Iv¨¢n Duque se enfrenta a un paro nacional que pone a prueba su gesti¨®n

En las horas m¨¢s bajas de su a?o largo en el poder, el presidente de Colombia, Iv¨¢n Duque, se enfrenta este jueves a un paro nacional que acapara el debate p¨²blico y pone a prueba su liderazgo. A pesar de que la tradici¨®n sindical colombiana palidece frente a otros pa¨ªses de la regi¨®n, el llamado de las organizaciones de trabajadores puede verse potenciado por el descontento frente a un Gobierno que mantiene abiertos m¨²ltiples frentes de fricci¨®n social. En ese contexto, el paro ha terminado por despertar grandes expectativas en diversos sectores, as¨ª como temores entre otros ante la posibilidad de desmanes.

El Comando Nacional Unitario, que re¨²ne a varias centrales obreras, convoc¨® desde octubre a la movilizaci¨®n en contra de varias pol¨ªticas econ¨®micas, especialmente las reformas que afectan al mercado del trabajo y al sistema de pensiones. El Gobierno sostiene que no hay un ning¨²n texto definido frente a esos dos temas y los proyectos que presente ser¨¢n concertados. Sin embargo, las organizaciones de trabajadores argumentan que diversos voceros del Ejecutivo han dejado claro que apuntan a la flexibilizaci¨®n laboral y debilitar Colpensiones [el organismo estatal que las gestiona] a favor de los fondos privados.

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El llamado coincidi¨® con una serie de reclamos sociales de estudiantes ¡ªque se mantienen en las calles para pedir mayores recursos para la educaci¨®n superior¡ª, profesores, opositores y activistas de todo tipo que invitan a marchar. Hasta artistas como el cantante Carlos Vives han terminado sumergidos en la crispaci¨®n de las redes sociales por exponer sus razones para manifestarse, e incluso la Iglesia se mostr¨® a favor de la protesta pac¨ªfica. Las quejas van desde el incesante asesinato de l¨ªderes sociales, ind¨ªgenas y excombatientes que firmaron la paz, o el regreso del fantasma de las ejecuciones extrajudiciales por parte de las Fuerzas Armadas, hasta el bombardeo militar en el que murieron ocho menores de edad o la propia estigmatizaci¨®n de la protesta social.

El Centro Democr¨¢tico, el partido de Gobierno fundado por el expresidente ?lvaro Uribe, ha atribuido la movilizaci¨®n a "la estrategia del Foro de Sao Paulo que intenta desestabilizar las democracias de Am¨¦rica Latina, secundado por grupos opositores cuyo prop¨®sito ha sido bloquear" al debilitado Ejecutivo de Duque. Desde el propio Gobierno, que lanz¨® una agresiva campa?a con el lema "Colombia no para", se han mostrado preocupados frente al orden p¨²blico y el vandalismo, acusan esfuerzos de "desestabilizaci¨®n" y enfatizan un trasfondo pol¨ªtico que nadie ha intentado esconder. Las autoridades tomar¨¢n una serie de medidas que incluyen el cierre de las fronteras, y la presencia de militares en Bogot¨¢ ya ha despertado cr¨ªticas. "Si se prolonga, todo est¨¢ previsto", ha dicho la ministra del Interior, Nancy Patricia Guti¨¦rrez.

"La protesta social pac¨ªfica es un derecho de los colombianos, y es un deber del Estado, de los gobernantes locales, garantizar el ejercicio de la protesta pac¨ªfica", dijo el presidente el fin de semana en el estreno de "Con¨¦ctate con Duque", un programa de televisi¨®n de m¨¢s de dos horas en el que se dedic¨® a defender su obra de Gobierno, acompa?ado de algunos de sus ministros. "Pero tambi¨¦n es un deber de todos rechazar censurar, acusar, develar y sancionar, ejemplarmente, a quienes pretenden apelar a la violencia, al vandalismo y al pillaje, para atentar contra los derechos de los colombianos", a?adi¨®.

"Es muy probable que el 21 de noviembre se presenten desmanes. Hay demasiada animosidad en el aire y, en r¨ªo revuelto, los v¨¢ndalos y saboteadores buscan el caos", valoraba en su editorial el peri¨®dico El Espectador.?"Sin embargo, todo debe tener sus justas proporciones. Si miles de colombianos marchan pac¨ªficamente, es injusto que el enfoque del cubrimiento del paro sea el de la violencia".

Duque, que lleg¨® al poder en agosto del a?o pasado con el apoyo decidido de los empresarios, ha debido enfrentar una creciente movilizaci¨®n social. Ya ha tenido que lidiar, entre otras, con oleadas tanto de protestas estudiantiles como de comunidades ind¨ªgenas. La huelga del jueves, sin embargo, llega en un momento de particular debilidad pol¨ªtica para el mandatario, que carece de mayor¨ªas legislativas.

Los candidatos del Centro Democr¨¢tico perdieron en las principales ciudades en las elecciones locales y regionales de octubre, la desaprobaci¨®n de Duque alcanza el 69% en las encuestas m¨¢s recientes y la oposici¨®n forz¨® este mes la renuncia del cuestionado ministro de Defensa, Guillermo Botero, relevado por el excanciller Carlos Holmes Trujillo. Fue precisamente durante el debate de moci¨®n de censura a Botero en el Senado cuando se conoci¨® la operaci¨®n militar contra disidencias de las FARC el pasado agosto en la que murieron al menos ocho menores de edad en el departamento de Caquet¨¢, un episodio que ha desatado una nueva oleada de indignaci¨®n.

En el plano econ¨®mico, Colombia exhibe un envidiable crecimiento ¨C3,3% del PIB en el tercer trimestre¨C, pero la tasa de desempleo se mantiene en dos d¨ªgitos y ha pasado a ser la principal preocupaci¨®n de los colombianos en las encuestas. Adem¨¢s, el Gobierno debe volver a pasar por el Congreso la resistida reforma tributaria con la que ya contaba despu¨¦s de que la Corte Constitucional tumb¨® la legislaci¨®n original por problemas de tr¨¢mite. Terreno f¨¦rtil para un descontento que los manifestantes se proponen hacer resonar en las calles.