Una crisis agazapada tras el virus en Buenos Aires
La cuarentena vela la gravedad del escenario econ¨®mico que espera a Argentina
Los argentinos est¨¢n acostumbrados a las grandes crisis, casi una por d¨¦cada, pero aseguran que la que vive el pa¨ªs en este 2020 no se parece a ninguna otra. El pa¨ªs se encuentra desde este viernes en una situaci¨®n de ¡°default blando¡± de su deuda externa, pero el ambiente no es el mismo del de aquella gran debacle del corralito. ¡°En Argentina las crisis se sienten en las calles. Siempre vienen acompa?adas de movilizaciones, de marchas, de huelgas... y este contexto, por la pandemia, es in¨¦dito, la calle no est¨¢ m¨¢s como escenario. La sensaci¨®n es que esta crisis corre por un r¨ªo subterr¨¢neo¡±, dice Sebasti¨¢n ?vila, profesor de Historia de 36 a?os, frente a una avenida apenas transitada de Buenos Aires, donde las pocas personas que caminan lo hacen tapadas con mascarilla y mantienen una distancia de al menos un metro y medio.
La cuarentena decretada hace 62 d¨ªas por el presidente Alberto Fern¨¢ndez para impedir la propagaci¨®n de la covid-19 paraliz¨® una econom¨ªa que arrastraba ya dos a?os de recesi¨®n. Con solo 10 d¨ªas de confinamiento, la actividad de marzo se desplom¨® un 11,5% interanual, la mayor ca¨ªda en 11 a?os. Se espera que las cifras negativas de abril no tengan antecedentes. Sin embargo, en la clase media argentina el miedo al coronavirus parece mayor al de una nueva cesaci¨®n de pagos. ¡°Creo que lo importante es mantener la pandemia controlada, de eso sabemos menos que de crisis¡±, se?ala Luis, due?o de una tienda de papeler¨ªa en Chacarita, un barrio de clase media al oeste de la capital.
Como otros peque?os negocios, el de Luis reabri¨® despu¨¦s de permanecer casi dos meses cerrado y su facturaci¨®n ha ca¨ªdo por debajo de la mitad, pero no prev¨¦ bajar la persiana: ¡°Volv¨¦ en tres meses y te digo. Por ahora vamos a aguantar¡±, dice. El Gobierno ha congelado el precio de los servicios b¨¢sicos, ha prohibido los despidos y ha concedido ayudas a trabajadores, desempleados y pymes, parches que amortiguan el impacto del confinamiento.
¡°Hay una enorme diferencia con 2001, porque el Estado est¨¢ presente, atendiendo a la gente en un contexto mundial espantoso¡±, dice el historiador argentino Felipe Pigna. Cuando la econom¨ªa salt¨® por los aires en 2001, el colch¨®n estatal era casi inexistente, pero las ense?anzas de aquella crisis han perdurado. El Estado nunca desarm¨® del todo los programas de ayuda social y la sociedad mantuvo las estructuras m¨ªnimas que aquella vez permitieron la subsistencia, como los comedores populares, los clubes del trueque sin dinero y las cooperativas. ¡°En Argentina hay una gran gimnasia para salir de situaciones cr¨ªticas. Sorprende la cantidad de emprendimientos que han surgido sacando fuerzas de no se sabe donde para seguir trabajando. El argentino ya sabe c¨®mo actuar¡±, dice Pigna.
La crisis no golpea, sin embargo, a todos con la misma fuerza. Es los barrios m¨¢s pobres, la pandemia ha agudizado una situaci¨®n que ya era cr¨ªtica. La afluencia se ha duplicado en los comedores gratuitos de las villas, que no dan abasto, se?ala Carina Corbal¨¢n, referente de la Fundaci¨®n El pobre de As¨ªs en la villa 31, ubicada a unas pocas calles de los barrios m¨¢s acomodados de la capital. Entre los 65.000 habitantes de esta barriada son mayor¨ªa los que est¨¢n empleados en la econom¨ªa informal. Peones de la construcci¨®n, personal dom¨¦stico, ayudantes de cocina y vendedores se quedaron sin trabajo de un d¨ªa para el otro porque no ten¨ªan contrato. Dependen ahora de las ayudas estatales, los bolsones de alimentos y los comedores comunitarios para sobrevivir. La crisis se ensa?a con especial virulencia con los m¨¢s peque?os. En 2019, uno de cada dos menores era pobre y la cifra se disparar¨¢ hasta el 58,6% a finales de a?o, seg¨²n Unicef, es decir, 7,7 millones de ni?os y adolescentes, 700.000 m¨¢s que hoy.
Buenos Aires y su extrarradio, donde vive un tercio de la poblaci¨®n argentina, est¨¢n en situaci¨®n de espera. La crisis no se exhibe con la coreograf¨ªa callejera de otros tiempos, pero todos saben que espera agazapada detr¨¢s del coronavirus. ¡°Va a costar salir, pero saldremos. Ser¨¢ dur¨ªsimo, pero est¨¢n dadas las condiciones y hay voluntad para ver las prioridades: primero est¨¢ que la gente no la pase mal y luego los acreedores, que pueden esperar a que se llegue a un acuerdo¡±, dice Pigna. La palabra default ha pasado, esta vez, casi desapercibida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.