Nayib Bukele y el poder absoluto
El medi¨¢tico presidente salvadore?o causa furor en el pa¨ªs centroamericano mientras la comunidad internacional observa con cautela un fen¨®meno que carece de manual
Este perfil se public¨® el 26 de febrero, dos d¨ªas antes de las elecciones que confirmaron la irrupci¨®n del partido Nuevas Ideas con un n¨²mero de diputados in¨¦dito que le permitir¨¢ el control de importantes instituciones
A Nayib Bukele, el presidente m¨¢s joven de Am¨¦rica, no le gusta la calle, ni los ind¨ªgenas, ni patear mercados, ni fotografiarse con beb¨¦s ajenos. Al mandatario de El Salvador, de 39 a?os, le gusta su celular, los sondeos de imagen y ¡°ejecutar, ejecutar, ejecutar¡±. Esto le ha bastado para romper con tres d¨¦cadas de bipartidismo y transformar dr¨¢sticamente el escenario pol¨ªtico de un pa¨ªs marcado por la herencia de una sangrienta guerra civil (1980-1992) que termin¨® cuando ¨¦l ten¨ªa apenas 10 a?os.
Para su asesor y bi¨®grafo Geovani Galeas, Bukele es un l¨ªder multifunci¨®n capaz de gestionar los destinos del pueblo desde las pantallas de su despacho, con una personalidad pol¨ªtica equiparable a la de Fidel Castro o Mao. Para su exabogada y actual opositora Bertha Dele¨®n, Bukele es ¡°un adolescente con poder, incapaz de mantener una conversaci¨®n sobre los temas m¨¢s importantes sin mirar permanentemente su tel¨¦fono¡±. Entre una imagen y la otra, est¨¢n los cubrebocas y las camisetas con su rostro que se venden en el centro de San Salvador a 12 d¨®lares la unidad y que lo pintan como un mes¨ªas que inaugura hospitales y se enfrenta a los oscuros poderes de la Asamblea. Todas las encuestas se?alan que este domingo su partido Nuevas Ideas, que por primera vez presenta candidatos a unas elecciones, ganar¨¢ por goleada y obtendr¨¢ el control total del legislativo.
En solo dos a?os en el poder, Bukele ha pasado de ser un joven pol¨ªtico a liderar una especie de telecracia moderna, un fen¨®meno social aplaudido en casa y criticado fuera por la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) o Human Rights Watch, que considera que El Salvador va camino de convertirse en ¡°una dictadura¡±. El nuevo Gobierno de Joe Biden ha marcado distancias con Bukele, pero en su feudo no tiene rival y acumula uno de los ¨ªndices de popularidad m¨¢s altos del continente, por encima del 71%. Las cifras revelan una habilidad que va m¨¢s all¨¢ de un buen manejo de Twitter y hasta sus adversarios reconocen algunos logros en su mandato; entre ellos, haber reducido la violencia a niveles rara vez vistos en el pa¨ªs y una gesti¨®n de la pandemia que combin¨® un estricto confinamiento con ayudas directas de 300 d¨®lares a la poblaci¨®n.
Hijo de padre musulm¨¢n originario de Bel¨¦n (Palestina), que impuls¨® la construcci¨®n de alguna de las primeras mezquitas en Am¨¦rica Latina, Bukele lleva la pol¨ªtica tan dentro como la publicidad. Dej¨® de estudiar Derecho despu¨¦s de cursar el primer a?o y comenz¨® a trabajar en la agencia de su padre, que se encargaba de la imagen del Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN), el hist¨®rico partido de la izquierda, al mismo tiempo que ejerc¨ªa como representante de la marca Yamaha en El Salvador.
Comenz¨® su carrera pol¨ªtica en el FMLN, bajo cuyas siglas lleg¨® a ser alcalde de San Salvador (2015-2018). Durante esta etapa se dio a conocer como un eficaz gestor capaz de recuperar el peligroso centro de la capital. Su gesti¨®n estaba acompa?ada de frases y esl¨®ganes como ¡°tenemos que cambiar la historia¡± o ¡°una obra un d¨ªa¡±, hasta que en 2016 tuvo su primer encontronazo con la democracia. Bukele amenaz¨® al fiscal general con que el pueblo lo iba ¡°a sacar de la oficina¡± por llamarlo a declarar en un caso en su contra: estaba siendo investigado por, supuestamente, liderar a un grupo de inform¨¢ticos que realizaron ataques al peri¨®dico La Prensa Gr¨¢fica y acudi¨® a la cita acompa?ado de un millar de seguidores.
