El pacto migratorio europeo ignora las pretensiones de Espa?a
La nueva hoja de ruta no resuelve la demanda de un mecanismo de solidaridad obligatoria para aliviar la presi¨®n de los pa¨ªses de entrada
El nuevo pacto europeo de migraci¨®n y asilo contiene casi todo lo que Espa?a no quer¨ªa y no recoge casi nada de lo que pretend¨ªa. La hoja de ruta que guiar¨¢ la pol¨ªtica migratoria en la UE no resuelve la demanda espa?ola de un mecanismo de solidaridad obligatoria para aliviar la presi¨®n de los pa¨ªses de entrada de migrantes e impone nuevos procedimientos expr¨¦s en frontera que Madrid no comparte. El resultado de nueve meses de negociaciones era previsible, Madrid no guardaba muchas esperanzas de ver sus aspiraciones, desestimadas por los pa¨ªses del Este y del Norte, reflejadas en el nuevo documento. Es una propuesta de m¨ªnimos que Espa?a no rechazar¨¢ frontalmente, pero que tampoco aplaudir¨¢.
La propuesta presentada este mi¨¦rcoles en Bruselas refleja las presiones de pa¨ªses como Hungr¨ªa y Polonia, que se niegan a que la cooperaci¨®n entre Estados miembros pase por acoger solicitantes de asilo en sus territorios, y reduce la solidaridad a mecanismos flexibles que puede decidir cada Estado seg¨²n su conveniencia. Los socios pueden elegir entre reubicar migrantes, apoyar log¨ªsticamente a los pa¨ªses con m¨¢s presi¨®n migratoria o gestionar y financiar las expulsiones. Este planteamiento, que es uno de los pilares del pacto, no responde a las reivindicaciones de Madrid que exigi¨® durante las negociaciones un ¡°reparto equitativo¡± de la responsabilidad y una ¡°solidaridad obligatoria¡± basada en la reubicaci¨®n de personas.
Espa?a no exig¨ªa cuotas fijas de reparto de migrantes, una f¨®rmula que ya fracas¨® en 2015 y que se descart¨® desde el principio, pero s¨ª que sus socios se comprometiesen a acoger a parte de los solicitantes de asilo que llegan a sus costas, teniendo en cuenta su condici¨®n de pa¨ªs de entrada para la inmigraci¨®n irregular y la responsabilidad que, a diferencia de otros de sus socios, s¨ª asume en los rescates en el Mediterr¨¢neo.
La ayuda de otros pa¨ªses para expulsar migrantes, planteada por la Comisi¨®n como una v¨ªa efectiva de solidaridad, tampoco supone un gran cambio para Espa?a que, a pesar de situarse ligeramente por debajo de la media europea del 32%, mantiene una pol¨ªtica de retorno forzoso bastante engrasada. Espa?a tiene m¨¢s de una treintena de acuerdos migratorios y de readmisi¨®n con terceros Estados y cultiva relaciones privilegiadas con los pa¨ªses de origen de las principales nacionalidades ¨C¨CMarruecos y Argelia, sobre todo¡ª que llegan a su territorio. Aunque, en t¨¦rminos de control de fronteras, Espa?a s¨ª puede aprovecharse de una estrategia comunitaria que destine m¨¢s fondos a los pa¨ªses de origen, parece improbable que Madrid pueda beneficiarse del m¨²sculo diplom¨¢tico de socios que no mantienen relaciones con los pa¨ªses emisores de migrantes que alcanzan su territorio.
Madrid, adem¨¢s, no era partidario de fiar la nueva pol¨ªtica migratoria a agilizar el retorno forzoso de inmigrantes, como ha reflejado finalmente la propuesta. Para las autoridades espa?olas, que llevan desde 2006 incentivando pol¨ªticas de cooperaci¨®n con Estados africanos, las expulsiones son una herramienta d¨¦bil si no se trabaja una verdadera relaci¨®n de confianza y son testigos de primera mano de la dificultad para alcanzarla.
La redacci¨®n del nuevo pacto europeo contempla tres escenarios poco definidos en los que s¨ª se activar¨ªa un mecanismo de contribuci¨®n obligatorio, pero se trata de nuevo de un mecanismo a la carta y no queda claro que Espa?a vaya a beneficiarse de ¨¦l.
Esta solidaridad m¨¢s vinculante se activar¨ªa a petici¨®n del pa¨ªs afectado ante el desembarco de n¨¢ufragos, situaciones de crisis o frente una presi¨®n migratoria muy elevada en momentos puntuales. Ya el primer escenario est¨¢ pensado para beneficiar a Malta e Italia, que se resisten a aceptar el desembarco de buques de rescate de ONG, y no tiene en cuenta la realidad espa?ola que apuesta por un servicio p¨²blico de salvamento mar¨ªtimo. Para las autoridades espa?olas, la solidaridad comunitaria debe demostrarse igualmente con un migrante que se lanza al mar lo rescate una ONG o Salvamento Mar¨ªtimo.
La falta de definici¨®n de los otros dos marcos de crisis deja en el aire c¨®mo afectar¨¢ a Espa?a en su contexto migratorio particular y si con un repunte de llegadas como el actual en Canarias, por ejemplo, podr¨ªa beneficiarse de la solidaridad de sus vecinos.
Tampoco comparte Espa?a el modelo planteado por Bruselas para cribar r¨¢pidamente a los reci¨¦n llegados y separarlos entre inmigrantes econ¨®micos ¡ªpor tanto expulsables¡ª o potenciales refugiados. El pacto propone un procedimiento expr¨¦s en frontera para descartar a quienes no tendr¨ªan derecho a permanecer en territorio europeo y expulsarlos en el menor tiempo posible, pero la f¨®rmula no gusta en Madrid. Espa?a ha defendido estos meses que el asilo es un derecho que debe ejercerse de forma voluntaria y no forzadamente en frontera, y ha mostrado preocupaci¨®n por un modelo que, previsiblemente, requerir¨¢ la retenci¨®n de inmigrantes y que puede tener un dif¨ªcil encaje en el actual marco legislativo espa?ol.
La peculiar realidad espa?ola
Espa?a tiene una realidad migratoria muy diferente de la de la mayor¨ªa de sus socios europeos que no siempre es comprendida en las cumbres internacionales. Adem¨¢s de ser pa¨ªs de entrada para la inmigraci¨®n irregular por v¨ªa mar¨ªtima, como lo son tambi¨¦n Italia o Grecia, Espa?a es tambi¨¦n el principal receptor de solicitantes de asilo y la inmensa mayor¨ªa no llega en patera, sino en avi¨®n.
Fueron m¨¢s de 118.000 peticiones en 2019 y el perfil de solicitantes (venezolanos, colombianos y centroamericanos) es m¨¢s parecido al de Estados Unidos que al de Alemania. ¡°Nuestras entradas irregulares \[cerca de 32.000, en 2019\], no son tan relevantes si las comparamos con nuestras solicitudes de asilo. ?Por qu¨¦ se sigue reduciendo la pol¨ªtica migratoria a la frontera geogr¨¢fica y a los cruces irregulares?¡±, cuestiona Blanca Garc¨¦s, investigadora del laboratorio de ideas CIDOB. ¡°Son grandes gesticulaciones pol¨ªticas ante n¨²meros asumibles y relativamente insignificantes y no se tiene en cuenta que si este es tambi¨¦n un pacto del asilo deber¨ªa contemplar visiones m¨¢s amplias¡±, reflexiona.
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