Un terremoto geopol¨ªtico acaba de golpear Oriente Pr¨®ximo
El acuerdo entre Israel y Emiratos ?rabes Unidos se dejar¨¢ sentir en toda la regi¨®n
Por una vez, estoy de acuerdo con el presidente Donald Trump en utilizar su adjetivo preferido: ¡°enorme¡±. El acuerdo alcanzado con la mediaci¨®n del Gobierno de Trump para que Emiratos ?rabes Unidos normalice plenamente sus relaciones con Israel a cambio de que el Estado jud¨ªo renuncie, por ahora, a la anexi¨®n de cualquier parte de Cisjordania es exactamente lo que tuite¨® Trump: ¡°Un logro ENORME¡±.
No es Anuar el Sadat yendo a Jerusal¨¦n; no hay nada comparable a aquella primera gran apertura entre ¨¢rabes e israel¨ªes. No es Yasir Arafat dando la mano a Isaac Rabin en el jard¨ªn de la Casa Blanca; no hay nada comparable a aquel primer momento de reconciliaci¨®n p¨²blica entre israel¨ªes y palestinos.
Pero se les parece mucho. No hay m¨¢s que repasar los puntos del acuerdo para ver que es importante para todos los grandes actores de la regi¨®n. Los amigos de Estados Unidos, favorables al islam moderado y partidarios de poner un fin definitivo al conflicto con Israel, son los m¨¢s beneficiados; los que est¨¢n en el bando proiran¨ª, en contra de EE UU y defienden la lucha permanente de los islamistas con Israel se han quedado m¨¢s aislados.
Para comprender hasta qu¨¦ punto, hay que empezar por ver la din¨¢mica del acuerdo. El plan de paz de Trump, redactado por Jared Kushner, y su empe?o en aferrarse a ¨¦l, han sido la materia prima del pacto.
El plan de Kushner ped¨ªa a israel¨ªes y palestinos que firmaran la paz y establec¨ªa que Israel podr¨ªa anexionarse aproximadamente el 30% de Cisjordania, donde est¨¢n la mayor¨ªa de sus colonos, mientras que los palestinos podr¨ªan establecer un Estado desmilitarizado en el otro 70%, formado por retazos y algunos territorios canjeados con Israel.
Los palestinos rechazaron el plan y dijeron que era injusto. Pero el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, que hab¨ªa ayudado a redactar un texto que era muy favorable a su pa¨ªs, dijo que pensaba proseguir con la anexi¨®n antes del 1 de julio, sin aceptar la parte que rechazaban los colonos que constituyen su base pol¨ªtica: que los palestinos crearan un Estado en el otro 70%. (Me pregunto si el embajador de Trump en Israel, David Friedman, que es extremista y amigo de los colonos, convenci¨® a Bibi de que pod¨ªa salirse con la suya).
No lo consigui¨®, porque Kushner, al que Egipto, Jordania y los pa¨ªses del Golfo hab¨ªan dicho repetidamente que jam¨¢s aceptar¨ªan la anexi¨®n unilateral, par¨® los pies a Netanyahu y convenci¨® a Trump de que le impidiera escoger qu¨¦ partes del plan aplicar eliminando la anexi¨®n inmediata.
Eso hizo que Netanyahu perdiera apoyos entre los colonos, lo cual, cuando est¨¢ enfrent¨¢ndose a un juicio por corrupci¨®n y a manifestaciones diarias delante de su casa por su mala gesti¨®n de la epidemia de coronavirus, hizo que se hundiera en las encuestas.
En definitiva, Trump, Kushner, el pr¨ªncipe Mohammed bin Zayed ¡ªl¨ªder de facto de Emiratos¡ª y Netanyahu sacaron el m¨¢ximo provecho posible de unos elementos poco favorables, explica Itamar Rabinovich, uno de los principales historiadores israel¨ªes de Oriente Pr¨®ximo y antiguo embajador en Washington.
¡°En vez de la anexi¨®n israel¨ª a cambio de un Estado palestino, exigieron la no anexi¨®n a cambio de la paz con Emiratos ?rabes Unidos (EAU)¡±, dice Rabinovich en una entrevista. Y a?ade: ¡°Kushner sac¨® una baza de la nada, que Israel pudo canjear por la paz con EAU. Es paz por paz en vez de paz por territorios¡±.
