De epicentro de la guerra fr¨ªa entre Colombia y Venezuela a albergue de los migrantes que retornan
El puente internacional Tienditas ha pasado de sue?o de integraci¨®n a escenario de las tensiones entre los Gobiernos de Iv¨¢n Duque y Nicol¨¢s Maduro
La imagen de los contenedores atravesados por militares leales al chavismo en el Puente Binacional Tienditas lo ha convertido desde febrero del a?o pasado en un s¨ªmbolo de los encuentros y desencuentros entre los Gobiernos de Colombia y Venezuela. La estructura, del lado colombiano, fue el lugar donde Juan Guaid¨® se present¨® ante el mundo. All¨ª apareci¨® por sorpresa junto a Iv¨¢n Duque y otros dos presidentes sudamericanos en el megaconcierto Venezuela Aid Live, la v¨ªspera de la fallida operaci¨®n para ingresar alimentos y medicinas desde Colombia. Sus bodegas sirvieron como centro de acopio de esas ayudas y escenario del encuentro de Guaid¨® con militares que desertaron aquel 23F. Ahora, en medio de la pandemia del coronavirus, Tienditas ha sido adaptado para albergar a cientos de migrantes venezolanos que buscan desandar sus pasos y retornar a su pa¨ªs, pues ya no logran ganarse la vida en las ciudades que los acog¨ªan.
Cuando la covid-19 irrumpi¨® en la agenda de los Gobiernos de la regi¨®n, la fronteriza C¨²cuta aparec¨ªa como una de las ciudades colombianas m¨¢s vulnerables. Ha sido por a?os el embudo de uno de los mayores flujos de personas en el mundo. En un primer momento, las autoridades contemplaron adaptar esa infraestructura como una instalaci¨®n hospitalaria, a semejanza de lo que ha hecho Bogot¨¢ con el centro de eventos Corferias. Pero C¨²cuta ha conseguido contener los contagios. Registra 13 muertes y 271 casos detectados de los m¨¢s de 4.500 fallecimientos y 128.000 casos que acumula el pa¨ªs. Las instalaciones terminaron convertidas en el Centro de Atenci¨®n Sanitaria Tienditas (CAST), una estaci¨®n transitoria para atender en condiciones dignas, durante un m¨¢ximo de 48 horas, a los venezolanos en tr¨¢nsito que quieren regresar a su pa¨ªs. Tiene capacidad para casi 400 personas, y se ampliar¨¢ a 600. Cuenta con carpas, ba?os, duchas y comedor. Los tres d¨ªas a la semana en que Venezuela permite el ingreso de grupos de 300 retornados, son trasladados hasta el corredor humanitario abierto en otro paso cercano.
Con sus modernos almacenes aduaneros, el complejo (a unos diez minutos de C¨²cuta) es con mucho la mejor infraestructura fronteriza de Colombia y una de las mejores instalaciones de Sudam¨¦rica. Cuando se concibi¨®, unos 30.000 veh¨ªculos cruzaban a diario entre los dos pa¨ªses y los dem¨¢s puentes que comunican al departamento de Norte de Santander con el Estado venezolano de T¨¢chira se encontraban colapsados por el tr¨¢fico. Con 240 metros de largo y 40 metros de ancho, Tienditas se presentaba como un paso moderno y seguro para camiones de carga, carros, peatones y bicicletas. Esos tiempos se antojan lejanos. El puente nunca lleg¨® a entrar en operaci¨®n. El Gobierno de Nicol¨¢s Maduro cerr¨® la frontera a finales de 2015 y el paso de veh¨ªculos nunca se restableci¨®.
