Peregrinos de ida y vuelta bajo la ocupaci¨®n en Bel¨¦n
La recuperaci¨®n del turismo en la ciudad palestina se ve empa?ada por la trabas impuestas por el Ej¨¦rcito israel¨ª y el declive de la comunidad cristiana
La mayor¨ªa llega en autobuses desde Jerusal¨¦n, visita la bas¨ªlica de la Natividad, donde la tradici¨®n jud¨ªa sit¨²a el nacimiento de Jes¨²s, y se va horas despu¨¦s. El paso de los miles de peregrinos cristianos que cada a?o viajan a Tierra Santa no se nota tanto en la econom¨ªa de la ciudad palestina como a sus residentes les gustar¨ªa. ¡°?El impacto del turismo en Bel¨¦n? La basura que la gente deja a su paso...¡±, afirma sin tapujos Fadi Kattan, chef franco-palestino del restaurante Fauda, haciendo referencia al escaso consumo que generan los viajeros.
Pese a la propaganda israel¨ª que desaconseja viajar a la zona por seguridad, el alcalde de Bel¨¦n, Anton Salman, afirma que no dejan de llegar grupos de turistas, en una l¨ªnea creciente desde 2017. ¡°Esperamos que un mill¨®n y medio de personas vengan estas fiestas¡±, declara. El efecto real en la econom¨ªa de este municipio de 25.000 habitantes es m¨¢s dudoso. Seg¨²n George Rishmawi, experto en turismo, de los 700 operadores con permiso para trabajar en la ciudad, solo 46 son palestinos, y apenas un tercio de los visitantes pernoctan en la ciudad.
Para atraer m¨¢s turistas, se ha restaurado la calle de la Estrella, v¨ªa empedrada que anta?o conduc¨ªa a la?bas¨ªlica de la Natividad, pero los esfuerzos son insuficientes. El Vaticano ha aportado este a?o una novedad que favorece al turismo, gracias a la decisi¨®n del Papa de enviar a Tierra Santa una reliquia de la cuna de Jes¨²s. Para los creyentes, la esquirla de tan solo 2,5 cent¨ªmetros de largo es sagrada.
Viaj¨® en un relicario de plata desde la bas¨ªlica romana de Santa Mar¨ªa la Mayor hasta Tierra Santa, de donde sali¨® en el siglo VII ante la expansi¨®n del islam. ¡°Es la primera vez que se divide una pieza de tal trascendencia¡±, destaca Tomasz Grysa, consejero de la Nunciatura Apost¨®lica. De su nuevo emplazamiento en Santa Catalina saldr¨¢ solo en fechas puntuales para ser adorada en la gruta de la Natividad.
La llegada del relicario a Bel¨¦n coincidi¨® con la ceremonia de encendido de la iluminaci¨®n del gran ¨¢rbol navide?o en la plaza del pesebre, un acto multitudinario que, entre otras actuaciones musicales, cont¨® con los villancicos interpretados por la joven soprano espa?ola Inma Guil. Entre los c¨¢nticos navide?os y los arrebatos de fe de los visitantes, la comunidad cristiana se enfrenta a la p¨¦rdida de su identidad.
Bel¨¦n es una de las poblaciones m¨¢s afectadas por la pol¨ªtica de expansi¨®n de los asentamientos jud¨ªos. ¡°Si no se pone freno, se doblar¨¢ el n¨²mero de colonos en nuestra tierra en la pr¨®xima d¨¦cada¡±, advierte Suhail Sami Jalilieh, miembro de un centro de investigaci¨®n sobre las colonias. A sus espaldas se alza imponente Har Homa, un asentamiento cuyo aspecto uniforme contrasta con la dispersi¨®n de los barrios ¨¢rabes. Rodeada por 18 asentamientos, Bel¨¦n est¨¢ separada de Jerusal¨¦n, de la que dista tan solo 10 kil¨®metros, por el muro erigido por Israel a partir de 2002. La entrada a la cuna de la cristiandad est¨¢ jalonada por seis puestos de control del Ej¨¦rcito que a¨ªslan cada vez m¨¢s a sus residentes.
