El discreto desencanto de la izquierda burguesa en la Toscana
Livorno y Pisa, separadas por solo 20 kil¨®metros y consideradas feudos socialdem¨®cratas, ilustran el desconcierto de la regi¨®n ante las opciones progresistas cl¨¢sicas en las elecciones del pr¨®ximo domingo
Algunas rivalidades tienen ra¨ªces profundas. Especialmente en la Toscana, donde es dif¨ªcil encontrar un pueblo que no se lleve mal con el del al lado. Esta comenz¨® hace cinco siglos, justo cuando el Gran Duque, Fernando I de Medici, se empe?¨® en tener un puerto ah¨ª para evitar la hegemon¨ªa de Pisa y decidi¨® impulsar Livorno en 1593, pocos a?os despu¨¦s de su fundaci¨®n. Ese a?o se sac¨® de la manga unas leyes en las que instaba a ciudadanos de toda Europa a trasladarse a la ciudad y obtener la ciudadan¨ªa si participaban en la vida comercial y econ¨®mica. Un chollo: un puerto franco sin tasas donde los condenados ser¨ªan libres, los deudores quedar¨ªan exonerados y habr¨ªa libertad de culto. Ingleses, jud¨ªos huidos de Espa?a, presos fugados en busca de una nueva vida¡ Livorno, lugar donde se fund¨® el Partido Comunista Italiano (PCI) en 1921, fue para siempre una ciudad multicultural, t¨ªpicamente portuaria, donde su vertiente de izquierdas tendi¨® al anarquismo y la libertad fue un principio insobornable.
Pisa, a solo 25 kil¨®metros, gestion¨® sus inclinaciones progresistas desde una pulsi¨®n m¨¢s intelectual y refinada, apoyada en pilares como la Escuela Normal Superior, quiz¨¢ la instituci¨®n acad¨¦mica con mayor prestigio de Italia. Hoy, v¨ªctimas de la crisis de la izquierda tradicional, representan las dos respuestas a ese malestar que el pr¨®ximo domingo se disputar¨¢n el control de la Toscana en un mano a mano hist¨®rico entre la joven y agresiva candidata de la Liga, Susanna Ceccardi, y el viejo aspirante del Partido Democr¨¢tico (PD), Eugenio Giani. Los sondeos dan ahora mismo un empate t¨¦cnico en un lugar donde Matteo Salvini se juega su supervivencia y la socialdemocracia, seguir siendo un feudo inexpugnable desde que se empez¨® a votar en las regiones.
El centro de Pisa est¨¢ lleno de bares, copister¨ªas y garitos estudiantiles que hablan de una ciudad progresista y nocturna. La universidad aporta aqu¨ª 40.000 residentes que se suman a la poblaci¨®n estable de unos 90.000. Genera sus problemas, faltan a veces recursos para alimentar los servicios. Pero como se?ala en una entrevista con este peri¨®dico el director de la Escuela Superior Normal, Luigi Ambrosio, tambi¨¦n ha edificado una identidad n¨ªtidamente abierta y europe¨ªsta -aunque a veces sea m¨¢s bien un efecto ¨®ptico- sobre los adoquines de una ciudad que hace dos a?os pas¨® a manos de la derecha por primera vez desde los a?os noventa. Este no era un lugar excesivamente castigado por el paro, ni por los conflictos sociales de la inmigraci¨®n o el adulterado discurso de la seguridad. No es comparable a zonas desindustrializadas como Terni o Sesto San Giovanni, donde la ultraderecha construy¨® su nuevo relato. Pero el candidato de la Liga, Michele Conti, se hizo con la alcald¨ªa. ¡°Pisa no siempre fue de izquierdas¡±, matiza el regidor en su despacho del Ayuntamiento. En los ¨²ltimos 10 a?os el centroizquierda se alej¨® de las exigencias de los ciudadanos. Las clases populares, las medias, los habitantes de la periferia fueron abandonados a su suerte. Nosotros en estos dos a?os hemos intentado colmar esas lagunas que nos dejaron como herencia".
La transformaci¨®n comenz¨® de manera silenciosa. Y lleg¨® desde la periferia, apunta el periodista y autor de C¨®mo convertirse en liguista David Allegranti. Su libro es un fant¨¢stico retrato de la mutaci¨®n del voto de izquierdas hacia opciones de ultraderecha nacionalista tomando como ejemplo la ciudad toscana. ¡°El centroizquierda dej¨® de arremangarse mientras la Liga iba cada d¨ªa a zonas populares en dificultad. La gente crey¨® en esa alternativa. Sucedi¨® por el empobrecimiento de la clase media. Pisa no era tan de izquierda como Sesto San Giovannni (Lombard¨ªa), pero s¨ª era una ciudad progresista, con un sustrato cultural muy fuerte. En los barrios populares hab¨ªa gente que votaba Lotta Continua (un partido de izquierda radical de orientaci¨®n comunista y obrera), pero ahora apoya a Matteo Salvini por cuestiones como la inmigraci¨®n. Hay sindicalistas de la CGL (Confederaci¨®n General del Trabajo) que votan a la Liga y que incluso han sido candidatos suyos¡±, se?ala.
