La derrota de Trump golpea al populismo pero no lo tumba

La salida de Donald Trump de la Casa Blanca ha dejado a los movimientos populistas sin su cabeza m¨¢s visible en el poder mundial. Un pu?ado de l¨ªderes y Gobiernos confiaban con entusiasmo en la reelecci¨®n del presidente de Estados Unidos, con Hungr¨ªa, Polonia y Brasil como pa¨ªses m¨¢s destacados. No sali¨® como esperaban. Pero su derrota est¨¢ lejos de suponer el final de unas tendencias electorales que en los ¨²ltimos a?os han colocado a los partidos de ultraderecha al mando de varios Ejecutivos o al frente de la oposici¨®n.

La victoria de Trump en 2016 fue un regalo para l¨ªderes como Viktor Orb¨¢n en Hungr¨ªa, Jair Bolsonaro en Brasil, Vlad¨ªmir Putin en Rusia, Narendra Modi en la India o Rodrigo Duterte en Filipinas. El presidente del pa¨ªs m¨¢s poderoso del mundo entraba en un club de contornos difusos integrado por dirigentes nacionalpopulistas. ¡°Les complica un poco la vida porque pierden a su ¨ªdolo¡±, dice el analista brasile?o Oliver Stuenkel pero inmediatamente a?ade: ¡°Es obvio que van a analizar los errores que cometi¨® Trump y que har¨¢n lo que sea para evitarlos. Trump no ten¨ªa la disciplina necesaria para eternizarse en el poder. Con un poco m¨¢s de disciplina, de tenacidad, de pragmatismo, pod¨ªa haber ganado las elecciones¡±.

En Europa, en particular, tanto las formaciones nacidas antes de la victoria del presidente estadounidense en 2016 como las que han crecido a rebufo de su mandato siguen gozando de una importante cuota de popularidad, como es el caso del primer ministro Viktor Orb¨¢n en Hungr¨ªa. Y aunque el drama de la covid-19 ha colocado en un segundo plano sus proclamas identitarias y xen¨®fobas, los analistas advierten que la tremenda resaca econ¨®mica y social que dejar¨¢ la pandemia puede revitalizar el tir¨®n electoral de partidos como Reagrupamiento Nacional en Francia, la Liga en Italia, Alternativa por Alemania (AfD) y Vox en Espa?a.

La victoria de un pol¨ªtico con el perfil de Trump hace cuatro a?os tuvo m¨¢s impacto entre los populismos que la derrota ahora del republicano. Pawel Zerka, analista del European Council on Foreign Relations (ECFR), considera que el impulso de 2016 sobrevivir¨¢ a la retirada del actual inquilino de la Casa Blanca ¡°porque Trump ha demostrado que no hay tab¨²es y eso hace m¨¢s elegibles a los populistas de Europa o de cualquier otra parte del mundo¡±.

La hidra populista, adem¨¢s, tiene ahora muchas m¨¢s cabezas, tanto visibles como soterradas. Y su influencia ya no se limita a los extremos del arco pol¨ªtico sino que est¨¢n tambi¨¦n en el coraz¨®n de formaciones tradicionales de derecha e izquierda. Tanto el Partido Popular Europeo (PPE) como los socialistas (S&D) y los liberales (Renew) albergan grupos y l¨ªderes claramente identificados con la corriente populista mundial que entre 2016 y 2018 se hizo con el poder en EE UU, Brasil o Filipinas, se qued¨® a las puertas en Pa¨ªses Bajos o Italia y logr¨® la salida del Reino Unido de la UE.

¡°Han recibido un fuerte golpe con la derrota de Trump pero el trumpismo y el populismo siguen vivos¡±, coincide Shada Islam, analista y fundadora de New Horizons Project, una empresa de consultor¨ªa y servicios estrat¨¦gicos con sede en Bruselas. Islam cree que los partidos tradicionales cometer¨ªan un error si dieran por derrotadas las ofertas electorales populistas. Y recomienda que se aproveche la presencia de Joe Biden en la Casa Blanca ¡°para establecer una corriente transatl¨¢ntica progresista que contrarreste la concertaci¨®n internacional que el populismo ha organizado durante el mandato de Trump¡±.

La presi¨®n populista en el Viejo Continente lleg¨® a su punto culminante entre 2016 y 2019: el Brexit se impuso en el refer¨¦ndum del Reino Unido, la extrema derecha de Marine Le Pen parec¨ªa a las puertas del El¨ªseo en Francia y la de Geert Wilders se ve¨ªa con posibilidades de hacerse con el Gobierno en los Pa¨ªses Bajos. El l¨ªder de la ultraderecha italiana, Matteo Salvini, logr¨® la vicepresidencia del Gobierno de su pa¨ªs. Adem¨¢s, Steve Bannon, antiguo asesor de Trump, ahora ca¨ªdo en desgracia por sus problemas con la justicia, desembarc¨® en Europa con la intenci¨®n de alentar una ola populista que arrasase en las elecciones al Parlamento Europeo.

