Evo Morales aterriza en la 4T
El depuesto mandatario pasa sus primeros d¨ªas en M¨¦xico cuidado por el entorno de L¨®pez Obrador
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
¡°No trae ni cartera, mano¡±, le contest¨® el canciller Marcelo Ebrard a un periodista que le pregunt¨® sobre los bienes con los que lleg¨® Evo Morales. Se puede llegar a M¨¦xico extenuado y sin dinero, pero ser¨ªa de mal gusto aterrizar en la Cuarta Transformaci¨®n ¡ªabreviada como la 4T¡ª?la v¨ªspera del cumplea?os del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, sin un pu?ado de referencias hist¨®ricas bajo el brazo.
¡°Volver¨¦ y ser¨¦ millones¡± dijo el l¨ªder cocalero, en una frase que unos atribuyen a Eva Per¨®n y otros a T¨²pac Katari antes de ser ejecutado por los espa?oles. Previamente pidi¨® al ej¨¦rcito boliviano ¡°paren esa masacre, paren¡±, evocando a monse?or Romero durante su famosa homil¨ªa de 1980 cuando en El Salvador los muertos ya se contaban por miles.
Hace menos de dos semanas, L¨®pez Obrador pronunci¨® la palabra ¡°golpe¡± cuando en M¨¦xico se discut¨ªa el malestar en las Fuerzas Armadas tras el fallido operativo para capturar al hijo de El Chapo Guzm¨¢n y la mayor¨ªa lo tom¨® a risa. Cuando Evo Morales baj¨® exhausto la escalerilla del avi¨®n que lo sac¨® de Bolivia muchos pensaron que eso s¨ª iba en serio, y que sus palabras eran m¨¢s irresponsables que simp¨¢ticas.
¡°M¨¦xico me salv¨® la vida¡±, dijo y la 4T lo apapach¨®, le habilit¨® un apartamento en el centro hist¨®rico, le dise?¨® la agenda y lo rode¨® de los antiguos escoltas de Pe?a Nieto para que pudiera salir a la calle. El estigma de Ram¨®n Mercader est¨¢ demasiado presente como para mandarlo a Coyoac¨¢n y que ¨¦l mismo se pague los muros y las alambradas de protecci¨®n. Tan presente est¨¢, que L¨®pez Obrador recomend¨® a todos leer a Padura.
El primer d¨ªa del derrocado mandatario comenz¨® el mi¨¦rcoles a las 8 de la ma?ana con una reuni¨®n con la rama pol¨ªtica de MORENA. Ah¨ª los diputados aceptaron aportar 500 pesos cada uno (unos 23 euros) mensuales para pagar su manutenci¨®n. Una hora despu¨¦s habl¨® ante la prensa y a la una de la tarde fue recibido en el Ayuntamiento de la capital donde volvi¨® a hablar ante los medios. A esas alturas Ebrard ya hab¨ªa tenido que explicar lo obvio a las voces que protestaban por su llegada: ¡°Cuando Trotsky lleg¨® a M¨¦xico, no se volvieron todos trotskistas¡±.
Pendiente del celular, con Bolivia ardiendo por los cuatro costados, Morales no sab¨ªa si en el majestuoso palacio del Ayuntamiento a donde le hab¨ªan llevado- donde un d¨ªa Mart¨ªnez Barrio tom¨® posesi¨®n como presidente de la II Rep¨²blica espa?ola en el exilio- iba a recibir las llaves de la ciudad o el t¨ªtulo de chilango honorario. ¡°Agradezco a la Ciudad de M¨¦xico este reconocimiento de¡¡±, e hizo una larga pausa para mirar la hoja que ten¨ªa delante, ¡°¡ciudadano distinguido¡±, dijo Morales ante la alcaldesa. Era su tercera conferencia de prensa en 24 horas.

