Libia persiste en el caos mientras agoniza el en¨¦simo plan de paz
La dimisi¨®n del enviado especial de la ONU pone en evidencia la responsabilidad de las potencias extranjeras en el conflicto
Hace solo dos meses que varios jefes de Estado se comprometieron en Berl¨ªn a poner fin a la interferencia extranjera en Libia. Pero aquel acuerdo pierde relevancia cada d¨ªa. La pen¨²ltima noticia desalentadora la dio hace una semana el enviado especial de la ONU para Libia, el liban¨¦s Ghassan Salam¨¦, al dimitir mediante un tuit: ¡°Durante dos a?os intent¨¦ reunir a los libios y preservar la unidad (...) Por razones de salud ya no puedo continuar con este nivel de estr¨¦s¡±.
En la foto del 20 de enero de la reuni¨®n de Berl¨ªn estaban, entre otros, Vlad¨ªmir Putin (Rusia), Recep Tayyip Erdogan (Turqu¨ªa), Emmanuel Macron (Francia), Mike Pompeo (EE UU) y la anfitriona, Angela Merkel. Y pese a la importancia de los signatarios, la violencia no ha cesado en Libia.
Prueba palpable de que la violencia contin¨²a es que el aeropuerto civil de Mitiga, el ¨²nico que opera en la capital del pa¨ªs, fue atacado la semana pasada con varios misiles lanzados por las fuerzas del mariscal Jalifa Hafter, a quien apoyan, entre otros pa¨ªses, Egipto, Arabia Saud¨ª, Emiratos ?rabes Unidos y Rusia. Aunque no se registr¨® ninguna muerte, los vuelos fueron desviados hacia Misrata. Es en esta ciudad adonde sol¨ªan llegar los mercenarios sirios enviados por Turqu¨ªa en apoyo del Gobierno de Unidad, con base en Tr¨ªpoli, y reconocido por la comunidad internacional. Y esta es la supuesta raz¨®n por la que Hafter lo ataca.
Pasados 10 d¨ªas del acuerdo de Berl¨ªn, un desenga?ado Salam¨¦ declaraba ante el Consejo de Seguridad de la ONU: ¡°Hay actores sin escr¨²pulos dentro y fuera de Libia que c¨ªnicamente asienten y gui?an el ojo a los esfuerzos por promover la paz y afirman devotamente su apoyo a la ONU. Mientras tanto, contin¨²an redoblando la apuesta por una soluci¨®n militar, levantando el espantoso espectro de un conflicto a gran escala y m¨¢s miseria para el pueblo libio, m¨¢s refugiados, la creaci¨®n de un vac¨ªo de seguridad y m¨¢s interrupciones en el suministro mundial de energ¨ªa¡±.
Y ahora, el Consejo de Seguridad de la ONU, que se ha visto sorprendido por la dimisi¨®n de Salam¨¦, no dispone siquiera de un claro sucesor. El conflicto de Libia permanece enquistado sin que nadie parezca tener el poder o la voluntad de solucionarlo. Desde el pasado abril en que Hafter emprendi¨® el cerco de Tr¨ªpoli han muerto ya m¨¢s de 1.000 personas y otros cientos han resultado heridas.
El papel de Turqu¨ªa
El Gobierno turco del presidente Recep Tayyip Erdogan se ha implicado m¨¢s en el conflicto desde que Hafter lanzase una ofensiva en abril para tomar Tr¨ªpoli. Si Hafter no ha podido a¨²n hacerse con la capital del pa¨ªs ha sido gracias a la ayuda inestimable de las armas que Erdogan vendi¨® al Gobierno de unidad. Pero ni esas armas, ni los eficaces drones turcos, ni el asesoramiento militar de los militares de Ankara bastaron a medida que Hafter iba acumulando aviones facilitados por terceros pa¨ªses. Hafter tambi¨¦n cuenta con mercenarios rusos, seg¨²n han revelado diversas fuentes, aunque el presidente Vlad¨ªmir Putin niega cualquier implicaci¨®n de su Gobierno.
El presidente turco se vio conminado a enviar mercenarios sirios para frenar el avance de Hafter. Y el env¨ªo tiene un coste ante su opini¨®n p¨²blica. El martes 25 de febrero Erdogan revel¨® en conferencia de prensa: ¡°En Libia tenemos a dos m¨¢rtires nuestros. (...) Tambi¨¦n hay algunos del Ej¨¦rcito Nacional Sirio, que se encuentran all¨ª bajo mando de nuestro contingente de entrenamiento. Estos hermanos nuestros del Ej¨¦rcito Nacional Sirio est¨¢n all¨ª porque tenemos un objetivo com¨²n¡±.
La ONU ya intent¨® en 2015 sentar a las partes enfrentadas en la ciudad marroqu¨ª de Sjirat y arrancarles un acuerdo de paz. Pero Hafter y el Gobierno paralelo de Tobruk se negaron a refrendarlo.
El presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, tambi¨¦n impuls¨® otro pacto en 2017. Pero result¨® fallido. Y volvi¨® a intentar en 2018 un acuerdo para celebrar elecciones en Libia. En noviembre de 2018 tambi¨¦n lo intent¨® el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, principal aliado en la Uni¨®n Europea del Gobierno de Unidad. Y el pasado enero, Putin reuni¨® en Mosc¨² a las dos partes para que firmasen un alto el fuego. Pero Hafter abandon¨® Mosc¨² sin firmar nada.
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