Nadar y guardar la ropa
Se habla largo y tendido de la ¡°sinton¨ªa estrat¨¦gica¡± entre China e Ir¨¢n, pero lo cierto es que poco se ha concretado y lejos de incrementarse, la proyecci¨®n china no ha hecho sino mermar
Nada m¨¢s tener noticias de la muerte de Qasem Soleimani, el ministro de asuntos exteriores chino Wang Yi acus¨® sin rodeos a EE. UU. de ¡°violar los principios b¨¢sicos de las relaciones internacionales¡±; sin embargo, a rengl¨®n seguido, el portavoz del mismo Ministerio fue m¨¢s tibio, sugiriendo mesura a las partes para evitar una escalada incontrolable de la tensi¨®n.
Se habla largo y tendido de la ¡°sinton¨ªa estrat¨¦gica¡± entre China e Ir¨¢n, pa¨ªs observador en la Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n de Shangh¨¢i, muy especialmente tras la visita a Teher¨¢n del presidente chino Xi Jinping (en 2016), que permiti¨® acordar inversiones millonarias destinadas a los hidrocarburos y las infraestructuras. Pero lo cierto es que poco se ha concretado de todo ello y tras la decisi¨®n de Trump de retirar a EE. UU. del acuerdo nuclear, lejos de incrementarse la proyecci¨®n china en Ir¨¢n, esta no ha hecho sino mermar. As¨ª se pone de manifiesto en la ca¨ªda de las exportaciones de petr¨®leo, que en un primer momento aumentaron, o del comercio bilateral, pero igualmente en el paso atr¨¢s dado en inversiones comprometidas por empresas tan significadas como las petroleras CNPC o Sinopec o el grupo automovil¨ªstico Lifan.
Tras las lecciones aprendidas en pa¨ªses como Irak o Libia, tambi¨¦n Venezuela a otra escala, la prudencia impera en el proceder chino. En este caso, equilibrar la indignaci¨®n con la equidistancia en la rivalidad entre Teher¨¢n y Washington resulta clave para su diplomacia. Por m¨¢s que sume fuerzas a ejercicios navales como los llevados a cabo con Rusia e Ir¨¢n en el Golfo de Om¨¢n a finales de diciembre, China abogar¨¢ por la moderaci¨®n. Pek¨ªn ans¨ªa seguir desarrollando sus v¨ªnculos oficiales y comerciales con Teher¨¢n, que estima importantes en su pol¨ªtica exterior, pero quiere hacerlo sin que ello redunde en un agravamiento de los diferendos con EE. UU. y menos a las puertas de la firma de una fr¨¢gil tregua en la guerra comercial. El cl¨¢sico pragmatismo chino tiene como epicentro neur¨¢lgico la relaci¨®n con EE. UU. y en torno a ella modular¨¢ cualquier otro diferendo. Sus urgencias y prioridades no pasan por Teher¨¢n sino por apaciguar las tensiones con Washington.
De igual modo, pensar que alentar una guerra entre EE. UU. e Ir¨¢n favorece sus intereses por cuanto puede implicar de desgaste para Washington adem¨¢s del conveniente descuido de la regi¨®n Indo-Pac¨ªfico, pasa por alto que padecer¨ªa igualmente los da?os de una crisis de tales proporciones. Seis de sus diez principales proveedores de petr¨®leo radican en la zona. Lo que China necesita es calma en el exterior para seguir labrando con ¨¦xito su transformaci¨®n interna, en la que a¨²n tiene muchos agujeros que tapar. A mayores, lo que s¨ª le interesa, y mucho, es explorar el impacto del proceder de EE. UU. en la profundizaci¨®n de la brecha que separa a Washington y Bruselas en el enfoque del problema nuclear.
Xulio R¨ªos es director del Observatorio de la Pol¨ªtica China
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