Las protestas en Colombia tienen banda sonora
Los m¨²sicos se vuelcan a la calle para apoyar las protestas contra el Gobierno de Iv¨¢n Duque
Colombia suena. Con su deslumbrante diversidad de ritmos, es un pa¨ªs donde la m¨²sica congrega. Y en medio de las protestas contra el Gobierno de Iv¨¢n Duque, que entran en su tercera semana, los artistas no han agachado la cabeza. Por el contrario, mientras el di¨¢logo entre el Ejecutivo y los organizadores del paro nacional que desat¨® una serie de marchas con reivindicaciones variopintas parece estancarse, los m¨²sicos de todo tipo prometen tomar la batuta para impulsar la movilizaci¨®n en las calles.
¡°Hay algo interesant¨ªsimo con estas jornadas, y es la estetizaci¨®n de la protesta: m¨²ltiples formas de protestas diversas que m¨¢s que a una militancia corresponden a una expresi¨®n org¨¢nica y libre de las ciudadan¨ªas¡±, se?al¨® a este peri¨®dico Iv¨¢n Benavides, el m¨²sico, compositor y productor colombiano que durante su destacada trayectoria ha estado detr¨¢s de proyectos como Carlos Vives y La Provincia, Sidestepper o Chocquibtown. ¡°En este momento, en cualquier parte de Colombia, las marchas vienen acompa?adas de m¨²sica. Eso hace que los artistas sean protagonistas¡±, reflexiona. Considera que el malestar ciudadano apunta a reclamos puntuales que se pueden resumir en la implementaci¨®n plena del acuerdo de paz, los derechos humanos, el respeto al derecho a la protesta pac¨ªfica y el rechazo tanto a la corrupci¨®n como a algunas pol¨ªticas econ¨®micas. ¡°Es una protesta en contra de la injusticia social, y el artista hace parte del pueblo. Es un clamor generalizado, y el sector cultural est¨¢ muy vinculado a esta necesidad de hacerse escuchar y hacerse sentir¡±, concluye.
El malestar social, canalizado a trav¨¦s de los artistas, encierra una particular paradoja para Duque. El mandatario ha promovido la llamada ¡°econom¨ªa naranja¡±, que se refiere a las industrias creativas, desde que trabajaba en la divisi¨®n de asuntos culturales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Ya en el poder la ha convertido en una de sus banderas. Sin embargo, el mundo de la cultura le ha sido mayoritariamente adverso. Los s¨ªntomas ya se hab¨ªan manifestado en otras disciplinas. A comienzos de a?o, en el marco del Hay Festival de Cartagena, la ministra de Cultura fue abucheada durante una presentaci¨®n de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie en un barrio popular, y unas semanas despu¨¦s la vicepresidenta, Marta Luc¨ªa Ram¨ªrez, result¨® silbada en la inauguraci¨®n del Festival de Cine de Cartagena. Pero ha sido durante las protestas de estos d¨ªas cuando se ha hecho evidente que cuentan con el respaldo de muchos m¨²sicos.
Las movilizaciones comenzaron formalmente con el multitudinario paro nacional del jueves 21 de noviembre, una jornada que acab¨® con un in¨¦dito y masivo cacerolazo que reson¨® con fuerza a lo largo de la noche en distintos rincones de Colombia. El objetivo era reivindicar la protesta pac¨ªfica que al final de la tarde hab¨ªa sido empa?ada por algunos disturbios. A partir de entonces, comenzaron a multiplicarse diversas convocatorias, m¨¢s o menos espont¨¢neas y mayoritariamente festivas, que comenzaron a tener sus propias partituras.
El primer gran empuj¨®n lleg¨® con el emotivo ¡°cacerolazo sinf¨®nico¡± del mi¨¦rcoles 27 de noviembre ¡ªformalmente la segunda jornada de paro convocada por los organizadores¡ª. Ese d¨ªa, unos 300 m¨²sicos de conservatorios de distintas universidades, as¨ª como orquestas filarm¨®nicas y sinf¨®nicas, se reunieron en el Parque de los Hippies de Bogot¨¢ para interpretar desde Colombia tierra querida ¡ªun himno no oficial de los colombianos¡ª hasta el quinto movimiento de la novena sinfon¨ªa de Beethoven. El mismo que, en referencia a la diosa Alegr¨ªa, reza que ¡°todas las personas se vuelven hermanos all¨ª donde los roza tu ala¡± (¡°Alle Menschen werden Br¨¹der, wo dein sanfter Fl¨¹gel weilt¡±).
