Europa colgada
A la UE se le complica el final de a?o con grandes asuntos como el Brexit y el fondo de recuperaci¨®n a¨²n en el aire y lastrados por la distancia y la tecnolog¨ªa
Josep Borrell, Alto Representante para la Pol¨ªtica Exterior de la UE, detiene de forma repentina la reuni¨®n de alto nivel que mantiene por videoconferencia con los ministros de Defensa europeos. ¡°Alguien se ha colado en el sistema. Tenemos que parar¡±, les dice al resto de los reunidos. ¡°?Qui¨¦n eres? Est¨¢s en nuestro sistema¡±, reclama Borrell. La pantalla no emite respuesta. ¡°Nuestro sistema ha sido interceptado¡±, alerta. ¡°Estamos trabajando en el dominio p¨²blico¡±. De pronto, un joven con cara de gamberro aparece en una de las cuadr¨ªculas de la videoconferencia y saluda con gracia. El di¨¢logo transcurre entre un Borrell contrariado y el joven, al que le entra la risa floja.
-?Qu¨¦ tal est¨¢?
-Hola, yo bien, ?y usted?
-?Sabe que ha estado entrando y saliendo en una conferencia secreta?
-S¨ª, lo siento. Soy un periodista de los Pa¨ªses Bajos. Siento haber interrumpido vuestra conferencia. Ya me marcho. Gracias.
-Esto es un delito.
-Lo s¨¦.
-?Lo sabe?
-S¨ª, as¨ª que me voy a marchar.
-Mejor que apagues r¨¢pido, antes de que llegue la polic¨ªa.
-Adi¨®s.
La semana pasada, Dani?l Verlaan, reportero del servicio de noticias RTL Nieuws, irrumpi¨® como un poliz¨®n en la cita virtual gracias a un error del equipo de la ministra de Defensa de Pa¨ªses Bajos: uno de sus miembros tuite¨® una fotograf¨ªa de la pantalla del ordenador durante la videoconferencia y en ella se distingu¨ªa, en la barra de la URL, el n¨²mero de identificaci¨®n de la cita virtual y cinco de los seis d¨ªgitos de la contrase?a. Verlaan, especializado en tecnolog¨ªa y autor del libro Conozco tu password, abri¨® el candado al segundo intento.
El periodista asegura por WhatsApp que solo trataba de ¡°llamar la atenci¨®n¡± sobre la inseguridad de las videoconferencias y los ¡°peligros¡± de compartir fotograf¨ªas de las pantallas. ¡°Y que conste: solo lo prob¨¦ cuando desde el ministerio de Defensa aseguraron que no era posible unirse solo con el n¨²mero PIN¡±, se defiende.
El episodio le sac¨® los colores a quienes, en teor¨ªa, han de velar por la seguridad europea. La f¨ªsica y la virtual. En un momento dado, antes de identificar al intruso, Borrel reconoce: ¡°General, tiene toda la raz¨®n. Tenemos que invertir en seguridad¡±. El general en cuesti¨®n, el italiano Claudio Graziano, es el presidente del Comit¨¦ Militar de la UE y el principal asesor del Alto Representante en materia de Defensa. Graziano cuenta que Borrell se refer¨ªa a conversaciones que han mantenido sobre la importancia de las ¡°l¨ªneas seguras¡±. ¡°Desde el punto de vista militar es necesario¡±, dice. A la vez le quita importancia a la intrusi¨®n porque ¡°no fue un ciberataque¡±. Y porque se trataba de una ¡°reuni¨®n informal¡± de los ministros de Defensa. ¡°No est¨¢bamos discutiendo asuntos secretos¡±. En la agenda figuraba la reuni¨®n de la c¨²pula de la Agencia de Defensa Europea, y durante la cita se trat¨® un documento clasificado sobre las amenazas elaborado por los servicios de inteligencia de los Veintisiete, aunque nada se analiz¨® ¡°en profundidad¡±, seg¨²n dijo Borrell, debido a que se trataba de una videoconferencia.
