Muere ¡®El Mallku¡¯, el ¨²ltimo insurrecto de Bolivia

El Ej¨¦rcito Guerrillero T¨²pac Katari fue desarticulado por las autoridades bolivianas en agosto de 1992, unos meses despu¨¦s de que dos de sus miembros fallecieran tras sincronizar mal los explosivos atados a unas torres de alta tensi¨®n. La prensa asegur¨® que el atentado iba dirigido a las embajadas de Estados Unidos y Espa?a en La Paz. La polic¨ªa detuvo a uno de sus miembros, algunos de los exguerrilleros dicen que fue Ra¨²l Garc¨ªa Linera ¨Chermano de ?lvaro, que a?os despu¨¦s de salir de la c¨¢rcel fue vicepresidente de Evo Morales¨C que, seg¨²n el relato de sus compa?eros, fue torturado y obligado a delatar nombres, casas de seguridad y el plan de entrenamiento armado. Cayeron 35 guerrilleros y uno de los cabecillas se anim¨® a hablar. Felipe Quispe, l¨ªder campesino del altiplano, mir¨® inquisitivo a los periodistas, arqueando las cejas debajo de un colorido gorro de lana. Una de ellos le inquiri¨®:

¨C ?Por qu¨¦ lo hicieron?

¨C Porque no me gustar¨ªa que mi hija sea su sirvienta.

Felipe Quispe Huanca, alias El Mallku, ¡°c¨®ndor de las alturas¡±, en aimara, el mote con el que las comunidades ind¨ªgenas del altiplano reconocen a su l¨ªder, falleci¨® este martes a los 78 a?os en La Paz. Dirigente comunitario, l¨ªder sindicalista, guerrillero marxista y profesor universitario, Quispe vivi¨® una incansable lucha pol¨ªtica que lo llev¨® a la c¨¢rcel en dos oportunidades y a ser dos veces candidato presidencial, en 2002 y 2005. Muri¨® de un paro card¨ªaco, seg¨²n el comunicado de su familia, mientras preparaba su candidatura a la gobernaci¨®n de La Paz para las elecciones regionales del pr¨®ximo 7 de marzo. La frase que le espet¨® en 1992 a una afamada periodista nacional, Amalia Pando, seguir¨¢ retumbando en la conciencia boliviana como testimonio de su racismo y desigualdad social.

El Mallku naci¨® en 1944 en la localidad de Achacachi, cuna de la milicias aimaras de los Ponchos Rojos, en el ¨¢rido norte del departamento de La Paz. Hijo de una pareja campesina que viv¨ªa a orillas del lago Titicaca, Quispe sigui¨® el camino que hasta ahora eligen la mayor¨ªa de los ni?os campesinos de Bolivia: unirse al Ej¨¦rcito fue su salida de la pobreza. Hasta 1964, seg¨²n su propio relato, cuando dej¨® un cuartel fervorosamente anticomunista por la Guerra Fr¨ªa, y se encontr¨® con el Manifiesto de Karl Marx.

Formado ideol¨®gicamente en el katarismo, que explica la discriminaci¨®n de los pueblos altipl¨¢nicos de Bolivia desde una opresi¨®n tanto ¨¦tnica como econ¨®mica, de clase, Quispe fue parte del movimiento que llev¨® a que la organizaci¨®n sindical se comprometiera indisolublemente con las luchas ind¨ªgenas. Naci¨® pol¨ªticamente como l¨ªder de la Confederaci¨®n Sindical ?nica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), en la organizaci¨®n de las protestas de la d¨¦cada de los setenta que adoptaron la whipala como bandera de sus reivindicaciones. El katarismo perdi¨® fuerza en los ochenta y se dividi¨® en dos. Una vertiente reformista termin¨® aline¨¢ndose con las esperanzas multiculturalistas del primer Gobierno neoliberal de Gonzalo S¨¢nchez de Lozada, y su principal figura, V¨ªctor Hugo C¨¢rdenas, alcanz¨® la vicepresidencia en 1993. La otra ¨Cla radical, liderada por el Mallku¨C jugaba con la idea de la clandestinidad y la lucha armada desde una d¨¦cada antes.

El Ej¨¦rcito Guerrillero T¨²pac Katari fue fundado en 1986 a trav¨¦s de un pacto entre l¨ªderes aimaras y quechuas, obreros, y j¨®venes de clase media educados en el marxismo, como ?lvaro Garc¨ªa Linera. Quispe, que vivi¨® en el exilio durante la sucesi¨®n de Gobiernos militares que comenz¨® en 1981, hab¨ªa recibido entrenamiento guerrillero durante la guerra civil de El Salvador y en Guatemala. En ese entonces, Garc¨ªa Linera estudiaba Matem¨¢ticas en la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico y volvi¨® a Bolivia convencido de que el marxismo y el katarismo podr¨ªan generar una ¡°revoluci¨®n comunitaria¡±. ¡°La parte armada fue un elemento junto a otros¡±, defendi¨® el exvicepresidente a?os despu¨¦s. Ambos cumplieron cinco a?os de prisi¨®n y fueron liberados sin una sentencia.

