El ecologista que se col¨® en el presunto palacio de Putin y document¨® su lujo
El activista Dmitri Shevchenko hizo una incursi¨®n a la mansi¨®n del mar Negro en 2011. Antes de ser detenido recopil¨® material que nutre la investigaci¨®n de Navalni sobre la finca millonaria
Durante el peque?o paseo que pudo dar por la selecta ¨¢rea, Dmitri Shevchenko observ¨® los frondosos jardines, los m¨¢rmoles, la puerta con adornos dorados, la suntuosa piscina decorada con frescos y la entrada del imponente edificio rectangular gris de estilo cl¨¢sico, m¨¢s conocido hoy como ¡°el palacio de Putin¡±. En su incursi¨®n, hace ya una d¨¦cada, para investigar los da?os ambientales de esa mansi¨®n en una rec¨®ndita zona del mar Negro, el ecologista Shevchenko tambi¨¦n fotografi¨® la extravagante fuente, destinada a ser parte de una discoteca acu¨¢tica, que en los ¨²ltimos d¨ªas se ha convertido en uno de los s¨ªmbolos de la investigaci¨®n del opositor Alex¨¦i Navalni sobre el supuesto palacio del presidente ruso, que ha sacudido a Rusia. ¡°Todo aquello destilaba la palabra dinero¡±, comenta el activista por tel¨¦fono desde la regi¨®n de Krasnodar.
El material fotogr¨¢fico que Shevchenko tom¨® antes de que lo detuvieran y sus descripciones del lugar han nutrido el extenso informe del destacado opositor ruso y su equipo del Fondo Anticorrupci¨®n, que atribuye a Vlad¨ªmir Putin la propiedad del palacete, no lejos de la ciudad tur¨ªstica de Gelendzhik. Navalni explica que la finca y los terrenos, que tienen un valor de m¨¢s de 1.200 millones de euros y que, supuestamente, se pagaron con fondos fraudulentos, est¨¢n a nombre de oligarcas del entorno del Kremlin a los que la investigaci¨®n apunta como testaferros. Este s¨¢bado, cuando arrecia la presi¨®n sobre el Kremlin por el desaf¨ªo de Navalni, el empresario y multimillonario Arkadi Rotenberg ha afirmado que el palacio es suyo. El oligarca, que ha hecho fortuna con los hidrocarburos y que se ha hecho cargo de numerosas y jugos¨ªsimas licitaciones p¨²blicas, es uno de los amigos m¨¢s cercanos de Vlad¨ªmir Putin, tambi¨¦n su tradicional compa?ero de yudo.
Las noticias sobre la pomposa mansi¨®n ya aparecieron hace a?os en algunos medios rusos. Pero el v¨ªdeo de YouTube de 113 minutos difundido por Navalni la semana pasada, que acumula ya m¨¢s de 100 millones de visitas, y un profuso e ilustrado art¨ªculo en el que el opositor describe detalles llamativos en su caracter¨ªstico tono sarc¨¢stico, populista, cercano y visualmente potente, han aumentado el caudal de la indignaci¨®n desatada en Rusia tras el arresto del opositor, nada m¨¢s regresar a Mosc¨² desde Alemania, donde estuvo hospitalizado por el ataque el pasado agosto en Siberia con una neurotoxina de uso militar que casi le mata y tras el que ve la mano del Kremlin. Navalni est¨¢ en prisi¨®n preventiva.
El supuesto palacio de Putin se ha convertido as¨ª en un s¨ªmbolo de la desigualdad econ¨®mica del pa¨ªs euroasi¨¢tico, seriamente tocado por la crisis econ¨®mica, y ha inflamado a¨²n m¨¢s el ¨¢nimo de protesta.
Navalni, que proporciona algunos vistosos planos a¨¦reos, muestra los terrenos del palacio, sus vi?edos, los jardines y un buen pedazo de costa. El opositor explic¨® que hab¨ªa usado los planos que un constructor filtr¨® hace una d¨¦cada ¡ªque fueron la primera revelaci¨®n del caso¡ª para crear modelos interactivos y tridimensionales del interior a los que la organizaci¨®n anticorrupci¨®n del activista ha dado un ba?o de lujo y kitsch. El opositor tambi¨¦n habla con cierta sorna de las eternas obras del palacio para tratar de arreglar las humedades y el moho, derivados de la mala calidad de la construcci¨®n.