Pero las predicciones m¨¢s catastrofistas no se cumplieron. La victoria de Emmanuel Macron en Francia marc¨® un punto de inflexi¨®n en el avance de los populistas, que tampoco lograron convertirse en fuerza clave en el hemiciclo europeo. Bannon se fue de retirada. Y Salvini cay¨® del Gobierno por un error de c¨¢lculo electoral. La reelecci¨®n de Trump hubiera supuesto el final de la secuencia de descalabros. Pero la marea de votos dem¨®cratas ha impedido su segundo mandato a pesar del buen resultado obtenido por el presidente saliente.

¡°Una de las consecuencias positivas del populismo es que provoca una gran movilizaci¨®n por parte del resto del electorado¡±, apunta Zerka. Y recuerda que la abultada participaci¨®n en EE UU tambi¨¦n se produjo en las presidenciales de julio en Polonia, donde el populismo nacionalista liderado por Jaroslaw Kaczynski sigue ganando las elecciones pero cada vez se topa con mayor resistencia popular.

Europa central y del Este se ha convertido en uno de los principales graneros de voto populista en el seno de la UE. Y el ¨²nico donde los l¨ªderes m¨¢s pr¨®ximos a Trump se encuentran en el poder, bien de manera afianzada, como Orb¨¢n en Hungr¨ªa, o de manera inestable, como Janez Jansa en Eslovenia. Tanto Orb¨¢n como Jansa pertenecen al PPE. Pero sus estrategias pol¨ªticas est¨¢n mucho m¨¢s emparentadas con el populismo de Trump que con el conservadurismo tradicional de la canciller alemana, Angela Merkel.

¡°Sin duda, la victoria de Biden va a complicar la futura actitud pol¨ªtica de l¨ªderes como Orb¨¢n o Jansa¡±, predice Boris Vezjak, fil¨®sofo y profesor de la Universidad de Maribor, en Eslovenia. Vezjak cree que Hungr¨ªa y Eslovenia y otros pa¨ªses de Europa central tendr¨¢n m¨¢s dif¨ªcil seguir adelante con unas pol¨ªticas que, a juicio de este fil¨®sofo, ¡°abogan por nuevas formas de autoritarismo y de la llamada democracia iliberal, con la libertad individual limitada y subordinada a una cultura nacional y a la tradici¨®n¡±.

Los populistas europeos perder¨¢n, de entrada, el aliento que les daba la Administraci¨®n Trump a trav¨¦s de sus embajadores y enviados en el Viejo Continente. ¡°Los embajadores de Trump se dedicaban a propagar el populismo, a insultar a la UE y a intentar erosionar el sistema democr¨¢tico en general¡±, acusa Islam. El m¨¢s beligerante de todos los diplom¨¢ticos procedentes de Washington tal vez fuera Richard Grenell, colocado de forma estrat¨¦gica en Berl¨ªn y enviado especial en los Balcanes para mediar entre Serbia y Kosovo. Grenell lleg¨® a ser calificado en Alemania como ¡°una m¨¢quina de propaganda sesgada¡±. Nada m¨¢s llegar a Berl¨ªn y en pleno ascenso del ultraderechista AfD, Grenell asegur¨® que parte de su tarea como diplom¨¢tico era ¡°empoderar a otras fuerzas conservadoras en Europa¡±, en alusi¨®n al relevo de los partidos tradicionales como el de Merkel.

La p¨¦rdida del aliento diplom¨¢tico de Washington y del apoyo financiero que Bannon trat¨® de canalizar puede restar fuerza a los populistas europeos. Entre los potenciales damnificados destaca el actual primer ministro brit¨¢nico, Boris Johnson, que si bien no encaja en la clasificaci¨®n de populismo puro, s¨ª ha mostrado sin tapujos su buena sinton¨ªa con Trump. Tras el Brexit, Johnson confiaba en alcanzar un r¨¢pido y ventajoso acuerdo comercial con EE UU, gracias a esa relaci¨®n privilegiada con la Casa Blanca, que obligase a la UE a aceptar unos t¨¦rminos similares. El pacto de Londres con Washington no lleg¨® y la entrada de Biden aleja a¨²n m¨¢s esa posibilidad, lo que obligar¨¢ a Johnson a ajustar su postura negociadora con Bruselas a menos de 50 d¨ªas de que el 31 de diciembre se consume la salida del Reino Unido de la UE.