Con Europa azotada por la segunda ola y atenazada entre confinamientos, hace semanas que los l¨ªderes europeos no se re¨²nen de forma presencial. Las citas cara a cara del Consejo han sido sustituidas por virtuales; los ministros quedan a distancia; el Parlamento Europeo desaconseja a los eurodiputados acudir a su sede y Francia clama porque desde febrero no se celebra ning¨²n pleno en Estrasburgo, la sede oficial de la Euroc¨¢mara; las legiones de funcionarios de la Comisi¨®n han sido enviados a casa; las reuniones se han reducido al m¨ªnimo. Por las avenidas de Bruselas, donde se arraciman las instituciones, apenas se ve un alma. En realidad, la UE se ha convertido en una gran burbuja virtual. Y se enfrenta a los minutos de descuento del a?o lastrada por la distancia y la tecnolog¨ªa, con las negociaciones del futuro acuerdo comercial con el Reino Unido en el aire y el hist¨®rico fondo de recuperaci¨®n amenazado por el veto de Polonia y Hungr¨ªa.
Ya no es solo una cuesti¨®n de seguridad de las comunicaciones, algo que el Consejo trata de paliar desde septiembre con el desarrollo de un sistema m¨¢s sofisticado. Las videoconferencias han resultado a menudo citas ineficaces e improductivas en las que negociar se convierte en una odisea. O incluso en un bochorno. Un fallo t¨¦cnico debido al colapso de las l¨ªneas mantuvo en vilo durante una hora a los ministros de Asuntos Europeos, durante la reuni¨®n del Consejo en la que Polonia y Hungr¨ªa confirmaban su resistencia frente al mecanismo que vincula Estado de Derecho y desembolso de fondos europeos. La UE colgada, y el tiempo escurri¨¦ndose por el reloj de arena.
¡°La pandemia ha ralentizado el trabajo de las instituciones¡±, concede una fuente del Consejo. Y se ha convertido en uno de los motivos de que no se alcancen acuerdos. En circunstancias normales ¡°el veto polaco y h¨²ngaro ya se podr¨ªa haber resuelto en un corrillo¡±, asegura esta fuente. Desde la Secretar¨ªa del Consejo, encargados de organizar estas citas, achacan los eventuales problemas t¨¦cnicos a las ¡°conexiones locales¡±.
Durante la bocanada de aire del verano y el principio del oto?o, la presidencia rotatoria alemana presionaba para tratar de cerrar dosieres cara a cara antes de que regresara el momento de las pantallas. Ya se ol¨ªa lo que ha acabado pasando. ¡°Lo virtual est¨¢ siendo complicado¡±, dice una fuente diplom¨¢tica. ¡°No es lo mismo que tener a alguien en frente¡±.
Con las pantallas se pierde la espontaneidad y la cercan¨ªa, y la llamada ¡°coreograf¨ªa¡± en que se va jugando con distintos formatos de reuniones, m¨¢s numerosas o reducidas y confidenciales, incluso en salas estancas, sin ventanas ni m¨®viles, seg¨²n la necesidad. Si hay un punto disputado, siempre se puede entrar en una de ellas y resolver mano a mano. Ahora, el equivalente es enviar un whatsapp. O una llamada. Pero puede ser que el otro mire el m¨®vil y diga: mejor no cojo.
¡°Si pudieran verse, quiz¨¢ Merkel y Macron y Michel se podr¨ªan sentar con los l¨ªderes de Hungr¨ªa [Viktor Orban] y Polonia [Mateusz Morawiecki] y decirles: necesitamos avanzar¡±, sugiere el eurodiputado alem¨¢n David McAllister. De esto no existe un equivalente virtual. Por eso muchos f¨ªan el desenlace del a?o al Consejo Europeo previsto para el 10 de diciembre: hay demasiadas cuestiones abiertas sobre la mesa y esperan que pueda ser presencial.
¡°En una videoconferencia nunca sabes quien puede estar escuchando en la habitaci¨®n¡±, dice otra fuente diplom¨¢tica, que confiesa que estos meses est¨¢n siendo ¡°un reto¡±. Con la distancia, la confianza se diluye, tambi¨¦n se pierde capacidad de concentraci¨®n. A menudo, durante los consejos telem¨¢ticos los l¨ªderes se encuentran rodeados de sus equipos, cuando en otras circunstancias estar¨ªan casi a solas. Lo que se habla se difunde de forma m¨¢s r¨¢pida que antes. Y las posturas de las capitales, reconoce tambi¨¦n esta fuente, se han vuelto m¨¢s r¨ªgidas. Los ministros y jefes de Estado y de Gobierno a menudo ¡°se limitan a leer las notas que ya tienen escritas y no hay una verdadera discusi¨®n¡±. La palabra pasa de un l¨ªder a otro. Nadie interrumpe. Nada fluye de forma org¨¢nica. No surgen conversaciones informales ni hay propuestas de soluciones imposibles.
