¡°No existen, nadie sabe que est¨¢n aqu¨ª¡±
Detenidos durante las protestas de Guadalajara (M¨¦xico) denuncian secuestros y torturas por agentes vestidos de civil, hechos reconocidos por las autoridades, que a¨²n no han aclarado por qu¨¦ ni qui¨¦n dio la orden de llevarse a los j¨®venes
Carlos ¡ªnombre ficticio para proteger su identidad¡ª perdi¨® la fuerza en los brazos cuando sinti¨®, por el traqueteo del coche, que estaban entrando en un camino de terracer¨ªa. En M¨¦xico, esa ubicaci¨®n remota acompa?ada de tipos armados le remite a uno directamente a lo peor: ejecuciones masivas, crimen organizado, desaparecidos. Con las manos en la espalda, la cabeza agachada y los ojos cerrados, un veh¨ªculo blindado transportaba el viernes a decenas de estudiantes y j¨®venes asustados como ¨¦l, capturados unas horas antes en los alrededores del punto de encuentro de una manifestaci¨®n a las puertas de la Fiscal¨ªa de Jalisco en Guadalajara.
Una de las metr¨®polis m¨¢s importantes de M¨¦xico ¡ªcon m¨¢s de cuatro millones de habitantes¡ª es el reflejo estos d¨ªas de la indignaci¨®n que genera la forma de actuar de las polic¨ªas en M¨¦xico. Tambi¨¦n de la falta de claridad de las autoridades que no han explicado todav¨ªa a qui¨¦n respond¨ªan los agentes vestidos de civil que se llevaron ¡ª¡°levantaron¡± es el t¨¦rmino que se utiliza en M¨¦xico¡ª a decenas de j¨®venes que se dirig¨ªan a una concentraci¨®n el pasado viernes contra la violencia policial y estuvieron retenidos durante horas en las instalaciones de la Fiscal¨ªa de Jalisco.
El Gobierno estatal ha reconocido los hechos y ha pedido disculpas, aunque ninguna autoridad ha aclarado todav¨ªa qui¨¦n dio la orden ni por qu¨¦. En una primera versi¨®n de este reportaje, se dec¨ªa que la fiscal¨ªa no hab¨ªa respondido a este diario. Poco despu¨¦s de publicarse el art¨ªculo, fuentes de la instituci¨®n han explicado que se desconocen los motivos por los cuales fueron detenidos decenas de j¨®venes; tambi¨¦n, que el ¨²ltimo responsable de estos hechos ¡°debe decidirlo un juez¡±. Seg¨²n informan, se trat¨® de 15 agentes que no siguieron las ¨®rdenes del Gobierno y cometieron estos actos ilegales. Por el momento, hay una investigaci¨®n abierta por la que est¨¢n siendo acusados solo dos polic¨ªas de abuso de autoridad y robo. El gobernador, Enrique Alfaro ha afirmado este martes en un v¨ªdeo que los agentes respond¨ªan a ¡°¨®rdenes ajenas a las de la autoridad estatal¡±, despu¨¦s de que en otra declaraci¨®n asegurase que se investigaba ¡°si surgi¨® [la decisi¨®n de llev¨¢rselos] de alg¨²n lado que tenga que ver con grupos de la delincuencia¡±. Es decir, que es posible que las autoridades del Estado no tengan control de los polic¨ªas. Al menos, de una parte del cuerpo.
La concentraci¨®n del viernes ven¨ªa precedida de una manifestaci¨®n el d¨ªa anterior, que termin¨® con fuertes disturbios: patrullas incendiadas, un polic¨ªa herido al que prendieron tambi¨¦n fuego, gas lacrim¨®geno y varios detenidos. Ambas ¡ªy una tercera, el s¨¢bado¡ª se convocaron para protestar por la muerte de Giovanni L¨®pez, de 30 a?os, detenido y asesinado a golpes en el calabozo de un pueblo de Jalisco. Seg¨²n los testimonios recabados, muchos j¨®venes no llegaron siquiera a la marcha del viernes. Las calles que rodean el edificio gubernamental se convirtieron en un coto de caza de estudiantes y sospechosos de apoyar la causa. ¡°No fue una manifestaci¨®n. Fue una trampa¡±, denuncia uno de los detenidos ilegalmente a este diario. Decenas de v¨ªdeos de vecinos corroboran la captura de j¨®venes al bajar de un autob¨²s o simplemente mientras caminaban por una calle a dos cuadras de la Fiscal¨ªa.
