La UE y el seto de Giacomo Leopardi
El virus es como una barrera que limita la movilidad en el espacio presente y la mirada hacia el tiempo futuro
Hay un poema de Giacomo Leopardi escrito hace dos siglos y empapado de misteriosa belleza que parece cobrar especial viveza en este tiempo de limitaciones e incertidumbres. Se titula L¡¯infinito (El infinito). El poeta describe en sus versos las emociones y reflexiones que brotan en su esp¨ªritu al hallarse sentado en un cerro cerca de un seto que impide contemplar las grandes extensiones que se abren detr¨¢s de ¨¦l. La imposibilidad desata la imaginaci¨®n.
Y un poco as¨ª estamos en esta triste ¨¦poca pand¨¦mica, limitados por setos que dificultan la movilidad ¡ªen el espacio¡ª y la mirada ¡ªen el tiempo¡ª. No podemos movernos y relacionarnos f¨ªsicamente con normalidad por la amenaza del virus; a la vez, tambi¨¦n se hace m¨¢s dif¨ªcil que nunca entender y descifrar c¨®mo ser¨¢ un futuro alterado por la pandemia y, por tanto, adoptar decisiones adecuadas. La disrupci¨®n es grande, y por cada cosa que parece certera, hay muchas m¨¢s en un estado de ebullici¨®n altamente imprevisible. Esto es as¨ª en las cuestiones privadas; y en las p¨²blicas.
C¨®mo no: para la Uni¨®n Europea es este un desaf¨ªo especialmente complicado. Los Estados que la componen han cedido muchas competencias al proyecto com¨²n; la Uni¨®n es el espacio natural de decisi¨®n para muchas de las cuestiones m¨¢s relevantes; y si bien es un paraguas amplio y gr¨¢vido de ventajas para sus protegidos, tambi¨¦n es una entidad mucho menos ¨¢gil para actuar. Esto, que siempre es una desventaja con respecto a los Estados, lo es m¨¢s a¨²n en esta fase de extraordinaria volatilidad e imprevisibilidad.
La cumbre de esta semana ofrece dos peque?as muestras de ello. Los Veintisiete han debatido un pasaporte de vacunaci¨®n com¨²n. Se trata precisamente de la clase de iniciativas en las que hay que divisar el futuro, hacer apuestas. Es dif¨ªcil, y mucho m¨¢s entre tantos, con intereses distintos, que complican no solo el proceder, sino incluso la mirada com¨²n. Se ha dado una tibia luz verde, pero est¨¢ por ver cu¨¢ndo y c¨®mo se materializar¨¢.
Otro de los aspectos sobre la mesa, la autonom¨ªa estrat¨¦gica, en materia de seguridad e incluso m¨¢s all¨¢, ya era antes objeto de discrepancias y dudas; el actual entorno cambiante de econom¨ªas golpeadas, de intereses sanitarios novedosos, de variaci¨®n en los equilibrios de fuerza mundiales nubla a¨²n m¨¢s la vista. Estar juntos nos favorece, pero ir juntos es m¨¢s dif¨ªcil ¡ªsobre todo en la oscuridad¡ª.
El futuro es de quien sabe imaginarlo bien antes que de nadie. Toca pues, a la vez, buscar el mejor rinc¨®n posible en el espacio delimitado por el seto aqu¨ª y ahora; y proyectarse con la imaginaci¨®n hacia el otro lado. Esto ¨²ltimo hay que hacerlo tanto con racionalidad como con valent¨ªa. Ser¨¢n necesarias decisiones atrevidas y dif¨ªciles. A veces da la sensaci¨®n de que el viejo continente tiene mucha sabidur¨ªa pero menos valent¨ªa y disposici¨®n a sufrir que otros. El pensamiento se hunde en la inmensidad de soluciones que hay que imaginar; ojal¨¢ el naufragio en ese mar nos acabe resultando, como a Leopardi, dulce.
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