La pandemia abre un nuevo campo de batalla entre Estados Unidos y China
Ambas potencias se lanzan acusaciones sobre el origen del virus y compiten por la imagen p¨²blica y el liderazgo frente a la crisis
Acusaciones mutuas sobre el origen del coronavirus; carrera precipitada por ver qui¨¦n logra antes una vacuna; expulsi¨®n de periodistas. La pandemia de la Covid-19 en el mundo se ha convertido en el nuevo caballo de batalla ¨Cuno m¨¢s¨C entre las dos grandes potencias mundiales, apartados de momento los de la tecnolog¨ªa 5G y su guerra comercial. Las relaciones entre ambos pa¨ªses han entrado en aguas peligrosas en un momento delicado: lo peor de la enfermedad a¨²n est¨¢ por llegar a EE UU, la econom¨ªa china necesita recuperarse con urgencia de dos meses de par¨¢lisis y sobre el mundo entero pende una grave incertidumbre.
En Washington, Donald Trump lleva d¨ªas hablando de ¡°virus chino¡± en sus comparecencias diarias ante la prensa. En Pek¨ªn, los medios oficiales y varios diplom¨¢ticos ponen en juego cada vez m¨¢s abiertamente la tesis de que el virus pudo llegar a China tra¨ªdo de la mano de soldados estadounidenses que participaron en los Juegos Militares de octubre en Wuhan, el foco original de la pandemia. En pleno rifirrafe, Pek¨ªn ha anunciado la expulsi¨®n de, al menos, 13 periodistas estadounidenses, en r¨¦plica a la salida forzosa de sesenta empleados chinos de medios de su pa¨ªs en suelo estadounidense.
Las dos potencias, en cifras
Evoluci¨®n del gasto militar
Miles de millones de d¨®lares
800
711,3
700
648,8
EE UU
600
500
400
300
250,1
271,4
200
China
100
0
1990
1995
2000
2005
2010
2015
Poblaci¨®n (2018)
PIB (2018)
Millones de habitantes
Billones de d¨®lares
20,5
1.393
13,6
327
EE UU
China
EE UU
China
V¨ªctimas del coronavirus
EE UU
China
81.008
17.962
Afectados
3.255
239
Muertos
Fuente: SIPRI, Banco Mundial
y sanidades nacionales.
EL PA?S
Las dos potencias, en cifras
Evoluci¨®n del gasto militar
Miles de millones de d¨®lares
800
711,3
700
648,8
EE UU
600
500
400
300
250,1
271,4
200
China
100
0
1990
1995
2000
2005
2010
2015
Poblaci¨®n (2018)
PIB (2018)
Millones de habitantes
Billones de d¨®lares
20,5
1.393
13,6
327
EE UU
China
EE UU
China
V¨ªctimas del coronavirus
EE UU
China
81.008
17.962
Afectados
3.255
239
Muertos
Fuente: SIPRI, Banco Mundial y sanidades nacionales.
EL PA?S
Las dos potencias, en cifras
Evoluci¨®n del gasto militar
Poblaci¨®n (2018)
Miles de millones de d¨®lares
Millones de habitantes
1.393
800
711,3
700
648,8
EE UU
600
500
400
327
300
250,1
271,4
200
China
100
EE UU
China
0
1990
1995
2000
2005
2010
2015
PIB (2018)
V¨ªctimas del coronavirus
Billones de d¨®lares
EE UU
China
20,5
81.008
13,6
17.962
Afectados
3.255
239
Muertos
EE UU
China
Fuente: SIPRI, Banco Mundial y sanidades nacionales.
EL PA?S
Para David Dollar, experto en China del think tank estadounidense Brooking Institution, la relaci¨®n entre los dos pa¨ªses se encuentra en el peor momento de los ¨²ltimos 40 a?os y en esta crisis ambos tratan de desviar las responsabilidades hacia el otro. ¡°El Gobierno chino tard¨® mucho en reconocer el problema y empezar a gestionarlo, algo que ahora est¨¢n intentando esconder, y la Administraci¨®n estadounidense tambi¨¦n reaccion¨® con lentitud. Sabiendo lo ocurrido durante meses, no se prepar¨®¡±, se?ala.
A principios de febrero, el Gobierno en Pek¨ªn se encontraba ante una situaci¨®n complicada. Hab¨ªan circulado numerosas informaciones sobre la mala gesti¨®n de la crisis en Wuhan. Faltaban suministros y m¨¦dicos en los hospitales. Llov¨ªan denuncias de corrupci¨®n en el reparto de material protector, de personas que no lograban recibir tratamiento.
