Tony Blair: ¡°Si el Reino Unido siguiera en la UE, no se habr¨ªa dejado arrebatar el control de las vacunas¡±
El ex primer ministro del Reino Unido celebra que el Partido Laborista brit¨¢nico est¨¦ regresando al centro
Lo interesante de una conversaci¨®n con Tony Blair (Edimburgo, 67 a?os), el pol¨ªtico laborista brit¨¢nico m¨¢s influyente de las ¨²ltimas d¨¦cadas, es comprobar que el Brexit nunca supuso, como sugiere la nostalgia, el final de una relaci¨®n hasta entonces id¨ªlica. El Reino Unido fue siempre el verso suelto e inc¨®modo de la UE, pero no es lo mismo influir desde dentro del club que provocar desde fuera. Blair aporta ahora su an¨¢lisis al frente del Instituto para el Cambio Global, que fund¨® hace a?os. E intercambia opiniones y datos habitualmente con un grupo de medios internacionales entre los que se encuentra EL PA?S.
Le resultar¨ªa muy f¨¢cil desmenuzar los errores del premier Boris Johnson, o recordar constantemente que siempre consider¨® un inmenso error estrat¨¦gico la salida del Reino Unido de la Uni¨®n Europea, pero, como otros exdirigentes, elige la libertad de considerar cada acierto o cada error de los protagonistas pol¨ªticos actuales sin ataduras partidistas o sentimentales. Y en el conflicto de las vacunas, que ha levantado rencillas a ambos lados del canal de la Mancha, tiene claro que el Brexit ha sido una excusa. ¡°Me resulta mucho m¨¢s interesante se?alar qu¨¦ ha perdido la UE sin nosotros. Si el Reino Unido a¨²n formara parte de la Uni¨®n, nunca habr¨ªamos contemplado esa situaci¨®n en la que se ha arrebatado a los Estados miembros el control de la adquisici¨®n de vacunas [la Comisi¨®n Europea asumi¨® la contrataci¨®n y distribuci¨®n de los f¨¢rmacos, para evitar una competici¨®n entre los Estados]. No fue una decisi¨®n sensata. Con un asunto de tal importancia, necesitas que el control est¨¦ en manos de un grupo de personas con dedicaci¨®n exclusiva. Al final, todo esto ha supuesto que la UE lleve un retraso de unas 10 semanas en el programa de vacunaci¨®n, aunque estoy seguro de que tarde o temprano se solucionar¨¢¡±, declara.
No es cuesti¨®n de triunfalismos, se?ala, sino de sentido pr¨¢ctico. ¡°Ya se pueden imaginar que todos los defensores del Brexit han celebrado este contraste como una victoria. Y yo les recuerdo que, en el pasado, la UE ha hecho muchas veces las cosas mejor que el Reino Unido, y a la inversa. Que el Gobierno de Johnson ha hecho bien su estrategia de vacunaci¨®n es un hecho constatable. Pero la clave ha estado en dejar que un grupo reducido de personas actuara. Los Gobiernos son los m¨¢s capacitados para establecer una estrategia, pero no suelen ser los m¨¢s indicados para desarrollarla. Nuestros sistemas son muy burocr¨¢ticos y muy reacios a asumir riesgos¡±, a?ade.
Blair cree que la clave reside ahora en concentrarse en el futuro. ¡°Hasta el momento, los pa¨ªses han intentado protegerse a s¨ª mismos, y es perfectamente comprensible por el modo en que se ha desarrollado esta pandemia. Pero lo cierto es que hace un a?o ya conoc¨ªamos cu¨¢l era su gravedad. La lecci¨®n que debemos aprender es que la cooperaci¨®n global es necesaria, al mismo tiempo que cada pa¨ªs protege su inter¨¦s nacional. Ser¨¢ el ¨²nico modo de hacer m¨¢s breves las pandemias futuras¡±.
