, se dijo que esta sentencia, fuertemente impulsada por el presidente, inhibir¨ªa a los sucesores de estos comandantes de volver a aceptar ¨®rdenes para encargarse del orden interno, cuando esto fuera necesario.?
Otra medida que el presidente Morales ha tenido que pagar en esta crisis ha sido su distanciamiento de la Polic¨ªa, que explica en gran parte el amotinamiento de esta en los d¨ªas finales de la crisis. La Polic¨ªa se sinti¨® ofendida por el Gobierno, especialmente por las circunstancias: la propia crisis interna de la instituci¨®n, que la condujo a incumplir las expectativas que el presidente y la sociedad hab¨ªan puesto en ella. Los esc¨¢ndalos se acumularon, siendo el peor de ellos el involucramiento del general Ren¨¦ Sanabria, exjefe de la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen, en un caso de narcotr¨¢fico. En respuesta, el Gobierno tuvo que relevar a la Polic¨ªa de dos tareas claves: la concesi¨®n de c¨¦dulas de identidad y de licencias de conducir. Se sab¨ªa que este hecho estaba causando un malestar dentro de la Polic¨ªa y en su momento se dijo que esto se traducir¨ªa, m¨¢s adelante, en protestas que podr¨ªan debilitar la estabilidad pol¨ªtica del pa¨ªs. Dejar al cuerpo policial herido, estar¨ªa detr¨¢s del comportamiento sedicioso que la instituci¨®n adopt¨® en estas semanas.
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