Las disculpas de Google antes de una batalla extraordinaria
El l¨ªder de la compa?¨ªa pide perd¨®n por una pol¨¦mica estrategia de respuesta a los intentos de la UE de embridar a los titanes digitales
Es tan extraordinaria la ¨¦poca que vivimos que hasta altera la relaci¨®n entre espacio y tiempo en la vida de las personas. Se contrae la dimensi¨®n del espacio ¡ªcon la reducida movilidad, la contenci¨®n de la proyecci¨®n f¨ªsica del ser, del contacto¡ª; y, por consiguiente, la del tiempo adquiere un valor distinto. Cambia su naturaleza, su composici¨®n, y en muchos casos se expande dentro de ella la vida digital, en una simbiosis inextricable entre esp¨ªritu y pantallas. De esa simbiosis extraen nueva linfa las grandes plataformas digitales, titanes que crecen imparables y proyectan sobre el mundo un poder¨ªo privado quiz¨¢s inaudito en la historia.
La Uni¨®n Europea, que no cuenta con ninguno de esos titanes aut¨®ctono, avanza como puede para embridarlos, para que la inasible potencia de estos no se convierta en abuso frente a las haciendas, los competidores, los usuarios. Bruselas prepara nuevas regulaciones, cuyo anuncio est¨¢ previsto a principios de diciembre, que se vislumbran suficientemente duras como para tener inquietos a los principales afectados (Google, Amazon, Facebook, Apple, etc.). Tanto es as¨ª que la compa?¨ªa del c¨¦lebre buscador en Internet ha elaborado un pol¨¦mico documento de contraofensiva que inclu¨ªa un ataque ad hominem al comisario europeo del sector, Thierry Breton. El plan fue filtrado y, ayer, se supo que el l¨ªder de la empresa, Sundar Pichai, se disculp¨® con Breton, alegando que no ten¨ªa conocimiento del texto.
Se espera que las nuevas regulaciones europeas toquen distintas e importantes teclas, desde la gesti¨®n de los datos recolectados ¡ªla aut¨¦ntica piedra filosofal de nuestra ¨¦poca¡ª hasta una amplia lista de prohibiciones y obligaciones, con un ali?o espec¨ªfico de normas para garantizar la libre competencia y la posibilidad de ascenso de otros actores. En el apartado normativo lo que hace la UE tiene una especial relevancia porque puede acabar convirti¨¦ndose en una especie de est¨¢ndar global.
Hay m¨¢s apartados. Uno es el sancionatorio, en aplicaci¨®n de las vigentes normas antitrust. En esto Bruselas ha sido implacable durante muchos a?os. Las multas ascienden a veces a miles de millones; ya hubo muchos casos, y otros se van lanzando. Pero, incluso as¨ª, Bruselas percibe que son poco m¨¢s que fastidiosos rasgu?os para estos titanes ¡ªtoo big to care, demasiado grandes para que les importe¡ª, y de ah¨ª la determinaci¨®n a aprobar nuevas regulaciones.
Hay, despu¨¦s, el apartado fiscal, para lograr acabar con la cuasi impunidad fiscal de la que gozan estas empresas. La peculiaridad de su naturaleza y servicios les ha permitido hasta ahora acrobacias contables que han dejado en niveles bochornosos su contribuci¨®n a la Hacienda de muchos pa¨ªses en los que tienen una relevante presencia. Aqu¨ª, sin embargo, la acci¨®n europea es inconcluyente, porque pese a la determinaci¨®n de una mayor¨ªa de pa¨ªses, la reticencia de pocos prevalece debido a la necesidad de la unanimidad para la regulaci¨®n com¨²n de cuestiones fiscales.
Detr¨¢s de todo ello subyace una enorme apuesta estrat¨¦gica en un sector en el que la UE anda con retraso con respecto a EE UU y China. Se trata de limitar los riesgos de esa dependencia, abrir espacios para superarla. Mientras la pol¨ªtica europea se lanza en esa lucha en busca de un nuevo equilibrio, los individuos deben tambi¨¦n hallar el suyo en el baile con esos mismos titanes. Aprovechar sus virtudes sin que los esp¨ªritus queden absorbidos, atrapados, aniquilados en esas pantallas, en este extraordinario tiempo acompa?ado de un espacio en contracci¨®n.
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