Reordenar prioridades fiscales
En cualquier caso, el mundo ya dispone de algo parecido a un manual de instrucciones para el primer estadio de la crisis. El virus ya no es un desconocido, y la estrategia ¡ªcon m¨¢s o menos ajustes¡ª consiste en apretar o aflojar con las restricciones sociales y acelerar los programas de vacunaci¨®n. La fase que preocupa al pol¨ªtico laborista es la siguiente: la econ¨®mica. ¡°La mayor¨ªa de los Gobiernos occidentales han apostado a que no importa que la deuda crezca, a que el peligro de la inflaci¨®n ha desaparecido y a que los tipos de inter¨¦s seguir¨¢n siendo muy bajos. La pregunta fundamental que hay que hacerse es si todas estas presunciones resistir¨¢n, porque si no es as¨ª, nos encontraremos ante un serio problema. Algunas de las personas con las que suelo hablar, que no mostraban preocupaci¨®n alguna sobre la inflaci¨®n el a?o pasado, hoy est¨¢n mucho menos relajadas. Nos enfrentamos a muchas incertidumbres, y cada vez parece m¨¢s claro que muchos Gobiernos van a tener que reordenar sus prioridades fiscales¡±, advierte.
El futuro es demasiado complejo como para mantener vivos los rescoldos del Brexit. ¡°Siempre va a haber motivos para se?alar desde el Reino Unido que la UE est¨¢ haciendo mal las cosas, y siempre habr¨¢ razones para justificar por qu¨¦ a los brit¨¢nicos les va peor y que el Brexit fue un error. Vamos a necesitar altura de Estado por parte de los l¨ªderes de ambos lados, porque urge la cooperaci¨®n contra futuras pandemias, contra el cambio clim¨¢tico, o en asuntos como la energ¨ªa o la defensa. Nuestra relaci¨®n pol¨ªtica, legal o econ¨®mica puede cambiar, pero no nuestra geograf¨ªa, nuestra historia o nuestros principios. No podemos seguir jugando de cara a la galer¨ªa¡±, se?ala.
Un ejemplo claro son las tensiones surgidas recientemente en Irlanda del Norte. El estatus especial asignado a esa parte del territorio brit¨¢nico, para preservar la paz en la isla despu¨¦s de d¨¦cadas de conflicto, no ha salido gratis. Hay controles de mercanc¨ªas y fricciones comerciales, que ponen nerviosos a los partidos unionistas y que el Gobierno de Johnson ha querido utilizar para cambiar de arriba abajo el Protocolo de Irlanda anexo al acuerdo de retirada de la UE. ¡°No tiene sentido alguno quejarse sin parar. El problema existe porque es la consecuencia legal y pol¨ªtica de la decisi¨®n que tom¨® el Gobierno del Reino Unido. Tenemos que buscar soluciones pr¨¢cticas para resolverlo. Si deshaces lo acordado, vuelves a la casilla de salida. No creo que la UE acepte que se anule el protocolo. Y aunque lo hiciera, no servir¨ªa de nada. Volver¨ªamos a la situaci¨®n original y a la necesidad de desarrollar un nuevo acuerdo¡±.
Desde fuera de la refriega pol¨ªtica, el tiempo se vuelve m¨¢s amplio. Ya no se mide en d¨ªas o semanas. Se puede medir en a?os. Y por eso Blair conf¨ªa en Keir Starmer, l¨ªder del Partido Laborista desde el pasado abril, en contra del nerviosismo de los que creen que est¨¢ siendo un pusil¨¢nime con Johnson. ¡°Era la consecuencia inevitable de sacar del laborismo a la extrema izquierda [en referencia al anterior l¨ªder, Jeremy Corbyn, y sus seguidores]. Necesita lograr que vuelva a ser un partido que gane elecciones. Y hacerlo en medio de una pandemia es todo un reto, porque las decisiones las toma el Gobierno, y a nadie le importa lo que diga la oposici¨®n. Ha iniciado un proceso de regreso al centro, y debe volver a equilibrar sus propuestas y su pensamiento. Pero tiene tiempo, hasta las elecciones generales de 2024¡å, a?ade.
Siempre y cuando, avisa Blair, no se deje enga?ar por las guerras anecd¨®ticas en las que cae a veces la izquierda, como la reciente pol¨¦mica en torno a si mantener o derribar estatuas de personajes hist¨®ricos con un pasado esclavista o colonialista. ¡°Lo que yo llamo el centro radical debe asegurar una sociedad m¨¢s justa. Durante mis Gobiernos avanzamos mucho en la igualdad racial o sexual. En eso debe concentrarse el laborismo. En discutir sobre el futuro, no sobre la historia¡±, concluye.
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