EE UU abre su campa?a electoral m¨¢s ins¨®lita
La emergencia sanitaria trastoca unas elecciones hist¨®ricas en Estados Unidos, con convenciones sin seguidores, telem¨ªtines y el desaf¨ªo de garantizar el sufragio no presencial
Ganaron los dos por goleada, Donald Trump y Joe Biden. La noche del martes, en Connecticut, con poco ruido y a¨²n menos emoci¨®n, concluyeron las primarias de los dos grandes partidos estadounidenses. Cuesta creer que, hasta hace apenas seis meses, la conversaci¨®n en el pa¨ªs la copaban aquellas multitudinarias primarias. Beto O¡¯Rourke retratado por Annie Leibovitz para la portada de Vanity Fair. El mundo aprendiendo a pronunciar Boot-edge-edge. Los planes para todo de Elizabeth Warren. Las matem¨¢ticas de Andrew Yang. Los millones de Michael Bloomberg. Los Strokes cantando por Bernie Sanders. La resurrecci¨®n de Biden en Carolina del Sur. Y Donald Trump poni¨¦ndoles motes a todos desde el p¨²lpito de auditorios abarrotados por todo el pa¨ªs.
Hoy, cuando el pa¨ªs se dispone a entrar en la recta final de la campa?a hacia unas elecciones hist¨®ricas, todo aquello parece un recuerdo remoto. Un pasado sin 5,3 millones de enfermos de covid. Sin casi 168.000 muertos. Sin 16,3 millones de parados. Sin mascarillas. Sin cuarentenas. Sin confinamientos.
Con el arranque de la Convenci¨®n Dem¨®crata, Estados Unidos se sumerge este lunes en la recta final de la campa?a m¨¢s extra?a de su historia moderna. Las elecciones de la pandemia. En un 2020 normal, los dem¨®cratas ya habr¨ªan nominado oficialmente a Joe Biden entre multitudes en la convenci¨®n de Milwaukee (Wisconsin), que estaba prevista inicialmente para mediados de julio. Todas las miradas estar¨ªan ahora en Donald Trump, que se dispondr¨ªa a realizar una exhibici¨®n de fuerza en la Convenci¨®n Republicana, en Charlotte (Carolina del Norte), arroj¨¢ndose flores por el vigor de una econom¨ªa subida a un imparable ciclo de crecimiento. A continuaci¨®n vendr¨ªan los m¨ªtines abarrotados. Los aviones. Los miles de voluntarios llamando a las puertas.
Pero el maldito pat¨®geno SARS-CoV-2 lo ha cambiado todo. Esto, el proceso democr¨¢tico de la gran potencia, tambi¨¦n. La forma de hacer campa?a. La manera de votar. Los temas que pesar¨¢n a la hora de hacerlo.
Hace mucho que se hablaba de estas como unas elecciones hist¨®ricas. La convalidaci¨®n del presidente m¨¢s polarizador y extravagante de la historia reciente o su reducci¨®n a un mero par¨¦ntesis. El fin definitivo del orden mundial vigente desde el fin de la guerra fr¨ªa o el inicio de su reconstrucci¨®n y su fortalecimiento como escenario por defecto. Ahora, a eso hay que sumar la elecci¨®n del presidente encargado de reconstruir un pa¨ªs machacado por un virus, de sacar a Estados Unidos de la mayor crisis econ¨®mica desde la Gran Depresi¨®n, de definir la nueva normalidad.
Habr¨¢ convenciones, como cada cuatro a?os, y durar¨¢n cuatro d¨ªas cada una. Esta semana, la dem¨®crata; la que viene, la republicana. Habr¨¢ discursos pol¨ªticos, incluidos los de aceptaci¨®n de Trump y de Biden. Las televisiones los cubrir¨¢n en prime time. Pero, como tantas cosas en los ¨²ltimos meses, las convenciones de la pandemia ser¨¢n algo muy diferente.
Los ponentes no hablar¨¢n ante multitudes euf¨®ricas con sombreros graciosos, no habr¨¢ globos cayendo del techo. Hablar¨¢n en un plat¨® o en un despacho, sin m¨¢s piel que la de sus asesores. El pasado 5 de agosto, Biden anunci¨® que no ir¨¢ a Milwaukee a pronunciar su discurso de aceptaci¨®n. Trump tampoco tiene ya previsto viajar a Charlotte, y el enemigo invisible, como le gusta llamarlo al presidente, se ha merendado sus planes de trasladar el sarao a Jacksonville (Florida). Las convenciones son tradicionalmente un evento que permite al partido unirse, poniendo fin a la divisoria temporada de primarias. La uni¨®n, en este caso, ser¨¢ tambi¨¦n virtual.