Por aquel entonces era solo un alcalde de 34 a?os con ¨ªnfulas, la estrella emergente de la pol¨ªtica salvadore?a que crec¨ªa sobre las cenizas del bipartidismo, pero algunos rasgos de su forma de ejercer el poder ya estaban ah¨ª: su repudio al resto de poderes cuando lo contradicen, el manejo de operaciones poco claras para favorecer su imagen y su enfrentamiento con la prensa. En los dos a?os que lleva al frente del Ejecutivo, sus ataques al periodismo incluyen a medios locales como El Faro, Gatoencerrado y Factum o a la agencia estadounidense Associated Press. Pero no se ha limitado a cr¨ªticas contra los medios independientes, sino que ha impulsado una investigaci¨®n por lavado de dinero contra El Faro por las subvenciones recibidas de donantes internacionales.
Al finalizar su gesti¨®n como alcalde de San Salvador se enfrent¨® tambi¨¦n con su partido, que no pensaba en ¨¦l como candidato presidencial. Para materializar sus ambiciones no le import¨® abandonar la formaci¨®n y subirse en el ¨²ltimo momento a otra formaci¨®n, Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), partido que acumula un rosario de casos de corrupci¨®n, pero que le proporcion¨® el registro electoral que necesitaba hasta que pudo formalizar legalmente su partido Nuevas Ideas (NI). Durante aquella batalla con su antiguo partido, con la derecha y con la prensa forj¨® su imagen de rebelde idealista que encandil¨® a los j¨®venes.
Para explicar tan r¨¢pido crecimiento es necesario entender la putrefacci¨®n de la que surge debido a los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que han poblado las ¨²ltimas d¨¦cadas de la pol¨ªtica salvadore?a y que han terminado con dos presidentes en la c¨¢rcel y otro fugado, evidenciando la agon¨ªa del sistema de partidos salido de la guerra. El publicista dise?¨® frases como ¡°Que devuelvan lo robado¡±, que se han convertido en un eficaz eslogan de campa?a que sus seguidores repiten como un mantra en cada mitin.
Durante estos a?os, las redes sociales han sido su gran aliado y a trav¨¦s de ellas Bukele ha cesado a ministros, ha supervisado obras p¨²blicas, ha criticado a la prensa, anunci¨® su boda o mostr¨® la ecograf¨ªa de su hija. Si la explicaci¨®n necesita ser m¨¢s amplia recurre al Facebook Live. El propio Bukele se defini¨® como ¡°el presidente m¨¢s cool del mundo¡± en un pa¨ªs donde solo el 10,7% de la poblaci¨®n mayor de 18 a?os tiene Twitter, pero donde casi el 40% sigue por las redes la vida pol¨ªtica del pa¨ªs, seg¨²n la encuestadora LPG Datos encargada por la Universidad Centroamericana (UCA). Al efecto Bukele hay que sumar el relevo generacional de un pa¨ªs, con 29 a?os de edad de promedio, donde, seg¨²n el padr¨®n electoral, casi la mitad de los salvadore?os (48%) que podr¨¢n votar el domingo tienen una edad media de 38,9 a?os: la misma que el presidente.
Bertha Dele¨®n fue abogada de Bukele entre 2016 y 2019 en dos procesos judiciales. Durante muchos a?os fue su persona de confianza en los tribunales hasta que el 9 de febrero del a?o pasado cort¨® con ¨¦l definitivamente a trav¨¦s de un mensaje de WhatsApp: ¡°La cagaste¡±, le escribi¨® a su tel¨¦fono personal cuando el mandatario entr¨® acompa?ado de los militares en la Asamblea para obligar a los diputados a que aprobaran un pr¨¦stamo para seguridad. ¡°Pero me dej¨® en ¡®visto¡¯ y nunca m¨¢s hemos vuelto a hablar¡±, dice Dele¨®n, hoy distanciada de Bukele y candidata del partido Nuestro Tiempo. Aquel domingo de febrero fue un punto de inflexi¨®n de su carrera pol¨ªtica y la se?al de alarma para la comunidad internacional, que desde entonces sigue con lupa sus pasos. ¡°Me sobreestima en cuanto a mi capacidad de planificar, yo hago lo que creo que tengo que hacer¡±, dijo a EL PA?S aquella noche, dando a entender que ¡°el pueblo¡± lo hab¨ªa llevado hasta all¨ª.