Y en medio del caos se anunci¨®, el 6 de febrero, la muerte por Covid-19 del m¨¦dico Li Wenliang, un oftalm¨®logo que hab¨ªa intentado advertir sobre el peligro de la epidemia cuando comenzaron los primeros casos y fue amonestado por ello por la Polic¨ªa. Su caso dej¨® en evidencia todas las grietas del sistema: el peso de la burocracia; la tendencia a encubrir los problemas por miedo a reprimendas; la prepotencia desde el poder ¨Cen este caso, un grupo de polic¨ªas¨C hacia quienes simplemente intentan contar la verdad. La furia y el dolor que expresaron los ciudadanos en las redes sociales encontr¨® a contrapi¨¦ a los l¨ªderes.
El inicio de la epidemia ¡°apunt¨® claramente a los defectos del sistema, y eso se percibi¨® como un riesgo. As¨ª que en los primeros d¨ªas, la respuesta se centraba en cubrir los fallos, echar la culpa de los errores al gobierno local, mostrar las acciones decisivas que adoptaba el gobierno central. Era un mensaje interno, m¨¢s que cualquier otra cosa¡±, apunta Natasha Kassam, especialista en pol¨ªtica interna china del think tank australiano Lowy Institute.
Pero, a medida que su curva de contagios se ha aplanado hasta desaparecer ¨Cdesde el mi¨¦rcoles solo detecta casos importados¨C, y se disparan las nuevas infecciones en Europa y Am¨¦rica, la propaganda ha pasado de la defensiva a la ofensiva. De un mensaje interno a toda una campa?a internacional para lavar el da?o a su imagen que le haya podido provocar el coronavirus. China siente que ha ganado la batalla a la enfermedad, se ve fuerte y busca diluir cualquier vinculaci¨®n con el estallido de la epidemia y, por ende, con los errores del principio.
La idea que se difunde en los discursos y los medios oficiales es que China ha sabido derrotar al virus con eficacia. Que al adoptar medidas radicales de cuarentena en la ciudad de Wuhan y toda la provincia de Hubei, a expensas de asestar un terrible golpe a su econom¨ªa, ¡°dio tiempo al mundo a prepararse¡± para lo que se ven¨ªa encima. Las im¨¢genes de env¨ªo de material y personal m¨¦dico a pa¨ªses donde la pandemia golpea especialmente fuerte, entre ellos Italia o Espa?a, subrayan el mensaje de que China es una potencia responsable que apoya a pa¨ªses que lo necesitan.
La campa?a tambi¨¦n pone en duda la narrativa inicial de que la epidemia tuvo su foco en un mercado de animales en Wuhan. La semana pasada, un portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Zhao Lijian, plante¨® en Twitter ¨Ccensurada en China¨C la tesis de la importaci¨®n militar estadounidense. Desde entonces, en el pa¨ªs ha ido cobrando impulso, en los medios oficiales y entre la poblaci¨®n, la teor¨ªa de que Estados Unidos est¨¢ detr¨¢s del pat¨®geno.
Simult¨¢neamente, en Washington, Donald Trump ha recogido el guante con su ¡°virus chino¡±. Podr¨ªa parecer un ataque espont¨¢neo, una estigmatizaci¨®n natural por parte del hombre que lleg¨® a la Casa Blanca a lomos de una ret¨®rica nacionalista y, en ocasiones, xen¨®foba. Pero el estadounidense no se hab¨ªa referido de ese modo a la Covid-19, al menos no con ese ah¨ªnco, al principio de la crisis. De hecho, lleg¨® a elogiar el modo en el que el r¨¦gimen de Xi Jinping estaba lidiando con el brote.
El gran punto de inflexi¨®n lleg¨® el 11 de marzo, cuando Trump se dirigi¨® a la naci¨®n para comunicar el veto a los viajes desde Europa y las l¨ªneas maestras de los est¨ªmulos econ¨®micos que pensaba impulsar para contener el desplome econ¨®mico. Entonces ya remarc¨® que se trataba de un ¡°virus extranjero¡± que se hab¨ªa originado ¡°en China¡±. A partir de entonces, el discurso se endureci¨® y la Covid-19 adquiri¨® en sus intervenciones p¨²blicas una nacionalidad. El jueves, una periodista le pregunt¨® si no consideraba racista esa actitud, y el neoyorquino respondi¨®: ¡°Lo llamo as¨ª porque viene de China¡±.¡°China ha dicho que ese virus ha venido de los soldados estadounidenses y eso no puede ser¡±.
