Un pa¨ªs centroamericano llamado El Paisnal
Este municipio de El Salvador, a una hora de la capital, concentra los vicios y virtudes del nuevo pa¨ªs de Nayib Bukele que el domingo acude a las urnas
Es El Paisnal un municipio plano y rural de 15.000 habitantes, a una hora de la capital de El Salvador, donde las mujeres caminan con paraguas para protegerse del sol de media tarde. El casco urbano son cuatro calles difusas que terminan entre plataneros y limoneros y el centro se levanta entre la Iglesia y el estacionamiento del Ayuntamiento.
El pueblo donde asesinaron al sacerdote jesuita Rutilio Grande en los setenta est¨¢ dirigido por el Frente Farabundo Mart¨ª (FMLN), el partido salido de la guerrilla comunista, desde una g¨¦lida oficina con el aire acondicionado a 16 grados. Frente a la puerta del alcalde, sin aire, una decena de vecinos aguardan pacientemente para pedirle una ayuda para medicinas, explicarle un problema de lindes o solicitar apoyo para material escolar. Dentro de la oficina, el regidor H¨¦ctor Lara mueve nervioso su tel¨¦fono cuando confiesa que no utiliza Facebook, ni Twitter, ni Instagram y que ni siquiera tiene computadora. ¡°Yo no s¨¦ como se puede trabajar si est¨¢s todo el d¨ªa frente a la pantalla. A qui¨¦n voy a poder atender si estoy todo el d¨ªa ah¨ª sentado viendo el celular¡±, dice sobre una mesa de madera donde lo m¨¢s moderno es la grapadora.
El alcalde luce superado por una realidad que desborda sus 66 a?os, la gran mayor¨ªa de ellos militando en el partido FMLN, que gobern¨® el pa¨ªs entre 2009 y 2019. ¡°Los j¨®venes est¨¢n manipulados por las redes sociales. Uno ya no tiene edad para quemarse el cerebro con una computadora¡±, admite. Al mundo que se desmorona bajo sus pies tambi¨¦n le hubiera puesto l¨ªmites ¡°Claro que estoy a favor de las redes sociales, pero me hubiera gustado que llegaran al pueblo cuando este estuviera educado¡±, a?ade el viejo militante comunista.
Este domingo, el alcalde Lara se presenta por tercera vez a unas elecciones y si logra la victoria dejar¨¢ el poder con casi 70 a?os. Despu¨¦s de muchas batallas pol¨ªticas ha reducido los actos de campa?a debido a la tensi¨®n. ¡°Antes hac¨ªamos caravanas y la gente se acercaba para decirnos ¡®cuente con mi apoyo¡¯, pero ahora nos gritan ¡¯devuelvan lo robado¡±, dice junto a otra oficina de la que cuelgan las fotos de Schafik Handal, Fidel Castro o Hugo Ch¨¢vez. ¡°Los seguidores que ha ido captando Nayib Bukele son principalmente nuestros¡±, admite, resignado ante el tsunami que representa un presidente de 39 a?os capaz de movilizar a la opini¨®n p¨²blica nacional a trav¨¦s de su cuenta de Twitter con m¨¢s de dos millones de seguidores.
El FMLN, que gobern¨® el pa¨ªs diez a?os, naci¨® como partido en 1992 al aglutinar a toda la izquierda que hab¨ªa peleado durante la guerra civil. Dos a?os despu¨¦s gan¨® las elecciones en El Paisnal y desde entonces es uno de los tres municipios de El Salvador que siempre han votado rojo. Sin embargo, en 2019 el pueblo dio un giro y apoy¨® mayoritariamente por primera vez a alguien que no era del Frente, sino a Nayib Bukele. Seg¨²n todas las encuestas, Nuevas Ideas (NI), el partido del gobernante milenial, volver¨¢ a ganar por goleada durante las elecciones legislativas y municipales que se celebrar¨¢n este domingo en El Salvador.
Es El Paisnal un pueblo cl¨¢sico salvadore?o: con su m¨¢rtir, su corrupci¨®n, su oficina de visados a Estados Unidos, sus iglesias evang¨¦licas y sus insultos. ¡°Es dif¨ªcil hacer campa?a y ser del FMLN en este contexto¡±, dice el alcalde. ¡°En el mejor de los casos te dicen: yo te apoyo, pero no me pidas que vote a tus asquerosos diputados¡±, reconoce.
A una cuadra del ayuntamiento, Salvador Ch¨¢vez, de 66 a?os, lee la prensa en su taller de bicicletas. Para llegar hasta ah¨ª hay que caminar unos pasos desde la alcald¨ªa y pasar por un puesto que vende dulces de panela, coco, tamarindo o refrescos de semilla de chan. ¡°Es un presidente joven y existe la ilusi¨®n entre la gente de que llega alguien nuevo. Le llaman dictador, pero ?no es acaso el capitalismo una dictadura?¡±, pregunta este viejo militante de la Fuerza Popular de Liberaci¨®n, una de las familias que conforman el FMLN. Lo que m¨¢s le gusta del joven presidente ¡°es que toma decisiones propias¡±. Lo que menos, es ¡°que solo escucha a quien le da la raz¨®n¡±.