El informe del Fondo Anticorrupci¨®n describe en detalle el palacete, que cuenta en la planta baja con una sala de cine, un spa, una bodega y un ¨¢rea al aire libre con las ya famosas ¡°piscinas-discoteca¡±. Y no se queda ah¨ª: en otro piso tiene una zona de casino, una sala de narguile con un escenario y una barra de pole dance y un teatro. La investigaci¨®n de Navalni, que muestra detalles financieros y parte de los planos de construcci¨®n, detalla tambi¨¦n que la mansi¨®n tiene una iglesia, una pista de hockey sobre hielo subterr¨¢nea, un puente de 80 metros que conduce a una casa de t¨¦ y un t¨²nel que llega hasta la orilla del mar.
El palacio y casi 50 kil¨®metros cuadrados alrededor est¨¢n controlados y protegidos por el servicio federal de inteligencia ruso (el FSB, sucesor del KGB) y son espacio a¨¦reo restringido. Las embarcaciones tampoco pueden acercarse a menos de casi dos kil¨®metros de la zona costera cercana.
Shevchenko y su grupo de ambientalistas hab¨ªan seguido de cerca durante a?os la situaci¨®n de la zona, la ¨²ltima gran ¨¢rea de bosque en la costa del mar Negro de la regi¨®n de Krasnodar, no demasiado lejos de la ciudad tur¨ªstica de Gelendzhik. Un ¨¢rea remota, sin agua ni comunicaciones. ¡°Nadie ten¨ªa inter¨¦s comercial en construir all¨ª, habr¨ªa sido demasiado caro. Hab¨ªa que hacer, literalmente, toda la infraestructura desde cero¡±, comenta. No se trataba de un terreno especialmente protegido, pero no era edificable, seg¨²n la ley rusa. Y cuando a principios de la d¨¦cada del 2000 se rumore¨® que se iba a construir all¨ª, los activistas se pusieron en alerta. M¨¢s cuando empezaron las primeras obras, en 2005. ¡°Quer¨ªamos saber c¨®mo lleg¨® un pedazo de bosque, terreno p¨²blico, a manos privadas. Y de ah¨ª empezamos a tirar del hilo¡±, dice el activista, de 39 a?os.
Algunas informaciones apuntaban entonces a que la construcci¨®n iba a ser una residencia para los jefes de la Comunidad de Estados Independientes. Un poco m¨¢s tarde, a finales de 2005, apareci¨® colgada en la valla una se?al de que se estaba construyendo un campamento infantil. Despu¨¦s, solo silencio. Hasta que en 2010 empezaron a aflorar las revelaciones de un conocido empresario constructor, Sergu¨¦i Kol¨¦snikov, que sali¨® del pa¨ªs y filtr¨® planos, contratos y otros documentos sobre la obra y detall¨® que tras la pantalla de otro empresario se hallaba en realidad Vlad¨ªmir Putin. Planos que tambi¨¦n han servido de material para la investigaci¨®n de Navalni.
Shevchenko y su compa?ero Sur¨¦n Gazari¨¢n, de la ONG Vigilancia Ecol¨®gica del Ca¨²caso Norte, localizaron a Kol¨¦snikov y obtuvieron algunos datos sobre el acceso y la evoluci¨®n de la construcci¨®n. ¡°Decidimos ir a evaluar el da?o ambiental¡±, apunta el activista. En febrero de 2011 se presentaron all¨ª en coche. No hab¨ªa nadie en el puesto de control. La barrera estaba abierta. La obra se ve¨ªa en marcha. Llegaron hasta el palacio gris, una de las opulentas piscinas, los jardines.
