Brasil vuelve al centro derecha y reduce a m¨ªnimos el poder territorial del PT
El electorado premia a la derecha tradicional en unas municipales que alumbran un nuevo dirigente en la izquierda, Boulos, pese a ser derrotado en S?o Paulo
Las figuras m¨¢s polarizantes de Brasil, el presidente Jair Bolsonaro y su predecesor Luiz In¨¢cio Lula da Silva, encarnan a los grandes derrotados en unas elecciones municipales a las que ninguno se presentaba y que concluyeron este domingo. El electorado brasile?o expres¨® en las urnas electr¨®nicas un ...
Las figuras m¨¢s polarizantes de Brasil, el presidente Jair Bolsonaro y su predecesor Luiz In¨¢cio Lula da Silva, encarnan a los grandes derrotados en unas elecciones municipales a las que ninguno se presentaba y que concluyeron este domingo. El electorado brasile?o expres¨® en las urnas electr¨®nicas un rechazo contundente a los extremos y premi¨® al centro derecha cl¨¢sico. El Partido de los Trabajadores (PT) de Lula cae a m¨ªnimos hist¨®ricos. El que fuera a principios de siglo el gran partido de la izquierda latinoamericana sigue en declive y pierde visibilidad. No ha logrado revertir la p¨¦rdida de poder territorial que arrastra desde el impeachment y, por primera vez desde el fin de la dictadura en 1985, no gobernar¨¢ una sola de las 26 capitales.
El coronavirus se dej¨® sentir porque la abstenci¨®n fue alt¨ªsima (30%) aunque el voto es obligatorio. La segunda vuelta de los comicios confirm¨® las tendencias observadas dos semanas antes y ofrece algunas pistas sobre c¨®mo se va configurando el escenario ante las presidenciales de 2022. Todos los candidatos apadrinados por Bolsonaro fueron derrotados, lo que supone un duro golpe para el mandatario, que se suma al efecto simb¨®lico de la derrota de Donald Trump en Estados Unidos. Merma sus opciones pero para nada elimina del horizonte que pueda ser reelecto. Lo cierto es que a mitad de mandato, el ultraderechista no tiene ning¨²n rival s¨®lido a nivel nacional pese las crisis econ¨®mica, de deuda p¨²blica y sanitaria. Destaca por humillante, la derrota del alcalde de R¨ªo de Janeiro, un pastor evang¨¦lico, que ha perdido estrepitosamente ante un frente amplio anti-Bolsonaro en el feudo electoral del presidente y pese a su apoyo.
El PT no levanta cabeza cuatro a?os despu¨¦s de su salida forzada del poder en un proceso de destituci¨®n agitado por un clamor popular. La mujer que podr¨ªa indicar un cierto relevo generacional e insuflarle ¨¢nimos en un ambiente pol¨ªtico marcado todav¨ªa por un intenso antipetismo fue derrotada en Recife (Pernambuco, el Estado natal de Lula). Mar¨ªlia Arraes, de 36 a?os, se disputaba la alcald¨ªa con un primo suyo que gan¨® en una ajustada batalla. Tambi¨¦n era un duelo interno en uno de los clanes pol¨ªticos m¨¢s tradicionales del nordeste. Todos los petistas perdieron en las capitales en esta segunda vuelta.
Lula, con 75 a?os y confinado por la pandemia, sigue siendo su principal activo y, para muchos, su principal lastre. El fundador y l¨ªder indiscutido del partido eclipsa a todos en el PT aunque sigue impedido de concurrir a unas elecciones por sus condenas de corrupci¨®n. El mermado poder territorial petista se centra en el sur de la ciudad de S?o Paulo, donde un Lula sindicalista ciment¨® su carrera con movilizaciones obreras contra la dictadura, y en el empobrecido nordeste, donde son evidentes los frutos de programas del PT como Bolsa Familia, que se han convertido en pol¨ªticas de Estado que defiende incluso la derecha.
¡°Hoy el PT es un partido del interior del nordeste que ha vuelto al tama?o que ten¨ªa en los noventa (antes de las presidencias de Lula)¡±, explica el historiador Lincoln Secco, autor del libro Historia del PT. ¡°No gobierna ninguna capital por primera vez, no tiene nuevos l¨ªderes ni nuevas ideas. Aun as¨ª, sigue siendo el partido de izquierdas m¨¢s grande y s¨®lidamente capilarizado en la sociedad brasile?a, hasta el punto de que aguant¨® durante a?os una campa?a de aniquilamiento por parte de la prensa brasile?a¡±, a?ade este profesor de la Universidad de S?o Paulo (USP). Y aunque el grupo parlamentario del PT es el segundo mayor del Congreso, carece de protagonismo en un debate pol¨ªtico que pr¨¢cticamente monopoliza Bolsonaro.
