El compromiso marroqu¨ª con ?frica
La solidaridad en el continente es fundamental para superar la crisis del coronavirus
La crisis del coronavirus que estamos atravesando hoy inhuma a los hombres y su descuido. No es solo singular o particularmente mortal, constituye un verdadero desaf¨ªo de la civilizaci¨®n con sus exigencias e imperativos de adaptaci¨®n. Las consecuencias de esta epidemia no se limitar¨¢n a una recesi¨®n econ¨®mica, probablemente no vista desde 1929. Tambi¨¦n tendr¨¢ un efecto transformador en los Estados y las sociedades y, sin duda, conducir¨¢ a cambios significativos en la distribuci¨®n del poder a nivel internacional.
As¨ª que s¨ª, en esta configuraci¨®n de las vicisitudes, el cambio se convierte en imperativo. Se tratar¨¢ de dise?ar nuevos equilibrios mundiales de una sociedad internacional en busca de sentido y pragmatismo.
En la geopol¨ªtica ahora nuestros pa¨ªses est¨¢n llamados a enfrentar nuevas realidades y tendr¨¢n que poner en marcha nuevas estrategias para poder hacer frente a los nuevos retos y los requisitos de protecci¨®n de los m¨¢s vulnerables entre nosotros. En ¨²ltima instancia, se trata de superar la geopol¨ªtica del miedo, la incertidumbre y la angustia.
Marruecos, gracias a la visi¨®n, el liderazgo y el compromiso de Su Majestad el Rey Mohammed VI, no ha escatimado esfuerzos para proteger a su pueblo y a su humanidad de un virus que hoy se enfurece indiferentemente de las peculiaridades y especificidades de cada uno de nuestros pa¨ªses. La solidaridad generalizada que se observa hoy en la sociedad marroqu¨ª es un ejemplo elocuente de este humanismo profundo e indiscutible que anima los corazones y las mentes de nuestros compatriotas. De pie frente a la adversidad del virus, el pa¨ªs en toda su diversidad se erige como un solo hombre con orgullo y patriotismo. La elegancia de un pueblo y la fuerza de una naci¨®n solo pueden ser la raz¨®n de este mal tiempo que estamos pasando.
Si hay una lecci¨®n que aprender de este dif¨ªcil an¨¢lisis, es probablemente que la propagaci¨®n de la pandemia de la covid-19 en ?frica tenga un impacto humano significativo. Pero nuestro continente no solo tendr¨¢ que movilizar los recursos necesarios para limitar el n¨²mero de v¨ªctimas, sino tambi¨¦n gestionar la crisis y sus implicaciones a medio plazo en todas sus dimensiones sanitarias, econ¨®micas, financieras y sociales. El desaf¨ªo para los pa¨ªses africanos es muy real y la capacidad del continente para hacerse cargo de su destino es una prioridad para nosotros.
Esta crisis sanitaria sin precedentes puede ser un flagelo o una bendici¨®n. Un flagelo, si ?frica vuelve al status quo, o una bendici¨®n si convierte esta pandemia en una nueva oportunidad a trav¨¦s de una revisi¨®n sustancial de sus pol¨ªticas y modus operandi. Por ejemplo, y en el caso del Consejo de Paz y Seguridad, es imperativo que la UA [Uni¨®n Africana] refuerce sus m¨¦todos de trabajo en t¨¦rminos de prevenci¨®n y gesti¨®n de conflictos y consolidaci¨®n de la paz en ?frica. La verdadera solidaridad africana debe surgir y las ambiciones de unidad y resiliencia deben estar a la vanguardia de una agenda continental impulsada por un liderazgo real e impulsada por una visi¨®n com¨²n y una estrategia concertada decididamente progresista.
Es esta misma visi¨®n la que lleva Su Majestad el Rey Mohammed VI, para una ?frica que moldea con responsabilidad y ambici¨®n la conformaci¨®n de un futuro de paz, prosperidad y seguridad. La solidaridad es fundamental e incluso estructuraci¨®n de este enfoque. La ¨²ltima iniciativa de los jefes de Estado africanos impulsada por el soberano est¨¢ en sinton¨ªa con este esp¨ªritu de unidad y est¨¢ en consonancia con el compromiso inquebrantable del Reino con el continente.
Quiz¨¢s la pandemia y sus secuelas representen una nueva oportunidad para realzar a su nivel l¨®gico y mutuamente ben¨¦fico, los v¨ªnculos entre Europa y ?frica. Para ello, los pa¨ªses europeos, sobre todo, los de la Uni¨®n Europea, deben replantear sus relaciones con nosotros y convertir el continente africano en una especie de prolongaci¨®n natural, no solo a nivel geogr¨¢fico, sino tambi¨¦n a nivel econ¨®mico y, por encima de todo, a nivel humano. Sobra decir en este orden de cosas que Marruecos ser¨ªa el punto de anclaje objetivo y eficiente de esta eventual relaci¨®n entre los dos continentes. Muchos factores lo habilitan para ser el protagonista decisivo en este nuevo posible acercamiento. Su estatus avanzado con la Uni¨®n Europea, y la credibilidad de la que goza en este continente, as¨ª como su liderazgo y las tradicionales e hist¨®ricas relaciones con su espacio africano, lo catapultan para asumir el papel de intermediario entre las dos partes.
Es menester precisar a este respecto que estas renovadas y m¨¢s estrechas relaciones tendr¨ªan que ser presididas por el pragmatismo y la defensa de los valores compartidos. As¨ª, converger¨ªan en intereses comunes y equitativos que asegurar¨ªan la concretizaci¨®n de objetivos que garanticen la estabilidad, el desarrollo y la prosperidad de los pueblos de ambos continentes.
Youssef Amrani es embajador de Marruecos en Sud¨¢frica y ex ministro delegado de Exteriores.
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