Radicalizaci¨®n y supervivencia en los campos para mujeres del ISIS en Siria
La pandemia ha exacerbado el deterioro de las condiciones de vida de las mujeres cautivas cuyos ingresos dependen de sus familias y de las organizaciones de caridad internacionales.
Tras sobrevivir cinco a?os bajo el yugo del Estado Isl¨¢mico (ISIS, por sus siglas en ingl¨¦s), a los bombardeos, las batallas y al infierno de Baguz, ¨²ltimo reducto del grupo terrorista en Siria, las mujeres yihadistas y sus hijos internos en los campos de detenci¨®n bajo control kurdo en el pa¨ªs afrontan una situaci¨®n de escasez e insalubridad que se ha agravado con la pandemia. El deterioro de la econom¨ªa, y la disminuci¨®n de la ayuda internacional debido a la covid-19, ha exacerbado la competencia entre las mujeres por captar donaciones para poder sacar adelante a sus hijos. Tambi¨¦n ha impulsado la radicalizaci¨®n de una parte de las mujeres de estos cinco campos (unas 70.000 personas en total) para familias del ISIS en el noreste de Siria, con el fin de atraer fondos de grupos yihadistas.
En el m¨¢s grande y masificado, el campo de Al Hol, malviven 65.500 personas, la gran mayor¨ªa mujeres y ni?os -m¨¢s de 34.000 son menores de 12 a?os-, seg¨²n el recuento de la ONU. De ellas, 25.000 son sirias, 30.500 iraqu¨ªes y en lo que se conoce como el anexo de las extranjeras, bajo mayores medidas de seguridad, habitan otras 10.000 de 50 nacionalidades distintas.
La administraci¨®n del campo distribuye cartones de alimentos mensualmente, pero las mujeres se quejan de que son cantidades insuficientes para alimentar a sus hijos. Las familias de las extranjeras realizan env¨ªos de entre 200 a 300 euros cada pocos meses para que puedan comprar v¨ªveres en el mercado interno del campo, as¨ª como las preciadas tarjetas de tel¨¦fono con las que les llaman y que esconden de los registros de los guardas kurdos. Las transferencias se producen a trav¨¦s de las hawala (oficinas informales para el env¨ªo de dinero, en ¨¢rabe) cuyo rastro se puede seguir hasta Turqu¨ªa, pasando por Idlib ¡ªprovincia del noroeste y bajo control de facciones afines a Al Qaeda¡ª antes de llegar al peque?o banco informal de Al Hol, explican trabajadores del campo consultados.
Algunas yihadistas cautivas env¨ªan por WhatsApp fotos de los peque?os enfermos, llorando o cubiertos de eccemas antes de pedir dinero, seg¨²n han explicado fuentes del entorno de varias mujeres europeas. Un incentivo emocional al que recurren incluso aquellas que rompieron el contacto con las familias durante a?os. Algunos allegados ceden y env¨ªan peque?as cantidades, otros temen represalias legales. ¡°Las menos afortunadas, cuyas familias no disponen de recursos, se lanzan en el proselitismo yihadista como forma de subsistencia¡±, apunta la analista Vera Mironova. ¡°El dinero solo sigue llegando [de las redes y asociaciones caritativas yihadistas] si las mujeres mantienen el apoyo al ISIS, por lo que muchas han optado por mostrar activamente su afiliaci¨®n¡±, escribe la experta en un reciente an¨¢lisis publicado en el blog Lawfare.
Empujadas por la necesidad y desesperadas tras 21 meses de cautividad desde la ca¨ªda del ISIS en Baguz (en la frontera oriental siria con Irak), las mujeres han desarrollado una elaborada maquinaria de propaganda y captaci¨®n de fondos. Esa competici¨®n por unos recursos limitados exacerba su radicalizaci¨®n. Recurren a grupos de Telegram, Facebook e incluso plataformas de recaudaci¨®n de fondos como GoFundMe, se?ala Mironova.
Esa radicalizaci¨®n, en cierta medida, ¡°depende del pa¨ªs de origen¡±, explica en una conversaci¨®n telef¨®nica desde EE UU Mia Bloom, profesora del departamento de Oriente Pr¨®ximo de la Universidad de Georgia. ¡°Las rusas, chechenas e indonesias son mucho m¨¢s radicales que las europeas occidentales¡±, repone. Si bien el campo de Al Hol se divide en tres zonas en las que se recluye por separado a sirias, iraqu¨ªes y extranjeras, Bloom establece categor¨ªas de otro orden: ¡°Las arrepentidas [de pertenecer a la organizaci¨®n terrorista] han quedado atrapadas entre las m¨¢s radicales, que se imponen sobre ellas, y las locales sirias e iraqu¨ªes que se vieron forzadas a sumarse al ISIS contra su voluntad, que las estigmatizan¡±. En el d¨ªa a d¨ªa, esas tenazas se traducen en apu?alamientos por parte de mujeres de la hisba ¡ªpolic¨ªa religiosa establecida por las m¨¢s extremistas¡ª o en ser apedreadas.
