Al menos 127 muertos en enfrentamientos entre soldados y civiles en Sud¨¢n del Sur
Los choques se han producido por el intento del Gobierno de desarmar a las comunidades, al que muchas se resisten
Enfrentamientos entre soldados gubernamentales y civiles armados han provocado al menos 127 muertos y decenas de heridos en Sud¨¢n del Sur desde el pasado s¨¢bado, seg¨²n ha informado este mi¨¦rcoles el portavoz del Ej¨¦rcito, Lul Ruai Kong. El estallido de violencia comenz¨® cuando los militares emplearon la fuerza en su intento de confiscar sus armas a los j¨®venes de una comunidad en el estado de Warrap. Hace unas semanas, el presidente Salva Kiir anunci¨® el comienzo de una amplia operaci¨®n de desarme en todo el pa¨ªs para tratar de impedir los conflictos intercomunitarios. Sin embargo, parte de la poblaci¨®n no se f¨ªa del Gobierno y se resiste a entregar unas armas que usa para su protecci¨®n personal.
¡°Seg¨²n nuestras informaciones, fueron asesinados 82 civiles y 45 soldados del Ej¨¦rcito de Sud¨¢n del Sur¡±, asegur¨® Kong, quien a?adi¨® que varios j¨®venes de la comunidad gelweng se resistieron al desarme y posteriormente atacaron un cuartel en la ciudad de Romich. La Red de Acci¨®n sobre Armas de Peque?as de Sud¨¢n del Sur (Ssansa), un grupo de la sociedad civil, asegura que un miembro de la comunidad fue detenido y recibi¨® un disparo por la espalda cuando intentaba escapar, lo que desencaden¨® los graves enfrentamientos. Hace tan solo una semana, este colectivo ya hab¨ªa advertido de los peligros de lo que calific¨® ¡°una operaci¨®n apresurada de desarme planteada de arriba hacia abajo sin consultas significativas ni preparaci¨®n estrat¨¦gica con las comunidades¡±.
¡°Esto nos conduce al pasado cuando otras operaciones similares fueron llevadas a cabo sin tener en cuenta los factores que llevan a las comunidades a armarse y sin un plan posterior de protecci¨®n de esos civiles. No mucho tiempo despu¨¦s, esos grupos de poblaci¨®n sufrieron devastadores ataques por parte de criminales procedentes de comunidades vecinas¡±, manifest¨® mediante un comunicado Geoffrey Lou Duke, responsable de Ssansa. ¡°Podemos quitarles las armas esta semana y ellos comprar¨¢n otras la pr¨®xima semana si todav¨ªa sienten la necesidad de tenerlas¡±, a?adi¨® tras los graves enfrentamientos de los ¨²ltimos d¨ªas a trav¨¦s de su cuenta de Twitter.
Tras largas negociaciones a partir del acuerdo de paz firmado en 2018, Sud¨¢n del Sur estren¨® el pasado mes de marzo un gobierno de unidad nacional. Al frente del mismo se encuentran los dos l¨ªderes de los principales bandos enfrentados en la guerra civil que provoc¨® unos 400.000 muertos y 4,3 millones de desplazados desde 2013: Salva Kiir, como presidente, y Riek Machar, como vicepresidente. La aparente superaci¨®n de las diferencias entre ambos permiti¨® dar una oportunidad por fin a la paz, pero el ciclo de violencia contin¨²a. Las milicias enfrentadas en el devastador conflicto est¨¢n desmovilizadas pero operativas y los choques entre comunidades por la tierra y el ganado, favorecidos por la circulaci¨®n de armas que ni siquiera el embargo de la ONU ha podido impedir, florecen aqu¨ª y all¨¢.
El Estado de Jonglei, al norte de Yuba, la capital del pa¨ªs, ha sido escenario recurrente de este tipo de violencia. En mayo pasado se produjo uno de los peores enfrentamientos de este a?o, cuando fallecieron unas 250 personas y 300 resultaron heridas a consecuencia de los choques entre miembros de las comunidades murle y nuer provocados por el robo de ganado y la ausencia de una autoridad estatal fuerte que pueda mediar en la resoluci¨®n de este tipo de conflictos. Ante ello, el presidente Kiir anunci¨® hace unas semanas el inicio de una operaci¨®n de desarme en todo el pa¨ªs.
La situaci¨®n humanitaria en Sud¨¢n del Sur es alarmante, pues se calcula que unas 6,5 millones de personas, es decir, m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n, se enfrenta a la inseguridad alimentaria. A ello hay que sumar otras dos crisis, la irrupci¨®n de las langostas del desierto que devoran todo a su paso en el Cuerno de ?frica, cuyos enjambres amenazan con llegar a suelo sursudan¨¦s, y la pandemia de la covid-19, que ha penetrado en los campos de desplazados y ha limitado la operatividad de la respuesta de las agencias de Naciones Unidas, de la misi¨®n internacional de paz y de las organizaciones no gubernamentales.
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