Inquilinos para siempre, y no son okupas
Portugal pone en marcha los alquileres vitalicios para evitar desahucios a cambio de pagar el 20% de la vivienda
Inquilinos para siempre, y no se trata de okupas, sino de una iniciativa del Gobierno de Portugal para aliviar el problema de la vivienda, especialmente en las grandes ciudades.
El buen momento econ¨®mico que vive el pa¨ªs se ha basado en el turismo y todo lo que lo rodea ¡ªrehabilitaci¨®n de viviendas, construcci¨®n de hoteles, fomento del alojamiento rural¡ª, pero tambi¨¦n ha acarreado desde 2014 una subida del precio del ladrillo hasta niveles imposibles de afrontar en Lisboa y Oporto. Las familias portuguesas de clase media tienen muy dif¨ªcil residir en sus ciudades. Profesionales de la educaci¨®n, por ejemplo, dejan de optar a plazas en esas ciudades porque el alquiler les come su salario.
A falta de nueva vivienda social, el Gobierno intenta desde hace dos a?os rebajar el problema con legislaciones que impiden el desalojo de personas mayores, el programa de arrendamiento accesible y, desde inicio de este a?o, el alquiler vitalicio o inquilino para siempre.
Pese a sus buenas intenciones, ninguna de estas nuevas regulaciones es f¨¢cil de aplicar. En el caso de las personas mayores de 65 a?os o discapacitadas deben poseer un contrato con 15 a?os de antig¨¹edad; en el caso del programa de arrendamiento accesible, puesto en marcha en julio, solo se han firmado 78 contratos, ya que es un programa voluntarista en donde los propietarios ponen su vivienda bajo ese r¨¦gimen con un 20% de descuento sobre precio de mercado. Actualmente hay 25 demandas por cada oferta de piso. En vista de su flojo resultado, el Gobierno ofrece al propietario exenci¨®n fiscal total sobre el arrendamiento. Por otro lado, a las casas abandonadas se les podr¨¢ sextuplicar el impuesto inmobiliario y un 10% el anual.
El ¨²ltimo intento para que se utilicen las viviendas vac¨ªas es el DHD, Derecho Real de Habitaci¨®n Duradera, en lenguaje com¨²n: alquiler vitalicio. Para adquirir tal condici¨®n de piso seguro hasta la muerte, el inquilino deber¨¢ pagar el 20% del precio de la casa, m¨¢s un alquiler mensual. El arrendatario es el ¨²nico que puede romper el contrato; si lo hace antes de 10 a?os se le devuelve todo el aval; a partir de ese a?o va perdiendo un 5% hasta que a los 30 a?os de alquiler no tendr¨¢ derecho a devoluci¨®n alguna. A este r¨¦gimen se pueden apuntar ya los inquilinos que habitan un piso desde 1999 y que tienen m¨¢s de 65 a?os. En el caso de que no tengan dinero para la cauci¨®n, siempre pueden solicitar un cr¨¦dito hipotecando su Derecho de Habitaci¨®n Duradera.
Las reacciones no se han hecho esperar: todas negativas. Los arrendatarios critican que el sistema convierta a los inquilinos en los banqueros de los arrendadores. "Al final, el inquilino tiene que entregar el piso y no se le devuelve la cauci¨®n", se?ala Rom?o Lavandinho, presidente de la Asociaci¨®n de Inquilinos Lisboetas. "El inquilino financia al propietario".
Al presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Propietarios, Lu¨ªs Menezes, le parece raro que alguien quiera firmar un contrato vitalicio con un extra?o. Entremedias, el ministro del ramo, Jo?o Matos, remata las dudas: "El contrato vitalicio ni es alquiler ni es propiedad".
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