La paz en Colombia propicia el reencuentro de un campesino con sus hermanas, 35 a?os despu¨¦s
La Unidad de B¨²squeda de Personas dadas por Desaparecidas, surgida del acuerdo de paz, logr¨® ubicar y poner en contacto a la familia con un hombre que huy¨® del reclutamiento forzado
Ten¨ªa 25 a?os cuando huy¨® del reclutamiento forzado en Arauca, una regi¨®n colombiana fronteriza con Venezuela donde a¨²n persiste el conflicto armado. Tiene 60 hoy cuando la vida le ha dado un sacud¨®n y ha vuelto a ver a su familia que lo cre¨ªa desaparecido. La historia de Luis, un campesino colombiano que se reencontr¨® con sus hermanas despu¨¦s de m¨¢s de tres d¨¦cadas, es un oasis en un pa¨ªs de cifras absurdas: las m¨¢s conservadoras hablan de 120.000 desaparecidos; las otras, de 200.000 personas de las que no se sabe nada en Colombia. Que ¨¦l apareciera con vida era una posibilidad impensable en un lugar a veces inveros¨ªmil donde se busca siempre entre muertos.
¡°Me cre¨ªan desaparecido, muerto, pero dios no me hab¨ªa llevado. Uno siente la alegr¨ªa aunque ya no conoce a los sobrinos, ni a las hermanas porque uno va cambiando. De joven era elegante y hermoso, pero ya viejo pasa como los ¨¢rboles cuando se marchitan¡±, dijo Luis (un nombre ficticio usado por motivos de seguridad) en su reencuentro en medio de una risa nerviosa.
Todo empez¨® en noviembre de 2019 cuando la Unidad de B¨²squeda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), una instituci¨®n creada en los acuerdos de paz entre el Estado colombiano y las FARC, abri¨® una oficina en Arauca. Pero fue necesario un relevo generacional y la persistencia de una mujer para concretar el reencuentro. En el medio, una vida entera, muy poca informaci¨®n, un miedo que est¨¢ vigente como el d¨ªa que Luis huy¨® en una avioneta, una pandemia y apenas un documento borroso como punto de partida.
¡°Un chico que siempre escuch¨® a su madre hablar de ese dolor familiar vino y nos dijo: ¡®Yo s¨¦ que ustedes buscan y yo tengo un t¨ªo desaparecido¡¯. Al mismo tiempo convenci¨® a la familia de que nosotros busc¨¢bamos de forma extrajudicial (sin buscar los responsables del hecho sino a las v¨ªctimas)¡±, cont¨® Carlos Rodr¨ªguez, investigador de la Unidad de B¨²squeda de Personas dadas por Desaparecidas en contexto y raz¨®n del conflicto armado colombiano.
Solo ten¨ªan un registro civil, el documento de nacimiento colombiano, ajado por los a?os y la historia de miedo que vivieron: un inminente reclutamiento, la decisi¨®n de sacar al muchacho del campo, la persecuci¨®n y el asesinato que sufrieron quienes lo ayudaron a escapar y luego el silencio de tantos a?os. ¡°Era la primera vez que acud¨ªan a una entidad del Estado, hab¨ªan sufrido amenazas, desplazamientos e incluso muertes, as¨ª que era un miedo fundado¡±, agrega Luz Marina Monz¨®n, la directora general de la UBDP. Para ella, este hallazgo es directo ¡°resultado del acuerdo de paz¡±. Hasta ahora han sido encontrados 90 cuerpos, pero este caso los ha ilusionado como ocurre en pa¨ªses como Argentina cuando se encuentran hijos robados durante la dictadura.
Lo que sigui¨® fue un cambio de estrategia en la b¨²squeda y pensar de la misma manera en que los familiares preguntan por los desaparecidos: con la f¨¦rrea esperanza de que est¨¦n con vida. As¨ª que a Luis lo buscaron primero entre los vivos: rastrearon en todas las bases de salud y vivienda del Estado a alguien con su nombre, encontraron el n¨²mero de identificaci¨®n, verificaron que no fuera un hom¨®nimo y lo ubicaron por tel¨¦fono. En vista de la pandemia no pod¨ªan hacerlo personalmente y deb¨ªan ser a¨²n m¨¢s cuidadosos, as¨ª que en una primera llamada no le dieron mucha informaci¨®n y en un segundo encuentro, v¨ªa Zoom, le dijeron que la familia lo estaba buscando. ¡°¡®S¨ª, soy yo¡¯, nos dijo muy emocionado. ¡®Mu¨¦strenles a mis hermanas esta foto¡±, recuerdan los investigadores.
Pero esto solo era una identificaci¨®n relacional y hac¨ªa falta una verificaci¨®n de huellas ¨Cno de ADN para este caso¨C, pero s¨ª algo que diera confirmaci¨®n total.
Un oso que se fue a hibernar
Del otro lado de la historia, la familia de Luis iba recibiendo informaci¨®n dosificada de la b¨²squeda. ¡°Ten¨ªamos que ser cuidadosos, trabajamos bajo los principios de la Acci¨®n sin Da?o¡±, explica Rodr¨ªguez. Los buscadores de desaparecidos en Colombia tienen muy presentes los errores del caso del Palacio de Justicia, donde a varias familias les dijeron que determinado cuerpo era el de sus desaparecidos y no lo eran.
Durante a?os hab¨ªan escuchado rumores que lo daban por muerto en el departamento del Meta y el temor al conflicto les imped¨ªa ir m¨¢s all¨¢. ¡°Pero yo no perd¨ªa la esperanza de encontrarlo vivo¡±, dice Mar¨ªa (nombre ficticio), la hermana que propici¨® la b¨²squeda, mientras Luis ¨Cque tambi¨¦n vivi¨® otro desplazamiento por el conflicto armado, como muchos campesinos¨C se hab¨ªa casado y construido una familia con tres hijas.
Pero, ?c¨®mo rehacer esos v¨ªnculos y contar las vidas que siguieron su curso despu¨¦s de tantos a?os? En la Unidad encontraron una met¨¢fora para darle sentido al tiempo perdido por ambas familias: Luis era como un oso que se fue a hibernar para protegerse y proteger a su familia. ¡°Con esa idea planteamos que despu¨¦s de esa hibernaci¨®n a la que los oblig¨® el conflicto armado llam¨¢bamos a esa persona a un delicado despertar¡±, cuenta Rodr¨ªguez.
El despertar fue el encuentro del domingo en Arauca. Luis con su esposa y sus hijas, primos que llegaron de distintas regiones de Colombia y sus hermanas que no renunciaron a la b¨²squeda. Con el estilo parco y recio de los campesinos de los llanos, se dieron flores, hablaron y se rieron con evidente nerviosismo. ¡°Estoy viendo a mi hermano cara a cara. No me puedo explicar c¨®mo los investigadores hicieron ese trabajo tan bien hecho. Han pasado tantos a?os que no me acordaba c¨®mo era, pero en el fondo sab¨ªa que era ¨¦l. Mi coraz¨®n parece que se me va a salir del gozo¡±, dec¨ªa la se?ora.
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