Kattan, el chef franco-palestino, denuncia que, debido al muro y los asentamientos que rodean Bel¨¦n, los empresarios locales ya no tienen acceso a muchos recursos naturales. Cuando se le pregunta acerca de la gastronom¨ªa palestina, replica mientras agita los brazos con ¨¦nfasis: ¡°Los israel¨ªes nos roban cualquier elemento de nuestra identidad, m¨¢s all¨¢ del falafel¡±.
Mientras tanto, en Jerusal¨¦n, la celebraci¨®n cristiana pasa desapercibida. ¡°Es una ciudad indiferente a la Navidad¡±, dice la hermana Valentina, jefa de matronas del Hospital de San Jos¨¦, situado en la parte este de la ciudad, de mayor¨ªa palestina. Aunque esta religiosa cat¨®lica asiste a?o tras a?o a los rituales de adviento en Getseman¨ª, en el ambiente de la Ciudad Santa no percibe una verdadera atm¨®sfera navide?a. La poblaci¨®n cristiana ¡ªpoco m¨¢s de un 1%¡ª sufre como el resto de los palestinos las din¨¢micas de la ocupaci¨®n israel¨ª. ¡°Es como si no tuvi¨¦semos derecho a estar aqu¨ª¡±, se lamenta una cristiana que prefiere no identificarse¡°. La dificultad no es religiosa sino ¨¦tnica, porque los cristianos son ¨¢rabes¡±, opina la hermana Valentina, sobre los obst¨¢culos con los que se topan para poder asistir a los ritos navide?os.
Israel ha prohibido hasta el ¨²ltimo momento que los cristianos de Gaza, apenas un millar entre los dos millones de musulmanes de la Franja, puedan acudir a las celebraciones en Jerusal¨¦n y Bel¨¦n. El Ej¨¦rcito entreg¨® en la v¨ªspera de Nochebuena las primeras autorizaciones para poder abandonar el enclave costero palestino, sometido a bloqueo desde hace m¨¢s de 12 a?os.
?xodo en la cuna de la cristiandad
Palestina cuenta con casi cinco millones de habitantes, seg¨²n datos del ¨²ltimo censo. Bernard Sabella, soci¨®logo experto en cristiandad en Tierra Santa, sostiene que, de todos ellos, unos 50.000 son cristianos en los territorios ocupados, y otros 120.000 ¨Cmenos del 2% de la poblaci¨®n¨C son ¨¢rabes cristianos en Israel. ¡°Antes de 1948 (cuando se cre¨® el Estado de Israel), los residentes cristianos en Jerusal¨¦n sumaban 35.000, hoy no llegan a mil¡±, precisa.
En Bel¨¦n las cifras de los palestinos cristianos oscilan entre los 22.000 y 25.000 en toda el ¨¢rea municipal, y 9.000 en el casco urbano. ¡°En 1948 la poblaci¨®n cristiana en Bel¨¦n supon¨ªa un 90% de la poblaci¨®n en contraste con el 30% actual¡±, declara Xavier Abu Eid, asesor de comunicaci¨®n de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP). Argumenta que parte de este descenso lo explica la Nakba, o ¨¦xodo de los palestinos musulmanes de las tierras en las que hoy se encuentra el Estado de Israel, cuyos refugiados produjeron un cambio en los porcentajes de poblaci¨®n de acuerdo a la religi¨®n en toda Palestina.
Otro hito demogr¨¢fico, seg¨²n un informe de la Oficina de Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios de (OCHA) de la ONU, apunta a que, antes del estallido de la Segunda Intifada en el a?o 2000, la poblaci¨®n musulmana y cristiana estaba equitativamente distribuida en el centro urbano, y que, tras el asedio a la Bas¨ªlica de la Natividad por parte de las tropas israel¨ªes en 2002, un 10% de las familias cristianas emigraron.
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