Las hijas del Gulag tienen derecho a una casa
Tres descendientes de represaliados por el estalinismo logran que el Tribunal Constitucional de Rusia les conceda un apartamento en Mosc¨², de donde se deport¨® a sus familias
Alisa M¨¦issner, Yevgenia Shasheva y Elizabeta Mij¨¢ilova nacieron en el Gulag. Sus primeros recuerdos son de aquellos campos de trabajos forzados sovi¨¦ticos a los que se enviaba a muchos prisioneros y donde tambi¨¦n fueron condenadas sus familias, consideradas ¡°enemigas del Estado¡± por la dictadura estalinista. Ahora, tras a?os de pelea judicial, el Tribunal Constitucional ha reconocido el derecho de estas tres mujeres a tener una vivienda gratuita en Mosc¨², la ciudad de la que desterraron a sus padres hace d¨¦cadas y a quienes arrebataron todas sus propiedades.
El fallo de ese alto tribunal ruso, hecho p¨²blico el pasado viernes, abre la puerta a miles de reclamaciones en todo el pa¨ªs. Cerca de 12 millones de personas fueron v¨ªctimas de las purgas estalinistas, seg¨²n las estimaciones de la ONG Memorial. Deportados, encarcelados, enviados a campos de trabajo, asesinados. Solo entre 1937 y 1938, los a?os conocidos como el Gran Terror, fueron represaliadas 1,6 millones de personas. ¡°Esta decisi¨®n judicial deja ver tambi¨¦n que Rusia es financieramente responsable de la represi¨®n¡±, asegura Grigory Vaipan, uno de los abogados del Instituto de Derecho y Pol¨ªticas P¨²blicas (ITS) que ha llevado el caso de las tres hijas del Gulag. Y eso es important¨ªsimo, sostiene.
En la d¨¦cada de los noventa, el Estado prometi¨® compensar a aquellos a quienes se les hab¨ªa expropiado su casa durante el estalinismo y, en ocasiones, darles un hogar. Pero pronto las autoridades regionales establecieron restricciones legales y se hizo casi imposible obtener un piso para las v¨ªctimas de la represi¨®n, a quienes legalmente les corresponde una indemnizaci¨®n por p¨¦rdida de vivienda de unos 10.000 rublos (unos 140 euros). En Mosc¨², por ejemplo, para reclamar el derecho a un apartamento deb¨ªan esperar m¨ªnimo una d¨¦cada y demostrar que no tienen ingresos para adquirir uno por su cuenta.
La sentencia a favor de las tres mujeres abre la puerta a que miles de v¨ªctimas de las represiones estalinistas sean resarcidas. ¡°Hoy son muchos los ciudadanos de Rusia que contin¨²an viviendo en el exilio al que desterraron a sus familias. La ley recog¨ªa el derecho a volver a casa, pero hasta hoy era ilusorio¡±, dice el abogado Vaipan.
Se les dar¨¢ una nueva vivienda, eso s¨ª. Para las tres mujeres no parece haber esperanzas de recuperar aquello que hab¨ªa sido de su familia y fue expropiado por el Estado.
Alisa M¨¦issner sigue viviendo en Kirov, en un peque?o apartamento devorado por el moho y la humedad, no demasiado lejos de lo que fue el gulag donde naci¨®. Probablemente, si no fuese por la represi¨®n, vivir¨ªa en el centro de Mosc¨², cuenta por tel¨¦fono la mujer, de 69 a?os. Su familia era de posibles y ten¨ªa un amplio piso en el bulevar Chistiprudi, hoy uno de los barrios m¨¢s animados y de moda de la capital rusa. Estaban emparentados con el famoso farmac¨¦utico prerrevolucionario Vlad¨ªmir Ferrein, que abri¨® una de las farmacias m¨¢s grandes de Europa en Mosc¨². M¨¦issner fue hasta aquel apartamento un d¨ªa y se anim¨® a llamar al timbre. En cuanto cont¨® su historia le cerraron la puerta sin mediar palabra.
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Gepostet von Grigory Vaypan am Montag, 9. Dezember 2019
Cuenta M¨¦issner que, como indica su apellido, su familia es de la minor¨ªa germ¨¢nica. Su madre fue contable en la planta Lij¨¢chev, la legendaria f¨¢brica de automoci¨®n de Mosc¨² que fabricaba desde camiones hasta las limusinas para los principales funcionarios de la URSS. Pero cuando empez¨® la II Guerra Mundial, aquellos que ten¨ªan v¨ªnculos con Alemania se volvieron sospechosos. Y su abuelo fue desterrado a un campo de trabajo en lo que hoy es Kazajist¨¢n junto a su esposa e hijas. Ni siquiera les dejaron permanecer juntos. La madre de M¨¦issner fue destinada a la industria forestal, a un asentamiento especial en la regi¨®n de Kirov. All¨ª conoci¨® a su esposo. Y all¨ª, en el destierro, naci¨® Alisa.
Medida urgente
El Constitucional ruso, con sede en San Petersburgo, ha dictaminado, adem¨¢s, que el fallo debe aplicarse de forma urgente. Algo que da esperanza a Elizabeta Mij¨¢ilova, de 71 a?os. Su hermana Lenin ¨Caunque todo el mundo la conoc¨ªa como Helena--, quien inici¨® la demanda para la restituci¨®n de un hogar para toda la familia, a la que despu¨¦s se unieron Shasheva y M¨¦issner, muri¨® el pasado febrero sin ver lo que hab¨ªa logrado.
Mij¨¢ilova vive en un apartamento de 47 metros cuadrados en el que solo una cortina separa el ba?o del sal¨®n-cocina. Lo comparte con sus dos hijos. All¨ª, a la regi¨®n de Vlad¨ªmir, fueron a parar tras haber dado tumbos por Moldavia y Rusia, despu¨¦s de que su padre pasara a?os en campos de trabajo en Magad¨¢n, en el Lejano Oriente ruso.
No se trata solo de obtener una vivienda en la capital. ¡°Quiero demostrar a todos los niveles que mis padres no estaban all¨ª (en los campos y asentamientos de Komi) por su propia voluntad, que nac¨ª en el exilio¡±, reclam¨® Yevguenia Shasheva ante los jueces.
Sus padres se conocieron en un gulag en la Rep¨²blica de Komi conocido por sus minas. ?l hab¨ªa sido enviado al campo de trabajo acusado de espiar para Jap¨®n. Ella, que hab¨ªa estado presa en un campo nazi en Polonia, fue enviada tras la liberaci¨®n a uno sovi¨¦tico. Y en Komi ha pasado Shasheva toda su vida. Como otros muchos represaliados y sus descendientes, arrastr¨® durante a?os la carga de que sus padres fueran durante un tiempo ¡°enemigos del pueblo¡±. Una carga que ni siquiera desapareci¨® cuando, primero uno y luego la otra, cumplieron su pena y fueron rehabilitados. Al principio, por ley, no ten¨ªan derecho a vivir en las grandes ciudades.
Como ¨²nica herencia, Alisa M¨¦issner solo conserva una cuchara plateada con una f grabada, por la inicial de su abuela; y algunas fotograf¨ªas ajadas. La vida de Elizabeta Mij¨¢ilova cabe en una caja de cart¨®n que descansa bajo el televisor. En ella guarda las fotos familiares, algunas cartas y documentos. Cuando las autoridades de Mosc¨² les entreguen la vivienda que les corresponde, ser¨¢ una forma de empezar de nuevo, dice M¨¦issner. Pero tambi¨¦n una herencia y un recuerdo de esas ¡°vidas rotas¡±.
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