Adem¨¢s, es probable que Lula y su partido pierdan su tradicional protagonismo en la izquierda en favor de Guilherme Boulos, un activista y profesor de 38 a?os que logr¨® la haza?a de colocar a su formaci¨®n ¡ªuna especie de hermano peque?o del PT¡ª en la segunda vuelta de S?o Paulo, la principal ciudad de Brasil. Con un tono conciliador, el candidato del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), nacido de una escisi¨®n del PT, ha logrado salir de estos comicios como la figura m¨¢s fresca de la izquierda brasile?a pese a su derrota.
El actual alcalde, Bruno Covas, de 40 a?os y de centro derecha, venci¨® con holgura a este antiguo activista de los derechos de los trabajadores sin techo. Covas, que ha sufrido un c¨¢ncer recientemente, pertenece al cl¨¢sico Partido de la Socialdemocracia Brasile?a (PSDB). Aunque Covas es nieto de un alcalde de S?o Paulo ¡ªBrasil es tierra de arraigadas dinast¨ªas pol¨ªticas¡ª, su mentor pol¨ªtico es el gobernador Jo?o Doria, que en esta crisis sanitaria se ha convertido en el gran antagonista de Bolsonaro y es insistentemente se?alado como aspirante en las pr¨®ximas presidenciales.
El PSDB, los partidos del centro derecha cl¨¢sico y la constelaci¨®n de siglas de ideolog¨ªa difusa o inexistente que domin¨® tradicionalmente la pol¨ªtica brasile?a han vuelto con fuerza en estos comicios. Han ganado poder territorial en estas primeras elecciones tras la inesperada victoria de Bolsonaro en 2018 con su discurso contra la vieja pol¨ªtica, la corrupci¨®n y los apa?os de siempre. Bolsonaro, que es un ca¨®tico gestor y negociador, pero es un superviviente con instinto pol¨ªtico, lleva meses estrechando lazos con esos partidos amorfos a los que tanto denost¨® en la campa?a electoral, los siempre dispuestos a canjear apoyo parlamentario por cargos con presupuesto.
Estos comicios tampoco han alterado pr¨¢cticamente la escasa presencia de mujeres y negros entre los electos, pese que existen cuotas desde hace a?os para ellas y, desde esta cita electoral, para los negros. Solo una de las 26 capitales estatales, Palmas (Tocantins), tendr¨¢ alcaldesa en un pa¨ªs con una sola gobernadora, dos ministras y donde una quinta parte de los ayuntamientos no tienen una sola concejala. Los alcaldes negros han aumentado y gobernar¨¢n un tercio de las capitales. Muestra de lo fluido que es el asunto de la raza en Brasil, donde cada ciudadano es inscrito con el color que declara, miles de los candidatos a la reelecci¨®n en las municipales concurrieron con una raza distinta a 2016. Unos se oscurecieron y otros se blanquearon.
Competencia por la izquierda
El PSOL, una formaci¨®n joven, diversa y din¨¢mica que le hace la competencia al PT por la izquierda, ha conseguido colocarse en el escaparate de la pol¨ªtica nacional brasile?a gracias a su candidato en S?o Paulo. La de estas municipales era la segunda campa?a electoral de Guilherme Boulos. Visto en perspectiva, su candidatura hace dos a?os para las presidenciales -no obtuvo ni el 1%- parece un rodaje para este momento con el fin de disputar la alcald¨ªa de S?o Paulo y lograr proyecci¨®n.
Boulos es del mismo partido que la asesinada concejala de R¨ªo Marielle Franco. Es la sigla que m¨¢s mujeres han elegido en estos comicios; ha apostado por las candidaturas colectivas y de negras. La campa?a del PSOL se ha volcado con los electores m¨¢s j¨®venes (aqu¨ª se vota con 16), a los que ha seducido en redes.
Parad¨®jicamente, Boulos es mucho m¨¢s desconocido en las favelas y la periferia en general -donde ¨¦l mismo vive aunque naci¨® en una familia de clase media¡ª que el alcalde reelegido, de centro derecha. Ese es uno de sus grandes handicaps.
Como el cabeza de lista carece de experiencia de gesti¨®n -dirig¨ªa un movimiento social-, eligi¨® a una vicepresidenta con muchos kil¨®metros. Luiza Erundina, de 86 a?os, es diputada del PSOL y fue alcaldesa de S?o Paulo en los noventa con el PT. Para evitar contagios, ha hecho campa?a en un papam¨®vil.