La voz que canta a la transici¨®n sudanesa
La estudiante, de 22 a?os, se ha convertido en el s¨ªmbolo de la revoluci¨®n que derroc¨® a Omar al Bashir
Alaa Salah (Jartum, 22 a?os) lleg¨® exhausta y af¨®nica a su casa el pasado 8 de abril. Las ¨²ltimas horas hab¨ªan sido de mucha adrenalina. Estaba euf¨®rica. Por primera vez en muchas semanas, los manifestantes hab¨ªan logrado volver a las puertas del cuartel general del Ej¨¦rcito en la capital sudanesa, epicentro de meses de protestas contra la dictadura de Omar al Bashir. "?ramos m¨¢s de un mill¨®n de personas", asegura emocionada. Aun as¨ª, esta estudiante de Arquitectura no era consciente de la vertiginosa transformaci¨®n que se estaba produciendo en su vida. Una foto de esa tarde, en la que ella era la protagonista, estaba llegando a millones de personas a trav¨¦s de las redes sociales y algunos de los principales medios internacionales. Se hab¨ªa convertido en el s¨ªmbolo de la revoluci¨®n sudanesa.
En la imagen, subida a un coche y con un dedo apuntando al cielo, Salah animaba a los manifestantes a resistir mientras cantaba poemas y decenas de tel¨¦fonos m¨®viles inmortalizaban el momento. "Thawra" (revoluci¨®n, en ¨¢rabe) coreaba la multitud. Con una t¨²nica blanca llamada thawb?¡ªutilizada en d¨¦cadas anteriores por las mujeres durante las protestas antigubernamentales¡ª y grandes pendientes dorados en forma de luna, Salah desafiaba las leyes de orden p¨²blico que durante los 30 a?os de Al Bashir en el poder hab¨ªan oprimido a las mujeres con multas y castigos por su vestimenta, fumar o incluso cantar.??
Taken by me@lana_hago#8aprile pic.twitter.com/o7pDUsQg84
— Lana H. Haroun (@lana_hago) April 8, 2019
Tres d¨ªas despu¨¦s, el Ej¨¦rcito desaloj¨® del poder a Al Bashir, pero la revoluci¨®n estaba a¨²n lejos de su final. Los ciudadanos manten¨ªan sus reivindicaciones ¡ªcuya mecha hab¨ªa prendido tras la suspensi¨®n de los subsidios al pan a finales de 2018¡ª y la Junta Militar que hab¨ªa asumido el poder no generaba ninguna confianza.
Criada en una familia acomodada, Salah vivi¨® con intensidad las protestas que se prolongaron durante casi tres a?os en el pa¨ªs tras la primavera ¨¢rabe de 2011. "Pese a ser una escolar, sent¨ªa perfectamente a trav¨¦s de mis hermanos que el pa¨ªs estaba viviendo momentos clave. Me frustraba no poder participar, sent¨ªa que deb¨ªa actuar por mi pa¨ªs", aseguraba este martes durante una entrevista con EL PA?S en la Casa de Am¨¦rica de Madrid.
Con Al Bashir encarcelado y con Salah convertida en la Dama de la Libertad o la nueva kandaka ¡ªt¨¦rmino con el que se conoce a?las antiguas reinas de Nubia¡ª, "decenas de miles de personas se desplazaron de todo el pa¨ªs a la capital para forzar a los militares a dejar el poder", asegura. "Las sentadas y las protestas se hab¨ªan extendido por casi todos los sectores. La situaci¨®n era insostenible", a?ade. La poblaci¨®n, asfixiada econ¨®micamente por la tercera tasa de inflaci¨®n m¨¢s elevada del mundo ¡ªsolo por detr¨¢s de la de Venezuela y Sud¨¢n del Sur¡ª, estaba dispuesta a resistir en pro de una transici¨®n democr¨¢tica.
La represi¨®n de los militares fue in crescendo durante las siguientes semanas hasta el ba?o de sangre que se produjo el 3 de junio en Jartum. "El peor d¨ªa de la historia reciente del pa¨ªs", murmura. Ese d¨ªa, las Fuerzas de Respuesta R¨¢pida ¡ªun grupo paramilitar controlado por el Gobierno que tambi¨¦n opera en los conflictos de Yemen y Libia¡ª impusieron su ley en la urbe sudanesa. Decenas de cad¨¢veres aparecieron en el Nilo ¡ªotros se sumergieron con piedras¡ª y al menos 70 mujeres y hombres fueron violados. "Nos cortaron la conexi¨®n a Internet, sin el que nunca hubiera sido posible derrocar a Al Bashir", comenta. Varios organismos independientes elevan la cifra de muertos ese d¨ªa a m¨¢s de un centenar.?
La represi¨®n se redujo tras la masacre. Y en agosto, militares y civiles pusieron en marcha un proceso de transici¨®n que durar¨¢ 39 meses y debe culminar con la celebraci¨®n de elecciones libres. "Tenemos esperanza porque estamos empezando a ver signos positivos. Las mujeres nos sentimos mucho m¨¢s libres que a principios del a?o", sentencia Salah.
La activista asegura que a¨²n no ha tenido tiempo de pensar fr¨ªamente si ser¨¢ candidata o no en las futuras elecciones. "A¨²n tengo mucho que aportar desde fuera de la pol¨ªtica. Y siempre estar¨¦ disponible para servir a mi pa¨ªs", sostiene.
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