Pendientes del camino que tome Arabia Saud¨ª

El acuerdo alcanzado este jueves entre Emiratos ?rabes Unidos (EAU) e Israel para normalizar relaciones es sin duda una atrevida apuesta pol¨ªtico-diplom¨¢tica de esa monarqu¨ªa ¨¢rabe. Sin embargo, no se trata de una sorpresa, ni es (solo) fruto de la mediaci¨®n estadounidense. M¨¢s bien constituye un reflejo de los cambios regionales tanto por la polarizaci¨®n en torno a Ir¨¢n, como por la creciente asertividad de Abu Dhabi. De hecho, ya hace varios a?os que se hab¨ªa iniciado el acercamiento. Queda por ver si se trata de una decisi¨®n aislada, o si va a servir de globo sonda para que Arabia Saud¨ª d¨¦ eventualmente el mismo paso.

Hasta ahora, de los pa¨ªses ¨¢rabes solo Egipto y Jordania manten¨ªan relaciones diplom¨¢ticas con Israel tras firmar la paz en 1979 y 1994, respectivamente. En el caso de EAU resulta exagerado hablar de ¡°acuerdo de paz¡± porque esta federaci¨®n de emiratos, constituida en 1971, nunca ha estado en guerra con el Estado jud¨ªo. Su enemistad oficial era fruto de la hermandad con los palestinos. Los portavoces emirat¨ªes insisten en que el pacto no altera su compromiso con el plan ¨¢rabe para dos Estados con Jerusal¨¦n Este como capital de una Palestina independiente. (Los palestinos ya han mostrado su malestar retirando al embajador en Abu Dhabi.) 

Pero las prioridades estrat¨¦gicas han cambiado en Emiratos y en el resto de los pa¨ªses ¨¢rabes del golfo P¨¦rsico. Desde principios de este siglo, la preocupaci¨®n por la influencia regional de Ir¨¢n ha eclipsado al enquistado conflicto israelo-palestino. Aunque en p¨²blico todos apoyan la causa palestina, en privado se admite fatiga con el asunto. Adem¨¢s, no es Israel sino la Rep¨²blica Isl¨¢mica, con sus ambiciones nucleares y su verborrea hegem¨®nica, quien se ve como una amenaza. (Como era previsible, Teher¨¢n ha condenado el acuerdo).

Ese cambio de percepci¨®n ha coincidido adem¨¢s con el ascenso del jeque Mohamed Bin Zayed, cuyos t¨ªtulos oficiales de vicecomandante supremo de las Fuerzas Armadas de EAU y pr¨ªncipe heredero de Abu Dhabi (el principal emirato de la federaci¨®n) apenas apuntan a su poder real. Aunque su hermano el jeque Jalifa sigue siendo el presidente, hace ya a?os que ¨¦l ha tomado las riendas. Bajo su direcci¨®n, Emiratos ?rabes ha adoptado una pol¨ªtica exterior mucho m¨¢s activa hasta convertirse en uno de los pa¨ªses m¨¢s poderosos de la regi¨®n, a pesar de que ocho de sus nueve millones de habitantes son extranjeros.

Aliado leal de EE UU, su apuesta por el desarrollo militar y tecnol¨®gico le ha acercado a Israel. Ambos han establecido una substancial cooperaci¨®n en seguridad y espionaje bajo el recelo compartido hacia Ir¨¢n y el extremismo isl¨¢mico. En paralelo, un goteo de informaciones sobre la presencia de una oficina israel¨ª en Abu Dhabi (la delegaci¨®n ante la sede de la Agencia Internacional de Energ¨ªas Renovables), la participaci¨®n de atletas y funcionarios de esa nacionalidad en eventos celebrados en su territorio o la apertura de una sinagoga en Dub¨¢i, iban preparando el terreno.

Otros vecinos, como Om¨¢n y Qatar, mantienen contactos similares, aunque de momento no han llegado tan lejos. ¡°Emiratos es el ¨²nico pa¨ªs del Golfo capaz de dar el primer paso¡±, se?ala un embajador occidental convencido de que la decisi¨®n constituye ¡°un ¨¦xito pol¨ªtico y diplom¨¢tico que muestra un liderazgo capaz de romper con el statu quo y abrir nuevas v¨ªas de soluci¨®n pol¨ªtica al conflicto palestino-israel¨ª¡±. Salvo que en este juego de billar en el que los tres participantes (EE UU, Israel y EAU) han logrado meter sus bolas, Palestina estaba ausente. Y resulta flojo el argumento de que se ha frenado (que no cancelado) la anexi¨®n de Cisjordania.

M¨¢s all¨¢ de los beneficios econ¨®micos, cient¨ªficos y de seguridad para Abu Dhabi, queda por saber cu¨¢l es la actitud de Arabia Saud¨ª, el peso pesado ¨¢rabe, sin cuyo visto bueno parece improbable que haya actuado Emiratos. Ambos han respaldado los ¡°esfuerzos¡± del presidente Donald Trump para solucionar el conflicto palestino. Solo si Riad termina siguiendo el camino de Emiratos, se habr¨¢ realmente producido un verdadero avance en las relaciones ¨¢rabe-israel¨ªes.