Tienditas representa d¨¦cadas de sue?os y frustraciones de integraci¨®n binacional. Desde los sesenta se pensaba en ese gran proyecto para atender el otrora fluido intercambio comercial a lo largo de una l¨ªnea lim¨ªtrofe de 2.200 kil¨®metros. El puente se levant¨® en menos de dos a?os, pero cuando fue entregado, a mediados de 2016, las relaciones entre Bogot¨¢ y Caracas ya estaban en proceso de descomposici¨®n. Desde entonces, ha permanecido sellado como paso fronterizo, incluso en los agitados a?os en que el cercano puente Sim¨®n Bol¨ªvar, una estructura obsoleta tras m¨¢s de medio siglo de servicio, se ha visto desbordado por el masivo ¨¦xodo de venezolanos que huyen empujados por la hiperinflaci¨®n, la inseguridad o la escasez de alimentos y medicinas.
¡°Tienditas ha servido para todo menos para lo que lo dise?aron¡±, se?ala V¨ªctor Bautista, un curtido funcionario que trabaj¨® en la Canciller¨ªa colombiana y ahora es secretario de Fronteras de la Gobernaci¨®n de Norte de Santander, encargada del CAST. ¡°La interdependencia econ¨®mica, social, cultural, log¨ªstica, ambiental hace imposible que la fractura sobre la zona de frontera sea absoluta (¡) Estamos determinados por un cupo de unas autoridades con las cuales no hay di¨¢logo, la ¨²nica interlocuci¨®n que hay es entre Norte de Santander y el Estado de T¨¢chira¡±, se lamenta. ¡°En sus justas proporciones, lo que hemos vivido en esta zona de frontera con Venezuela ha sido nuestra peque?a Guerra Fr¨ªa¡±.
En uno de los contenedores atravesados en Tienditas se lee la palabra ¡°PAZ¡±. Esa pintada contrasta con las crecientes tensiones entre dos Gobiernos permanentemente enfrentados. Las relaciones est¨¢n rotas desde aquel 23F. Duque considera a Maduro un ¡°dictador¡± y reconoce como presidente encargado a Guaid¨®. El heredero de Hugo Ch¨¢vez, por su parte, suele se?alar al mandatario colombiano de estar detr¨¢s de todo tipo de complots, como la disparatada incursi¨®n mar¨ªtima del pasado mayo. ¡°Ah¨ª no particip¨® Colombia, porque Colombia no participa en operetas ni en sainetes¡±, le dijo Duque el mes pasado a este peri¨®dico.
Colombia, con mucho el principal destino de una di¨¢spora de m¨¢s de cinco millones de personas, ha mantenido pese a todo una pol¨ªtica de acogida. Para finales de abril, albergaba 1.788.380 ciudadanos venezolanos, una leve disminuci¨®n con respecto a comienzos de a?o. M¨¢s de 81.000 han retornado en medio de la pandemia, pero las tensiones impiden una coordinaci¨®n efectiva. El flujo depende de dif¨ªciles negociaciones entre autoridades migratorias. Adem¨¢s, el r¨¦gimen chavista ha llegado a calificar a los retornados como ¡°armas biol¨®gicas¡±, y Maduro ha dicho que Duque env¨ªa ¡°personas contaminadas¡±. Colombia solo puede gestionar el regreso de unos 1.200 migrantes a la semana (900 desde C¨²cuta), cualquier n¨²mero por encima de ese l¨ªmite expone a las poblaciones fronterizas a aglomeraciones y focos de contagio. Por eso el CAST apunta a canalizar el retorno. Hay m¨¢s de 30.000 venezolanos registrados para volver, y a ese ritmo no alcanzar¨ªan a hacerlo ni en todo 2020.
Las autoridades colombianas, con una dosis de optimismo, han rebautizado Tienditas como el puente de la Unidad. ¡°Dejar esos contenedores llenos de piedra de manera est¨¢tica puede implicar una afectaci¨®n de su infraestructura¡±, advert¨ªa recientemente Juan Francisco Espinosa, director de Migraci¨®n Colombia, aunque a?ad¨ªa que est¨¢ listo para ser operado a la espera de un acuerdo binacional que se antoja improbable. Por lo pronto, seguir¨¢ funcionando, con carpas y duchas, como el Centro de Atenci¨®n Sanitaria Tienditas. El sue?o de integraci¨®n sigue postergado.
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