No tardaron en ser descubiertos. En seguida apareci¨® un grupo de agentes del Servicio de Protecci¨®n Federal (FSO), la destacada agencia que protege al presidente y otros altos funcionarios rusos. Y tras ellos, guardas fronterizos y personal de una compa?¨ªa de seguridad privada, cuenta Shevchenko. Antes de que les requisaran la c¨¢mara junto con el resto de sus pertenencias y les trasladaran a una peque?a estaci¨®n de polic¨ªa, Shevchenko pudo esconder la tarjeta de memoria y salvar las fotos.
En aquella comisar¨ªa rural todo fue ¡°surrealista¡±, rememora. No lograron presentar una denuncia por sus pertenencias requisadas, pero ellos tampoco fueron apercibidos por estar junto al palacio. ¡°No quer¨ªan papeles de por medio, interrogatorios. Simplemente hicieron como si todo aquello no hubiera existido; tampoco el palacio¡±, se?ala Shevchenko.
Los activistas empezaron a tener problemas serios poco despu¨¦s. Sobre todo tras algunos intentos m¨¢s de documentar el da?o ambiental tambi¨¦n en las playas y la costa de parte del lujoso complejo. Gazari¨¢n termin¨® siendo procesado y sali¨® del pa¨ªs; otro de sus compa?eros fue apaleado en una aldea cercana cuando trabajaba en un informe sobre los vi?edos del palacio de Gelendzhik, asegura Shevchenko. As¨ª que la organizaci¨®n dej¨® de visitar la zona. ¡°Se volvi¨® demasiado peligroso¡±, se?ala el activista, que ahora trabaja en la ONG Iniciativa C¨ªvica contra el Crimen Ambiental.
Shevchenko cree que el da?o ecol¨®gico que ha causado el palacio es ¡°inmenso¡±. ¡°Ahora es invaluable. Ya cuando nosotros analizamos la situaci¨®n, hace a?os, detectamos que hab¨ªan tallado m¨¢s de 40 hect¨¢reas de bosque s¨®lido en un ¨¢rea con flora en riesgo de extinci¨®n: pino de Pizunda, enebros raros y muchas m¨¢s especies. Acabaron con todo sin ning¨²n miramiento¡±, se lamenta.
El informe de Navalni y su equipo, el ¨²ltimo golpe directo del opositor en su batalla contra Vlad¨ªmir Putin, ha hecho da?o al Kremlin, que est¨¢ maniobrando para contrarrestarlo. En un gesto in¨¦dito, el propio presidente ruso, que no alude a Navalni nunca por su nombre y act¨²a como si no existiera, habl¨® esta semana sobre el tema y neg¨® que ¨¦l o sus ¡°familiares cercanos¡± sean los propietarios de la lujosa mansi¨®n. Aunque la investigaci¨®n de Navalni y las revelaciones anteriores ya apuntaban a que el palacete y el terreno est¨¢n en realidad en manos de empresarios cercanos al l¨ªder ruso, que act¨²an supuestamente como pantalla. Ahora el foco est¨¢ en Arkadi Rotenberg, que est¨¢ en la lista de sancionados por Estados Unidos desde 2014.
Tambi¨¦n el FSB ha tenido que salir al paso y aunque ha confirmado que se trata de una zona de exclusi¨®n a¨¦rea, ha asegurado que se impuso por razones de seguridad fronteriza y para proteger la costa del mar Negro de los esp¨ªas de la OTAN.
La reacci¨®n de Putin muestra su gran preocupaci¨®n. En otro intento de neutralizar el da?o, varios medios afines al Gobierno han iniciado una campa?a para desacreditar el informe de Navalni, que normalmente es invisible para la prensa de la ¨®rbita del Kremlin. El viernes, el medio digital Mash, que tiene cerca de un mill¨®n de suscriptores en su canal de Telegram, public¨® su propio v¨ªdeo del palacete, con una visita a la zona y el interior, en obras, en un tono jocoso que aunque quer¨ªa refutar algunas de las revelaciones de la investigaci¨®n del Fondo Anticorrupci¨®n, como el supuesto lujo interior, confirmaba el fondo. Tambi¨¦n el canal estatal Russia 1 emiti¨® un programa especial sobre la finca en la misma l¨ªnea, en el que remarc¨® que estaba destinada a ser un hotel.
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