Algunas reuniones siguen siendo presenciales. Pero las discusiones tambi¨¦n se han resentido. ¡°Ahora tienes el problema de la distancia social y las mascarillas, que impiden que veas c¨®mo reacciona la otra parte. Si sonr¨ªe o se pone serio. Perder la comunicaci¨®n no verbal dificulta mucho¡±, dice la europarlamentaria socialista Eider Gardiazabal, una de las negociadoras del llamado Instrumento de Recuperaci¨®n y Resiliencia, el mecanismo que las capitales afectadas por la covid esperan sedientas, pero no acaba de llegar.
En esta negociaci¨®n participan las tres instituciones europeas (Consejo, Parlamento y Comisi¨®n; son los llamados ¡°tr¨ªlogos¡±) y ahora asisten con equipos reducidos, mientras el resto se conecta online. Seg¨²n Gardiazabal, se sufre cuando no puedes aprovechar un receso para acercarte, pongamos, al Consejo, y limar ah¨ª mismo el contenido de un p¨¢rrafo.
¡°No puedes tener esos c¨ªrculos informales. Todo es m¨¢s encorsetado¡±. Y ¡°menos ¨¢gil¡±. Porque igual resulta que quien preside la reuni¨®n, en este caso el comisario Valdis Dombrovskis, ni siquiera asiste de forma presencial. A trav¨¦s del plasma, carece de una visi¨®n de conjunto de la sala. E igual alguien le pide la palabra con la mano, pero al presidente se le escapa. ¡°Y eso por no hablar de los problemas de interpretaci¨®n¡±, a?ade Gardiazabal. En unas instituciones multiling¨¹es este punto resulta cr¨ªtico. Si son conexiones remotas, requiere que el sonido no falle y que la imagen no se congele. Si colapsan no hay traducci¨®n simult¨¢nea. En las discusiones del Fondo de Recuperaci¨®n han optado por debatir siempre en ingl¨¦s.
El ya citado eurodiputado McAllister, que preside el Grupo de Coordinaci¨®n del Reino Unido, el cual vigila el desarrollo de las negociaciones del Brexit, dice que cerca del 25% de las veces que da la palabra de forma telem¨¢tica, la tecnolog¨ªa juega alg¨²n tipo de mala pasada. Y cuando se le pregunta por el desenlace del Brexit, responde: ¡°En las negociaciones diplom¨¢ticas nada puede sustituir el contacto f¨ªsico. La pandemia ha puesto una carga adicional a la pol¨ªtica europea¡±.
Durante 10 d¨ªas, las complejas negociaciones de la futura relaci¨®n comercial entre Londres y Bruselas, el colof¨®n de a?os de tira y afloja, han caminado sobre el alambre por culpa de la pandemia. El 19 de noviembre Michel Barnier, negociador jefe de la UE, anunci¨® que deb¨ªa aislarse por el positivo de uno de los miembros del equipo.
Se interrump¨ªa as¨ª de forma abrupta el constante ir y venir de decenas de negociadores a trav¨¦s del eurot¨²nel. Debido a las normas de distanciamiento, en las ¨²ltimas semanas viajaban f¨ªsicamente solo algunos, otros se conectaban de forma telem¨¢tica. Incluso hab¨ªan desarrollado una buena din¨¢mica online. Desde el grupo europeo reconocen que podr¨ªa ser factible pulir las cuestiones m¨¢s t¨¦cnicas por videoconferencia. Pero en el n¨²cleo del desacuerdo ¨Dla pesca, la gobernanza, la competencia¨D, ah¨ª no: ese es el terreno de la pol¨ªtica, ese que solo puede salvarse con un cara a cara entre Barnier y su hom¨®logo brit¨¢nico David Frost.
Este viernes, a falta de 33 d¨ªas para un desenlace brutal o una salida con acuerdo, el destino fue ben¨¦volo: tras una cuarentena sin s¨ªntomas, ¡°cumpliendo con las leyes belgas¡±, Barnier tomaba de nuevo el tren con su equipo y cruzaba el Canal de la Mancha para tratar de negociar en persona lo que resulta inviable a trav¨¦s del plasma. En Londres siguen.
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