Zerka cree, adem¨¢s, que los ultraconservadores estadounidenses se concentrar¨¢n durante los pr¨®ximos cuatro a?os en la oposici¨®n a Biden y en tratar de volver a la Casa Blanca, lo que dejar¨¢ a los l¨ªderes pr¨®ximos a Trump, como Johnson, Orb¨¢n o Kaczynski, sin interlocutores disponibles en Washington. Islam, en cambio, se muestra convencida ¡°de que la colaboraci¨®n populista transatl¨¢ntica se va a intensificar porque estas fuerzas tienen una agenda a largo plazo y la experiencia de EE UU les ha mostrado que las que a¨²n no se han hecho con el poder, pueden hacerlo¡±.

Los analistas s¨ª que coinciden en que la grave crisis econ¨®mica provocada por la pandemia, cuyo mayor impacto podr¨ªa llegar en el primer semestre de 2021, brindar¨¢ al populismo europeo la oportunidad de recuperar el terreno perdido. En los ¨²ltimos meses se ha visto desplazada por las medidas de ayuda de emergencia y de est¨ªmulo fiscal adoptadas por la mayor¨ªa de los Gobiernos. ¡°Pero si la pandemia se prolonga, la frustraci¨®n ir¨¢ en aumento y los l¨ªderes populistas son conscientes de que podr¨¢n colocar su mensaje¡±, pronostica Zerka. Sin Trump y con la pandemia de por medio, el populismo europeo est¨¢ tocado pero no hundido. Solo agazapado.

Fuera de Europa, Brasil es uno de los principales exponentes del populismo. El resultado electoral de EE UU supone para Bolsonaro, adem¨¢s de un disgusto personal, un rev¨¦s pol¨ªtico y diplom¨¢tico. Primero, pierde a su aliado m¨¢s estrat¨¦gico y poderoso. Y adem¨¢s ¡°la narrativa de que este es un tipo de Gobierno de futuro, a la vanguardia del proceso pol¨ªtico, ha sido derrotada¡±, explica Oliver Stuenkel, de la Fundaci¨®n Getulio Vargas. Una buena noticia para los que creen en la democracia y las sociedades abiertas.

La llegada de Trump a la Casa Blanca en 2017 dio alas a la victoria electoral de Bolsonaro, su disc¨ªpulo m¨¢s fiel, pero no es el ¨²nico factor que la explica. El brasile?o encaja magn¨ªficamente en la tradici¨®n caudillista latinoamericana. La primera consecuencia para el Brasil de Bolsonaro es que, sin un Trump en el poder que atraiga casi toda la atenci¨®n, el escrutinio sobre el gigante latinoamericano aumentar¨¢. Y ¡°con Biden apoyando el multilateralismo y el medio ambiente, el coste de la actuaci¨®n radical de Bolsonaro en el exterior va a aumentar mucho¡±, a?ade el analista.

Pero moderar sus posiciones tanto fuera como dentro de Brasil implica un desgaste del apoyo fundamental que le brindan sus seguidores m¨¢s ultras. La pol¨ªtica exterior brasile?a ha dado un giro enorme este bienio para centrarse en asuntos que, en sinton¨ªa con la Casa Blanca trumpista, activan a su base electoral m¨¢s fiel como las cr¨ªticas puntuales y estridentes a China, el alineamiento con Israel, la defensa de valores conservadores cristianos, la batalla contra el feminismo o los derechos de las minor¨ªas. Brasil va a estar aislado como nunca, pero la popularidad del presidente mejora pese a su rechazo expl¨ªcito a gestionar la pandemia que ha causado m¨¢s de 160.000 muertos mientras los desempleados se cifran ya en 14 millones. Bolsonaro dio muestras de su instinto pol¨ªtico al aprobar velozmente uno de los mayores paquetes de ayudas p¨²blicas del mundo, lo que ha amortiguado el golpe y disparado su popularidad.

Otro de los grandes aliados de Trump en Am¨¦rica Latina es Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador en M¨¦xico. La victoria de Biden ha descolocado la pol¨ªtica exterior del Gobierno mexicano, que mantiene su rechazo a felicitar al dem¨®crata, informa Jacobo Garc¨ªa. La reacci¨®n de Trump tras la derrota recuerda a la protesta p¨²blica que L¨®pez Obrador emprendi¨® en 2006 cuando perdi¨® los comicios presidenciales por un estrecho margen de 250.000 votos frente a Felipe Calder¨®n y moviliz¨® a miles de seguidores en las calles. Aquello provoc¨® una crisis institucional sin precedentes.

Paralelamente, la derrota de Trump exige a L¨®pez Obrador una cintura pol¨ªtica poco habitual en ¨¦l. El mandatario tendr¨¢ que reciclar las buenas relaciones que hab¨ªa tejido con Trump, a quien siempre se refiere en t¨¦rminos elogiosos como un mandatario respetuoso. Las buenas relaciones que dice tener con ¨¦l, han significado, en el fondo, soportar en silencio cada uno de los ataques de Trump y permitir que el republicano utilizara desde su primera campa?a en 2016 los insultos a M¨¦xico como una forma de sumar votos entre el electorado m¨¢s racista.

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