Desde entonces, se han producido decenas de eventos con diversos ritmos, desde tambores y bater¨ªas, a menudo con ambiente de batucada, hasta violines o disc jockeys, casi siempre acompa?ados al final por las cacerolas. En Medell¨ªn, una decena de artistas se presentaron en el Desconcierto Nacional. Surgieron colectivos como El Paro Suena, que ha promovido el lema La m¨²sica resiste, y Un canto por Colombia, que organiza el que promete ser el mayor concierto de todos, el pr¨®ximo domingo 8 de diciembre en Bogot¨¢. Con un destacado cartel, el evento estaba programado originalmente en el Parque Metropolitano Sim¨®n Bol¨ªvar, pero decidieron llevarlo a las calles, como los manifestantes. Una suerte de tarima m¨®vil recorrer¨¢ la Carrera S¨¦ptima, con paradas en el Parque Nacional, el Parque de los Hippies y la plazoleta de la Calle 85.
¡°Nos sumamos a las voces de quienes piensan que el camino nunca es la violencia¡±, declaraba el comunicado original firmado a manera de manifiesto por una veintena de artistas. Entre la decena de puntos que reclaman, se destacan la implementaci¨®n de la paz, la lucha implacable contra la corrupci¨®n y armonizar el desarrollo econ¨®mico con el medioambiente, entre otros. ¡°Es un ejercicio diverso de artistas colombianos, colombianas, que participamos activamente en la transformaci¨®n de este pa¨ªs¡±, explic¨® C¨¦sar L¨®pez al anunciar el concierto callejero. El colectivo plantea el arte como un ¡°tramitador de las emociones¡±, y reconoce que Colombia tiene una deuda social acumulada que ha llegado a su l¨ªmite y un deterioro en el estado de ¨¢nimo derivado de sus largos a?os en guerra.
En la antesala del paro, Carlos Vives fue carne de redes sociales por apoyar las marchas. Ante las insistentes cr¨ªticas y reclamos, J Balvin por fin le pidi¨® al Gobierno durante un concierto que escuche a la juventud, ¡°porque si est¨¢ saliendo es porque algo necesita¡±. Salvo ese par de declaraciones t¨ªmidas, las s¨²per estrellas de la industria han evitado pronunciarse, mientras que varios de los artistas que promueven Un canto por Colombia ejercen sin reparos alg¨²n tipo de activismo. Adriana Luc¨ªa, quien interpreta distintos ritmos del Caribe, ha recorrido diversos rincones del pa¨ªs rural como portavoz de la reconciliaci¨®n y en apoyo de la implementaci¨®n del acuerdo de paz. Tambi¨¦n L¨®pez, creador de La Escopetarra, una guitarra hecha a partir de un fusil como s¨ªmbolo de paz. O el grupo Monsieur Perin¨¦, que ha participado en una alianza contra la deforestaci¨®n.
¡°Hemos logrado generar a trav¨¦s de esta coyuntura un di¨¢logo muy espont¨¢neo entre muchos artistas colombianos con diferentes posturas, luchas y causas¡±, apunta Catalina Garc¨ªa, de Monsieur Perin¨¦. La vocalista de 33 a?os, tambi¨¦n conocida como Madame Perin¨¦, reclama abrir el escenario para que se expresen las diferentes visiones y voces de la ciudadan¨ªa. ¡°Hemos heredado dolores, duelos, frustraciones. Es un momento muy especial para Colombia, que quiz¨¢s nuestra generaci¨®n y otras anteriores hemos venido deseando, forjando, indagando, alimentando a trav¨¦s de nuestro oficio al hacer m¨²sica en un pa¨ªs que ha estado tan violentado, que ha estado en manos siempre del conflicto, de la corrupci¨®n, de las armas. Nosotros los artistas hemos elegido unos oficios que aportan luz, visiones de identidad, diversas, que se manifiestan en paz y apelan a la sanaci¨®n¡±.
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