¡°T¨ªo Reiwa¡±: as¨ª es el pr¨®ximo l¨ªder de Jap¨®n
Yoshihide Suga, hasta ahora ¡®mano derecha¡¯ de Shinzo Abe, es un tecn¨®crata con fama de ser muy meticuloso y de conocer bien los engranajes del partido
Llevaba seis a?os compareciendo ma?ana y tarde ante la prensa, pero poca gente le reconoc¨ªa por la calle. Hasta abril del a?o pasado, cuando ante las c¨¢maras de televisi¨®n de medio mundo Yoshihide Suga, ministro portavoz y jefe de Gabinete del Gobierno de Jap¨®n, anunci¨® muy serio, mostrando un cuadro con un ideograma en el que se le¨ªa ¡°reiwa¡± (armon¨ªa), el nombre de la nueva era por la que se conocer¨ªa el mandato del nuevo emperador. A partir de entonces, la mano derecha del primer ministro Shinzo Abe pasar¨ªa a ser famoso en los hogares del pa¨ªs como Reiwa Ojisan (¡°t¨ªo Reiwa¡±). Ahora ser¨¢, tras la dimisi¨®n de Abe, el nuevo l¨ªder del Ejecutivo en Tokio, un puesto en el que pocos le habr¨ªan situado hace un a?o y medio.
Suga, de 71 a?os y fiel mano derecha de Abe durante los siete a?os y ocho meses del mandato del l¨ªder saliente, ha sido nombrado al frente del Partido Liberal Dem¨®crata (PLD) con el respaldo de 377 de los 535 representantes del partido (394 diputados y 141 delegados provinciales) que participaban en la votaci¨®n del partido, celebrada en un hotel de Tokio. Sus rivales, el exministro de Defensa Shigeru Ishiba y el exministro de Exteriores Fumio Kishida, lograron, respectivamente, 68 y 89 votos. El c¨®modo triunfo del nuevo l¨ªder ya se daba por descontado desde que las principales facciones del partido le hab¨ªan expresado su apoyo, en una apuesta por la continuidad. En las horas previas a la selecci¨®n, la cadena de televisi¨®n japonesa NHK anticipaba que Suga lograr¨ªa un respaldo del 70% entre los representantes del partido.
Sin v¨ªnculos con ninguna de las grandes facciones del PLD, T¨ªo Reiwa ¡ªun hombre menudo y pulcro, peinado con raya al lado y de orejas ligeramente protuberantes¡ª es, sobre todo, un candidato de compromiso. En circunstancias normales, es dif¨ªcil pensar que las facciones que controlan el PLD hubiesen elegido a este gestor discreto y disciplinado, que a diferencia de la mayor¨ªa de la clase pol¨ªtica nipona no procede de ninguna de las estirpes tradicionales del pa¨ªs.
Claro que las circunstancias de este a?o de pandemia, recesi¨®n econ¨®mica, aplazamiento de los Juegos Ol¨ªmpicos de Tokio y tras la dimisi¨®n de Abe por motivos de salud , son todo menos normales. Y Suga, como jefe de Gabinete ¡ªun puesto que combina las funciones de portavoz, asesor y ministro de la Presidencia¡ª del l¨ªder saliente, es una garant¨ªa de continuidad. El gran interrogante es si, una vez investido, se limitar¨¢ a continuar la aplicaci¨®n de las pol¨ªticas de su predecesor y protector, u optar¨¢ por ir introduciendo medidas o un estilo propios. Durante su campa?a electoral ha asegurado que mantendr¨¢ el rumbo que ha seguido hasta ahora el Gobierno.