¡°Bukele tiene un discurso de odio en un pa¨ªs violento. Es un hombre brillante en lo publicitario porque no hay que olvidar que viene de ese mundo¡±, se?ala Dele¨®n. La abogada describe a Nayib Bukele como ¡°un tipo adicto a las encuestas sobre su imagen y lo que piensa la calle, incapaz de atender una conversaci¨®n porque est¨¢ permanentemente mirando el tel¨¦fono¡±. Una de las cr¨ªticas m¨¢s duras de su antigua colaboradora tiene que ver con el desprecio del mandatario a los acuerdos de paz, calificados de ¡°farsa¡± y firmados cuando ¨¦l ten¨ªa diez a?os, y que pusieron fin a una guerra civil que dej¨® 100.000 muertos. ¡°Vivi¨® en una cuna de oro con una infancia protegida y nunca sufri¨® la guerra¡±, se?ala.
Gobernar el pa¨ªs con un tel¨¦fono
Su origen privilegiado, su discurso beligerante y su pose cool no necesariamente entran en cortocircuito en su imagen p¨²blica, sino que son diferentes facetas que ha sabido explotar. Bukele ha montado un modelo de telecracia moderna despose¨ªda de ideolog¨ªa para hablar de eficacia. Piensa que con un tel¨¦fono es posible gobernar un pa¨ªs, dicen sus asesores, y sabe que el mejor jefe de prensa es ¨¦l mismo. Bukele prefiere hablar con la gorra para atr¨¢s por Instagram con el rapero Ren¨¦ Residente antes que dar una entrevista a la CNN. Su cuenta de Twitter sirve para subir un selfi desde la Asamblea de las Naciones Unidas antes de hablar frente a todos los l¨ªderes mundiales o para distribuir fotos del interior de las c¨¢rceles con cientos de pandilleros casi desnudos, esposados y hacinados, para mostrar una imagen de mano dura inflexible frente a las maras que tanto r¨¦dito le da.
Seg¨²n el mandatario, el descenso de la violencia, que ha pasado de 50 homicidios por cada 100.000 habitantes cuando lleg¨® al poder a casi 19, se debe a los efectos de su Plan de Control Territorial que ha desplegado al Ej¨¦rcito en todas las esquinas del pa¨ªs y a la mano dura exhibida tanto en la calle como en las prisiones, autorizando incluso a disparar a matar si es necesario. Seg¨²n las revelaciones de El Faro, esta pacificaci¨®n se debe a un pacto con las pandillas que el mandatario ha negado.
Casado con Gabriela Rodr¨ªguez, una psic¨®loga infantil con quien comenz¨® a salir hace una d¨¦cada, casi todas las fuentes consultadas coinciden, sin embargo, en se?alar a sus hermanos como las ¨²nicas personas en quienes conf¨ªa. Karim, Ibrajim y Yusef Bukele Ortez componen el anillo de poder m¨¢s influyente alrededor del presidente salvadore?o. Son sus hermanos, hijos como ¨¦l de la pareja formada por Armando Bukele Katt¨¢n y Olga Ortez, cuatro de los 10 hijos de Bukele Katt¨¢n. Aunque no tienen cargos p¨²blicos oficiales, numerosas fuentes confirman que son los principales estrategas y los hombres que hablan al o¨ªdo del presidente.
¡°No hay ideolog¨ªa, ese es un planteamiento del siglo XX y Bukele es un presidente del siglo XXI¡±, defiende Geovani Galeas, uno de sus asesores, durante una entrevista en la capital del pa¨ªs. ¡°El eje ideol¨®gico de Bukele dej¨® de ser izquierda/derecha para ser ¡®ellos¡¯, el 2% de la poblaci¨®n que concentra la riqueza, o ¡®nosotros¡¯, el 98% de la poblaci¨®n agraviada por 200 a?os de corrupci¨®n¡±, responde.
Galeas, autor de dos libros sobre Nayib Bukele, sostiene que para el mandatario es suficiente con su tel¨¦fono para gobernar sin necesidad de perder horas y horas en desplazamientos. Seg¨²n Galeas, que describe el despacho de Bukele como una mesa con varias pantallas delante, la principal virtud de Bukele es que es multitask ¡ªo sea, es capaz de hacer varias cosas a la vez¡ª y el principal problema ¡°ser¨¢ encontrarle un reemplazo¡±, dice. El autor compara al joven mandatario con Fidel Castro o Mao en la l¨ªnea de la teor¨ªa de la personalidad relevante, apuntada en los viejos manuales comunistas.
Su discurso ha calado en la poblaci¨®n salvadore?a, que hist¨®ricamente aliment¨® el flujo migratorio hacia Estados Unidos con un ¨¦xodo de ciudadanos que huyen de la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades en su pa¨ªs. En el ¨²ltimo a?o, el porcentaje de salvadore?os en las caravanas ha disminuido debido, entre otras cosas, a los nuevos aires que corren en el pa¨ªs y las medidas de Bukele para impedir la salida de migrantes como la creaci¨®n de una patrulla fronteriza, la detenci¨®n de los supuestos convocantes de caravanas o las 16.000 personas que han terminado en centros de internamiento por saltarse el confinamiento obligatorio.
