Vuelve el trueque, salvavidas de v¨ªctimas de las crisis en Argentina
Los clubes de intercambio sin dinero que se multiplicaron durante la debacle del corralito se acomodan a la pandemia con un formato semivirtual
El club Alumni de Ensenada fue alguna vez un agitado centro de conciertos. En sus paredes pintadas de rojo hay murales con motivos de rock y los restos de un escenario de madera. Una puerta ancha abre a un patio trasero de piso de cemento. La maleza que crece sin control es evidencia del abandono. Hace dos a?os, un club del trueque resucit¨® el Alumni como sitio de encuentro del barrio. Estamos a 60 kil¨®metros de Buenos Aires y aqu¨ª funciona uno de los 200 centros que hay en Argentina. Cada martes, un centenar de socios intercambia aqu¨ª lo que produce y suma un ingreso extra a casa. Pero las reuniones se cortaron de un d¨ªa para el otro con la cuarentena decretada el 20 de marzo. Hoy, los socios se resisten a perder el trueque y reinventan el club con herramientas virtuales.
Los clubes del truque nacieron en 1995, como un sistema de intercambio sin dinero. El socio que hornea pan lo cambia mano a mano por el tejido que hace otro socio, y as¨ª. Si los valores no son comparables o las necesidades no coinciden, se paga con cr¨¦ditos que solo sirven dentro de la comunidad. Cuando la crisis del corralito dej¨® en 2002 a cientos de miles de argentinos en la pobreza, el trueque ya estaba all¨ª para ayudarlos. ¡°Ese fue el a?o del boom, con 6.000 clubes del trueque en iglesias, sinagogas, salones o clubes. En nuestra red hab¨ªa 2,2 millones de personas¡±, dice Rub¨¦n Ravena, uno de los fundadores del sistema.
Los encuentros del club del trueque llegaron a reunir a 10.000 personas en un mismo lugar, y los cr¨¦ditos comenzaron a circular sin control. El sistema cay¨® v¨ªctima por su propio ¨¦xito y por la presi¨®n indisimulada de c¨¢maras de comercio y bancos. Llovieron causas judiciales sobre los organizadores y los clubes se replegaron. Hace dos a?os, la crisis del Gobierno de Mauricio Macri les devolvi¨® el impulso. ¡°Tuvimos que bajar el perfil. Sabiendo el nivel de sabotaje que sufrimos y los sentimientos controvertidos que generamos en 2002, propiciamos grupos chicos. Ahora hay 200 clubes y recomendamos que no tengan m¨¢s de 50 personas, cuando durante la crisis del corralito llegaron a tener 30.000 socios¡±, explica Ravena.
Ensenada es una ciudad peque?a de casa bajas, sat¨¦lite de La Plata, la capital de la provincia de Buenos Aires. Sus vecinos son de clase media y media baja, trabajadores con salarios medios o muchos otros informales que viven al d¨ªa. En Ensenada hay tres clubes del trueque. Daniel Branda coordina el que funciona en Alumni. Todo su esfuerzo est¨¢ ahora en salvarlo de la par¨¢lisis en que lo sumi¨® el miedo al coronavirus. ¡°En la primera etapa de la cuarentena cortamos todo, pensando que en 15 d¨ªas retom¨¢bamos. Luego nuestro problema fue que ya no pod¨ªamos juntar gente en el club, porque hay 50 participantes por trueque. Entonces reactivamos el trueque por pedido¡±, explica. Encerrados como est¨¢n en sus casas, los socios toman encargos por WhatsApp y los entregan en un punto de encuentro. As¨ª evitan la aglomeraci¨®n de gente.
El sistema est¨¢ de estreno y los socios conf¨ªan en que funcionar¨¢. Como Patricia Amado, una socia de 52 a?os entr¨® al club en 2018 ¡°por necesidad¡±, luego de quedar viuda. ¡°Me acerqu¨¦ al trueque por medio de mi hija, porque era la ¨²nica entrada que ten¨ªamos. Tra¨ªamos ropa y elaborados y nos llev¨¢bamos mercader¨ªa para seguir produciendo. Ahora hago pan¡±, dice. ¡°Yo vivo solo de esto; ahora que est¨¢ todo parado trabajo una vez por semana en casas de familia, pero necesito que el trueque se reactive cuanto antes, al menos por tel¨¦fono¡±, agrega.
Argentina cerrar¨¢ este a?o con la tercera ca¨ªda consecutiva de su PIB, inflaci¨®n por encima del 50% y temerosa de un nuevo default de su deuda externa. La incertidumbre es tal que muchos ya piensa en un derrumbe de dimensiones similares al del corralito. Carmen Deboe, de 52 a?os, es una superviviente de aquellos clubes del trueque de 2002. Hace dos a?os volvi¨® al ruedo en Alumni, acorralada por la crisis, como Amado. ¡°Siempre fui independiente y esto ayuda, porque hoy est¨¢ todo paralizado y con la pandemia se complic¨® m¨¢s. Vendo lo que traigo por cr¨¦ditos y los cambio por otra cosa que necesito. Ahora nos est¨¢n mandando mensajes para coordinar los intercambios¡±, explica.
Hoy es tambi¨¦n d¨ªa de feria de productores, una alternativa al trueque pero de intercambio en pesos y abierta a todos los vecinos del barrio. Los organizadores son los socios del club, que tienen en la feria otra alternativa de venta. Los precios son bajos y los clientes hacen fila sobre la vereda. Mantienen un metro de distancia entre ellos y usan barbijos. Lamentan que ya no puedan ir a las chacras cercanas a comprar la verdura y se quejan de c¨®mo ha aumentado todo. El puesto de pastas frescas despacha sin parar. ¡°Se vende muy barato en la feria y a ¨²ltimo momento lo que queda se pone en cr¨¦ditos de trueque, porque la gente no tiene dinero¡±, dice Amado. ¡°El pan que vendo a 40 pesos (60 centavos de d¨®lar) en la feria lo pongo a 60 cr¨¦ditos para los socios del trueque¡±. La crisis busca puertas de salida en Argentina, y la del trueque siempre ha estado abierta para quien la necesite.
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