En temperamento o en historial, ambos son la noche y el d¨ªa. Donde Abe es carism¨¢tico y visionario, el tecn¨®crata Suga es discreto y meticuloso. El l¨ªder saliente es hijo y nieto de ministros, criado entre las ¨¦lites tokiotas y acostumbrado desde la cuna a tratar con dirigentes extranjeros; el entrante procede de una modesta familia de agricultores de Akinomiya, en el fr¨ªo norte del pa¨ªs, y comenz¨® su vida laboral fabricando cajas de cart¨®n. Se pag¨® los estudios de Derecho trabajando en un mercado y de chico para todo en un peri¨®dico, antes de entrar en pol¨ªtica como secretario de un concejal en Yokohama, la ciudad donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera como diputado. Su experiencia internacional es m¨ªnima; su capacidad de liderazgo no se ha visto puesta a prueba.
Un sucesor leal
Pero pocos conocen mejor los entresijos del Gobierno o el pensamiento de Abe. Durante el mandato del hasta ahora primer ministro, Suga ha estado lealmente a su lado, comunicando su mensaje, impasible en momentos de esc¨¢ndalos o dimisiones de ministros. Cuando cay¨® el primer Gobierno de Abe en 2007, Suga ¡ªentonces su ministro de Comunicaci¨®n¡ª le inst¨® a no desistir y prometi¨® traerle de nuevo al poder.
Lo consiguieron. Cinco a?os m¨¢s tarde, y despu¨¦s de una etapa en la que se le lleg¨® a considerar una figura irrelevante del pasado, Abe regresaba al Kantei, la oficina del primer ministro. Que el jefe de Gobierno saliente se haya convertido en el m¨¢s duradero de la historia contempor¨¢nea nipona, despu¨¦s de a?os de l¨ªderes fugaces, se debe en buena parte al trabajo entre bambalinas de su mano derecha. Es un perfecto conocedor de c¨®mo conseguir la colaboraci¨®n de los funcionarios y cuenta con inmejorables contactos en los medios de comunicaci¨®n, donde se le teme tanto como se le respeta. Como jefe de gabinete, sus nombramientos burocr¨¢ticos han ayudado a Abe a concentrar la toma de decisiones en la oficina del primer ministro, en detrimento de otros ministerios o la propia Dieta ¡ªel Parlamento nip¨®n¡ª, convirti¨¦ndole en el l¨ªder con m¨¢s poder de las ¨²ltimas d¨¦cadas en este pa¨ªs.
Su descomunal capacidad de trabajo es legendaria: a los 38 a?os gan¨® sus primeras elecciones, a concejal en la ciudad de Yokohama, tras gastar seis pares de zapatos visitando uno por uno 30.000 hogares. Lector voraz, comienza cada d¨ªa con la lectura de los principales peri¨®dicos y un centenar de sentadillas. Celebra dos ruedas de prensa diarias. Para reunirse con el mayor n¨²mero de gente posible, no es raro que este pol¨ªtico frugal y abstemio acuda a dos cenas en una misma jornada, quiz¨¢ tras haber participado en un desayuno y una comida de trabajo. Concluye el d¨ªa con otro centenar de sentadillas. Casado con Mariko, de 66 a?os, y padre de tres hijos, su gran afici¨®n es la pesca.
Aunque inicialmente su candidatura no hab¨ªa suscitado grandes entusiasmos ¡ªsolo le respaldaba el 14% de los ciudadanos¡ª, su popularidad ha ido en aumento en las ¨²ltimas semanas. ¡°Es un hombre con el que muchos japoneses se pueden identificar, por su ¨¦tica del trabajo, sus ra¨ªces humildes y su subida poco a poco hasta llegar a la jefatura del Gobierno¡±, opina el profesor Stephen Nagy, de la Universidad Cristiana Internacional en Tokio.
Y Suga no es, recuerda el experto, ¡°ning¨²n don nadie pol¨ªtico. Su trabajo mano a mano con Abe durante casi ocho a?os, su profunda experiencia en las negociaciones internas del PLD y la burocracia implica que un experimentado operador pol¨ªtico con mucha de la visi¨®n de Abe ser¨¢ primer ministro durante al menos un a?o. Eso implica estabilidad, sostenibilidad y continuidad de la pol¨ªtica en los frentes internos e internacionales¡±.
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