Al parecer, el proceso comenz¨® en junio, cuando el embajador de Emiratos en Washington, Yousef al Otaiba, public¨® una carta en hebreo, en el peri¨®dico israel¨ª Yediot Ahronot, en la que advert¨ªa directamente que la anexi¨®n de Cisjordania perjudicar¨ªa los discretos avances que hab¨ªa conseguido hacer Israel con los ¨¢rabes del Golfo.
Emiratos llevaba tiempo pensando en establecer relaciones diplom¨¢ticas con Israel, pero las discusiones sobre c¨®mo impedir la anexi¨®n crearon el contexto en el que pudiera verse que obten¨ªan algo para los palestinos a cambio de la normalizaci¨®n de las relaciones.
La actitud de Netanyahu al respecto es fascinante; como me dijo el escritor israel¨ª Ari Shavit: ¡°Netanyahu est¨¢ tratando de librarse de su propio Watergate yendo a China. Es como la otra cara de Nixon¡±.
Lo que quer¨ªa decir era que Netanyahu estaba haciendo todo lo posible para apaciguar a la extrema derecha israel¨ª ¡ªcon abalorios como la anexi¨®n¡ª para que le apoyaran en contra del sistema judicial israel¨ª y el fiscal general en su juicio por corrupci¨®n.
Al aceptar el acuerdo, Netanyahu, como hizo Nixon al ir a China, ha abandonado a sus aliados ideol¨®gicos naturales ¡ªlos colonos que le apoyaban porque cre¨ªan que iba a hacer realidad la anexi¨®n¡ª ¡°y eso le obligar¨¢ a depender m¨¢s del centro y el centro derecha de aqu¨ª en adelante¡±, dijo Shavit. ¡°Quiz¨¢ este acuerdo contribuya a salvar la democracia israel¨ª al arrebatar a Bibi¡± el ej¨¦rcito de fuerzas de extrema derecha ¡°que necesitaba para destruir al Tribunal Supremo de Israel¡±.
La Autoridad Palestina, presidida por Mahmud Abbas, tambi¨¦n ha perdido algo con el acuerdo, lo que quiz¨¢ le obligue a volver a la mesa de negociaciones. Le ha quitado su mayor as en la manga, la idea de que los Estados del Golfo solo normalizar¨ªan las relaciones con Israel cuando estos cumplieran las exigencias de la Autoridad con un Estado a su medida.
(Un consejo de amigo a Abbas: m¨¢s vale que vuelva ahora a las negociaciones y diga que, en su opini¨®n, el plan de Trump es un ¡°suelo¡± y no un ¡°techo¡± para las aspiraciones palestinas. Contar¨¢ con el respaldo de Trump, los europeos y los ¨¢rabes. Seguir¨¢ teniendo influencia. E Israel seguir¨¢ teniendo que negociar con ¨¦l, porque su gente en Cisjordania no va a desaparecer sin m¨¢s, pase lo que pase con Emiratos ?rabes e Israel).
El pacto animar¨¢ indudablemente a otros reinos de la zona ¡ªBar¨¦in , Om¨¢n, Qatar, Kuwait y Arabia Saud¨ª¡ª, que ya tienen relaciones econ¨®micas y de espionaje con Israel, abiertas y encubiertas, a seguir los pasos de Emiratos. No querr¨¢n que Emiratos se les adelante a la hora de combinar su poder econ¨®mico con la capacidad israel¨ª en cibertecnolog¨ªa, tecnolog¨ªa agraria y tecnolog¨ªa sanitaria, lo que podr¨ªa hacer a los dos pa¨ªses m¨¢s fuertes y pr¨®speros.
Del acuerdo salen otros tres grandes ganadores: 1) El rey Abdal¨¢ de Jordania. Tem¨ªa que la anexi¨®n reforzara los intentos de convertir Jordania en el Estado palestino. Esa amenaza, de momento, se ha desactivado. 2) La comunidad jud¨ªa de Estados Unidos. Si Israel se hubiera anexionado parte de Cisjordania, habr¨ªa creado divisiones en todas las sinagogas y comunidades del pa¨ªs, entre los m¨¢s inflexibles, partidarios de la anexi¨®n, y los m¨¢s liberales, contrarios a ella. Era un desastre en potencia que se ha eludido. Y 3) Joe Biden. Si Biden sucede a Trump, no tendr¨¢ que preocuparse por una cuesti¨®n tan delicada y contar¨¢ con un conjunto de aliados mucho m¨¢s fuerte en la regi¨®n.