Muchos j¨®venes que no acudieron a la protesta del jueves decidieron sumarse a la del d¨ªa despu¨¦s. Karen y Sara ¡ªnombres ficticios para proteger su seguridad¡ª, de 18 y 21 a?os, estudiantes de Econom¨ªa Ambiental y Humanidades, recuerdan en un parque de Guadalajara c¨®mo el viernes al cruzar la esquina tras bajarse del tren en la estaci¨®n Unidad Deportiva dos camionetas cortaron la calle. Estaban a tres cuadras del punto de inicio de la concentraci¨®n, eran las seis de la tarde. Dos grupos de hombres armados, vestidos de civil, con bates y tubos fueron directamente a por ellas.
¡ª?A d¨®nde van? Ya se las carg¨®... No van a ir a ninguna manifestaci¨®n.
Y en menos tiempo del que fueron conscientes, ya estaban contra una pared en medio de la calle, con la cabeza agachada ¡ª ¡°?No me mire¡±. Pum, golpe en la nuca¡ª. ¡°Nos pidieron que desbloque¨¢ramos nuestros celulares para que pudieran revisar nuestras conversaciones. Tambi¨¦n esculcaron las mochilas y todo lo que tra¨ªamos¡±, recuerda una de ellas. Las separaron y las subieron a las bateas junto con otros ocho j¨®venes, todos de la misma facultad, que ven¨ªan caminando detr¨¢s.
El lugar al que trasladaban aquella tarde a los j¨®venes que iban cazando por las calles lo describen como ¡°perreras¡±, unas jaulas de malla con un techo de l¨¢mina que hac¨ªa insoportable el calor. Ah¨ª permanecieron unas horas, entre gritos y amenazas de los agentes con la cara tapada. Algunos estuvieron hasta cinco horas, mirando a la pared, sin saber por qu¨¦ estaban ah¨ª, si sus familias ¡ªen la tierra de los desaparecidos¡ª sabr¨ªan d¨®nde estaban ni cu¨¢ndo se acabar¨ªa esa pesadilla.
¡ªNo existen. Nadie sabe que est¨¢n aqu¨ª.
Mientras deten¨ªan a Sara y a Karen, en una calle cercana, Carlos, de 30 a?os, y otros dos amigos estaban baj¨¢ndose de un autob¨²s. Hab¨ªan recibido un mensaje con una advertencia de una amiga que hab¨ªa llegado antes: ¡°No vengan, no es seguro¡±. Cuando levant¨® la cabeza del celular, cinco camionetas hab¨ªan cerrado la calle. Unos hombres sin uniforme, pero con la cara tapada con un cubrebocas con las siglas de la fiscal¨ªa, bajaron a golpes a un chico joven del autob¨²s. A Carlos no le dio tiempo ni a contestar. Lo agarraron junto a su amigo y lo subieron a la camioneta. El pecho contra el piso de la cajuela.
?C¨®mo pod¨ªan estar seguros de que todos ellos iban a la manifestaci¨®n? No lo estaban, las mismas autoridades estatales lo reconocieron un d¨ªa despu¨¦s. En un v¨ªdeo el s¨¢bado Alfaro se?al¨®: ¡°Mi instrucci¨®n fue no usar la violencia. Esa orden fue desacatada por este grupo que atac¨® a los j¨®venes. ?Qui¨¦n dio la instrucci¨®n? No fue el fiscal del Estado. Tenemos que investigar si surgi¨® de alg¨²n lado que tenga que ver con grupos de la delincuencia¡±, se?al¨® en un v¨ªdeo en sus cuentas de redes sociales. Hubo j¨®venes a los que detuvieron que solo pasaban por ah¨ª. El objetivo, seg¨²n los testimonios de los detenidos, eran chicos con apariencia de ¡°revoltosos¡±. Hasta este martes hab¨ªa seis detenidos ¡ªde la marcha del s¨¢bado¡ª a los que el Gobierno ha pedido que se les retiren los cargos, como un gesto para calmar los ¨¢nimos, y han liberado en la tarde. El gobernador ha pedido tambi¨¦n comprensi¨®n a los agentes que hab¨ªan sido agredidos e insisti¨® en que ¡°no se tolerar¨¢n m¨¢s actos de vandalismo¡±. Sin embargo, cinco d¨ªas despu¨¦s, sigue sin aclarar por qu¨¦ ni qui¨¦n dio las ¨®rdenes de llevarse a los j¨®venes.
¡°No parec¨ªa una detenci¨®n. Parec¨ªa un secuestro¡±, cuenta Luis Maldonado. ?l fue capturado de una forma similar, a unas calles de donde se hab¨ªan producido otros levantamientos. Iba en bici a cubrir la manifestaci¨®n como periodista de un medio independiente, Dialogando en Espiral, cuando intent¨® tomar una foto de un grupo de hombres armados en una esquina, lejos todav¨ªa de la Fiscal¨ªa. Le quitaron el m¨®vil y lo golpearon hasta someterlo en el suelo.
