La soledad de dos senadores republicanos

Que hubiera o no testigos en el juicio pol¨ªtico a Donald Trump depend¨ªa de que al menos cuatro senadores republicanos dieran la espalda a su partido y apostaran por saber m¨¢s sobre lo que dijo y no dijo, presion¨® o no presion¨® su presidente para lograr que Ucrania se convirtiera en la tumba pol¨ªtica del candidato dem¨®crata Joe Biden. Eran la llave para que el exasesor de Seguridad Nacional de Donald Trump,?John Bolton, compareciese y dijera de viva voz lo que asegura en el manuscrito de un libro in¨¦dito que espera publicaci¨®n.

Por ejemplo: Bolton pod¨ªa contar c¨®mo el pasado mes de agosto, su jefe, Donald Trump, le dijo que congelara la entrega de casi 400 millones de d¨®lares en ayudas militares a Ucrania hasta que esa antigua rep¨²blica sovi¨¦tica anunciara la apertura de investigaciones contra un candidato dem¨®crata a la carrera presidencial de 2020.

Cuatro nombres estuvieron en boca de todo el mundo durante toda la jornada del viernes, que fue de confusi¨®n y suspense. Se daba por hecho que el senador por Utah, antiguo candidato a la Casa Blanca en 2012, Mitt Romney, iba a romper con la disciplina invisible de voto del partido Republicano en contra de la comparecencia de testigos y declarar un sonoro ¡°Yes¡± (s¨ª) cuando le tocara el turno de pronunciarse a los apellidos de los senadores que comienzan por ¡®R¡¯. As¨ª fue. Romney cumpli¨® con la palabra dada.

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Hasta la noche del jueves, Romney era el ¨²nico verso suelto. El ¨²nico senador que incluso se mostraba a favor de condenar al presidente cuando llegara ese voto final que necesita de dos tercios de la C¨¢mara Alta para salir adelante y poder destituir al presidente de Estados Unidos en ejercicio.

A Romney se sumaron otra tres voces disidentes. Susan Collins, se convert¨ªa en la primera senadora republicana que romp¨ªa filas y apoyaba la necesidad de testigos y documentos para que el juicio contra Trump fuera justo. ¡°Creo que escuchar a ciertos testigos dar¨¢ a ambas partes la oportunidad de entender mejor este caso¡±, explic¨® la senadora de Maine en un comunicado. ¡°As¨ª que votar¨¦ a favor de que haya testigos¡±, inform¨®.

El problema es que no todo el mundo que parec¨ªa apoyar la comparecencia de testigos mantuvo hasta el final su compromiso. Los dem¨®cratas perd¨ªan terreno a medida que pasaban las horas para lograr escuchar deposiciones cruciales para la condena a Trump por abuso de poder por presionar a su hom¨®logo ucranio, Volod¨ªmir Zelenski.

La posici¨®n de Collins quedaba apagada por el anuncio de Lamar Alexander, senador por Tennessee, al anunciar que se opondr¨ªa a la citaci¨®n de testigos y votar¨ªa en contra. Poco despu¨¦s, el cuarto nombre en juego en la quiniela para lograr escuchar a testigos -como s¨ª sucedi¨® en el ¨²ltimo impeachment vivido en el pa¨ªs, el de Bill Clinton-, se un¨ªa a la negativa de Alexander.

Lisa Murkowski, senadora por Alaska, se descolgaba de la fila de ¡®s¨ª¡¯ y aseguraba que votar¨ªa ¡®no¡¯. Las matem¨¢ticas son una ciencia exacta que no permite equ¨ªvocos. El marcador se situaba en 51-49 sobre el total de 100 senadores. Tan solo dos de los 53 pol¨ªticos republicanos se movieron de fila. Mitt Romney y Susan Collins se sumaron a la minor¨ªa de 47 dem¨®cratas. Dos nombres que quedar¨¢n en el r¨¦cord del diario de sesiones del tercer impeachment que ha vivido este pa¨ªs desde George Washington. Collins y Romney. Frente a Donald Trump.