Cuando en junio de 2019 Nayib Bukele form¨® su nuevo Gobierno, cambi¨® a todos los ministros excepto a uno, Nelson Fuentes, ministro de Hacienda. Fuentes describe a Bukele como un hombre enfocado en ¡°ejecutar, ejecutar y ejecutar el presupuesto para cumplir cuanto antes y lo mejor posible a los ciudadanos¡±. Un a?o despu¨¦s de incorporarse al Gobierno, en junio de 2020, Fuentes dej¨® el cargo por supuestas presiones del mandatario para utilizar la Hacienda P¨²blica en contra de sus enemigos pol¨ªticos. ¡°Un ministro siempre recibe presiones¡±, dice. ¡°A mediados del a?o pens¨¦ que ten¨ªamos visiones distintas de c¨®mo lograr la estabilidad del pa¨ªs y cre¨ª que lo mejor era irme¡±, aclara sobre su salida y el complicado estado de las cuentas p¨²blicas resultado del disparado gasto p¨²blico en medio de una ca¨ªda del 8% del PIB a causa de la pandemia. ¡°Mis preocupaciones son distintas de las del presidente. Fueron momentos dif¨ªciles¡±, se?ala en la ¨²nica entrevista concedida desde entonces a un medio de comunicaci¨®n.
Hace dos a?os, el teleg¨¦nico Bukele logr¨® una abrumadora victoria, que no necesit¨® de segunda vuelta, al derrotar al hist¨®rico FMLN, heredero de la guerrilla, que gobern¨® el pa¨ªs los ¨²ltimos ocho a?os. Desde entonces ha gobernado enfrentado a una Asamblea controlada por la oposici¨®n, una situaci¨®n que est¨¢ a punto de dar la vuelta si su partido Nuevas Ideas logra la victoria por goleada que prev¨¦n las encuestas. Con ello tendr¨ªa el control de la Asamblea y, por tanto, la posibilidad cambiar la Constituci¨®n, la Fiscal¨ªa o la justicia¡ poderes que por el momento se escapan a su control.
A Bukele no le interesa esconder sus ambiciones de poder, ni busca mostrarse simp¨¢tico. Las pocas veces que lo ha intentado deja una extra?a sensaci¨®n de frivolidad m¨¢s propia de un milenial que de un jefe de Estado. Como el d¨ªa en que se grab¨® en un Ferrari a gran velocidad en uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del continente. O el d¨ªa que envi¨® decenas de ¨®rdenes a sus subordinados y termin¨® ordenando tambi¨¦n a la poblaci¨®n que se fuera a dormir. O, m¨¢s recientemente, cuando cambi¨® su foto de perfil y puso la foto de un p¨¢jaro para contrarrestar los memes que se burlaban de sus delgadas piernas. En confianza, cuando est¨¢ c¨®modo, le gusta demostrar que antes de ser presidente tuvo una discoteca. As¨ª que cuando quiere agradar a su interlocutor, toma la botella y vierte el ron dando peque?os golpes en la boca de la botella calculando el n¨²mero de onzas que debe servir como el viejo barman que fue. Es uno de los pocos gestos afables que le reconocen quienes est¨¢n cerca de ¨¦l.
Aficionado a los videojuegos, amante de los lujos y los coches caros, Bukele ha logrado sortear su vida p¨²blica sin necesidad de aclarar si es cat¨®lico, musulm¨¢n o evang¨¦lico diciendo, simplemente, que ¡°cree en Dios¡±. Precisamente Dios fue el recurso utilizado por Bukele para resolver el momento m¨¢s cr¨ªtico de su vida pol¨ªtica, cuando aquel el 9 de febrero de 2020 miles de sus seguidores le exig¨ªan frente a la Asamblea que tomara por la fuerza el recinto legislativo. Bukele hab¨ªa recibido previamente una llamada de la Embajada de Estados Unidos que le ped¨ªa prudencia pero, ante los suyos, no dijo nada. Solo guard¨® silencio durante unos segundos, levant¨® el dedo y se?al¨® al cielo como el lugar de donde ven¨ªa la orden de retirarse. Despu¨¦s de unos minutos, la enardecida masa se fue calmando hasta que se retiraron pac¨ªficamente del lugar. El publicista hab¨ªa vuelto a ganar y jur¨® cobrarse la venganza este domingo.
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