Tras una hora y media ante los medios, el miedo hab¨ªa quedado conjurado. Si el entorno de L¨®pez Obrador tem¨ªa que Evo Morales cargara contra el vecino del norte y utilizara la 4T para continuar su proselitismo pol¨ªtico, debe saber que cambi¨® de tema y habl¨® de econom¨ªa cuando le preguntaron de forma expresa si Estados Unidos estaba tras el golpe.
Al d¨ªa siguiente, el mi¨¦rcoles, m¨¢s entrevistas y para las mismas le eligieron el Brick, un hotel boutique de la colonia Roma. No pidi¨® nada para comer ni beber y los tres caf¨¦s y dos aguas que se consumieron fueron de los acompa?antes. El jueves repiti¨®: muchos tuits y entrevistas en el mismo lugar.
Pero fue extra?o verlo desorientado. Subiendo y bajando de camionetas con escoltas y cristales oscuros durante un marat¨®n de entrevistas en su nuevo papel de voz en el desierto clamando contra un golpe a 5.245 kil¨®metros de casa. M¨¢s despistado a¨²n cuando el hotel de las entrevistas public¨® que en su local "no se discriminan a nadie por su raza, religi¨®n o color de piel" para calmar a su clientela.
Tal vez por eso Evo se quiere ir. Se le escap¨® el mi¨¦rcoles durante una entrevista con este peri¨®dico cuando dijo:? ¡°Me quiero ir¡±. Encerrado, obligado a guardar silencio a miles de kil¨®metros de La Paz, el panorama es muy distinto de aquella tarde de 2010 en la que enamor¨® a quienes hoy lo reciben.
Fue la ¨²ltima vez que Evo Morales estuvo en la Ciudad de M¨¦xico. Por aquel entonces, el l¨ªder cocalero llevaba cuatro a?os en el poder y estaba en la cresta de su popularidad. Hab¨ªa echado a las multinacionales y era el gran aliado de Hugo Ch¨¢vez. Aquel d¨ªa, bajo una carpa levantada en la plaza de Coyoac¨¢n, los pueblos ind¨ªgenas de M¨¦xico lo reconocieron como su l¨ªder espiritual y le entregaron su bast¨®n de mando durante un acto en el que hab¨ªa una pancarta que dec¨ªa: ¡°M¨¦xico necesita una rEVOluci¨®n¡±, como apunt¨¦ en mi libreta aquel soleado domingo de febrero.
Escuch¨¢ndole en primera fila estaban Alejandro Encinas, Claudia Sheinbaum, Porfirio Mu?oz Ledo y una mujer de 83 a?os llamada Rosario Ibarra. La 4T era por entonces un sue?o h¨²medo ahogado en el calderonismo, pero sus creadores quedaron encandilados con el l¨ªder aymara.
Nueve a?os despu¨¦s de aquello, el martes por la noche, Evo Morales, tirado en la cama de su nuevo hogar con la ropa puesta, va pasando aburrido de un canal a otro de televisi¨®n con las piernas cruzadas sobre el edred¨®n. Mientras va cerrando los ojos con el control en la mano recorre los noticieros de todo el mundo hasta que descubre a la hija de aquella se?ora que lo escuchaba en Coyoac¨¢n. En un primer momento, confunde las violentas im¨¢genes de su toma de posesi¨®n como responsable de Derechos Humanos con la investidura de Bolivia. Hay empujones, pu?etazos, pancartas y gritos entre los senadores que destrozan parte de la tribuna de oradores. Vuelve a poner atenci¨®n y confirma que s¨ª, que se trata de elegir a la responsable de Derechos Humanos de M¨¦xico. Antes de dormirse, podr¨ªa incorporarse a escribir una ¨²ltima frase en la libreta. Una que le servir¨¢ para ma?ana. Por ejemplo la de Dal¨ª, cuando reconoci¨® que no soportaba M¨¦xico porque es: "M¨¢s surrealista que mis cuadros¡±.
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