Mubarak, el fara¨®n m¨¢s longevo de una casta militar
Depuesto por la revoluci¨®n de 2011, el exdictador que gobern¨® Egipto durante tres d¨¦cadas marcadas por la represi¨®n y la corrupci¨®n fallece a los 91 a?os en un hospital castrense de El Cairo
Se gan¨® el aprecio de aliados y enemigos, pero no supo conservar el de su pueblo, que acab¨® derroc¨¢ndole. Su muerte, el martes en un hospital castrense de El Cairo a orillas del Nilo, cierra una p¨¢gina de la historia de Egipto. El aviador Hosni Mubarak (Kfar el Mesulha, 1928), el h¨¦roe militar que no estaba llamado a ser presidente, se convirti¨® en el fara¨®n m¨¢s longevo, con un mandato que se prolong¨® entre 1981 y 2011, de una dinast¨ªa de aut¨®cratas castrenses fundada en 1952 por el coronel Gamal Abdel Nasser y continuada por Anuar el Sadat. Fue precisamente este ¨²ltimo mariscal quien le elev¨® a la vicepresidencia del pa¨ªs del Nilo por su victoriosa campa?a ¨¢rea en el arranque de la guerra de Yom Kipur contra Israel en 1973. El asesinato de su mentor en 1981, en un atentado cometido durante un desfile militar en el que el propio Mubarak result¨® herido, le catapult¨® al v¨¦rtice de la pir¨¢mide del poder.
Desde entonces, el nuevo rais siempre gobern¨® bajo el dictado de la ley de excepci¨®n para aplastar toda forma de disidencia, en particular la de la poderosa Hermandad Musulmana, hoy perseguida y proscrita. El Egipto de Mubarak fue ante todo un Estado policial regido por los servicios de inteligencia, mientras su familia, con sus hijos Gamal y Alaa a la cabeza, se repart¨ªa la mejor parte del bot¨ªn en una econom¨ªa de privatizaciones regida por el favoritismo arbitrario.
La miseria que agobiaba a m¨¢s de una tercera parte de la poblaci¨®n y la corrupci¨®n generalizada fueron los detonantes del descontento que desemboc¨® en el estallido de la plaza de Tahrir en enero de 2011. El Ej¨¦rcito, simplemente, dej¨® que surgieran las jaimas del campamento de la indignaci¨®n popular en pleno coraz¨®n de El Cairo.
El actual presidente de Egipto, el tambi¨¦n exmariscal Abdelfat¨¢ al Sisi, ha ordenado tres d¨ªas de luto nacional en memoria del mandatario fallecido a partir del mi¨¦rcoles, y las mismas Fuerzas Armadas que contribuyeron entre bastidores a su ca¨ªda, con tal de sabotear el establecimiento de una dinast¨ªa familiar en el poder, le rinden ahora homenaje como ¡°uno de sus hijos y un jefe en la guerra¡±.
A la estrecha alianza con Estados Unidos, Arabia Saud¨ª y otros pa¨ªses ¨¢rabes moderados frente al auge regional de Ir¨¢n desde 1979, Mubarak sum¨® el mantenimiento de la ¡°paz fr¨ªa¡± con Israel tras la firma de los Acuerdos de Camp David (1978), que fueron sellados en contra de la opini¨®n p¨²blica egipcia y de todo el mundo ¨¢rabe. En Jerusal¨¦n, el primer ministro Benjam¨ªn Netanyahu le record¨® como ¡°un amigo personal¡± y ¡°un l¨ªder que condujo a su pueblo a la paz y la seguridad¡±. Su mediaci¨®n para favorecer los Acuerdos de Oslo (1993), que permitieron el nacimiento de la Autoridad Palestina, fue tambi¨¦n evocada por el presidente Mahmud Abbas.
El expresidente Mubarak ha permanecido varias semanas en la UCI de un hospital militar cairota tras una intervenci¨®n quir¨²rgica intestinal que le fue practicada en enero. Segundo dictador ¨¢rabe golpeado por la primavera ¨¢rabe, tras el tunecino Zin el Abid¨ªn ben Al¨ª, se vio forzado a renunciar al cargo en febrero de 2011 tras 18 jornadas de formidable revuelta en Tahrir y otras plazas egipcias.
Encarcelamiento
Fue detenido, encarcelado y juzgado por la muerte de m¨¢s de 800 manifestantes en la capital, aunque su sentencia a cadena perpetua fue revisada y finalmente qued¨® en libertad, absuelto de todos los cargos, en marzo de 2017. El exdictador s¨ª fue condenado junto a sus dos hijos a tres a?os de c¨¢rcel en una causa por corrupci¨®n, en una sentencia que cumpli¨® en r¨¦gimen de arresto domiciliario.
Desde hac¨ªa tres a?os resid¨ªa de forma discreta en su palacete de Heli¨®polis, uno de los distritos m¨¢s lujosos de El Cairo. Llevaba una vida alejado de los focos de los medios de comunicaci¨®n. Su ¨²ltima imagen fue publicada por su nieto Omar Alaa Mubarak en la red social Instagram a principios de febrero. En ella aparec¨ªa acostado en una cama del hospital, con el pelo completamente cano y muy desmejorado.
A diferencia de lo ocurrido en T¨²nez, ¨²nico pa¨ªs de la primavera ¨¢rabe que ha logrado desarrollar una transici¨®n aparentemente exitosa, en Egipto se produjo un nuevo derrocamiento presidencial. Un golpe militar encabezado por el entonces mariscal Al Sisi depuso en 2013 al islamista Mohamed Morsi, jefe de Estado civil elegido en las primeras elecciones democr¨¢ticas celebradas en el pa¨ªs norteafricano.
Su paso por la Academia Militar y por la del Ej¨¦rcito del Aire, elev¨® socialmente a Mubarak desde sus or¨ªgenes provincianos del delta del Nilo hasta la ¨¦lite del poder militar del movimiento panarabista encabezado por Nasser. Desde entonces supo estar con pragmatismo en el momento y lugar m¨¢s adecuados. Tambi¨¦n le favoreci¨® su matrimonio con la aristocr¨¢tica Suzanne Zabet, primera dama que le impuls¨® a intentar fundar una dinast¨ªa en la persona de su hijo Gamal.
Haciendo honor a su nombre, la baraka o fortuna le acompa?¨® para que saliera indemne de media docena de atentados, como el que sufri¨® en Adis Abeba (Etiop¨ªa) en 1995 cuando acud¨ªa a una cumbre de la Uni¨®n Africana.
Para la historia quedar¨¢ su imagen postrado en una camilla y en la jaula de los acusados ante el tribunal que le juzg¨® en El Cairo. Nada expresa mejor la ca¨ªda del moderno fara¨®n que lleg¨® a ser el m¨¢s longevo y poderoso de la casta militar que desde hace casi siete d¨¦cadas rige, sin apenas interrupci¨®n, el destino de Egipto.
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