Los grandes derrotados geopol¨ªticos son Ir¨¢n y todos sus representantes: Hezbol¨¢, las milicias iraqu¨ªes, el presidente sirio Bachar el Asad, Ham¨¢s, la Yihad Isl¨¢mica, los Huthi de Yemen y Turqu¨ªa. Hay varios motivos para ello. Hasta ahora, Emiratos ?rabes ha mantenido un delicado equilibrio entre Ir¨¢n e Israel, sin querer provocar a Ir¨¢n y negociando con Israel a escondidas.
Pero este acuerdo es una bofetada a los iran¨ªes. El mensaje impl¨ªcito es: ¡°Ahora Israel est¨¢ de nuestra parte, as¨ª que no nos ataques¡±. Es posible que el inmenso da?o causado por Israel a Ir¨¢n en los ¨²ltimos meses mediante la aparente guerra cibern¨¦tica haya dado a Emiratos m¨¢s margen para llegar a este acuerdo.
Pero hay otro mensaje m¨¢s profundo, de tipo psicol¨®gico. Con este pacto, Emiratos est¨¢ diciendo a Ir¨¢n y sus subordinados que en la regi¨®n, hoy, existen dos coaliciones: la de los que quieren que el futuro entierre el pasado y la de los que quieren que el pasado siga enterrando el futuro. Emiratos ha tomado el tim¨®n de la primera y est¨¢n dejando que Ir¨¢n lidere la segunda.
En enero, cuando el Gobierno de Trump orden¨® el asesinato de Qasem Soleimani, jefe de la Fuerza Quds, el brazo de operaciones extranjeras de la Guardia Revolucionaria Iran¨ª, escrib¨ª un art¨ªculo en el que dec¨ªa que Estados Unidos acababa de ejecutar ¡°al hombre m¨¢s est¨²pido de Ir¨¢n¡±.
?Por qu¨¦? Porque ?cu¨¢l era el modelo de negocios de Soleimani, que se convirti¨® en el modelo de negocios del Ir¨¢n chi¨ª? Se trataba de contratar a ¨¢rabes y otros chi¨ªes para que lucharan contra los sun¨ªes en Irak, L¨ªbano, Yemen y Siria, con el fin de proyectar el poder de Ir¨¢n. ?Y cu¨¢l fue el resultado? Los cuatro han acabado siendo Estados fallidos. Los cl¨¦rigos que gobiernan Ir¨¢n se han convertido en los mayores facilitadores del fracaso de los Estados de Oriente Pr¨®ximo ¡ªincluido el suyo¡ª, y de ah¨ª que muchos libaneses los culpen a ellos y a Hezbol¨¢ por la p¨¦sima administraci¨®n que ha desembocado en la devastadora explosi¨®n del puerto de Beirut hace unos d¨ªas.
Llevo demasiado tiempo informando sobre Oriente Pr¨®ximo para atreverme a escribir que ¡°la regi¨®n nunca volver¨¢ a ser la misma¡±. Las fuerzas del sectarismo, el tribalismo, la corrupci¨®n y el antipluralismo tienen hondas ra¨ªces all¨ª. Pero existen otras corrientes, j¨®venes hartos de que se alimenten una y otra vez el viejo juego, las viejas luchas, las viejas heridas. La semana pasada los vimos manifest¨¢ndose por las calles de Beirut, exigiendo buen gobierno y la oportunidad de hacer realidad todo su potencial.
El jueves pasado, Emiratos ?rabes Unidos, Israel y Estados Unidos demostraron ¡ªal menos durante un breve y resplandeciente momento¡ª que el pasado no siempre tiene que enterrar el futuro, que el odio y las divisiones no siempre tienen que ganar.
Fue un soplo de aire fresco. Ojal¨¢ un d¨ªa se convierta en un vendaval de cambio que se extienda por toda la regi¨®n.
? The New York Times Company 2020
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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