En la tortiller¨ªa Bendici¨®n de Dios, Gisele de Hern¨¢ndez, de 33 a?os, palmea una tortilla tras otra sobre un comal de le?a. ¡°El presidente ha cumplido y nos ha entregado bolsas de alimentos, tambi¨¦n los 300 d¨®lares que nos prometi¨® por los efectos de la pandemia¡±, dice. ¡°La gente est¨¢ viendo que est¨¢ trabajando bien y haciendo cosas por el pueblo¡±. Su compa?era de comal dice que ahora va a votar con ilusi¨®n porque huele un cambio. ¡°?l habla directo y claro y dice verdades. La gente ya abri¨® los ojos y se ha dado cuenta. Yo antes era de Arena (la derechista Alianza Republicana Nacionalista) y ahora soy de ¨¦l¡±, dice Marisa de Hern¨¢ndez, de 54 a?os. ¡°Que devuelvan lo robado¡±, terminan diciendo ambas entre risas. Aunque el presidente no se presenta a las elecciones, su pol¨¦mica figura lo centra todo.
Flor Ch¨¢vez vive en El Paisnal desde que naci¨®, hace 28 a?os, y trabaja en una iglesia luterana. Desde hace unos meses se ha unido a Nuevas Ideas entusiasmada por Bukele. ¡°Por primera vez las ayudas no iban solo a los amigos o simpatizantes, sino que ha incluido a todos¡±, explica.
¡°?Qu¨¦ es un dictador?¡±, dice Flor Ch¨¢vez, adelant¨¢ndose a la pregunta. ¡°Antes dijeron que era homosexual, drogadicto o que terminar¨ªamos todos siendo musulmanes y vistiendo como en Oriente Medio, pero ya ninguna de esas mentiras nos afecta¡±, dice subida a una ola de entusiasmo que las encuestas recogen con claridad. ¡°La gente agradece que tuvimos comida cuando la necesitamos. Bukele no divide El Salvador, el pa¨ªs ya estaba dividido¡±, resume.
El principal problema en El Paisnal es que casi un cuarto de la poblaci¨®n vive en la pobreza y el principal logro del alcalde fue declarar en 2016 el lugar ¡°libre de analfabetismo¡±, un orgullo para la vieja izquierda pero insuficiente para seducir a una juventud atrapada por el ¡®efecto Bukele¡¯ que monopoliza la vida pol¨ªtica La edad promedio del pa¨ªs es de 29 a?os y, seg¨²n el padr¨®n electoral, casi la mitad (48%) de los salvadore?os que podr¨¢n votar el domingo tienen una edad media de 38,9 a?os: la misma que el presidente.
El orgullo de El Paisnal es la figura de Rutilio Grande. En este municipio naci¨® y fue asesinado el sacerdote jesuita en 1977, considerado ¡±m¨¢rtir de la fe¡±, cuando los escuadrones de la muerte le metieron 18 disparos a la entrada del pueblo. El asesinato de Rutilio Grande, amigo personal del papa Francisco y colaborador de San Arnulfo Romero, es considerado por sus bi¨®grafos el punto de inflexi¨®n que hizo que el santo salvadore?o se alejara de las ¨¦lites y se convirtiera en altavoz de las masacres del Ej¨¦rcito hasta que fue asesinado en 1980. Los restos de su leal colaborador est¨¢n enterrados en el centro de la Iglesia y su rostro aparece en el escudo de la localidad. Su imagen color sepia aparece en bolsas, camisetas y llaveros como atractivo tur¨ªstico en un pueblo con poco que ofrecer al visitante.
Son m¨¢s de la siete de la noche y a un costado de la carretera, sobre una pista de barro, decenas de vecinos han sido congregados para escuchar un mitin de la candidata de Nuevas Ideas, Reina Ch¨¢vez, que tiene 42 a?os y una fuerte presencia en Facebook. Pero es raro: es de noche y no hay m¨²sica, ni luces, ni megafon¨ªa. Los vecinos siguen aburridos las propuestas de la candidata para llevar al polvoriento lugar parques, educaci¨®n, trabajo y salud ¡°de primer mundo¡±. ¡°Vamos a levantar una cooperativa donde la gente en pr¨¢cticas ganar¨¢ seis d¨®lares la hora. Una vez que se especialice pagaremos a 15 d¨®lares la hora¡±, repite Ch¨¢vez.
El discurso de la candidata seducir¨ªa a cualquiera. La gran cooperativa del lugar, Acopasca, de fruta, paga 1,5 d¨®lares la hora, pero la probable futura alcaldesa promete un salario cuatro veces mayor. Los vecinos escuchan y recogen los folletos hasta que, ya noche cerrada, un cami¨®n cargado de bolsas de despensa irrumpe en el lugar y alborota a los asistentes cuando comienza a repartir los pesados paquetes de comida con los logos del Gobierno. Repentinamente, el tenebroso lugar se llena de risas y alegr¨ªa y los vecinos se diluyen por los caser¨ªos cercanos cargando el bulto en la cabeza. El ¨²nico vecino que se acerca a preguntarle a la candidata c¨®mo pagar¨¢ los parques que ha prometido ha sido callado por los espont¨¢neos con gritos de ¡°devuelvan lo robado¡± junto a la oreja. En el Paisnal, el viejo modelo se hunde detr¨¢s de un escritorio de pino, y el nuevo se parece al antiguo pero con m¨¢s megas.
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