La recaudaci¨®n de fondos, otro de los sentidos de las convenciones, se ha mudado tambi¨¦n al territorio virtual, donde queda todav¨ªa mucho por innovar. Una pantalla dividida en cuadraditos no equivale al tir¨®n de codearse con celebrities en cenas a miles de d¨®lares el cubierto. Pero la tendencia a las microdonaciones online, consolidada en las primarias por candidatos contrarios al establishment como Bernie Sanders, despliega nuevas posibilidades.
Superadas las convenciones, Biden tambi¨¦n ha anunciado que no har¨¢ m¨ªtines. Trump asegura que s¨ª los har¨¢, pero sonados pinchazos como el que protagoniz¨® en su primer mitin pand¨¦mico, en Tulsa (Oklahoma), llenan de dudas su determinaci¨®n. No solo fue incapaz de llenar m¨¢s de un tercio del aforo, sino que la falta de precauci¨®n de unas bases que siguen o exageran el discurso negacionista de su ¨ªdolo provoc¨®, seg¨²n las autoridades locales, un repunte de casos de covid en el condado. Los siguientes intentos no han sido m¨¢s alentadores, hasta el punto de que cancel¨® un mitin en Alabama y otro en New Hampshire, alegando en este ¨²ltimo una tormenta tropical que no lleg¨® a golpear.
Mandar¨¢n, pues, los telem¨ªtines, neologismo ya acu?ado por la campa?a de Trump. Pero dif¨ªcilmente compensar¨¢n la falta del jaleo de los fans. La ausencia de la adulaci¨®n masiva presencial, elemento clave del trumpismo, erosionar¨¢ su mitoman¨ªa. Biden tambi¨¦n perder¨¢ sin el contacto f¨ªsico, donde se desenvuelve con soltura, pero muchos en su entorno se frotan las manos ante una campa?a de perfil bajo y desprovista de una espontaneidad que propiciar¨ªa los habituales errores del jefe.
Todo ello pondr¨¢ m¨¢s el foco en los debates entre candidatos, que empezar¨¢n un mes despu¨¦s de concluir las convenciones. Los dos primeros entre Biden y Trump, el 29 de septiembre y el 15 de octubre, han tenido que moverse de ciudad por la pandemia. El tercero y ¨²ltimo est¨¢ previsto para el 22 de octubre, y el de los vicepresidentes, el 7 de ese mes. Debatir no es el fuerte de Biden, y la campa?a de Trump viene desde hace tiempo regode¨¢ndose en ello, lo que puede bajar tanto las expectativas al dem¨®crata que le facilite superarlas.
Pero el gran reto de estas elecciones est¨¢ llamado a ser la gesti¨®n del voto no presencial. Las ¨²ltimas etapas de las primarias han puesto en evidencia las dificultades del recuento de votos por correo. La pandemia ha creado problemas log¨ªsticos y hasta constitucionales. Retrasos, pleitos en los tribunales, desaf¨ªos t¨¦cnicos. En un Estado tan poco sospechoso de marginal como Nueva York, el aumento dram¨¢tico del voto por correo provoc¨® que a¨²n no se haya podido terminar el recuento de las primarias celebradas el 23 de junio.
Conviene recordar que llueve sobre mojado. Que, lamentablemente, la democracia estadounidense ha estado manchada por numerosos esc¨¢ndalos en los recuentos en la historia reciente, de las papeletas mariposa en 2000 al fiasco de los caucus de Iowa, las asambleas vecinales que marcan el comienzo de las elecciones primarias, este mismo a?o. Y que en las anteriores presidenciales hubo una masiva injerencia rusa constatada por los servicios de inteligencia.
Se?ales que dibujan un escenario complicado para unos comicios sobre los que el propio presidente ya ha dejado caer la sospecha de fraude, insistiendo en que el voto por correo no es seguro y que la elecci¨®n ser¨¢ ama?ada. La perspectiva de que el aumento del voto no presencial y un resultado ajustado demoren d¨ªas o incluso semanas la proclamaci¨®n de un ganador, con un presidente obsesionado con su ego y una legi¨®n de seguidores dados a las teor¨ªas conspiratorias, augura un final endiablado para las elecciones de la pandemia.
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