Sergio Berni, la estrella errante del peronismo
El ministro de Seguridad de Buenos Aires, derechista y popular en los barrios m¨¢s pobres, se enfrenta al Gobierno de Alberto Fern¨¢ndez
El Gobierno argentino se enfrenta a grandes dificultades: la pandemia, la renegociaci¨®n de la deuda y una recesi¨®n brutal. Pero ciertos d¨ªas parece como si su principal problema se llamara Sergio Berni. El ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, fiel a Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, se ha convertido en la estrella errante de la constelaci¨®n peronista. Sus constantes enfrentamientos con la ministra de Seguridad de la naci¨®n, Sabina Frederic, su propensi¨®n a los gestos espectaculares (el 10 de junio particip¨® personalmente en la detenci¨®n de un presunto asesino) y su popularidad entre los m¨¢s pobres hacen de Berni una figura pol¨¦mica. Y quiz¨¢ un candidato a la presidencia en 2023.
Sergio Berni, nacido en 1962 en la peque?a localidad de Capilla del Se?or (Buenos Aires), es un hombre de acci¨®n. Sobre eso no cabe duda. Es m¨¦dico cirujano, teniente coronel del Ej¨¦rcito y licenciado en Derecho. Pero tambi¨¦n instructor de k¨¢rate, paracaidista, submarinista t¨¢ctico y alpinista. En 1987 formaba parte del regimiento patag¨®nico Rospentek, uno de los que participaron en la sublevaci¨®n de los ¡°carapintadas¡± en exigencia de impunidad para los cr¨ªmenes cometidos por los militares durante la ¨²ltima dictadura. Nunca qued¨® claro si Berni fue uno de los sublevados.
Dos a?os despu¨¦s ya estaba en la ¨®rbita de N¨¦stor Kirchner, entonces intendente de R¨ªo Gallegos. En 1991, cuando Kirchner fue elegido gobernador de Santa Cruz, el futuro presidente nombr¨® al joven Berni (30 a?os) director del hospital Veintiocho de Noviembre. Sergio Berni era kirchnerista cuando a¨²n no exist¨ªa el kirchnerismo.
M¨¢s tarde fue director nacional de Asistencia Cr¨ªtica, senador y, con N¨¦stor Kirchner ya fallecido, viceministro de Seguridad durante el segundo mandato presidencial de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner. En diciembre pasado, cuando el peronismo recuper¨® la presidencia y el Gobierno provincial de Buenos Aires, se le asign¨® la complicada cartera de Seguridad a las ¨®rdenes del gobernador Axel Kiciloff, otro fiel de Cristina. Berni fue claro desde el principio: ¡°Mi jefa es Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner¡±. No el presidente, Alberto Fern¨¢ndez, sino la vicepresidenta.
Un ¡°hombre de derecha¡±
La cohabitaci¨®n con la ministra nacional, Sabina Frederic, empez¨® mal. Frederic rechaz¨® el uso policial del arma el¨¦ctrica Taser; Berni se declar¨® a favor. Ya en febrero de este a?o, Berni acus¨® a Frederic de no cooperar en la dif¨ªcil gesti¨®n del conurbano bonaerense y le exigi¨® que retirara de la provincia a las fuerzas de la Polic¨ªa Federal. Frederic es antrop¨®loga y progresista. Berni no tiene apuro en definirse como ¡°hombre de derecha¡±.
Los desencuentros entre Frederic y Berni fueron encaden¨¢ndose. Cuando el Gobierno nacional favoreci¨® las excarcelaciones de presos para evitar contagios de la covid en las c¨¢rceles, Berni se opuso. El 10 de junio, Berni protagoniz¨® una acci¨®n espectacular en la localidad de Almirante Brown: armado con un subfusil (¡°los militares pasamos m¨¢s tiempo con el arma que con nuestra esposa¡±, dijo despu¨¦s) y en compa?¨ªa de un escolta y un colaborador, detuvo personalmente al sospechoso de haber asesinado a tiros a un gendarme. Las im¨¢genes de la operaci¨®n causaron impacto.
El 1 de julio, primer d¨ªa del retorno a la cuarentena estricta en Buenos Aires, protagoniz¨® otro incidente al abroncar en p¨²blico a un mando de la Polic¨ªa Federal (dependiente de Sabina Frederic) que dirig¨ªa un control de tr¨¢fico. El pasado mi¨¦rcoles, durante una reuni¨®n en unas oficinas cerca de Ezeiza en presencia del gobernador Kicillof, Frederic y Berni tuvieron un choque directo. Seg¨²n testigos presenciales, en un momento dado Berni se quit¨® la mascarilla y se levant¨® bruscamente de la mesa. ¡°?Vas a desenfundar o a atacarme por ser mujer?¡±, le espet¨® la ministra. Seg¨²n el mismo testigo, citado por los diarios Clar¨ªn y La Naci¨®n, Berni respondi¨® que las cosas estaban mal cuando una ministra de Seguridad no sab¨ªa distinguir entre una mascarilla y una pistola.
El Gobierno de Alberto Fern¨¢ndez cerr¨® filas en torno a Frederic. Un portavoz gubernamental dijo que se hab¨ªa encargado al ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, que gestionara con Kicillof la destituci¨®n de Berni. De Pedro neg¨® haber recibido tal encargo. Berni quit¨® hierro al asunto y en declaraciones radiof¨®nicas dijo que se ir¨ªa en cuanto se lo pidiera Kicillof. Este diario telefone¨® repetidamente a Berni para que ofreciera su versi¨®n sobre los hechos, pero no obtuvo respuesta.
No es f¨¢cil sustituir a Sergio Berni. Primero, porque el conurbano bonaerense atraviesa una triple crisis (sanitaria, econ¨®mica y de r¨¢pido aumento de la delincuencia) y gestionar la seguridad en la provincia no constituye una tarea atractiva. Segundo, porque Berni cuenta con la devoci¨®n de la Polic¨ªa Bonaerense, un cuerpo muy conflictivo (ahora mismo varios de sus agentes son investigados por la desaparici¨®n, el 30 de abril, de un joven detenido) y con un largo historial de corrupci¨®n e insubordinaciones. Los comisarios de la Bonaerense llaman ¡°jefe¡± a Berni. Y tercero, porque Sergio Berni cuenta con una enorme popularidad en los barrios m¨¢s pobres. Es un pol¨ªtico que est¨¢ sobre el terreno y camina sin miedo por asentamientos de alta conflictividad.
Otro peronista heterodoxo, el maestro y sindicalista Luis d?Elia, defini¨® el asunto hace dos meses en un tuit: ¡°Sergio Berni llega a la Villa Madero en una supermoto, porta un fusil, tiene cagando a los milicos, dialoga con los vecinos, da soluciones y se va ovacionado. M¨¢s all¨¢ de las dudas que me genera, reconozco que es lo que desea el pobrer¨ªo¡±.
Sergio Berni tiene ambiciones. En 2019 quiso ser candidato a la gobernaci¨®n de Buenos Aires, aunque finalmente desisti¨® y se uni¨® a la campa?a de Kicillof. Ahora, numerosos dirigentes peronistas creen que en 2023 aspirar¨¢ a la presidencia de la Rep¨²blica. ¡°A m¨ª me parece escoria¡±, dijo un veterano militante del Partido Justicialista, ¡°pero, en una situaci¨®n de crisis grave, podr¨ªa convertirse en algo parecido a un Bolsonaro argentino¡±.
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