El giro en el discurso de Trump no solo coincide con esas acusaciones chinas sin base, sino tambi¨¦n con el reconocimiento de la gravedad de la pandemia. Despu¨¦s de semanas quit¨¢ndole hierro, el presidente de EE UU ha admitido que con esta crisis se enfrenta a algo equivalente a una guerra. Y esta pone en jaque el tal¨®n de Aquiles de Estados Unidos, su sistema sanitario. Los repentinos ataques a China y las pol¨¦micas racistas pueden ayudar a desviar la atenci¨®n.
Mientras, el gigante asi¨¢tico se afana en enviar lotes de mascarillas y acumula el agradecimiento de los Gobiernos que los reciben. ¡°Cada vez m¨¢s pa¨ªses reconocen y aprenden de los m¨¦todos chinos en la lucha contra el virus. La victoria por fases de China inspira a otros pa¨ªses muy afectados que atraviesan momentos dif¨ªciles. Solo Washington sigue desacreditando hist¨¦ricamente a China¡±, sosten¨ªa esta semana el peri¨®dico Global Times, de corte nacionalista.
El contraste de la asistencia china con el discurso nacionalista de Washington puede convertir a Xi Jinping en el ganador de la carrera de la propaganda, aunque David Dollar considera prematura esa apuesta. ¡°Lo importante es qui¨¦n consigue poner el virus bajo control, qui¨¦n reconstruye antes la econom¨ªa, la guerra de la imagen la ganar¨¢ quien obtenga mejores resultados y para eso faltan unos meses¡±, apunta.
En ese contexto se entiende tambi¨¦n la carrera por hallar la vacuna contra el feroz SARS-Cov-2. Cada noticias o anuncio de un pa¨ªs relacionado con la investigaci¨®n de este virus se ve respondido con lo mismo por parte del otro.
La doctrina ¡°Am¨¦rica, primero¡± de Trump resulta incompatible en esta crisis con el viejo papel de l¨ªder global. La cooperaci¨®n entre estas dos superpotencias es, hoy por hoy, una quimera. Las recesiones que se avecinan sobre las dos primeras econom¨ªas del mundo tambi¨¦n dificultar¨¢ un entendimiento que entierre la guerra comercial.
Desde China se entrev¨¦ ya un cambio. ¡°El capital de Estados Unidos ha disminuido. Este virus se ha convertido en un cisne negro, uno de esos fen¨®menos imprevisibles que cambian por completo una situaci¨®n. Las relaciones entre China y el resto del mundo van a acercarse, y esto va a alterar el orden mundial. Exactamente c¨®mo, tendremos que esperar a verlo¡±, adelanta el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Renmin de Pek¨ªn Chen Xiaohe.
Todo, en un momento de grave incertidumbre. Es una guerra fr¨ªa, pero en medio de una pandemia mundial con miles de personas muriendo a diario.
Choque por la prensa
El choque entre las dos potencias se ha acentuado esta semana y ha entrado de lleno en otro ¨¢mbito, el de la prensa, con el anuncio de la expulsi¨®n de China de los corresponsales de nacionalidad estadounidense de los peri¨®dicos 'Washington Post', 'New York Times' y 'Wall Street Journal'. Pek¨ªn ha alegado que se trataba de una medida rec¨ªproca tras la salida de 60 empleados chinos de las corresponsal¨ªas de sus medios estatales en Estados Unidos, aunque el anuncio lleg¨® un d¨ªa despu¨¦s de una tanda de tuits de Trump con la alusi¨®n xen¨®foba al virus.
Para echar sal en la herida, el presidente estadounidense arremet¨ªa el jueves en su nueva rueda de prensa diaria sobre el coronavirus contra los tres medios y les acusaba de ¡°alinearse con China¡±.
La dureza de la expulsi¨®n carece de precedentes. Ninguno de los afectados podr¨¢ trabajar como periodista en Hong Kong, un refugio tradicional para los reporteros que Pek¨ªn veta. Adem¨¢s, las autoridades han cancelado tambi¨¦n las tarjetas de prensa de varios de los asistentes de nacionalidad china que trabajaban para estos medios, lo que impedir¨¢ que puedan cumplir sus funciones. La ley china impide que sus ciudadanos puedan ejercer como periodistas en medios extranjeros, aunque s¨ª permite que lo hagan como ayudantes para funciones de traducci¨®n y tareas administrativas. En la pr¨¢ctica, muchos de ellos desempe?an tareas de reportero, aunque no pueden cubrir un evento solos ni, por imperativo legal, firmar art¨ªculos.
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