El mercado mexicano La Merced busca respuestas tras el gran incendio de Navidad
El Gobierno de Ciudad de M¨¦xico ofrece apoyos econ¨®micos y reubicar a los m¨¢s de 2.000 trabajadores afectados. Los locatarios consideran insuficientes las medidas
La nave mayor del mercado de La Merced, situado en el centro hist¨®rico de Ciudad M¨¦xico, a¨²n huele a quemado. El segundo lugar m¨¢s grande para la venta de alimentos en la capital, solo por detr¨¢s de la inmensa central de abastos de Iztapalapa, sufri¨® un gigantesco incendio el pasado 24 de diciembre. El siniestro ocurri¨® mientras los locatarios de este mercado, con m¨¢s de 60 a?os de historia, preparaban las cenas de Navidad con sus familias en sus hogares. El fuego consumi¨® la estructura, dej¨® un saldo de dos muertos, varios lesionados y asol¨® m¨¢s de 600 locales de los 5.000 existentes. Fueron afectados 2.641 trabajadores, seg¨²n las autoridades capitalinas.?
Este viernes la jefa de gobierno, Claudia Sheimbaun, ha convocado a los afectados en el Centro Cultural Venustiano Carranza para informarles de las novedades del caso tras m¨¢s de dos semanas de silencio. Entre las medidas anunciadas est¨¢ la demolici¨®n total de la nave da?ada, que ser¨¢ reconstruida; la reubicaci¨®n de los locatarios a carpas que estar¨¢n afuera del mercado al menos hasta julio y una indemnizaci¨®n por desempleo de 15.000 pesos semestrales, unos 80 pesos diarios (cuatro d¨®lares).
Por La Merced pasan m¨¢s de 150.000 visitantes al d¨ªa. Generan al mes algo m¨¢s de 205 millones de pesos, seg¨²n datos expuestos en la conferencia de este viernes. Este emblem¨¢tico lugar es parte del ideario cultural de la Ciudad de M¨¦xico. Una zona que sobrevive a la gentrificaci¨®n cada vez m¨¢s presente en los barrios de la capital.
Casto Dom¨ªnguez, due?o de uno de los centenares de puestos de frutas abrasado, vive en Ecatepec, en el vecino Estado de M¨¦xico. Espera sentado en la nave calcinada la reuni¨®n convocada. Aunque tiene pocas expectativas, Dom¨ªnguez, vestido con sombrero y botas vaqueras que recuerdan al lejano oeste, explica que cuando vio las im¨¢genes del incendio no lo pod¨ªa creer. ¡°Agarr¨¦ una botella de mezcal y me la tragu¨¦ entera¡±, asegura mientras hace el gesto de engullir. A sus 60 a?os, lleva 40 en el mercado, y ha visto c¨®mo sus pertenencias son reducidas a cenizas en cuatro incendios anteriores, el m¨¢s reciente en 2013. El suceso m¨¢s grave sucedi¨® en 1988, donde hubo 60 muertos y 65 heridos despu¨¦s de que estallara un puesto de fuegos artificiales en el interior del recinto. ¡°No creo que tengamos respuestas concretas ahorita pero bueno, ya tener la reuni¨®n es un paso. La anterior administraci¨®n despu¨¦s de siete a?os del incendio de 2013 no ha aparecido por aqu¨ª¡±, lamenta.
Centenares de familias inician su marcha para la cita de las doce. La llegada, aparente alegr¨ªa y los aplausos a Sheimbaun se evaporan tras el primer minuto de silencio por los fallecidos. Con el anuncio de las medidas, a pesar de la un¨¢nime opini¨®n que celebra la buena voluntad del Gobierno, llegan tambi¨¦n las decepciones.
La propuesta de reubicar a los trabajadores en carpas fuera del mercado no es bien recibida por la mayor¨ªa. La idea de perder sus peque?os locales durante m¨¢s de seis meses se une a la de competir con el comercio ambulante tan temido en la zona. ¡°Ellos son los due?os de la calle, por lo que tendremos que pagar renta. Adem¨¢s hay mucho riesgo all¨ª fuera¡±, asegura Mar¨ªa Santiago S¨¢nchez, de 41 a?os y due?a de un local de productos esot¨¦ricos que sigue en pie gracias a la solidaridad de sus clientes m¨¢s fieles. El alcalde de Venustiano Carranza, Julio C¨¦sar Moreno, cree que lo m¨¢s importante es ¡°salvaguardar la integridad f¨ªsica de todos los locatarios¡±. Algo que los peritos que han inspeccionado la zona no pueden garantizar. Ante el riesgo de colapso, el desalojo y demolici¨®n de la infraestructura afectada es inminente. ¡°Si estamos en riesgo claro que nos vamos. Le digo, nosotros queremos trabajar, donde sea. A m¨ª no me ha parecido mal lo que nos han explicado. Al menos nos han escuchado, algo que no han hecho otras administraciones¡±, argumenta Eugenia Vegas, due?a de un local de frutas y legumbres destrozado.
Otra de las medidas anunciadas ha sido el seguro de desempleo para los damnificados de 2.500 pesos mensuales (130 d¨®lares) durante un semestre. ¡°Con esa limosna no tengo ni para el transporte y la comida del d¨ªa. Se aprovechan de que somos gente pac¨ªfica¡±, explica indignado Dom¨ªnguez, que ya vaticinaba horas antes la falta de respuestas aceptables.
Sheinbaum ha pedido una semana para comenzar los trabajos de demolici¨®n. A pesar de la aparente decepci¨®n de los comerciantes afectados, el solo hecho de poder entablar un di¨¢logo con la jefa de gobierno da esperanza a los trabajadores que, de la noche a la ma?ana, se han visto sin recursos para llevar el pan a casa. Las pocas o escasas respuestas, se han visto eclipsadas por la voluntad pol¨ªtica de un Gobierno que no los ha dejado de lado como administraciones anteriores. Jaime Hern¨¢ndez, que no se ha quitado el delantal ni para ir a la reuni¨®n, lo tiene claro: ¡°Vemos disposici¨®n, que es importante, pero si la parte operativa no hace lo mismo esto no sirve de nada¡±. Hechos en el menor tiempo posible. Es el mensaje un¨¢nime.
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