¡°Los necesit¨¢bamos, no para que fuesen nuestros jefes ni para que nos ense?en. Eran novatos a pesar de haber le¨ªdo todos los tomos de Lenin. Nos serv¨ªan porque consegu¨ªan dinero y eran blancos, as¨ª nos iban a tomar en serio¡±, admiti¨® el Mallku en una entrevista televisiva sobre el involucramiento de los hermanos Garc¨ªa Linera en la guerrilla. A finales de los noventa, ambos hombres libres que realizaron estudios superiores en la c¨¢rcel, se avocaron a la pol¨ªtica institucional por v¨ªas que muchas veces los enfrentaron. Garc¨ªa Linera, ya una figura p¨²blica, fue seducido por el movimiento de izquierda nacionalista encarnado en el l¨ªder cocalero Evo Morales, como relata el historiador y periodista Pablo Stefanoni en un ensayo. Quispe se titul¨® en Historia en la universidad p¨²blica de La Paz y form¨® su propio movimiento identitario aimara, que creci¨® con un tono muchas veces secesionista contra lo que siempre llam¨® la ¡°Bolivia colonial¡±.

Sin embargo, Evo Morales y Felipe Quispe lucharon juntos a comienzos de siglo. El primero desde el tr¨®pico cochabambino y el segundo desde el altiplano, pusieron contra las cuerdas a distintos Gobiernos desde la organizaci¨®n sindical y el bloqueo de carreteras. Morales gan¨® los focos, y el Mallku se convirti¨® en su f¨¦rreo opositor. Con Morales ya en la presidencia, Quispe lleg¨® a describirlo como ¡°neoliberalismo con rostro indio¡±. Vol¨® bajo durante los 14 a?os en los que este estuvo en el poder, y siempre defendi¨® su enfrentamiento p¨²blico con el expresidente relatando que, en 2003, durante las protestas que tumbaron el segundo Gobierno de S¨¢nchez de Lozada y dejaron 63 muertos por la represi¨®n militar autorizada por el Gobierno, su confederaci¨®n sindical se hab¨ªa defendido de la represi¨®n en la ciudad de El Alto mientras que el l¨ªder cocalero, con la popularidad en ascenso en la Am¨¦rica Latina de Hugo Ch¨¢vez, ¡°volv¨ªa de alg¨²n paseo en Venezuela o Libia, de una visita a Ch¨¢vez o a Gadafi¡±.

Durante el Gobierno de Jeanine ??ez, que asumi¨® el poder tras el derrocamiento del primer presidente ind¨ªgena de Bolivia en 2019, Felipe Quispe, que dictaba clases en la universidad que ayud¨® a gestar en la ciudad de El Alto, volvi¨® al ruedo. Lider¨® las protestas de agosto pasado, exigiendo elecciones tras meses de postergaciones por la pandemia de la covid-19. Pese a su antipat¨ªa p¨²blica, admiti¨® que votar¨ªa por Luis Arce, el delf¨ªn de Morales que lleg¨® a la presidencia en las ¨²ltimas elecciones, como la ¨²nica propuesta que se acercaba a sus objetivos. ¡°Hasta los enemigos les van a dar su voto. El propio Gobierno, enfermo de racismo, les hace propaganda¡±, exclam¨®.

Pero Quispe sigui¨® fiel a su etnocentrismo aimara hasta el final. ¡°Creo que ha llegado la hora de decir basta¡±, dijo en una de sus ¨²ltimas entrevistas, el pasado 14 de agosto. ¡°Que ellos [el Gobierno de ??ez] se vayan a su madre patria, nosotros vamos a autogobernarnos. El collasuyo [en referencia a la subdivisi¨®n territorial m¨¢s grande del imperio Inca] tiene que liquidar Bolivia, somos otra naci¨®n. Ah¨ª vamos a tener un Gobierno Mamani, Condori, Quispe. Tampoco vamos a mencionar a Evo Morales, ese no era nuestro Gobierno, estaba rodeado de blancos y mestizos¡±.

Morales, como todos los l¨ªderes pol¨ªticos del pa¨ªs andino, lo despidi¨® este martes por la noche reconociendo su lucha e influencia. ¡°Bolivia pierde a un dirigente consecuente¡±, escribi¨® el expresidente en Twitter. ¡°?Felipe inmortal por su lucha indianista!¡±.