La ultraderecha cal¨® en los barrios populares
La paradoja pisana indica que el centro de la ciudad, donde viv¨ªan las clases medias altas, sigui¨® votando socialdem¨®crata. Pero en la periferia, en los barrios populares, la Liga obtuvo consenso de hasta el 40%. El CEP (siglas de Coordinamento d¡¯Edilizia Popolare), el barrio de protecci¨®n oficial que comenz¨® a construirse despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial cuando el centro de la ciudad fue arrasado por los bombardeos aliados, tiene la respuesta a una ecuaci¨®n pol¨ªtica que recorre estos d¨ªas toda la regi¨®n. ¡°Aqu¨ª la gente se acost¨® siendo comunista un d¨ªa, y al siguiente se levant¨® votando a la Liga¡±, bromea el exalcalde de la ciudad Sergio Cortopassi sentado en el bar Tirreno, en pleno coraz¨®n de este barrio obrero. Durante un paseo en su coche es posible ver la transformaci¨®n de un barrio que hasta no hace tanto tuvo un mercado proletario donde hoy se alza un enorme supermercado de una gran cadena.
El malestar por una izquierda que abandon¨® a sus votantes y se entreg¨® a los asuntos de los bancos y los empresarios recorre toda la regi¨®n. Siena, el lugar donde naci¨® el Monte Dei Paschi (el banco m¨¢s antiguo de Europa) cambi¨® de manos hace dos a?os por primera vez en d¨¦cadas. Los esc¨¢ndalos del banco y la promiscuidad del PD con los tejemanejes que lo destruyeron fueron castigados y la ciudad pas¨® a manos de la Liga. En otros lugares, como Livorno (150.000 habitantes), a solo 25 kil¨®metros de Pisa, tambi¨¦n cundi¨® el hartazgo. Pero la ciudadan¨ªa mir¨® hacia el lado opuesto para encontrar soluciones y apost¨® por recuperar las esencias de la izquierda. Primero entreg¨® su alcald¨ªa al Movimiento 5 Estrellas, que logr¨® recoger el descontento del voto obrero y de las clases populares. Tras el fracaso en la gesti¨®n, decidi¨® abrir las puertas a una lista c¨ªvica comandada por el periodista deportivo Luca Salvetti, que encontr¨® la tecla justa para volver a ilusionar a los votantes de izquierdas. Antes de llegar a su despacho, una pegatina advierte ya de por qu¨¦ es tambi¨¦n muy apoyado por el mundo de la izquierda radical de la ciudad: ¡°Aqu¨ª hay un alcalde antifascista¡±, reza el adhesivo.
El ¡®modelo Livorno¡¯
La victoria de Salvetti, la capacidad para volver a tejer alianzas y ganarse el respeto de viejos votantes socialistas ¡ªcada d¨ªa, entre otras cosas, se acerca andando la plaza Garibaldi a hablar con los peque?os narcotraficantes para convencerles de la inconveniencia de su oficio¡ª, fue enseguida bautizada como el modelo Livorno. ¡°Volvimos a las plazas, entre la gente a los barrios populares. Muchos tuvieron que hacer cuentas con la crisis de 2008, que aqu¨ª golpe¨® muy duro, y hab¨ªan sido abandonados por la izquierda¡±, se?ala. El clima de empobrecimiento, problemas sociales y un ¨ªndice de inmigraci¨®n mucho mayor al de Pisa eran a priori un terreno propicio para el discurso de rechazo social de la Liga. Ha sucedido antes en tantos sitios parecidos. Pero Salvetti lo descarta rotundamente. ¡°Aqu¨ª se fund¨® el PCI y los valores antifascistas tienen ra¨ªces muy profundas. Era m¨¢s dif¨ªcil arrancarlos que en otros lugares. ?El proyecto? Nosotros no tenemos grandes monumentos. Pero propusimos devolverle la identidad y el orgullo a trav¨¦s del relato y de los hitos conseguidos¡±.
La tradici¨®n comunista de la ciudad sigue viva. En el barrio de San Marco, junto a los canales que dan a este lugar un aire veneciano, quedan los restos del antiguo teatro San Marco, hoy convertido en una guarder¨ªa para ni?os. Aqu¨ª se fund¨® el PCI hace 99 a?os. ¡°Apoyado por la ideolog¨ªa de Marx y Engels, de Lenin y Stalin, del ejemplo de Gramsci y bajo la gu¨ªa de Togliatti¡±, reza todav¨ªa la l¨¢pida que lo recuerda. Unos principios que representaban a la ¡°vanguardia obrera¡± que hoy en la ciudad ha retomado un nuevo partido comunista que lidera el exp¨²gil Lenny Bottai, conocido en sus tiempos de campe¨®n como el Mangosta. Exjefe de la curva del Livorno Calcio ¡ªultras del equipo de f¨²tbol de la ciudad¡ª, entusiasta de la pol¨ªtica y entregado al gimnasio popular que dirige, donde los socios no pagan m¨¢s de 20 euros mensuales y los inmigrantes y menores no acompa?ados pueden disfrutarlo gratuitamente, se presenta por primera vez a las elecciones regionales.
Bottai, de 43 a?os, retirado hace dos a?os del ring despu¨¦s de llegar a ser subcampe¨®n internacional en Las Vegas, encabeza el ala m¨¢s radical de la izquierda parlamentaria toscana. Critica fuertemente la deriva del PD y asegura que ¡°son lo mismo que la derecha¡±¡¤. Aun as¨ª, da cr¨¦dito al actual alcalde, a quien reconoce el m¨¦rito de haberse mantenido independiente a las exigencias y compromisos del PD. La f¨®rmula Livorno funciona hasta el momento y ha logrado unir a todo un espectro necesario para hacer frente a la coalici¨®n de centroderecha que siempre se presenta unida y favorecida por la ley electoral. Pero la apuesta del PD en la regi¨®n no parece tan decidida y el candidato, a quien Bottai considera un escalador profesional de partido, no convence. La Toscana podr¨ªa pasar por primera vez en cinco d¨¦cadas a manos de la derecha.
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