Uruguay se prepara para dar un giro a la derecha en las elecciones presidenciales
Los partidos conservadores llegan unidos contra el Frente Amplio a la segunda vuelta de este domingo
![El mitin del candidato Luis Lacalle Pou.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/DVIDQJANONYYHW26YEIDDPUWOM.jpg?auth=dd73288de582cc7441ececda86dac1e00b493280aaae6864984aaaeca417f7bc&width=414)
Todos los sondeos coinciden en anunciar la victoria de la derecha en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Uruguay, terminando as¨ª con 15 a?os de gobiernos del izquierdista Frente Amplio (FA). Luis Lacalle Pou, al frente de una coalici¨®n conservadora que incluye un partido de extrema derecha, le lleva una c¨®moda ventaja a Daniel Mart¨ªnez, candidato del oficialismo.
Los sondeos publicados la semana antes de la votaci¨®n le atribuyen entre cinco y ocho puntos de ventaja a Lacalle Pou, con una cifra de indecisos que ronda el 6%. El Frente Amplio gan¨® la primera vuelta el 27 de octubre con el 39% de los votos, pero desde entonces no ha logrado progresar ni un solo punto, seg¨²n las encuestas. Lo contrario ha sido para Lacalle Pou, quien obtuvo un 28%. Justo despu¨¦s de aquella derrota se puso al frente de una coalici¨®n conservadora integrada por todo el arco pol¨ªtico?que repele al Frente Amplio. La izquierda, que obtuvo tres mayor¨ªas parlamentarias consecutivas hasta estos comicios, ha perdido unos nueve puntos desde las elecciones de 2014.
La creaci¨®n de una coalici¨®n en torno al l¨ªder del Partido Nacional, Luis Lacalle Pou, es el factor determinante del vuelco pol¨ªtico que vive Uruguay. El Partido Nacional o Blanco logr¨® sumar al otro partido tradicional de Uruguay, el Colorado, con el 12% de los votos en octubre, y a Cabildo Abierto, (10% de los sufragios), formaci¨®n creada este a?o por el general retirado Manini R¨ªos, un admirador de Bolsonaro que ha defendido a los torturadores de la dictadura uruguaya (1973-1984). Es abiertamente hom¨®fobo y antifeminista. La coalici¨®n tambi¨¦n ha tenido el apoyo de varios partidos peque?os del arco conservador.
Nada m¨¢s conformarse, la ¡°coalici¨®n multicolor¡± public¨® un programa com¨²n destinado a tranquilizar a los electores centristas, situados principalmente en el Partido Colorado, que garantiz¨® que no se derogar¨ªan las leyes promovidas por el Frente Amplio para despenalizar el aborto, permitir el matrimonio homosexual o proteger a las personas trans. El documento hizo ¨¦nfasis en uno de los grandes temas de la derecha, la inseguridad p¨²blica, con una gran bater¨ªa de medidas, como la ampliaci¨®n del concepto de leg¨ªtima defensa para polic¨ªas y militares, que la izquierda ha calificado de ¡°pol¨ªtica del gatillo f¨¢cil¡±.
En materia econ¨®mica, el programa ha sido algo vago, con promesas de cambios impositivos para el sector agr¨ªcola, tradicional apoyo del Partido Nacional, as¨ª como medidas de ahorro presupuestario que no afectar¨ªan a los programas sociales.
Ante todo esto, el Frente Amplio esperaba atraer a sectores del centro asustados por los ultras de Cabildo Abierto o desconfiados de la propuesta program¨¢tica de la coalici¨®n conservadora. Pero, como se?ala el polit¨®logo Daniel Chasquetti, ¡°los votantes no parecen ver como peligroso a este nuevo partido, no lo calibran como extrema derecha y no lo asocian con otros fen¨®menos similares en Latinoam¨¦rica o el resto del mundo¡±.
El abandono del interior
Para el analista Eduardo Bottinelli, director de la encuestadora Factum, en estos a?os se ha producido un cambio en el electorado uruguayo: ¡°Los habitantes de los departamentos del interior y las clases humildes fueron el principal sost¨¦n del Frente Amplio, pero se trata de un electorado vol¨¢til que se sinti¨® defraudado por el Gobierno¡±.
La desaceleraci¨®n econ¨®mica y el temor al desempleo se sumaron a una gesti¨®n de Gobierno que ofreci¨® menos soluciones a los m¨¢s pobres. ¡°En la primera gesti¨®n del FA se produjeron enormes transformaciones como la reforma tributaria, el mayor acceso al sistema de salud o la creaci¨®n del Plan Ceibal, que distribuy¨® gratuitamente computadoras a los escolares. En el segundo mandato, se vot¨® el horario de ocho horas para los peones rurales y se formalizaron miles de empleos, como el de las empleadas dom¨¦sticas, que estaban totalmente sumergidos¡±, se?ala Bottinelli.
Una fuente del Frente Amplio reconoce que la coalici¨®n de izquierdas se ha convertido en un partido urbano, con Montevideo como basti¨®n donde se concentra un tercio de la poblaci¨®n. Pero en los departamentos del interior, donde el FA logr¨® buenos resultados en 2014, la legalizaci¨®n de la marihuana, la despenalizaci¨®n del aborto, el matrimonio homosexual o las medidas de apoyo a la poblaci¨®n trans no fueron siempre bien recibidas.
¡°La inseguridad ciudadana estuvo muy presente en la agenda pol¨ªtica, pero en nuestros estudios, nosotros ven¨ªamos detectando desde hac¨ªa mucho tiempo otras preocupaciones profundas, como el miedo al desempleo o las dificultades para el acceso a una vivienda. El tema de la vivienda nos parece clave, y en este aspecto el Frente Amplio no logr¨® una transformaci¨®n¡±, explica Bottinelli.
El profesor de Ciencias Pol¨ªticas Jorge Lanzaro considera que el FA y su candidato, Daniel Mart¨ªnez, no lograron comunicarse bien con la poblaci¨®n, a pesar de que mantuvo su estatuto de partido dominante, con un fuerte apoyo en la sociedad civil. ¡°El sector educativo, el mundo de la cultura, los sindicatos, todos esos sectores mantienen su apoyo al Frente Amplio. Gane o pierda, el FA seguir¨¢ siendo el partido de izquierdas m¨¢s grande, consistente y organizado de Am¨¦rica Latina¡±, considera Lanzaro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.