¡ªDense grasa.
Uno de los que parec¨ªa el jefe daba v¨ªa libre para golpear a Maldonado. En el cuello y en el hombro todav¨ªa conserva las marcas del estrangulamiento al que lo sometieron antes de cargarlo en la batea de una camioneta com¨²n, sin ninguna sigla. ¡°Estamos en M¨¦xico y sabemos lo que puede suceder cuando te suben unos hombres armados a una camioneta¡±, agrega.
La polic¨ªa que vigilaba a Sara no sab¨ªa que ella tiene claustrofobia. No aguantaba m¨¢s con la cabeza hacia abajo. Pum. ¡°Se te est¨¢ diciendo¡±. Solo ve¨ªa pies, muchos; ella calcul¨® que en el lugar donde estaban detenidos hab¨ªa al menos cincuenta. Otros han hecho unos c¨¢lculos similares. Tampoco hay cifras oficiales sobre a cu¨¢ntos j¨®venes detuvieron, porque no fueron registrados oficialmente como detenidos, porque todo lo que sucedi¨® fue ilegal y no se tomaron m¨¢s datos que del nombre y apellido de los que les fue requisado el celular.
El miedo, cuentan los cuatro, iba y ven¨ªa. Cuando estaban todos detenidos en aquellas perreras de la fiscal¨ªa pensaban que solo ser¨ªan unas horas, un escarmiento, los agentes parec¨ªan divertirse al verlos a todos ah¨ª concentrados. ¡°Era como una fiesta de detenidos para ellos¡±, cuenta Karen. Algunos se burlaban y dec¨ªan que esto les pasaba por haber quemado a un compa?ero ¡ªen la manifestaci¨®n del d¨ªa anterior¡ª y otros insist¨ªan en que aquello no estaba siendo una detenci¨®n. La esquizofrenia era total.
El terror regres¨® cuando los volvieron a subir, por grupos, a camionetas blindadas. Manos a la espalda, cabeza agachada. ¡°No pregunten¡±, Pum, golpe con un palo en la espalda. ¡°Ahora se los entregamos al cartel¡±, escucharon ellas. Carlos no escuch¨® eso. ¡°Menos mal. Sent¨ª que est¨¢bamos en una calle de terracer¨ªa. Yo ya me lo estaba imaginando y ten¨ªa hasta ganas de vomitar. Ten¨ªa mucho miedo. Pero si lo llego a o¨ªr, me vomito ah¨ª mismo¡±, cuenta.
Lo ¨²nico que recuerda cuando abri¨® los ojos era la puerta abierta de la camioneta hacia un camino sin asfaltar. Bajaron a cinco.
¡ªAhora corran y no volteen.
¡°Pens¨¢bamos que nos iban a disparar. Corrimos. Mientras iba corriendo me di cuenta de que detr¨¢s ven¨ªa mi amigo. Respir¨¦. Cuando vimos alejarse la camioneta poco a poco entendimos que est¨¢bamos a salvo¡±, cuenta Carlos. La entrevista se realiz¨® en la oficina donde trabaja en Guadalajara, tiene miedo de salir a la calle.
¡ªLas vamos a llevar al basurero. Que les den un susto. Pa que aprendan.
A Sara la bajaron junto a otra chica que no conoc¨ªa. No sab¨ªan d¨®nde estaban. Despu¨¦s, supieron que estaban en el municipio de Tlaquepaque (a las afueras de la capital). Su celular se lo hab¨ªan quedado en la Fiscal¨ªa, as¨ª que pidieron un m¨®vil en una tienda cercana y llamaron a sus casas. ¡°Estamos bien¡±. Media hora m¨¢s tarde, Karen hizo lo mismo desde una cabina telef¨®nica. A Luis lo tuvieron retenido hasta las 10.30 de la noche y lo dejaron libre desde la Fiscal¨ªa.
Cuando consigui¨® estar tranquilo en su casa, Carlos tuite¨®: ¡°Lo que ocurri¨® hoy 5 de junio de 2020 en Guadalajara solo representa un acto de odio por parte de la polic¨ªa hacia toda la juventud¡±. El Gobierno insiste en que ninguna autoridad orden¨® lo que sucedi¨® esa tarde. Pero todav¨ªa no hay una investigaci¨®n que resuelva por qu¨¦ se detuvo de forma violenta e ilegal a decenas de j¨®venes en una de las ciudades m¨¢s importantes del pa¨ªs. Esta semana, volver¨¢n a marchar.
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