¡°Es dif¨ªcil evaluar si las [yihadistas] europeas han adoptado un discurso m¨¢s moderado que las orientales por convicci¨®n o lo han hecho conscientes de que es la mejor estrategia para ser repatriadas a sus pa¨ªses de origen¡±, afirma Bloom.
Desbordados y sin medios para controlar y alimentar a las 65.000 personas en Al Hol, la Administraci¨®n kurda anunci¨® el pasado 10 de octubre una amnist¨ªa para todos los sirios retenidos que quieran retornar a sus casas. Entre ellas se encuentra la veintea?era Safae, tercera esposa del yihadista marroqu¨ª Mohamed el Amin, junto con los tres hijos que tuvieron antes de fallecer en Bagouz -de edades comprendidas entre los dos y cinco a?os-. El Amin, quien despos¨® a cuatro mujeres, tambi¨¦n ha dejado viuda a la espa?ola Luna Fern¨¢ndez Grande (31), con quien tuvo otros cinco hijos que siguen cautivos en el campo de Al Roj. Las reiteradas peticiones de la Administraci¨®n kurda al Gobierno iraqu¨ª para que repatr¨ªe a sus ciudadanos han ca¨ªdo en saco roto hasta la fecha, con tan solo unos 2.000 retornados en 2019.
Fuga
A¨²n m¨¢s complicado que la supervivencia cotidiana es reunir recursos para intentar una fuga. Los traficantes cobran entre 10.000 y 20.000 euros para sacar a una mujer con hijos, cifras muy superiores de las permitidas por el banco de Al Hol, por lo que las huidas se gestionan por otros canales. La familia de Navid Sanati, yihadista espa?ol muerto en Siria en 2016, envi¨® m¨¢s de 12.000 euros en seis remesas. Su viuda, la marroqu¨ª Loubna Fares, logr¨® escapar de Al Hol el pasado marzo junto con sus tres hijos espa?oles de entre cuatro y nueve a?os. En mensajes de voz a su suegra en Madrid, Mahin Jafari, Fares asegura que su hermana Fuzia pag¨® 16.000 euros a los traficantes para su salida. Esta lo niega.
No era la primera vez que intentaba fugarse. Jafari asevera que, en febrero de 2019, un familiar de su nuera les contact¨® pidiendo ¡°15.000 euros para sacar a los ni?os y a Loubna de Baguz¡±. La abuela acudi¨® al lugar indicado en el parque de Villaverde de Usera donde ¡°un hombre tuerto de nombre Mustafa¡± la esperaba. Entreg¨® los 7.500 euros. Nunca m¨¢s supo de ¨¦l. ¡°A los dos d¨ªas nos enteramos de que hab¨ªan evacuado a las mujeres y ni?os de Baguz a Al Hol sin necesidad de pago alguno¡±, lamenta Jafari. Despu¨¦s, como otras familias de presas, realiz¨® varios env¨ªos de 300 euros al campo de Al Hol para la compra de medicamentos y comida para los peque?os. Varios familiares de otras tres yihadistas cautivas junto con 14 menores espa?oles aseguran que agentes del Estado espa?ol les dijeron que pod¨ªan enviar ¡°montos no muy grandes para la comida de los ni?os sin sufrir represalias¡±. Son las ayudas de la subsistencia.
Apuestas por la desradicalizaci¨®n
Hace un a?o y medio que la ONG kurda Shams lanz¨® un programa para desradicalizar a las mujeres yihadistas en los campos. ¡°Poco a poco, y gracias a la ayuda de las mujeres que acudieron a las primeras sesiones, hemos expandido los talleres de dibujo, m¨²sica y debates de 10 a 500 mujeres¡±, cuenta su directora, Nour Halil, en conversaci¨®n telef¨®nica desde el noreste de Siria. La gran mayor¨ªa de las presas son sirias o iraqu¨ªes. La ONG a¨²n no ha logrado trabajar con las extranjeras de Al Hol, donde el personal de las organizaciones locales y extranjeras es apedreado o atacado por las m¨¢s radicales de entre ellas cuando entran en el anexo reservado a estas mujeres. ¡°Cuanto m¨¢s tiempo pasa sin trabajar con estas mujeres sumergidas en un ambiente malsano, m¨¢s radicales se vuelven¡± admite Halil, quien defiende los importantes logros conseguidos tras un a?o de trabajo con mujeres que inicialmente so?aban con inmolarse y ahora solo quieren empezar de nuevo sus vidas.
Ante la falta de otras soluciones, las familias de las mujeres y ni?os cautivos siguen enviando dinero para que la salud de los peque?os no se deteriore. La Administraci¨®n Aut¨®noma del Norte y Este de Siria (AANES, liderada por la rama pol¨ªtica kurda en coalici¨®n con fuerzas ¨¢rabes locales) ha solicitado en repetidas ocasiones a los pa¨ªses de origen de los yihadistas que repatr¨ªen a sus nacionales o, en su defecto, que apoyen la creaci¨®n de una corte penal internacional en el noreste de Siria para juzgarlos. Sin embargo, tan solo unos 60 europeos han sido repatriados, la mayor¨ªa menores hu¨¦rfanos. Los pa¨ªses de la UE temen el retorno de los radicales a su territorio sin que sus sistemas judiciales puedan procesarles por falta de pruebas.
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