La gente se est¨¢ quedando en casa en Latinoam¨¦rica
Los datos de tr¨¢fico muestran que, por ahora, la afluencia en las calles de la regi¨®n es mucho menor a la de hace un mes, pero las ca¨ªdas son desiguales.
La duda planeaba sobre los pa¨ªses de la regi¨®n desde la primera recomendaci¨®n de las autoridades sanitarias: ?se quedar¨¢ la gente en casa? Se trata de una pregunta no solo leg¨ªtima, sino necesaria en una regi¨®n que cuenta con altos ¨ªndices de pobreza e informalidad (lo que se traduce en que mucha gente vive con lo ganado en el d¨ªa) y baja confianza no solo en sus Gobiernos, sino en los aparatos estatales en su conjunto.
Reportes de aglomeraciones en Per¨², Colombia o Ecuador a pesar de los aislamientos obligatorios declarados en estos pa¨ªses no tardaron en emerger. Y es cierto: estos picos de encuentro se han producido, se siguen produciendo hoy. Pero si miramos los datos agregados, la historia que cuentan es una de descenso generalizado de la movilidad. Al menos as¨ª es con el veh¨ªculo privado seg¨²n la informaci¨®n que compila d¨ªa a d¨ªa el Banco Interamericano de Desarrollo con el apoyo de Waze, la app de GPS m¨¢s popular en la regi¨®n.
Comparando la intensidad del tr¨¢fico rodado cada d¨ªa desde el 8 de marzo con respecto a los primeros siete del mes, se advierte un descenso gradual, pero decidido, en todas las naciones. Se inici¨® muy pausadamente en la segunda semana de marzo, pero cogi¨® fuerza despu¨¦s de mitad de mes. En algunos lugares, como Venezuela, la ca¨ªda ha sido m¨¢s pronunciada, probablemente empujada por la temprana decisi¨®n de las autoridades de entrar en cuarentena. Otros, como M¨¦xico o Costa Rica, siguieron una pendiente m¨¢s suave durante la tercera semana que se qued¨® en un punto de equilibrio desde ese momento.
Por supuesto, el volumen final de la ca¨ªda var¨ªa mucho de pa¨ªs a pa¨ªs. M¨¦xico, Uruguay, Brasil y Chile son a d¨ªa de hoy las naciones con m¨¢s movimiento aparente en sus ciudades. No es sorprendente: en ninguno de ellos hay, a d¨ªa de hoy, cuarentena completa obligatoria. Porque, aunque los descensos son generales, existe sin duda un diferencial en aquellos pa¨ªses con dicha norma aprobada.
All¨¢ donde el aislamiento ha sido declarado en alg¨²n momento de marzo la tendencia a no usar el veh¨ªculo privado ha sido menor, y el descenso, m¨¢s temprano. Resulta imposible, eso s¨ª, discernir si es un efecto de las propias medidas o si el hecho de que la demanda social para permanecer resguardado ya fuese mayor en estos lugares es la que ha movido al mismo tiempo estos datos y las decisiones gubernamentales.
Cuando miramos al ¨²ltimo dato ciudad por ciudad en las m¨¢s pobladas del continente, hay un grupo de cabeza que aglutina a la capital venezolana (con una presencia militar importante y una incertidumbre incomparable con respecto al potencial devastador de la pandemia), las tres urbes m¨¢s pobladas de Ecuador, que se enfrentan hoy por hoy al mayor brote de la epidemia en la regi¨®n, y Ciudad de Panam¨¢, con una concentraci¨®n muy elevada de casos per c¨¢pita.
Es decir: parece que, efectivamente, la gente no responde solo a la norma, sino tambi¨¦n a su propia percepci¨®n del peligro que representa la pandemia en su lugar de residencia. En el otro lado de la distribuci¨®n se concentran n¨²cleos brasile?os y mexicanos, con una ciudad fronteriza emblem¨¢tica a la cola de la clasificaci¨®n.
Pero los veh¨ªculos individuales (donde tambi¨¦n se incluyen taxis y similares, por supuesto) suponen solo una parte de la movilizaci¨®n diaria de los millones de urbanitas latinoamericanos. Los sistemas de transporte masivo (metro, bus, telef¨¦ricos) asumen una parte importante, muchas veces mayoritaria, de la movilidad. Efectivamente, parece que el descenso de afluencia en las plataformas p¨²blicas es menor.
Estas diferencias podr¨ªan estar reflejando varios fen¨®menos al mismo tiempo.
Primero, si existen restricciones a la circulaci¨®n privada (por controles de las autoridades), tendr¨ªa sentido que una parte de quienes normalmente usan veh¨ªculo propio o taxi se muevan ahora con transporte p¨²blico.
Segundo, es probable que exista una segmentaci¨®n de ingresos, siendo las porciones de la poblaci¨®n menos pudientes, con menor capacidad de quedarse en casa o teletrabajar, quienes ocupan en mayor proporci¨®n metros, buses y colectivos.
Por ¨²ltimo, con dicha diferencia de ingresos viene tambi¨¦n una de tareas: el personal de industria y servicios esenciales, que no para ni parar¨¢ durante la pandemia, tendr¨ªa m¨¢s sencillo movilizarse en transporte p¨²blico
De nuevo, adem¨¢s, las diferencias entre naciones emergen con el transporte p¨²blico, con M¨¦xico y Brasil a la cola de las reducciones.
La imagen global que dejan los datos es que, efectivamente, la ciudadan¨ªa latinoamericana se est¨¢ quedando en casa, pero se intuye que unos lo est¨¢n haciendo m¨¢s que otros. Ser¨¢ tarea de las autoridades p¨²blicas en estos pa¨ªses valorar d¨®nde, qui¨¦n y por qu¨¦ contin¨²a transitando por las calles junto a la pandemia, separando casos justificados o inevitables de otros que no lo sean. Al menos en aquellos pa¨ªses donde dichas autoridades han demostrado preocupaci¨®n al respecto.
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